08.

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― ¿Qué tienes ahí, Jay-shi?

Jay parpadeó, levantando la vista cuando JungWon le habló, y se sintió algo desorientado, frunciendo el ceño para tratar de concentrarse en lo que la había dicho Ni-Ki minutos antes, cuando caminaban hacia el salón.

Ni-Ki se sentó al lado de JungWon, sonriendo.

―Una invitación ―dijo con voz uniforme, volviendo sus ojos al bonito papel entre sus manos.

JungWon lucía desconcertado.

― ¿Una invitación? ―repitió―. ¿De qué?

Jay abrió el papel, leyendo.

―De Kim SeonWoo ―dijo―, para asistir a su cumpleaños el sábado, en su casa. La temática es fiesta de disfraces.

JungWon se volvió hacia Ni-Ki, que sacó de su bolsillo dos invitaciones, y le tendió una a su amigo. Yang lucía algo irritado, tomando uno de los papeles, y leyendo las palabras impresas.

Dijo que quería invitarte pero no sabía cómo acercarse a ti ―le dijo Ni-Ki―, nos las entregó recién.

No pienso ir ―replicó JungWon con furia.

Jay seguía teniendo el ceño fruncido.

―Si es una fiesta de disfraces, ¿qué significa eso? ¿Debo comprar algo? ¿Debo llevarle un disfraz a SeonWoo?

JungWon observó a su amigo y suavizó su expresión.

― ¿Nunca has ido a un cumpleaños, Jay?

El chico se encogió de hombros, sin cambiar su cara.

―Nadie me invitaba ―dijo con simpleza.

Ni-Ki lo codeó, pidiéndole que le dijera sobre lo que estaban hablando. A veces, Jay parecía olvidar que Ni-Ki no podía entenderlos si hablaban sólo en voz alta.

JungWon repitió lo recién hablado y Ni-Ki mordió su labio inferior.

― ¿Y tus cumpleaños, Jay-shi? ―preguntó Ni-Ki llamando su atención.

Jay jugueteó con la tarjeta, distraído.

Nadie llegaba, ni siquiera mis primos ―contestó fijándose otra vez en el papel, fascinado, para después voltearse hacia JungWon ―. Nos invitó a los tres, ¿vamos a ir?

JungWon permaneció estático.

Ni-Ki lo observó.

―No creo que sea lo mejor, Jay ―contestó JungWon.

Jay asintió.

Ni-Ki se cruzó de brazos.

Yo tampoco he ido a algún cumpleaños en mi vida ―dijo observando a su mejor amigo con desafío.

JungWon quería golpear a Ni-Ki porque sabía lo que estaba haciendo, poniéndolo entre la espada y la pared de tan vil forma, estando consciente de que la debilidad de él eran ellos dos.

Aunque, bueno, era cierto eso de que Ni-Ki nunca fue a algún cumpleaños, y aunque JungWon y él pasaban juntos esos días, eran sólo ellos dos porque no tenían más amigos. JungWon era invitado a las fiestas de sus compañeros hasta que dijo que le gustaban los chicos, y Ni-Ki...

A él le empezaron a celebrar sus cumpleaños desde los once años en adelante.

Fulminó con la mirada a Ni-Ki para después voltearse a Jay, que seguía observando la invitación con evidente atracción, como si quisiera entender por qué él había sido invitado a una fiesta de cumpleaños.

Su voz trató de sonar suave.

― ¿Te gustaría ir, Jay-shi? ―preguntó llamando su atención.

La expresión de Jay, que solía estar casi siempre fruncida, pareció iluminarse un poco ante su pregunta.

―Si es de disfraces, ¿qué significa eso? ―dijo en cambio.

JungWon le sonrió.

―Que puedes disfrazarte de quién desees y... y ser quien desees por una noche, Jay.

― ¿Puedo ir de dinosaurio?

―De un tiranosaurio si quieres.

Los labios de Jay temblaron, como si quisiera sonreír.

―Me gustaría ir ―dijo con recelo―, pero si tú dices que no, entonces no vamos.

Ni-Ki le observaba, expectante, y JungWon maldijo a su mejor amigo y a SeonWoo porque sabía que si SeonWoo los invitó era porque también sabía que no iba a poder decir que no. Mierda, JungWon deseaba decir que no porque si veía a SuNoo, actuaría como un idiota enamorado frente a él, y JungWon no quería eso.

