━O17.

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Todo era tan silencioso. Nadie soltó ni un murmuro. Los chicos charlatanes tenían los labios cosidos, las bromas se apagaron sucumbiendo a la seriedad y los ojos de todos estaban atentos a los dos equipos enfrentados. Los guardianes estaban atentos, Nirt estaba preparada para movilizarse al instante que note una irregularidad y su apoyo sería Naeun que se encontraba presente luego de ser llamada. Las sombras usuales que llevaban máscaras no estaban presentes o más bien, no estaban a la vista. Había dos auras distintas derramándose de los combatientes. Por un lado: nerviosismo, aunque eran por motivos diferentes. El otro: desinterés.

Jimin tragó saliva y apretó sus puños. No quería pelear, no quería enfrentarse al chico que estaba frente a él porque se veía incapaz de golpearlo. Quería retroceder y rendirse pero eso implicaría jalar a Seokjin a su derrota. Estaba asustado y los metros que los separaban era lo único reconfortante, no quería que Jaebum dijera las palabras de inicio, deseaba que se prolongara más.

Seokjin por su parte, tenía los ojos fijos en el albino, quien se mostraba en una postura desinteresada, observando el cielo con sus orbes sangrientos. Era impredecible y la advertencia de Nirt resonó en su cabeza. No podía relajarse si Jimin estaba implicado. Ah, y también ignoraba los penetrantes ojos acusadores de Namjoon, quien parecía aún resentido por su batalla anterior y le sonrió con sorna, provocando al grandulón. Su plan consistía en derribar a Yoongi primero, el chico prácticamente anunciaba su rendición con echarle un vistazo; en lo que llevaba conociéndolo, Min siempre se retiró de las batallas o se rehúso a pelear y dio por hecho que sencillamente al pálido no le gustaban las batallas.

Jaebum sonreía con una apariencia a la altura de un verdadero villano, le encantaba la mirada de enojo que le estaba regalando Nirt y el fuego que estaba flamando en sus propias manos. Sabía que estaba jugando con algo peligroso, sin embargo, con tal de conseguir algo de emoción, para el bastaba ese riesgo. Amaba el suspenso que producía su mano en el aire, siendo el punto que comenzaría todo. Reía internamente como un niño haciendo una travesura.

Jimin frunció sus cejas y sus ojos brillaron al ver el perfil de Yoongi perdiéndose en el cielo. Si tuviera más experiencia en batalla, podría deducir algo de las facciones del chico… No encontraba nada. No oía nada.

No oía nada.

Y eso lo asustó. Lo asustó que la mente de Min se rebajara al color ausente de sus cabellos. Yoongi estaba atento a las nubes que se movían con una lentitud que aplazaba la incertidumbre naciente en los espectadores. Todo sucedía tan lento que la mano de Jaebum bajando, fue una acción admirable y que cortó todo sentimiento de pausa que se generó.

Jimin ni siquiera pudo parpadear o ponerse en posición de defensa cuando tuvo el rostro de Yoongi delante de él en menos de un segundo, tan rápido que no tuvo tiempo de tomar aire. Perdiendo el oxígeno cuando un puñetazo cayó sobre su estómago, ganándose el grito del público ante el primer ataque. Terminó de rodillas en el suelo, sin poder saber lo que estaba sucediendo cuando algo duro impactó contra el costado de su rostro, lanzándolo lejos y rodó sobre el suelo, dejando gotas de sangre. No podía respirar, desde el primer golpe no pudo tomar una calada de aire y se estaba ahogando. Tosió un salpicado rojizo.

Seokjin quiso correr a ayudarlo pero Namjoon plantó su pie en la espalda del chico serpiente cuando este bajó la guardia. Tropezó y en menos de lo que pudo girar, tuvo el fornido cuerpo sobre él.

—Tu oponente soy yo —farfulló y Seokjin siseo, temiendo llegar tarde para acudir a la ayuda de Jimin.

