[Actividad |3]

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Leves caricias fueron dadas en la cintura de Jimin lo que causó su despertar, sabiendo de quién se trataba, simplemente se apegó más al cuerpo del contrario.

—¿Cómo estás, amor? —la voz de Yoongi causó un tembloroso suspiro por parte del menor.

—Bien, ¿por qué lo preguntas? —interrogó el pelinegro volteándose para observar a los ojos a su esposo.

—Por nada —contestó Yoongi, atrayendo el cuerpo de su amado al suyo por la cintura.

Jimin emitió un pequeño sonido de haber escuchado lo que dijo y acercó su rostro al de Yoongi, dándole un beso esquinal.

El rubio sonrió y rozó sus labios con los de Jimin, el menor sintió varias emociones, como su corazón latía con fuerza y en su garganta se originaba una enredadera.

—Vamos a hacer el desayuno, Jiminnie —le comentó al nombrado, éste asintió y luego de que se lavaran el rostro, ambos se dirigieron a la cocina para comenzar a preparar su comida.

Yoongi abrazaba por detrás a Jimin, besos eran repartidos por todo su hombro desnudo y el menor se retorcia bajo sus labios delgados.

—Tengo tiempo de sobra para ir al trabajo..., ¿quieres...? —preguntó sobre la suave piel blanca del menor. 

Éste sin contestarle, simplemente se volteó y subió a la mesada de la cocina, colocando sus esbeltas piernas a cada lado del cuerpo de Yoongi, rápidamente sellando sus labios en un beso con necesidad.

La lengua del mayor se encontró con la del menor, mientras que sus falanges bajaban hasta la cintura del muchacho bajo su remera. Jimin apuñó sus manos a la altura del pecho del rubio, sintiéndose completamente excitado ante la necesidad de sentir a su Yoongi.

La lengua del rubio viajó de sus belfos a sus clavículas, y de allí, a sus pezones.

Un gemido se escapó de los labios de Jimin al sentir la húmeda extremidad de su esposo.

En un abrir y cerrar de ojos, Jimin se encontraba bajado de la mesa y con su trasero a disposición del contrario, sin ropa y siendo lubricado por el mayor.

Hasta que sintió la plenitud cuando entró en él, sus dedos se enredaron con sus cabellos y sus piernas se tensaron.

Las embestidas iban acelerándose al compás de los jadeos del pelinegro, el sudor brillaba en sus cuerpos y ambos llegaron al clímax después de unas cuantas y fuertes estocadas más.

En un gemido fuerte, agudo y extenso, Jimin gritó:

—¡Yoongi!

Sus ojos se abrieron adruptamente, se sintió desorientado al ver como todo a su alrededor daba vueltas y vueltas.

Sintió un fuerte dolor detrás de sus ojos que hizo que se sentara en la cama, posando su mano sobre su frente tratando de apaciguar su sufrimiento.

Miró a distintas direcciones, todo estaba ordenado...

Él estaba cambiado y eran las 11 de la noche.

Y el departamento parecía completamente abandonado, sin actividad alguna.

Sus pies entorpecieron cuando se levantó y cayó al suelo. Trató de pararse, sin darse cuenta, le comenzó a dificultar tomar aire, sintió un fuerte dolor en su pecho y sus ojos se aguaron, todo daba vuelta y su vista estaba totalmente desenfocada, podía ver como algo se acercaba y lentamente.

Sollozos se escapaban de sus labios, ¿por qué sus movimientos iban en cámara lenta? El aire huía de sus pulmones y pensamientos con la muerte hicieron presencia en su mente.

No quiero morir, no quiero morir, no quiero morir...

Lágrimas salieron con gran ímpetu de sus ojos, todo era tan irreal.

Jimin sentía el pánico creciendo en él, pero su cuerpo se encontraba sin poder recibir las órdenes de su cerebro, mientras que aquella figura se acercaba paulatinamente a él.

Y entonces un fuerte sonido retumbó en toda su cabeza: el ruido de un teléfono.

Y como si de un congelamiento haya salido, se levantó de una forma veloz para atender la llamada, agarrando con fuerza el objeto.

—¿H-hola? —fue lo que dijo Jimin con lágrimas en sus ojos, completamente paranoico mirando hacia todas las direcciones.

¿Ho-, soy T... yung —la voz sonaba lejana y la interferencia no le permitía escucharlo.

—¿Hola? ¡Hola! ¡Necesito ayuda por favor! —pedía auxilio el pelinegro mientras gotas saladas recorrían sus mejillas, humedeciendo sus cachetes completamente.

¿Yoo... sucede? ¿por- lloras? —los nudillos de Jimin estaban pasando de su color normal hasta asemejarse al color blanco.

—¡Por favor, necesito que vengas!

Un silencio se escuchó del otro lado de la línea, hasta que la misma voz habló:

Yoongi, ¿por qué lloras?

Y luego le siguió un fuerte pitido, Jimin tiró el teléfono, dejándolo colgando y dejarse caer en el suelo.

Mientras sentía sus ojos pesar, hasta caer en un pozo oscuro.

Su Yoongi.

Lo necesitaba.


















───────────────────✧

Creo que les he dado más pistas ;).

Nicxnita©

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro