Cap.8❜

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- Las clases del día habían finalizado y como siempre Ni-Ki se encontraba en la sala del Consejo Estudiantil revisando las cuentas de la escuela entre otros papeleos de menor importancia.

Eran alrededor de las seis de la tarde y le había dicho a JungWon y a SuNoo que podían marcharse primero pues estos ya no tenían trabajo que hacer. El cielo era pintado por los tonos anaranjados y algo rojizos del atardecer, adornando el salón con los rayos que se colaban por las ventanas.

Todo estaba tranquilo, y agradecía eso mentalmente, más aun después de lo que había pasado en la mañana. Pero la tranquilidad se acabó para él cuando un alto alfa azabache abrió la puerta y entró al salón con mucha familiaridad. Ni-Ki rodó un poco los ojos y siguió en lo que hacía sin mirar el otro.

—Como se esperaba del Presidente. – rompió el silencio el recién llegado – El primero en llegar y el último en irse.

—Al fin apareces Park, pensé que ya no vendrías por tus preciados fondos. – el peli rubio habló sin dejar de lado su faena.

—Lo siento por eso, pero mi club acaba de terminar la práctica y me quedé recogiendo solo pues dejé que los demás se tomaran un descanso.

—Vaya, me alegra oír que eres bueno con tus miembros. – lo miró unos segundos – Como mismo me complace saber que están practicando para el festival, espero.

SungHoon tomó una silla del salón y la arrastró hasta acercarla al escritorio de Ni-Ki, del lado opuesto del otro, quedando así frente a frente. Se sentó con sus piernas separadas y puso sus brazos sobre la mesa, cruzados uno encima del otro, para luego apoyar su cabeza en los mismos.

—Claro que estamos practicando, nos va bastante bien. Y luego de que tengamos el resto de los instrumentos nos irá mejor.

El omega abrió una de las gavetas de su mesa y sacó de allí un papel, el cual le extendió al contrario sobre la mesa.

—Ya el profesor de Música habló con nuestros proveedores, ellos traerán los instrumentos mañana y los dejarán en la sala de tu club. – le extendió un lapicero también — De igual forma vendrá una persona a arreglar el piano. Solo debes firmar esa hoja.

El azabache tomó ambos objetos, leyendo el papel vagamente para por fin firmarlo, se lo dio al contrario y volvió a su posición anterior. Ni-Ki lo tomó para luego guardarlo en el mismo lugar de donde lo había sacado.

—Ok, si eso todo. – el peli rubio lo invitó indirectamente a irse con sus palabras.

—Te veo mucho mejor ahora. – SungHoon ignoró esto y siguió hablando – Hoy en la mañana estabas bastante pálido.

—Bueno, obviamente estoy mejor al haberse resuelto todo este lío con Seon.

— ¿Por qué a él le dices Seon y a mí siempre me llamas por mi apellido también? – su ceño se frunció.

—No hay una razón en específico, solo que las veces que he hablado contigo te hablo formalmente como le hablo a todos los estudiantes de esta escuela. – respondió de forma pausada.

—Pues te pido que a partir de ahora me digas solo SungHoon, no me gusta oír mi apellido todo el tiempo.

—Como sea, no veo cual es el gran problema. – respondió con desinterés.

Ni-Ki terminó con todos los papeles que firmaba y revisaba y empezó a recoger su escritorio.

—Oh, ¿ya has terminado? – el alfa se paró en su lugar sonriendo — ¿Quieres ir a un café o por un helado? Yo invito.
El más bajo lo miró serio y negó.

—No quiero, gracias. Debo volver a mi casa.

—Auch, ese fue un frío rechazo. – la sonrisa en su rostro desapareció.

— ¿Rechazo? No me digas que sigues con esa idea tonta del cortejo. – el peli rubio cruzó sus brazos bajo su pecho – Ya te dije que debo mantener mi secreto, y no sería normal ver a dos alfas saliendo, sobre todo a nosotros, con nuestra reputación.

—No sabía que te preocupaban tanto las apariencias, Presidente. – SungHoon apoyó su manos en el escritorio – Es solo un café, no veo que tiene eso de malo. ¿Tan poco te gusta pasar tiempo conmigo?

El contrario no respondió a esa pregunta, solo se mantuvo callado. El azabache pintó una sonrisa de medio lado en su rostro.

—Eso es raro, porque estoy seguro de que mis caricias aquel día sí te gustaron.

El rostro de Ni-Ki se tornó inmediatamente rojo y sus manos se descruzaron, su boca se abría y cerraba como pez fuera del agua pensando en que decir.

Aquel alfa era un desvergonzado.

— ¡Tú! – habló molesto – Te pido que olvides ese incidente y no lo vuelvas a mencionar. Si alguien te oye sería un inconveniente. Si vuelves a hablar del tema te golpearé. — soltó en amenaza queriendo intimidar al alfa.

SungHoon levantó sus manos en señal de rendición pero sin borrar de su cara aquella sonrisa que tanto molestaba al omega.

—Ok, yo puedo olvidarlo, pero no creo que tu lobo pueda hacerlo igual de bien. Estoy seguro de que luego de eso quedó muy emocionado.

Ni-Ki podía sentir sus orejas calientes, apretó sus puños debido a la irritación, sus dientes rechinaban. Trataba de controlarse pues no sería bien visto que golpeara a uno de los  estudiantes. Aunque realmente quería hacerlo, aquel alfa lo sacaba de sus cabales.

—Sea lo que sea que le pase a mi lobo, no te importa. – habló con notable enfado – No eres mi alfa ni nadie a quien eso le incumba. Apenas y nos conocemos.

—Pero tampoco me das la oportunidad de conocernos. – el azabache se acercó un poco más – Esa barrera e imagen de Presidente rígido que has creado a tu alrededor no me lo permite.

—Ya te dije que no estoy interesado. – el omega peinó su cabellos hacia atrás resoplando – Solo déjame tranquilo, ya estoy bastante ocupado.

SungHoon acortó más la distancia entre ellos y con una agilidad increíble tomó al omega por unas de sus muñecas y la otra mano la puso sobre una de sus mejillas. El contrario no tuvo mucho tiempo de reaccionar.

—Y yo te dije que a mí me encantan los retos. – la sonrisa sensual que le dedicó lo puso algo nervioso – No me rendiré tan fácil, no olvides eso.

El azabache plantó un fugaz beso en el cachete del otro, dejándolo aún más sin palabras y todo sonrojado, lo que lo hizo sonreír de ternura.

—Hasta mañana, Presidente. – guiñó para luego salir rápidamente.

Ni-Ki se quedó parado en el lugar. Llevó sus dedos a su cara, justo donde había sido besado, sintiendo aun la sensación de los suaves labios en el lugar. Su lobo se removió un poco con entusiasmo y él chasqueó su lengua junto con una maldición.

—Ese alfa descarado, lo odio.

Frotó un poco su mejilla y mejor recogió todas sus cosas para por fin irse. Aquel día definitivamente había sido demasiado agotador para él.


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