♡ ─ Cuatro.

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—No puedo hacerlo.

—En realidad, no te pregunté si podías. Te dije que lo harías.

—Pe-pero...

—Es mi decisión final. Lo harás y punto.

—¿No hay otra solución?

—No. Ahora mismo ve a su casa y hazlo.

—Está bien.

El rizado salió de la oficina y fue a la casa de JaeYoon. Sabía cómo lo haría y no le importaba si rompía el corazón del castaño o si su decisión llegaba a matarlo.

O al menos eso trataba de hacerse creer a sí mismo.

No, lo más importante para un Lee es su familia. Lo demás puede irse a la mierda, esa era la regla más importante en su familia, bajo esa misma regla los habían criado a él y a su hermana.

Les habían enseñado a no romperla, literalmente, no importaba de quien se tratase todos en su familia velaban por el bienestar del otro y HeeSeung no iba a ser el primero en romperla, por supuesto que no.

En algún momento creerá en sus propias mentiras ¿no?

Llegó al edificio donde vivía JaeYoon y subió rápidamente las escaleras, mientras más rápido acabe eso mejor ¿verdad? Tocó la puerta, un Jake sonriente salió y casi se arrepentía de hacerlo, casi por no decir que ya está arrepentido.

—Mi amor, no sabía que vendrías. —Intento acercarse, pero el rizado se alejó y eso lo confundió.

—Debemos hablar.

Trató de ser lo más frío posible y al ver la expresión de Jake supo que lo logró. El menor asintió y se hizo a un lado para dejar pasar al otro. Una vez dentro miró por última vez a Jake y suspiró.

—¡Cierto! Quería decirte algo importante —Estaba emocionado y Jake hace mucho no hablaba así, más específicamente desde que su familia murió en ese accidente. —Verás fui al médico con SungHoon, para hacerme unos estudios porque no me sentía muy bien, y el doctor me dio una gran noticia y es que...

—Terminamos. —Lo cortó de repente.

—¿Q-Qué?

—Eso, terminamos. No quiero volver a verte por mi casa e incluso ni siquiera quiero saber algo sobre ti. Conseguí cuanto quería y ahora ya no te necesito.

—No, Hee. P-por favor, n-no me dejes. —Comenzó a llorar mientras intentaba, nuevamente, acercarse a HeeSeung, pero este se quitó bruscamente.

—No me toques. Solo vine a eso y ahora, déjame en paz.

—Pe-pero dijiste que me amabas como yo lo hacía y —otro sollozo no le permitió acabar.

—¿¡Qué acabas de decir!? ¡Estás muy equivocado!

— HeeSeung —sollozó — por favor... No me hagas esto.

—¡Entiende de una maldita vez, Shim JaeYoon!

—Pe-pero t-tu...

No pudo continuar porque sintió un ardor de la nada en su mejilla. HeeSeung, su HeeSeung le acababa de dar una bofetada.

El rizado lo tomó demasiado fuerte por los hombros y lo miró directamente a los ojos y por primera vez desde que lo conoció, JaeYoon logró ver en sus ojos odio y asco.

—Escúchame muy bien, Jake. Porque no pienso repetirlo. Yo simplemente estuve contigo y cumplí tus estúpidos caprichos únicamente porque te quería en mi cama. Te marqué, sí. Pero NO me importa ese estúpido lazo ¿sabes por qué? ¡Porque no me interesa tener absolutamente nada con alguien como tú! Mírate, no eres nada más que un estorbo en la vida de todos, eres un inútil e idiota. ¡No quiero volver a verte!

Salió de ahí dando un portazo y comenzó a correr por las escaleras hasta llegar donde dejó su auto, se subió y arrancó. Comenzó a manejar sin rumbo exacto y durante el camino comenzaron a salir lágrimas de sus ojos y se detuvo en aquel lugar, donde había conocido al castaño.

Bajó del auto, caminó hasta ese árbol, se sentó y se soltó a llorar mientras recordaba cada cosa vivida en ese lugar, cada promesa hecha, cada beso, abrazo, caricia, recordó absolutamente todo y al recordar esa bofetada se sintió mucho peor.

—Perdóname, Jakey. Por favor, perdóname. —susurró. — No quise lastimarte, en verdad que no. Pero no tengo opción, no puedo desafiar a mi padre, perdóname por no luchar por ti...

Un nudo se formó en su garganta y cada vez soltaba sollozos más lastimeros, podía sentir el dolor de su omega y, en verdad, deseaba volver por él y desaparecer, pero algo se lo impedía: su crianza.

—Siempre voy a amarte, soy un estúpido y lo sé, pero no puedo, en verdad no puedo. Por favor solo... —Gritó frustrado e hizo a muchos asustar.

Se levantó y volvió, en su auto, a su casa. Ahí ya lo esperaban sus padres.

—¿Lo hiciste? —Preguntó su padre con una sonrisa que se borró al ver el vacío en los ojos de su hijo cuando le respondió.

—Si, acabo de terminar con el amor de mi vida por ti. Acabo de lanzar a la deriva a quien realmente amaba, ya debes estar tranquilo. Acabo de —Sollozó. — Acabo de firmar la sentencia de muerte de la única persona realmente importante en mi vida. ¿Ya están felices?

—Hijo... —Intentó hablar RyuJin, pero HeeSeung no la dejó.

—¡Hijo nada! ¿Por qué no lo detuviste, mamá? ¿Por qué dejas que me lastimen cuando le juraste a mi hermana, antes de que ella muriera, que me cuidarías? ¿¡Por qué!? —Gritó entre lágrimas.

—Superarás a ese chico, HeeSeung. Yo te advertí hace tiempo cuáles serían las consecuencias, pero tú no hiciste caso. No intentes echarle la culpa a tu madre ahora.

—No le echo la culpa porque el único culpable soy yo. Soy culpable de no luchar por quien realmente amo y me ama, soy culpable por ser débil. Querías dar por terminada mi relación con él pues lo conseguiste, pero no esperes un abrazo de parte mía porque de ahora en adelante ustedes solo son las personas que me dieron la vida, esos que nunca tienen tiempo para mí. Más allá de eso ustedes no son nada.

Sin dejarlos responder entró a su casa y fue directo a encerrarse a su habitación. No quería absolutamente nada y ni siquiera abrió la puerta cuando YeJi, su nana, había tocado. Solo durmió deseando estar en una pesadilla.

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