Suspiró, derrotado.

Está bien ―dijo rodando los ojos―. Vamos a ir al cumpleaños.

Ni-Ki aplaudió, emocionado, mientras Jay sonreía con gusto. Sin embargo, segundos después su expresión cambio.

― Yang JungWon ―balbuceó asustado―, ¿qué le llevaré de regalo?

JungWon no sabía si llorar o reír.

♡❜

RyuJin le estaba mirando con clara reprobación y SungHoon quería desaparecer de allí para que su novia no le diera un golpe, así que puso una expresión de animal abandonado, esperando conmoverla con ello.

― ¿Por qué no contestaste mis llamadas? ―preguntó RyuJin mosqueada.

―Lo tenía en silencio, lo siento ―volvió a disculparse tratando de no lucir culpable.

La chica le miró con expresión de disgusto, pero SungHoon se mantuvo impasible aunque por dentro era un volcán a punto de explotar por los nervios.

La noche anterior había vuelto con HeeSeung a D-Town, el club que se dedicaba a hacer batallas de rap cada noche por mera diversión y, por qué no, hacerse conocidos para que algún productor deseé ofrecerles algo más.

Cuando tenía quince años e iba a D-Town con Geonu, siempre le contaba que ese era su sueño, poder dedicarse a componer y rapear. Geonu le apoyaba en todo, sonriéndole de esa adorable forma que hacía a su corazón latir, y le gritaba en apoyo cuando era su turno en el rap.

SungHoon sabía que RyuJin jamás aprobaría esas salidas.

RyuJin era una buena chica: no era grosera, no era engreída, no se creía superior a todo el mundo a pesar de sus notas y de venir de una familia acomodada. RyuJin prefería mantener conversaciones educadas, pasar inadvertida y ayudar a sus compañeros en las dificultades académicas que pudieran tener. Así fue como se habían conocido después de todo: WonYoung estaba teniendo dificultades en Álgebra, y RyuJin se ofreció para ser su tutora.

Pero SungHoon sabía también que RyuJin miraba los estudios como la única forma para surgir en la vida, y si le contaba que no quería ir a una universidad y encerrarse en una oficina el resto de su vida, ella no dudaría en hacerlo desistir.

Después de todo, ambos parecían destinados a seguir juntos en la universidad para después casarse y formar la perfecta familia feliz.

Aquel futuro lo asustaba un montón.

― ¿Me estás evitando? ―preguntó entonces RyuJin―. Ya no pasamos mucho tiempo juntos. Pareciera que HeeSeung es tu novio.

Se atragantó con su saliva, incrédulo ante las palabras de la chica, y sacudió su cabeza con fuerza.

― ¿Qué estás diciendo? ―dijo con algo de fastidio en su voz, sorprendiendo a la chica―. Sabes bien que HeeSeung es mi mejor amigo. Por otro lado, tú te la pasas todas las tardes en la biblioteca estudiando en lugar de querer salir conmigo.

RyuJin se removió, incómoda.

―Baja la voz, nos van a oír ―pidió RyuJin mirando hacia los pasillos, donde el resto de los estudiantes hablaban entre sí aprovechando el receso.

Pero SungHoon se había enojado realmente.

¿Por qué ella le estaba haciendo una escena de celos con su mejor amigo? ¿Acaso creía que él le daría razón y se alejaría de HeeSeung? ¿Qué clase de amigo sería entonces?

RyuJin estaba siendo irracional.

Además, el idiota de HeeSeung andaba pensando –espiando– formas de conquistar al amigo de JungWon.

Se enderezó, disgustado.

―Hablemos de esto en otro momento ―le dijo haciéndola a un lado con delicadeza.

―Oppa... ―dijo la chica con voz tímida.

Aquel oppa le hizo recordar la forma en la que WonYoung había llamado a Ni-Ki, y se estremeció.

―Nos vemos ―se apresuró a decir caminando por el pasillo con expresión de molestia.

Para su propia fortuna, RyuJin no lo siguió (aunque esperaba en el fondo que lo hiciera, por Dios, eran pareja y acababan de pelear).

Sin embargo, al salir al patio trasero del edificio, chocó con Ni-Ki.

