⩩ Chapter Thirty Three [1].

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—Tengo que irme; se supone que debo encontrarme con Jimin esta mañana, y ya estoy retrasado —insistió el castaño mientras Yeonjun intentaba llevarle a la cama por segunda vez. La primera vez no se molestó en resistir ya que estaba tan interesado en un poco de diversión matutina como su novio. Pero ahora que ambos se habían corrido y habían tenido algunos toques de hierba, Beomgyu estaba muy retrasado.

—Sólo un rapidito más —Choi intentó tentarle, arrastrando sus labios calientes sobre su nuca mientras el menor se sentaba al borde de la cama, colocando los pies en el suelo frío.

Se levantó y agarró un par de jeans del piso. Y cuando se inclinó para ponérselos, sintió un golpe rápido contra sus nalgas.

—¡Oye! —protestó, poniéndose de pie rápidamente y girándose para enfrentar a Yeonjun con sólo una pierna dentro del pantalón.

Su hombre le sonrió con un brillo juguetón en los ojos. El estómago de Beomgyu se volcó, y su corazón se sobresaltó. «Te amo». Las palabras estaban en la punta de su lengua, pero no podían pasar de sus labios.

«Todos se van, de una forma u otra, todos se van», susurró la voz maliciosa en el fondo de su mente.

—Vuelve a la cama —dijo el rubio con voz áspera y ronca.

Un escalofrío recorrió la espalda de Choi, y estaba muy tentado de soltar los putos pantalones y arrastrarse entre las sábanas con él. De pronto su teléfono vibró en la cómoda, recordándole que Jimin le estaba esperando.

—Jjunnie, voy increíblemente tarde.

Volvió a vestirse para salir por la puerta y una lenta sonrisa se dibujó en los labios de Yeonjun.

—Me llamaste Jjunnie.

—Oh, lo siento, ¿es raro? —preguntó, deteniendo su esfuerzo por ponerse los malditos pantalones para examinar su expresión más de cerca—. Nunca he usado un nombre cariñoso, ¿no funcionó?

—No, me gustó.

Beomgyu buscó la camisa más cercana, y no fue hasta que se la estaba poniendo que se dio cuenta de que era la camisa de su novio, no la suya.

—Oh, lo siento —empezó a quitársela, pero Choi llamó para detenerlo.

—Póntela.

El castaño tragó un nudo en su garganta y asintió. Se inclinó sobre la cama y presionó sus labios rápidamente en los de Choi y se retiró antes de que el rubio pudiera agarrarle y convencerle de que se quedara en casa.

—Cierra cuando te vayas y envíeme un mensaje más tarde —dijo Beomgyu por encima de su hombro mientras salía por la puerta. Corrió el kilómetro por el campus hasta la unión estudiantil.

—Siento llegar tarde —Le pidió disculpas a Jimin cuando se detuvo frente a él sin aliento.

Su mejor amigo levantó la vista de su laptop luciendo levemente molesto y un poco divertido mientras observaba su aspecto desaliñado.

—¿Lo tomo a que las cosas fueron bien con Rebel?

Choi se deslizó en la silla frente a Jimin y sacó su laptop, sin molestarse en esconder su sonrisa.

—Estamos saliendo, ¿supongo? —Tenía la palabra novio en su lengua, pero se sentía extraño decirle a alguien que no fuera Yeonjun.

—Bien —Park asintió—. Entonces, nuestro juego está terminado; ¿Estás listo para hablar del marketing?

El castaño sonrió ante el incómodo y rápido cambio de su configuración mental del chisme al trabajo de su mejor amigo.

Resultaba que Jimin había hecho su investigación. Le envió una lista con viñetas con varios artículos adjuntos que explicaban por qué era probable que el plan que describió tuviera éxito si se ejecutaba correctamente.

—¿Cuándo tuviste tiempo para encontrar todo esto?

Jimin se encogió de hombros y empujó sus lentes por el puente de su nariz—. Me gusta investigar cosas.

Su tono era de disculpa, como si esperara que él lo molestara por eso. Su ex debía haber hecho verdaderamente un juego con su autoestima.

—Eso es realmente genial y extremadamente útil.

—Gracias.

Después de unas horas, Jimin y él tuvieron un plan sólido para prepararse para el lanzamiento de su juego.

—No puedo creer lo bien que esto se está uniendo —Beomgyu negó con la cabeza y sonrío. Había una ingravidez en su pecho. Esto realmente podría funcionar.

—No quiero cantar victoria, pero tengo un buen presentimiento sobre esto.

—¿Qué dices si tenemos a los chicos reunidos con nosotros en el almuerzo para celebrar? —sugirió.

Park se sonrojó y mordió su pulgar—. Um... sí, claro. Beomgyu sacó su teléfono y llamó a Yeonjun.

