—¿Qué mierda?

—Te lo juramos, Hoon. Escuchamos a papá y mamá decir que los Kim quieren apresurar su... arreglo — ChaeWon se mordió las uñas y observó preocupada a su hermano.

—No hagas eso ChaeWon, te lastimaras.

—¿Por qué no pueden casar a WonYoung? WonYoung es la calienta.

—No lo digas, RyuJin, los tres sabemos lo que tu hermana es. No hay necesidad de decirlo —sonrió divertido— Y de lo mío con Liz, no se preocupen, cachorras, lo solucionaré. Ahora, vengan aquí que me deben una noche de películas.

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—¿Quieren casarte con esa perra? — Jay se levantó de la cama y HeeSeung se quejó

—¿No viste la corbata en la entrada? Significa que lo estamos usando imbécil.

—Lo harán. No tengo pareja, Jay. Y soy el mayor, tengo que cuidar a los demás. WonYoung está estudiando moda, no puedo destruir su sueño poniéndola a cargo de la empresa—le dirigió una mirada divertida al otro alfa— Es mi apartamento, puedo entrar cuando quiera.

— Park ¿y qué pasa con tu omega? El rizado.

—Es como buscar una aguja en un pajar, Hee. Imposible. Y estoy cansado de las omegas acercándose a mí porque mi esencia está por todo el campus.

—Estuve pensando...— HeeSeung se sentó en la cama y la sábana se recorrió.— Su aroma está constantemente ahí, significa que estudia en algún edificio cerca del nuestro, puedes empezar por el de artes digitales; estuve investigando y hay un chico en primer año en Fotografía y Música que tiene el pelo rizado. Sin embargo, nunca nadie puede captar su olor entonces no sé si sea tu omega.

—¿Nombre?

—Solo saben su apellido... Nishimura — HeeSeung hizo una mueca— Perdón por no poder conseguir más, es todo lo que saben los de Arte sobre el chico.

—Es todo lo que necesito —sonrió de lado— Gracias chicos.

SungHoon salió de su apartamento con un portazo.

Nishimura. Primer año de Fotografía. Nishimura. Primer año de Fotografía.

Encendió su auto y se dirigió a la universidad. Aparcó en su lugar (reservado especialmente para él) y se dirigió al edificio contiguo al suyo.

Habían un par de mesas justo antes de entrar, ocupadas por dos omegas y una Alfa. Les sonrió con amabilidad y se aclaró la garganta.

—¿Nishimura?

—Ya se fue, vino su novio por él pero se fue hace un rato...¿Para qué lo quieres?

Novio, no Alfa.

—Mierda —maldijo bajo su aliento— ¿Alguna idea de dónde lo puedo encontrar?

—Trabaja en el Starbucks del campus— la omega asomó su cabeza, sonrojada y casi temblando ante la presencia de otro Alfa.

—¡Lis!—su Alfa bufó molesta— No sabemos qué rayos quiere con N, no podemos darle información a Park sin su permiso, o a nadie, mejor.

—¿N?

—Se llama...—el otro omega que se había mantenido en silencio le tapó la boca a la otra, con expresión dura y casi molesta.

SungHoon sintió la tensión en el aire y dio un paso hacia atrás con incomodidad. Murmuró un adiós y caminó hasta llegar a la cafetería del campus.

Su celular comenzó a vibrar en su bolsillo y frunció el ceño al ver el nombre. "ChaeWon"

—Mamá se está volviendo loca, encontraron algo en el cuarto de WonYoung y... Hoon. Quieren echarla.

—¿Qué? ¿Qué encontraron?

—No lo sabemos, mamá no deja de llorar y... por favor ven.

La llamada se cortó y volvió a maldecir cuando se iba a dar la vuelta, pero una risa lo detuvo en seco.

Maldijo cuando vio a su hermana sentada en un sillón, riendo con sus amigas y bebiendo de un vaso negro.

— WonYoung, nos vamos.

Observó el momento en el que sus hombros se tensaron, casi pudo imaginar su sonrisa borrarse y su quijada apretarse. La castaña se giró con lentitud y SungHoon se dio cuenta de que los demás los observaban.