Lo alcanzó a sostener antes de que golpeara el suelo, tratando de relajar su ceño fruncido al ver la expresión inquisitiva del menor, y debido a los nervios repentinos que le invadieron (¿por qué siempre que estaba con él se sentía así?) comenzó a sacudir los hombros del chico, como si estuviera limpiándolo.

― ¿Nuestros encuentros siempre serán así? ―regañó como si nada mientras Ni-Ki dejaba que el mayor sacudiera su ropa, sonriendo ampliamente.

SungHoon lo miró, delgado, alto, con una expresión inocente, y sintió su estómago algo apretado de pronto, una sensación extraña asentándose en su cuerpo.

Ni-Ki levantó la libreta que siempre cargaba, escribiendo algo con torpeza para después entregárselo.

Hyung, ¿está bien? Tiene cara de molesto.

Suspiró, sacudiendo su cabeza, y de forma inevitable le revolvió el cabello.

Todo bien, Ni-Ki.

¿Estás solo?

El menor leyó la pregunta, negando con la cabeza, sin borrar esa sonrisa enorme en su rostro, y SungHoon no podía dejar de mirarlo. No podía dejar de observar su cara bonita, sus ojos brillando por algo que no podía entender.

Riki era un chico tan bonito que SungHoon se sintió feo de pronto.

JungWon está impidiendo que tu amigo le coquetee a Jay-shi.

Leyó la respuesta y SungHoon dejó salir una maldición baja, sabiendo que las habilidades de conquista de HeeSeung rozaban lo torpe, y sintió pena de pronto por Jay porque si HeeSeung se proponía algo, no iba a desistir hasta conseguirlo.

Antes de poder responderle, escuchó un grito que llamó su atención:

― ¡Oooooooooooooooppaaaaaaaaaaaaaaa!

Se volteó dispuesto a saludar a WonYoung, enmudeciendo cuando la chica abrazó a Ni-Ki con una sonrisa enorme y Riki retrocedía, manteniendo el equilibrio.

SungHoon borró la pequeña sonrisa en su rostro, sin saber por qué su hermana menor estaba abrazando a ese chico con tanta confianza, y algo picó en su estómago.

Ni-Ki le revolvió el cabello a WonYoung amistosamente, sacándole una risa divertida, y SungHoon no lo soportó más.

― WonYoung ―llamó su atención.

Su hermana le miró.

― ¡SungHoonnie! ― WonYoung le pellizcó la mejilla de forma sorpresiva―. ¿Estabas hablando con Ni-Ki oppa? ―la chica parpadeó―. ¡Mira, estuve practicando todo el día de ayer! ― WonYoung se volteó hacia Riki otra vez, e hizo unos gestos con sus manos mientras hablaba en voz alta también―. ¿Cómo estás, oppa?

El rostro de Ni-Ki se iluminó cuando WonYoung habló en lenguaje de señas, fascinado.

SungHoon deseó por unos segundos que Ni-Ki lo mirara a él así.

Borró el pensamiento con rapidez, confundido.

―Es divertido ―dijo WonYoung con voz dulce―, aprender el lenguaje de señas es muy divertido.

Sintió su corazón detenerse cuando WonYoung agarró los mofletes de Ni-Ki y se los apretó, el chico simplemente sonriendo, y SungHoon sintió una punzada de algo extraño en su estómago porque él quería ser capaz de hacer eso.

― Ni-Ki oppa es muy adorable ―dijo WonYoung sonriendo―, adorable y guapo ―suspiró.

SungHoon sintió deseos unos segundos de agarrar a Nishimura y alejarlo de su hermana, y no podía entender, comprender, muy bien el por qué.

Ni-Ki no estaba haciendo nada malo, WonYoung tampoco. Por otro lado... ¿no debería sentirse feliz de que su hermana estuviera relacionándose con más personas? SungHoon sabía lo cerrada y reservada que era.

Pero no podía sentirse feliz.

Ni-Ki observó a SungHoon, viendo que el mayor ya no sonreía, y se sintió un poco triste porque estaba logrando llevarse bien con él, olvidar los rencores pasados, pero ahora lucía algo molesto y frustrado. ¿Quizás a él no le gustaba que se juntara con su hermana?

Bueno, ¿a quién podría gustarle? Ni-Ki sabía que todo el mundo le esquivaba por ser extraño y no ser un chico normal, ¿cómo podría culparlo?