Nirt intentó pararse y fue interrumpida por una mano sobre su muñeca, se giró y al ver a un serio Hoseok, se confundió.

—¿Cuándo llegaste?

Su pregunta no fue respondida. Jung tenía sus ojos dorados encarcelados por una seriedad abrumadora.

—Deja que prosigan. —Nirt tragó saliva, estando entre parar la pelea o hacerle caso a Hoseok. Le tomó unos segundos tomar una decisión y suspiró, sentándose con un sabor amargo en la boca. A su lado, el rubio se veía despojado de cualquier fatiga y no tenía su característica almohada, sus brazos cruzados ocultaban sus manos desnudas y sus facciones se endurecieron, sin apartar la vista ni un segundo.

Jimin se tomó del estómago y escupió sangre. Su vista era borrosa y entre tanta confusión, vio la silueta de Yoongi acercarse con tranquilidad. No lo predijo, la postura que tenía no alertaba peligro y muchos menos anticipó un ataque, no tuvo en cuenta que el albino jamás había mostrado su destreza física y ahora… Ahora lo estaba demostrando. Y él era su maldito juguete de prueba. Sus rodillas no estaban cediendo su movimiento con facilidad, logró ponerse de pie y cubrió su rostro con sus brazos formando una cruz, protegiendo su cabeza porque estaría perdido si sufría ataques muy fuertes en esa zona. Yoongi levantó sus puños en una postura de boxeador pero sus golpes eran más fieros que un deporte. Una lluvia de puñetazos cayeron en sus antebrazos y fue perdiendo su ancla en el suelo, la fuerza empleada lo impulsaba hacia atrás y sus brazos no soportarían mucho tiempo más. Comenzaba a sentir el ardor de los moretones y sus huesos estaban rindiéndose.

Como último recurso, levantó su rodilla para causarle un mínimo daño al albino, este lo interceptó con sus dos palmas y Jimin lo vio como una brecha, tiró su cabeza hacia atrás y chocó su frente con la de Min, ambos retrocedieron algo aturdidos por el golpe. Jimin empuñó su mano sobre la tela de su remera a la altura de su corazón, temiendo que el albino se enojara mucho más y termine por dejarlo fuera de esta vida; mas, se sorprendió cuando vio una curva en los labios del pálido que sostenía su rostro con su mano, y de la sombra que creaba con sus dedos, se deslizó una gota carmín que cayó al suelo.

Jimin retrocedió dos pasos. Nirt se levantó de su asiento. Hoseok se quedó en su lugar, no pareciendo exaltado. Seokjin trataba de zafarse de las incontables patadas de Namjoon y los guardianes estaban preparados para intervenir.

—Fue un buen golpe —elogió Yoongi con su calmada voz, destapando su rostro y revelando la herida en su frente. Jimin que tenía el oxígeno retenido en sus pulmones, no sabía si reír o rendirse. Nirt se quedó a medio camino sin entender cuando Yoongi caminó hasta Jaebum y dijo—. Me retiro.

Y todos quedaron con las mandíbulas en el suelo al ver la espalda del albino alejarse del campo de entrenamiento de lo más normal. Jaebum quedó con la boca abierta y miró a Nirt con indignación. Ya se estaba emocionando.

—El… El equipo cuatro… ¿Gana?

—Auch, auch, auch, duele mucho —sollozó Jimin alejándose del algodón bañado en alcohol. La enfermera le sonrió amablemente y Seokjin rodó los ojos: "que bebé"—. Hyung, te escuché —comentó y el mayor que estaba de brazos cruzados, abrió los ojos con miedo. "Mierda, lo- ¡no me leas la mente!".