—Hola, sexy —respondió. El castaño podía escuchar el sonido de gemidos en el fondo, y sonrió. No sabía si alguna vez superaría lo bueno que era que su novio estuviese en el negocio del porno.

—Hola, no sé cómo luce tu día, pero Jimin y yo pensamos que sería genial encontrarnos contigo y con Heart para almorzar.

—Oh, rayos, el almuerzo no funcionará, pero ¿por qué no pasan tú y tu amigo por mi casa esta tarde? Invitaré a todos los muchachos y pediré pizza.

—Genial, nos vemos luego.

...

Jimin y Beomgyu se presentaron en la casa de Yeonjun alrededor de las siete. Park parecía un gato nervioso que buscaba un lugar donde esconderse cuando entraron en la sala llena de media docena de hombres preciosos.

—Hola, bebé —Choi presionó un rápido beso en los labios del castaño, y

Beomgyu pudo sentir cada conjunto de ojos en la habitación sobre ellos.

—Así que, finalmente novios, ¿eh? —preguntó Pixie con una sonrisa, sus ojos parpadeando entre los dos.

—Uh... um... ah —tartamudeó.

Yeonjun y él habían hablado sobre eso y aceptaron que eran exclusivos, y que iban en serio. Lo cual equivalía a novios, Choi entendía. Entonces, ¿por qué se le hacía tan malditamente incómodo decir eso en voz alta?

—Lo que Gyu está tratando de decir es "por supuesto, estamos saliendo exclusivamente, lo que muchos llamarían novios. Me siento incómodo con el término, pero tengo tanta suerte de tener a un hombre sexy como Rebel para llamarlo mío" —le dijo, abrazado al castaño por los hombros.

—Sí, lo que dijo él —murmuró, esperando no parecer tan estúpido como se sentía en ese momento.

—¿Vienes a ayudarme a tomar bebidas para todos?

Beomgyu siguió a Yeonjun hasta su cocina, donde el rubio le empujó contra un mostrador y le besó duro y obsceno, sus manos apretando el trasero del menor. Los dedos del castaño se curvaron en el cabello de su novio mientras trataba de seguir el ritmo del beso.

—Lo siento si Pixie te hizo sentir incómodo o si estuve fuera de lugar con mi respuesta —dijo Choi cuando se detuvieron para tomar aire.

—Está bien. Simplemente me estoy acostumbrando a todo esto.

—Tómate todo el tiempo que necesites para adaptarte, simplemente no me apartes —Yeonjun dejó un beso suave en la punta de su nariz, y Beomgyu asintió sonriendo bonito.

El rubio le dio otro beso rápido, para posteriormente dar un paso atrás y volverse hacia el refrigerador, luego comenzó a darle unas cervezas para llevar a la sala de estar.

De vuelta con el grupo, Jimin se había puesto cómodo en el sofá entre Heart y Pixie, jugando un videojuego. Brewer y Campy estaban inmersos en una conversación sobre los procesos de enfermedades, y Bear estaba a un lado, robando miradas a Pixie que seguramente esperaba que nadie notara.

—¿Esta noche no está Tank? —preguntó el castaño mientras pasaba las bebidas que había traído.

—Ese pendejo asocial piensa que es demasiado bueno para pasar el rato con nosotros —le dijo Brewer—. O supongo que debería decir que piensa que es demasiado bueno para pasar el rato conmigo, porque si yo no estuviera aquí, les garantizo que él sí estaría —explicó el chico con un toque borde en su tono.

—¿Cuál es su problema contigo?

—¿Es un imbécil? —adivinó Brewer—. Jodidamente no lo sé. Me echó un vistazo y me odió a primera vista. Al carajo con él, no me importa.

Algo sobre la forma en que Brewer lo decía le hacía pensar a Beomgyu que sí le importaba, al menos un poco. Pero no se iba a meter en medio de algo de lo que no sabía nada.

Después de que llegara la pizza, terminaron jugando un juego de Cards Against Humanity y riéndose hasta que Pixie casi se atragantó con un bocado de la corteza. Bear frotó y acarició la espalda de Pixie protectoramente de una manera que Beomgyu se preguntaba si algo estaba pasando allí. ¿Quién diría que salir con estrellas porno sería como una telenovela?

No fue hasta la medianoche que todos comenzaron a irse, y ayudó a Yeonjun a limpiar.

—Te quedarás a pasar la noche, ¿verdad?

El castaño dudó por un segundo, por costumbre más que nada, antes de aceptar. Y luego ambos se desnudaron y se acostaron juntos en la cama en una maraña de extremidades, los jadeos bajitos de Beomgyu y los chasquidos de sus besos como música de fondo. 

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