SungHoon le entregó el cuadernito donde escribía, y leyó la frase anotada:

Llévame contigo, necesito encontrar a HeeSeung.

Parpadeó, leyendo otra vez la frase, y los ojos de SungHoon se suavizaron cuando ambos chocaron miradas.

Ni-Ki se encontró con que no podía decirle que no.

Asintió, desviando su vista ahora a WonYoung, y escribió algo. La chica lo leyó y frunció los labios, sacudiendo su cabeza en una negativa, anotando algo en la libreta. SungHoon alcanzó a leer, alivio extendiéndose por su cuerpo.

No puedo acompañarlos, debo ir con mis amigas, ¡pero podemos irnos juntos!

―Nos vemos, oppas ―se despidió WonYoung alejándose.

Ni-Ki le hizo un gesto de despedida y SungHoon asintió, todavía algo tenso e irritado.

Sin embargo, se le pasó cuando Ni-Ki lo agarró de la muñeca, sus dedos tocando su piel, y sintió algo cálido recorriéndolo. Ni-Ki tiró de él, sonriéndole, y SungHoon se encontró devolviéndole la sonrisa sin poder evitarlo.

Ni-Ki no sólo era hermoso, se dio cuenta, sino que también increíblemente adorable, tanto que no podía soportarlo porque deseaba abrazarlo de pronto.

Se sentía como si estuviera viendo a Geonu, cuando el chico le tomaba la mano y le atraía hacia su cuerpo, obligándole a bajar la cabeza para así besarlo.

El recuerdo envió una punzada de dolor en su corazón, pero se obligó a concentrar sus ojos en la nuca de Ni-Ki, que avanzaba por los pasillos sin dejar de sonreír.

Sin dejar de hacer aletear a su corazón.

♡❜

JungWon estaba a punto de pegarle a HeeSeung a pesar de que el chico fuera mayor que él, pero Jay se le adelantó.

Aunque, bueno, el golpe de Jay fue más bien un pellizco en la nariz.

― ¡Au, au, Jay-ah! ―chilló HeeSeung.

La expresión de Jay no cambió.

―Mamá me pellizca la nariz cuando dice que estoy siendo malcriado ―explicó Jay―. No seas malcriado, apestoso ―el muchacho entonces parpadeó―. ¿Jay-ah? ¿Qué es eso? Me llamo Jay Park o mejor Park JongSeong.

HeeSeung frotó su nariz enrojecida por el pellizco mientras JungWon suspiraba, exasperado.

―De verdad, HeeSeung hyung, no puedes hacer... ―empezó a decir JungWon antes de ser interrumpido.

― ¡No estoy siendo malcriado! ―reclamó―. ¡Ni tampoco apesto! ―entonces, una lenta sonrisa se extendió por su rostro―. Es un sobrenombre, Jay, como Jay-shi o JongJong. ¿No te gusta? Jay-ah. Encuentro que es muy bonito.

Jay observó a HeeSeung sin cambiar su rostro, aunque sus ojos parecieron brillar un momento.

―Mamá dice que sólo mis amigos y ella me pueden decir sobrenombres ―dijo Jay―. ¿Somos amigos, entonces?

HeeSeung humedeció sus labios.

―Yo digo que somos más que amigos.

― ¡HeeSeung!

― ¿Cómo podemos ser más que amigos?

― ¡Jay!

―Los novios también se dicen apodos. Yo seré HeeSeunggie para ti.

― ¡Oh, dios...!

― Perro apestoso te queda mejor ―dijo SungHoon apareciendo con Ni-Ki ―. Pobre JungWonnie, eres la manzana de la discordia.

JungWon soltó un bufido, sacudiendo su cabeza en señal de incredulidad mientras HeeSeung se giraba, enfurruñado por la situación. Jay pestañeaba, algo confundido por lo recién ocurrido, y su expresión de pronto se iluminó.

― ¿Novios? ¿Cómo SungHoon y Ni... shi? ―corrigió a último minuto, porque los sobrenombres le seguían costando un poco.

JungWon miró a Jay como si le hubiera crecido un tercer ojo en tanto HeeSeung enarcaba una ceja. El rostro de SungHoon se tornó rojo ante las palabras del menor; Ni-Ki ladeaba la cabeza sin haber comprendido nada.

― ¿Qué dices? ―balbuceó JungWon―. SungHoon hyung sale con mi hermana, JongJong.