—¿No te dijeron que es de mala educación leer la mente de los demás? —preguntó indignado, haciendo reír a Jimin que chilló del dolor cuando su labio inferior dolió por el gesto. Hizo un pequeño puchero que hizo sonreír a la enfermera que se moría de la ternura y Jimin se ruborizaba por los pensamientos de la mujer. Estaba sentado en el borde de una camilla, con sus brazos inmóviles sobre su regazo siendo tomado por la barbilla para que la enfermera pueda ver las heridas del rostro con más detalle.

—Es una pena que la doctora ahora esté en una misión, sino ella podría curarte en un parpadeo.

—Oh… No la conozco —respondió mirando a Seokjin que volteó la mirada y chasqueó la lengua con irritación.

—Tiene una personalidad horrible, maldita bruja —farfulló y la enfermera carcajeó, Jimin no pudo reírse cuando no entendía el chiste. Solo oía quejas y risas, sonidos que cedieron al silencio abruptamente, levantó la mirada para ver el origen; su corazón latió con violencia al ver al albino parado en el marco de la puerta con sus manos dentro de su sudadera y unas gasas cubriendo su frente. Seokjin siseo inconscientemente y Jimin se tensó al ver las miradas que se intercambiaban el par. Aunque la amenaza era más por parte de Kim que por Yoongi, ya que este último se mostraba lo suficiente desinteresado, irritando y lastimando el orgullo de Seokjin.

—Deja de sisear, serpiente. No vine a pelear —habló ahora volteando a observar al chico de cabellos azules que se congeló bajo sus ojos. Pudo escuchar una queja mental por parte de Yoongi. "Mierda, creo que me pasé", oyó y notó como esos orbes sangrientos se deslizaron por las vendas que envolvían sus brazos y estómago, su rostro aún no tuvo los debidos cuidados porque estaban en proceso para sanarlo cuando llegó el albino.

—¿Qué haces? —gruñó Seokjin cuando vio al pálido acercar sus manos al vendaje del muchacho. Yoongi exhaló cansado y con sus cejas arrugadas. Jimin no sabía cómo responder al acercamiento y bajó su mirada. Seguía sin escuchar nada. La enfermera miraba todo en silencio, notando la tensión que se formó.

—¿Puedo hablar contigo? —le preguntó Yoongi a Jimin, el peli-azul abrió los ojos sorprendido y elevó su cabeza lentamente, sin llegar a toparse con la mirada del albino. Seokjin se cruzó de brazos, carraspeando—. A solas —agregó elevando un poco más la voz y Kim llevó su mano a su pecho, mirando a la enfermera con una expresión que decía más que mil palabras: "¿lo escuchaste? Este maleducado".

—N-

—Seokjin hyung… Por favor —pidió con timidez Jimin, sus ojos morados brillaron en súplica y el mencionado se vio en la obligación de tomar una decisión que estaba fuera de las órdenes de Nirt. Entonces recordó lo que hizo Jaebum y entrecerró los ojos, "si él lo hizo, ¿por qué yo no?". Con resignación, habló internamente con la intención de que solo Jimin lo oyera: "ten cuidado", pidió antes de salir de la enfermería junto a la enfermera que pareció confundida por todo el espectáculo. Una vez la sala estuvo vacía, Yoongi caminó a la cama a un lado de la suya y se tiró allí, aún con las manos dentro de sus bolsillos.

Jimin se encogió inducido por la necesidad de ser imperceptible ante la salvaje presencia del albino, sin poder verse capaz de predecir los motivos que trajeron a Yoongi hacia él. Lamió sus labios, olvidando que el cuero estaba levemente abierto y la sangre seca esparcida alrededor limitaba un poco el movimiento de sus belfos. El albino tuvo un pequeño tic al escuchar la queja del chico de bonitos ojos, se levantó sin decirle nada a Jimin, caminando hasta una silla que tenía encima el algodón y el alcohol, el contrario se espantó al verlo caminar hacia él con los objetos en mano. Quiso alejarse pero unos fuertes dedos se posaron en su mandíbula para obligarlo a mantenerse quieto, apretó sus labios tratando de evitar la expresión de reproche de Yoongi.

