No intentaste volver a hablarme, supongo que es mejor así, de esa manera podré seguir adelante, y lograré, de una vez por todas, conseguir mi único objetivo en la vida: olvidarte.

Pero soy Han Jisung, cupido me odia, y nada en mi vida sale como lo espero.

Me sonreíste.

No es algo de lo qué sentirse mal o alterarse, pero... Podría decirse que soy una especie de antisistema, dónde todo lo que se supone es normal, me lastima. Ni siquiera debería considerarse grave, sin embargo, eres tú:

Lee Minho.

Cuando estás enamorado, hasta una puta mirada, una maldita sonrisa, puede volver a hacerte caer.

O eso quiero creer, porque no quiero tener que saber que soy el único idiota que por algo tan mínimo con eso se vuelve a enamorar.

Gracias a ti, todo se arruinó, porque a lo lejos te vi, por un segundo me miraste, enganchaste una mínima sonrisa con tus labios y seguiste con tu conversación con tu novia.

¿Cómo debería tomarme eso? ¿Es acaso una especie de juego? ¿Me ignoras, te ignoro, pero luego me sonríes?

En fin, la hipocresía.

Pero, ¿Y si soy yo el que se está pasando cuentos? ¿Y si soy yo el busca pretextos para odiarte sin conseguirlo? ¿Por qué sonreírme? ¿Por qué siquiera mirarme? ¿Será acaso hipocresía? ¿No quieres entender que quiero que te alejes?

Lo he dicho — tal vez no en voz alta, tal vez solo con la mirada —, pero quiero que lo hagas, quiero que te vayas de mi lado, déjame solo. Yo por mi parte lo estoy haciendo, me estoy alejando de ti. Mi objetivo es dejar de sufrir.

Pero al parecer no comprendes lo que quiero. Minho, no es necesario enmendar algo de lo que no eres culpable con una falsa sonrisa.

No es necesario mirarme cuando creo que es imposible seguir adelante sin tenerte todo el día en mi mente.

No es necesario confundirme.
No es necesario... Sonreírme.