[01]

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Jimin se sintió cayendo, cayendo, cayendo. Parecía no haber fin de eso. El viento se arremolinaba alrededor del cuerpo del pequeño chico, sus delicadas extremidades girando y agitándose en el aire mientras la frágil figura descendía.

Cayendo, cayendo, cayendo... Y luego nada.

Jimin se sintió caer contra lo que parecía ser una superficie dura. El suelo debajo de él era frío y áspero, raspando la piel delicada del pequeño chico, lo que le causó hacer una mueca de dolor por el malestar. Justo cuando Jimin estaba a punto de abrir los ojos, oyó un ruido fuerte seguido por el peor dolor que había sentido en su vida.

Caía de nuevo hacia el suelo, Jimin vagamente escuchó fuertes sonidos huecos y gente gritando. Se deslizó en la inconsciencia con un sólo pensamiento en su mente...

Wow, la vida en la tierra es una porquería...

﹏﹏﹏

—Señor, juro que no tengo ni idea de dónde vino. Yo estaba conduciendo y entonces apareció de la nada en la calle

—Hoseok, los chicos no solo aparecen mágicamente de la nada. Solo porque atropellaste al chico no significa que puedas dar excusas

—¡Pero yo no lo hago! ¡De verdad, fue como si acabara de caer en la calle del medio de la nada!

Jimin abrió los ojos, desenfocadamente adaptándose a su nuevo entorno. Mirando hacia abajo, parecía que estaba en una cama decorada con sabanas color rojo oscuro y una cantidad horrendamente grande de lujosas almohadas de oro. Las paredes de la habitación eran rojas y también tenían una colección de pinturas que Jimin sabia que iba a tardar años para apreciarlas de verdad. El chico parpadeó un par de veces, aquí todo era mas oscuro que en el cielo, por lo que le tomo un poco acostumbrarse.

—¡Oh, estás despierto!

Jimin rápidamente volvió la cabeza para ver a dos hombres mirandolo. Uno de ellos era bajo y muy delgado, con una mirada de disculpa en su hermosa cara y cabello pelinaranjo que estaba cortado justo por encima de la nuca de su cuello. El otro hombre era más alto y lucía tranquilo, con una cara amable y cabellera negra. Jimin sonrió a los dos hombres. Ambos se veían bien y eran casi tan hermosos como los ángeles a los que él estaba acostumbrado a ver, por lo que lo puso mas cómodo.

—Hola —El hombre de cabello negro dijo, su voz era profunda y ronca, tan diferente a la dulce, melodiosa voz que Jimin había escuchado toda su vida —¿Estás bien?

Jimin intentó asentir con la cabeza, sólo para sentir un dolor punzante a través de su craneo. Él gritó y se agarró la cabeza, haciendo un puchero lindamente. El hombre de cabello negro se río un poco.

—Tu cabeza probablemente duela un poco, ya que fuiste noqueado en el suelo después de haber sido golpeado —Explicó con calma —¿Te acuerdas de tu nombre?

—Jimin —Gimió el chico, todavía con la cabeza palpitante —Park Jimin

—Ah, está bien, Jimin-ssi. ¿Puedes decirnos cuántos años tienes ó donde vives? —El hombre de cabello negro le preguntó. Jimin negó con la cabeza, con su puchero creciendo aún más.

—¿Por qué no? ¿No te acuerdas? —El hombre siguió preguntándole con voz tranquila y relajante. Jimin negó con la cabeza una vez más.

—Yo no puedo decirte mi edad porque eres un extraño —Jimin respondió con seguridad. Él no sabía mucho sobre la vida humana, pero cada vez que miraba hacia abajo en la tierra, siempre veía a las madres diciéndoles a sus hijos que no dieran información personal a extraños. El ex ángel pensó que era una extraña costumbre humana.

Ves, yo no soy tan malo haciendo cosas humanas.

—Oh... Bien —Dijo el azabache, tratando de no echarse a reír por lo adorable del chico —Mi nombre es SeJin. Tengo 26 años y trabajo como abogado personal. Este de aquí es Jung HoSeok. El tiene 23 años y es chofer, él es el que te atropelló. Ambos trabajamos para Min Yoongi, el dueño de la casa donde te encuentras en este momento

—¡Está bien! ¡Encantado de conocerlos Sejin y Hoseok! —Jimin dijo con una brillante sonrisa a pesar del dolor que seguía corriendo por todo su cuerpo. El chico, aunque ahora era un ser humano, todavía tenía las cualidades de un ángel, entre ellas la emoción infantil —¡Siento que tuvieras que atropellarme, Hoseok! Eso suena como que fue doloroso

Sejin se echó a reír, resistiendo el impulso de agitar el pelo del chico, por la manera linda e informal en que había dicho su nombre y el de Hoseok. El abogado miró a Hoseok, quien estaba mirando hacia abajo en Jimin con una expresión aturdida en su rostro.

