TaeHyung.

Como dijo su madre, había tratado de llegar temprano (y lo había logrado), llegando una hora antes de la cena, seguida por Irene y YeonJun. YeonJun rápidamente fue al cuarto de su hermana pues quería ver cómo seguía, sin embargo, al abrir la puerta se encontraron con una escena poco esperada.

Estaba su hermana, sentada en medio de aquel chico de pelo largo que TaeHyung invitaba de vez en cuando y del mismo TaeHyung. Se encontraban viendo Toy Story 3. YeBin abrazaba al tipo de cabello extraño mientras que TaeHyung abrazaba sus rodillas.

— ¡No quiero que Andy se vaya a la universidad!—chilló la niña.

— ¡Yo tampoco! —respondió Jungkook.

Jungkook y YeBin tenían los ojos llorosos.

TaeHyung tenía hambre.

YeonJun rió.

— ¡TaeHyung, cariño, ya llegué! —anunció su madre, se le oía por el corredor.

— ¡En el cuarto de YeBin, mamá! —contestó.

La menor de los tres salió de los brazos del pelinegro y se dirigió con su hermanito, la madre de TaeHyung entró enseguida.

— ¡Oh, TaeHyung! No me avistaste que tendríamos visitas—comentó en cuanto vio a Jungkook sentado en el suelo. Éste se levantó rápidamente.

—Creo que no nos conocemos, señora Kim. ¡Yo soy Jeon Jungkook, un gusto!—se presentó, haciendo una reverencia.

TaeHyung pensó en que parecía un niño de preescolar.

—Que dulce eres, cariño—contestó con una sonrisa —, y por favor, llámame HyoRim solamente.

—Está bien, HyoRim. Y perdone el que haya venido sin avisar, pero me tomé la libertad de traerle algunos apuntes a TaeHyung.

—Oh, no te preocupes, ¿te quedarás a cenar, Jungkook?

—Me temo que no, hoy irá mi hermana a cenar con mi madre y conmigo, será para la próxima, gracias.

TaeHyung estaba seguro que Jungkook era un maldito niño de preescolar atrapado en el cuerpo de un adolescente con estatura de gigante.

Una vez que HyoRim salió de la habitación, Jungkook volvió a hablar.

—Bien, TaeHyung, ya me tengo que ir—anunció, viendo su teléfono.

— ¡Oh, permítame acompañarlo hasta la puerta, señor Jeon! —contestó, imitando cómo había hablado el pelinegro con su madre.

Jungkook sonrió—. Eres un tonto.

—Ya habló el que llora con Toy Story 3.

—Llorar con esa película es válido.

—Ajá.

Ya estaban en el lumbral, Jeon cargaba sus cosas.

—Supongo que nos vemos mañana—habló TaeHyung.

— ¿Irás?

—Sí, dudo que quieras volver a venir y terminar viendo todas las películas de Barbie.

—No me molestaría.

TaeHyung sonrió—. Adiós, Jungkook.

—Adiós TaeHyung.

Y la puerta se cerró.

— ¿Cuándo volverá a venir Jungkook, TaeHyung? —preguntó YeBin tan pronto como llegó al comedor.

—No sé, ¿Por qué? ¿le trenzaras el cabello o algo?

—No—contestó riendo—. Pero le platiqué a YeonJun y ahora el quiere jugar con el.

—Nunca habías mencionado a Jungkook antes—agregó su madre, sirviendo la cena.

—Es su novio, mamá, por eso no lo había mencionado—interrumpió Irene.

—No es mi novio, tonta. Y aunque lo fuera, no tendría nada de malo puesto que eso demostraría que inclusive yo consigo novio más rápido que tú.

—TaeHyung, Irene, basta—reprendió HyoRim—. ¿Entonces es tu amigo?

—Sí—contestó.

—Pensé que solo JiMin lo era.

No hubo respuesta.

Jungkook.

Cuando llegó a su casa, su hermana ya estaba ahí.

— ¡Jungkook! ¿Dónde estabas? Mamá no me lo dijo.

—Estaba en casa de TaeHyung.

— ¿TaeHyung?

—Es el nuevo compañero de Jungkook, ¿de dónde dijiste que viene, cariño? —interrumpió Soo Ae, poniendo la mesa.

—DaeGu. Y hoy no fue a la escuela, así que le lleve algunos trabajos—respondió, ayudando a su madre.

—Aw, que dulce de tu parte, ¿acaso también le llevaste flores? —preguntó Joy, con tono burlón.

Jungkook abrió sus ojos—. No, ¿por qué? ¿Debía? Lo haré.

—...

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El pelinegro se encontraba acomodando sus cuadernos para el día siguiente, Joy ya le había explicado que no tenía que darle flores a TaeHyung la próxima vez que fuese a su casa (aunque ya le había dado una) y que solo se estaba burlando. Igual no entendió de qué se estaba burlando exactamente.

—Química sí, al igual que Valores y... ¿qué es esto? —se detuvo al ver una pequeña bolsa negra al fondo de su mochila. Él no la había puesto ahí.

¿Qué era? ¿Algún traficante de droga había escondido su mercancía en su mochila?

La tomó entre sus manos, estaba muy liviana, demasiado, era como  cargar la nada. Entonces no era droga. No mucha, al menos.

La abrió, contenía un bucket negro y una nota.

Te dije que no me podías dar algo sin que yo te diera otra cosa a cambio, y dado que la roca no me convenció tanto, le pregunté a JiMin que te gustaría y me dijo que esto, así que aquí tienes.

(La flor me gustó, la uso de separador en los libros, gracias)

TaeHyung.

Pd. Si no te gusta es culpa de JiMin.

Jungkook río ante lo último. Hace mucho que quería una y ya la tenía. Tendría que agradecerle a TaeHyung mañana. Y darle un abrazo.

Abrió el cajón de su buro y guardó la nota, junto a la roca. Aún no sabía por qué había guardado la roca pero ahí la tenía.

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Jungkook llevaba el bucket a la escuela el día siguiente. Y TaeHyung lo notó.

— ¿Así qué te gustó, eh?

Jeon rió—. Sí, muchas gracias—dijo con una sonrisa. Se acercó para darle el abrazo, pero TaeHyung se alejó.

—Woah, espera, ¿qué haces?

—Quiero abrazarte.

—No es necesario.

— ¡Vamos!

—No soy fanático del contacto físico, Jeon.

—Sólo para mostrarte mi gratitud.

—Siento tu gratitud desde donde estas.

Jungkook frunció el ceño.

TaeHyung bufó.

—Está bien.

Jungkook sonrió victorioso (aunque para TaeHyung parecía un niño travieso saliéndose con la suya).

Y como se había dicho, Jungkook lo abrazo.

Taehyung no correspondió, se quedó quieto.

El abrazo de jungkook era cálido.

Jungkook era cálido.

—Ya cásense—dijo JiMin.

TaeHyung le mostró el dedo medio.