Jay arrugó las cejas en señal de confusión.

―Pero están tomados de la mano ―señaló hacia Ni-Ki y SungHoon―. Si están tomados de la mano es que son novios, me lo explicó mi mamá.

Todos se giraron a ver lo que decía Jay.

Bueno, no eran manos entrelazadas: Ni-Ki tenía la muñeca de SungHoon agarrada, pero aun así...

SungHoon tiró de su mano, separándola de los dedos de Riki, y el menor se sobresaltó con los ojos abiertos enormemente para que su cara se volviera colorada al notar lo que había ocurrido.

― ¡No, no, no es lo que...! ―farfulló SungHoon para después observar la pantalla de su celular―. HeeSeung, necesito que me acompañes a comprar algo al comedor.

―Pero si ya almorzamos ―se quejó HeeSeung.

SungHoon fulminó con la mirada a su mejor amigo, que pareció entender la indirecta con disgusto, y se puso de pie murmurando por lo bajo.

―Nos vemos ―se despidió SungHoon.

―Adiós chicos, nos vemos Jay-ah ―dijo HeeSeung.

―Adiós, perro apestoso ―contestó Jay distraído.

HeeSeung se fue quejando en todo el camino.

Ni-Ki se sentó al lado de sus amigos ignorando la mirada de JungWon en tanto Jay sacaba su cuaderno de Ciencias para hacer la tarea asignada ese día. La profesora había dicho que hicieran la tarea lo antes posible, por lo que Jay la iba a hacer en ese instante para poder cumplir con la orden dada. JungWon pensó en explicarle que no era necesario hacerla ahora, pero decidió centrar su atención en Ni-Ki, que parecía distraído.

JungWon le hizo un gesto, llamando su atención.

¿Qué hacías con él? ―preguntó con expresión seria.

Me lo encontré en el pasillo y me pidió traerlo porque buscaba a HeeSeung ―se defendió arrugando el ceño.

Nishimura no podía entender por qué JungWon lucía molesto ante lo recién ocurrido, por qué parecía algo fastidiado, hasta que lo recordó.

Hasta que recordó que SungHoon salía con su media hermana. Y JungWon y RyuJin podían tener sus diferencias, pero eso no significaba que él quisiera hacerle daño. Y lo recién ocurrido, ver que ellos estaban agarrados de la mano de esa forma, activó las alarmas de JungWon.

Y las suyas propias, también, porque la piel de SungHoon junto a la suya se sintió bien que no le tomó el peso necesario y se permitió tenerlo cerca, sonriéndole, porque había algo atrayente en SungHoon que no podía explicar pero le gustaba. Le gustó desde que lo vio, en ese torpe accidente, mientras él le observaba en un momento vulnerable.

Ni-Ki no podía explicarlo en palabras pero no era correcto hacer eso.

Escribió algo rápido en el cuaderno antes de tendérselo a Jay.

¿Me ayudas en la tarea, Jay-shi?

―Bueno, ven aquí ―dijo Jay sin levantar la vista.

JungWon no dijo nada, aunque seguía algo pensativo, y Ni-Ki se prometió tener más cuidado la próxima vez.

♡❜

Ni-Ki cerró la puerta detrás de él, algo aliviado porque ahora estaba en casa y eso significaba que JungWon no podría seguir insistiendo en el tema como había hecho durante todo el día, y caminó hacia el comedor.

Se detuvo cuando vio a un hombre sentado en el sillón, su expresión iluminándose, y sin pensarlo dos veces se lanzó sobre la visita.

― ¡Ooooou! ―se sobresaltó el hombre―. ¡Ni-Ki-shi!

― Ni-Ki, no seas salvaje con tu tío YeoSang ―regañó YuNa entrando.

―No lo retes ―contestó YeoSang encantado, riéndose cuando Ni-Ki se acomodó sobre la visita, emocionado―, hace mucho no lo veo ―apretó las mejillas de su sobrino un instante―. ¿Cómo estás, Nini?

Ni-Ki se sentó en las piernas de YeoSang, sin dejar de sonreír por la emoción.

Bien, estoy muy bien ―contestó―. ¿Va a quedarse un tiempo, tío YeoSang?

YeoSang fingió pensar.

Tu madre no me quiere aquí por el regalo que te traje, Nishi.