—Así que ahora que ya no somos extraños, ¿Puedes decirnos tu edad? —Sejin le preguntó al pequeño. Jimin frunció el ceño un poco por la pregunta. No podía decirle a los dos su edad real... Que eran técnicamente miles y miles de años en edad humana, después de todo. Rápidamente se estaba comiendo los sesos tratando de pensar en una edad humana aceptable para él.

—Diez —Dijo finalmente Jimin. Sejin arqueó las cejas y Hoseok dió una sorpresiva tos. Muy bien, así que no era la respuesta correcta —...Y nueve —Jimin añadió débilmente, con la esperanza de que fuera una edad aceptable.

—Oh. Diecinueve —Dijo Sejin sonriendo —Bien —Jimin suspiró de alivio.

—¿Te acuerdas dónde estás Jimin? —Esa era una pregunta fácil, Jimin pensó, Sejin le acaba de decir dónde estaba. ¡Tal vez él está tratando de ponerme a prueba para ver si mi memoria es buena!

—¡La casa de Min Yoongi! —Dijo el chico felizmente, emocionado de saber la respuesta a la pregunta. Sejin sólo rió una vez más, mientras que Hoseok trató de ocultar su risa.

—Bueno sí, pero me refiero en que cuidad te encuentras —Sejin explicó. Jimin frunció el ceño profundamente y sacudió la cabeza. No tenía idea de dónde estaba. Después de todo, Namjoon en relidad no le habia dicho donde caería.

—Oh, bien, estás en Seúl. Corea del Sur —Dijo Sejin, con la esperanza de estimular la memoria del chico. Los ojos de Jimin se iluminaron y dió un aplauso con sus manos felizmente.

—¡Oh, Seúl! He oido de ese lugar —Dijo el chico con entusiasmo. Sejin y Hoseok lo miraron con las cejas arqueadas.

—Él probablemente es del pueblo —El chofer le susurró al abogado. Sejin asintió con la cabeza, de acuerdo con el sentimiento. Incluso si Jimin hubiera dicho que era de Seúl, el joven abogado no se lo habría creído. Nadie tan inocente o infantil como Jimin, se podía encontrar en la gran ciudad...

—Bueno, bueno, Jimin. ¿De dónde eres? ¿Tu familia vive en algun lugar cerca de aquí? —Sejin preguntó. Inmediatamente, la sonrisa feliz de Jimin se salió de su rostro y sus ojos grandes comenzaron a llenarse de lagrimas.

Mi familia, Jimin pensó, su mente vagaba hacia Taehyung, Jin, Namjoon y todos los ángeles que había conocido en su vida. ¿No son su familia? Ellos son los únicos que he conocido. Pero no existen más para mí...

De repente, el hecho de lo que le había sucedido golpeó a Jimin como una tonelada de ladrillos. El chico casi se dobló por el dolor y tristeza, los brazos fueron para agarrar sus alas que ya no estaban allí.

No tengo a nadie, Jimin pensó, tratando de no llorar, no más Taehyung haciendo bromas extrañas, no más Leeteuk gentilmente tratando de enseñarme mis lecciones, no más cielo... Sin hogar, sin familia, nada...

Sejin lucia en pánico cuando el chico empezó a llorar. Lanzó una mirada rápida a Hoseok y vió al otro hombre luciendo tan afligido y preocupado. Rápidamente, tanto el abogado como el chofer se dirigieron a la larga cama en vano esfuerzo de calmar al chico. Sejin frotó círculos en la espalda de Jimin mientras Hoseok torpemente acariciaba la cabeza del chico.

—No tengo a nadie —Jimin susurró un y otra vez —Ninguna familia. Ni casa. Yo soy un ángel caído. Nadie se preocupa más por mí

Los ojos de Sejin se abrieron por el término de "Ángel caído". ¿Ángel caído? ¿Al igual que alguien que ha perdido su inocencia? Oh Dios...

De repente la puerta del dormitorio se abrió con un fuerte golpe. Tanto Sejin como Hoseok saltaron fuera de la cama mientras el infame amo de la casa entró a la habitación.

Jimin miro arriba, resoplando, pasando sus manos en su cara manchada de lágrimas, tratando de retirar el líquido salado fuera de sus mejillas. Sin embargo, todos sus movimientos se detuvieron cuando sus ojos se posaron sobre la persona que acababa de entrar en la habitación.

El chico de pie en el marco de la puerta delante de él no era como uno que él hubiera visto nunca antes. Todos los ángeles tenían la similar apariencia de piel palida, ojos grandes y delicados, de rasgos femeninos. Este hombre era todo lo contrario. Era alto, solo un poco mas que él, de rasgos afilados, aire de grandesa, y la piel blanca. Él emanaba una hombría que Jimin nunca había presenciado antes, y dejó sin aliento al hermoso chico.

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