—Chachorra, no estoy de humor para hacer esto, recoge tus cosas que nos vamos.

—Estoy haciendo... tarea.

SungHoon vio la cajetilla y el cenicero en la mesa, ni un solo cuaderno a la vista.

—Está bien, sólo dime qué mierda tienes escondida en tu cuarto. Nuestros padres están furiosos.

WonYoung palideció.

—Mierda, mierda, mierda.

—¿Hay algún problema?— un chico pelirrojo se acercó preocupado. Un Alfa.

SungHoon lo conocía de algún lado, por lo que no se sintió alerta, sin embargo respondió algo borde:

—No es de tu incumbencia —soltaron los Park al mismo tiempo.

—Quieren echarte de casa. —dijo el mayor mientras se alejaba del establecimiento— Podrías decirme ¿qué hiciste ahora?

—Yo... Hoon, prométeme que no te vas a enojar —su voz tembló. Él asintió, curioso y molesto se giró hacia ella cuando el auto se detuvo en un semáforo.— Changers.

SungHoon rodó los ojos y se masajeó la sien.

—¿Por qué mierda...? WonYoung, sabía que tu cerebro era pequeño pero me sorprende que guardes semejantes cosas en la casa. ¿Acaso nunca aprendiste nada de mi? Eres una tonta, cachorra —el pelinegro medio sonrió burlón.— Te llevaré a mi apartamento y te quedarás ahí hasta que se calmen las cosas en casa.

—¿No estás enojado? — SungHoon sintió su corazón apretujarse al escuchar el tono de voz de su hermana.

—¿Por qué estaría enojado? Te gusta que te la metan, no es un pecado...—extendió una mano y le pellizcó una mejilla— Solo espero que sepas los peligros de estar con un Alfa.

—Lo sé, Hoon —bajó la mirada avergonzada— Lo siento.

—No tienes porqué disculparte, cachorra. Todo saldrá bien. Yo te protegeré.

♡❜

—¿Hoon? ¿Qué es...? ¿Qué son Changers?

Un SungHoon de 18 años se tensó inmediatamente, observó de reojo las pastillas y luego fijó la mirada en su hermana.

—Sirven para aparentar ser un omega.

— ¡Oh! —sus mejillas enrojecieron— ¿Lo usan los alfas?

—Sí, ocultan tu esencia y la hacen más dulce... uhm, así pueden... relacionarse-estar entre ellos, entre alfas, digo —se rasca la nuca.

—¿Hoon?

—¿Si?

—¿Si te dijera que me gustan los alfas... dejarías de quererme?

Las manos de su hermana se aprietan en nerviosismo y tiene los ojos pegados al piso, huele a vergüenza, miedo y asco (a sí misma). Es muy leve, y si tuviera un mejor sentido del olfato, seguro podría determinar exactamente lo que está sintiendo, pero WonYoung desprende un aroma parecido a la tristeza y cuando levanta la cabeza y ve sus ojos llorosos, lo confirma.

—No —responde simplemente y toma la caja blanca de Changers— Te diría que te voy a querer por siempre.

Aparcó fuera de su casa, recordando la primera dosis de pastillas que le compró a su hermana y suspiró. La puerta principal se abrió al momento en que ellos bajaron del coche.

Park Chan salió furioso, con una bolsa transparente llena de Changers y perfumes para cambiar el olor. Se las aventó a su hija a los pies y casi le escupió cuando dijo:

—Lárgate, fenómeno.

SungHoon dio un paso en frente y vio como su padre alzó una ceja. Casi escuchó como apretaba los puños y le crujían los nudillos. Estaban desafiándose.

—Retráctate.

—¿Dijiste algo, niño?—tenía veintiún putos años. ¿A quién le llamaba niño? Su sangre hirvió y por un segundo se descuidó y Chan pudo oler la ira fluyendo en su sangre, la molestia, el enojo y las ganas de gritar. El mayor levantó la barbilla y una ceja.

Su padre avanzó y quedaron a centímetros de distancia, sus Alfas rugiendo internamente.

— Chan, por favor, no hagas esto. Son tus hijos.

Parecía que iba a bajar las defensas y hacerse para atrás cuando escuchó a SungHoon gruñir.

Lo había retado.