La palabra regalo hizo que Ni-Ki se pusiera de pie otra vez por la emoción, sonriendo ampliamente mientras caminaba hacia su mamá con ojitos de ciervo, grandes y necesitados.

YuNa sintió su corazón romperse.

― ¡Mamá, mamá, por favor, por favor, que tío se quede! ¿Cuál es mi regalo? ¡Quiero verlo, mamá, mamá!

Hubo un breve momento en el que YuNa se vio más joven, despidiéndose de un pequeño Ni-Ki porque iba a ir al parque con su papá mientras ella se quedaba preparando el almuerzo, y nunca volvió.

― ¡Ma, ma! ―había chillado Ni-Ki con vocecita demandante―. ¡Vamos los tles, ma!

Ella se había reído ante sus palabras, tomándolo en brazos mientras JeongIn se ponía su chaqueta, y besó las mejillas coloradas de su Riki haciéndolo reír.

―No puedo ir, debo hacer la comida ― Ni-Ki hizo un puchero―, pero para la siguiente salida, iremos los tres, ¿está bien?

― ¿Pomesa? ―preguntó Ni-Ki siendo dejado en el suelo.

Promesa ―le dijo YuNa antes de revolverle el cabello.

JeongIn la había llamado dos horas después, diciendo que no encontraba a Ni-Ki y que la policía ya lo estaba buscando. Ese día había sido el comienzo de su infierno.

― ¿YuNa?

Parpadeó cuando YeoSang habló con voz preocupada y enfocó su vista en Ni-Ki, que le miraba con ojos parpadeantes, confundido.
Se obligó a sonreír y pellizcarle la mejilla.

Ve a tu cuarto mientras pienso en si tío YeoSang se queda o no unos días ―le dijo.

Ni-Ki hizo un gesto de enfurruñamiento, tomándole la mano para llamar su atención.

¿Mi regalo? ―preguntó con expresión de cachorrito.

YuNa sacudió su cabeza.

A tu cuarto ―ordenó.

Ni-Ki soltó un bufido, agarrando su mochila y subiendo con pasos enojados hacia su habitación mientras YuNa se sentaba en el sofá junto a YeoSang, que le seguía mirando con preocupación.

― ¿Cómo van las terapias de Ni-Ki? ―preguntó delicadamente.

La mujer se encogió de hombros.

― Jake dice que van bien, que Ni-Ki le habla sobre el colegio y sus amigos y está entendiendo sus propios sentimientos al convivir con el resto, pero... ―hizo una pequeña pausa―, es tan difícil dejarlo ir todas las mañanas, YeoSang, me gustaría dejarlo en casa para que nadie más le hiciera daño...

YeoSang asintió, sin embargo, no pudo decir nada porque entonces se escucharon los pasos frenéticos de Ni-Ki bajando las escaleras, apareciendo en el comedor segundos después. YeoSang sonrió mientras YuNa suspiraba, pero Ni-Ki sólo levantó en sus brazos al pequeño cachorrito que movía su cola de un lado hacia otro.

Ni-Ki abrió su boca, incapaz de decir algo con sus manos porque cargaba al animalito.

―Sí, Nini ―dijo YuNa―, tío YeoSang te trajo un perrito.

―Se llama Bisco ―agregó YeoSang―, lo traje porque me recuerda a ti, ¿qué dices?

Ni-Ki elevó al perro otra vez, incrédulo, para después dejarlo en el suelo. El cachorro no tardó en correr a su alrededor, haciendo círculos, comenzando a ladrar.

¡Un perro! ―dijo Ni-Ki conmocionado―. ¡Un perrito, mami!

¡Es tu regalo de Navidad! ―dijo YeoSang.

¡Eres mi tío favorito, tío YeoSang!

Qué tío Félix no se entere de esto ―murmuró YuNa.

¡Gracias tío, gracias, gracias, gracias!

Llévalo a jugar afuera ―le dijo YeoSang sin dejar de sonreír.

Ni-Ki asintió lleno de emoción, golpeando sus piernas con las palmas de su mano para llamar la atención de Bisco, y el perrito no tardó en seguirlo moviendo la colita, saltando por la emoción.

Una vez solos, YeoSang le sonrió a su hermana menor con cariño.

― Ni-Ki estará bien ―prometió―, va mejorando de a poco.

YuNa suspiró, asintiendo, tratando de creer que tenía razón.

1/6.

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