—Lo siento —murmuró Yoongi casi extinguiendo el sonido de su voz, causando que Jimin por un momento creyera que fue su imaginación.

—Umh… No debes hacerlo. Teníamos que- que pelear. Es mi culpa por ser tan débil —susurró aquello último, se sintió incómodo al no escuchar respuesta. La humillación y arrepentimiento estuvieron por poseerlo mas, el tono bajo y ronco de Yoongi lo condujeron a una relajación inevitable.

—No eres débil —respondió con firmeza.

Los ojos de Jimin brillaron de un fuerte morado que no fueron imperceptibles para Yoongi, quien se sumió en esa galaxia y sin darse cuenta, sus dedos entraron en contacto con más piel de lo que imaginó. Abandonó con temor la mejilla del chico estupefacto, notando el fuerte sonrojo que acompañaba los destellos que hacían de grandes estrellas. Jimin abandonó un suspiro para volver a la realidad, fue una gran sorpresa para él cuando un suave contacto sobre su cachete le erizó los vellos de la nuca y le dio vergüenza que el albino pudiera sentir su regordete-

"Que suave…", escuchó y chilló avergonzado cuando Yoongi miró sus manos con admiración.

Y su vergüenza de expandió un 100% cuando dos manos lo agarraron de las mejillas para seguir acariciando sin vergüenza alguna.

—Woah… Suave.

Y Jimin era un tomate viviente.

—¡Eso duele! —gritó Jaebum cuando Nirt golpeó su cabeza con un pesado libro—. ¡Ya! ¡Ya entendí!

—¡Fue imprudente y peligroso!

—¡Admite que también te emocionó! —respondió ganándose otro golpe.

—¡Imbécil! ¿Qué hubieras hecho si se hubiera salido de control?

Jaebum rodó los ojos y se sentó con gracia en la silla delante del escritorio y con tres chichones en la cabeza. En el sillón se encontraba Hoseok leyendo su libro, ignorando por completo la charla de los adultos, manteniendo los ojos bien abiertos de la concentración y con sus piernas pegadas a su pecho para más comodidad.

—Te preocupas demasiado. Probablemente tu teoría sea errónea y prácticamente esos chicos estuvieran pasando por un momento difícil en vano. —Alzó los hombros y rascando su oreja.

—¿Te das cuenta que hoy Yoongi golpeó a Jimin? ¿Qué esperas que crea? —rugió presionando sus dedos sobre la madera de su escritorio y Jaebum bufó.

—Creí que eras la que más conocía a Yoongi, al parecer me equivoqué —comentó y Nirt se enfureció ante esa aislada acusación. Estuvo dispuesta a refutar lo que dijo—. ¿No notaste que se contuvo? Buscaba algo, aunque bueno, sigo sin entender del todo a ese chico. Ambos sabemos que su potencial aún es desconocido pero, ya hemos visto visto que lo que demostró allí afuera ni roza los tobillos de su verdadero potencial —afirmó soplando la punta de su dedo meñique y ahora mirando fijamente a Nirt, ya dejándose de bromas dijo—: ¿Cuándo le dirás a esos chicos que pertenecen a una clase defectuosa?

Los dientes de Nirt chasquearon y su voz estuvo a punto de liberarse, su plan se vio frustrado cuando un alarido abarcó toda la habitación y se llenó de un fuerte brillo que alertó a Jaebum y Nirt. Se giraron hacia Hoseok que temblaba con brusquedad con los ojos cubiertos de un resplandeciente dorado que iluminaban gran parte de su alrededor, siendo rodeado por una clara y estando diez centímetros suspendido sobre la superficie.

—¡Hoseok!







































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Hola, perdón por la tardanza. Espero que hayan disfrutado el capítulo. Saben que siempre amo leer sus comentarios 🐥💛

©mysverse

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