31.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

- SungHoon perdió de vista a Riki cuando más patrullas policiales llegaron de pronto junto con las ambulancias. El lugar se llenó de oficiales por todas partes y él estaba algo mareado por el dolor, su costado ardiendo gracias a la bala que lo golpeó en esa parte pero el chaleco anti-balas logró repeler.

Lo subieron a una ambulancia, separado de Ni-Ki, y llevaba ya muchos minutos metido en un cubículo del hospital sin saber qué estaba pasando hasta que su mamá llegó de pronto.

―¿SungHoon? ―levantó la vista al oír la suave voz de su mamá, chocando con sus ojos asustados―. Oh, SungHoon, ¿qué pasó...?

Ella se adelantó y lo abrazó con desesperación, provocando que se pusiera a llorar. SungHoon volvió a llorar porque tenía miedo de lo que acababa de ocurrir, porque no podía sacarse de la cabeza la visión de Riki ensangrentado y herido, porque su cuerpo dolía y todo estaba muy mal.

SungHoon sabía que las cosas ya no serían iguales para nadie.

―Lo si-siento, mamá... ―sollozó apenas.

―Está bien ―dijo ella con su tono apretado―, con papá también lo sentimos mucho. No hemos... ―la mujer besó su cabello―, no hemos sido buenos padres. Perdónanos, SungHoon.

Sorbió por su nariz, limpiándola con la manga de su sudadera, dejando que su mamá lo meciera para tranquilizarlo. Pasados unos minutos, la cortina fue abierta otra vez y dos rostros más se asomaron: WonYoung y su papá. Ambos entraron con rapidez, WonYoung casi corriendo a su lado.

―Oppa, tenía mucho miedo ―dijo WonYoung tomándole la mano―, no entendimos mucho, ¿qué ha pasado?

SungHoon negó con la cabeza, incapaz de hablarlo en ese momento porque sería contar toda la historia desde el inicio. Desde que Riki tenía tres años, tener que contar todo lo que le hicieron, explicar qué estaba haciendo él ahí.

Él no podía lidiar con todo eso ahora.

Poco después llegó un doctor que le dio pequeñas indicaciones: le quedaría un moretón por el impacto pero no había ningún hueso roto u órgano dañado, además que debía descansar los siguientes días. Luego aparecieron dos policías para recoger su testimonio.

―¿Y el policía Eric? ―preguntó aturdido.

Ambos oficiales se miraron.

―Ha sido quitado del caso ―respondió uno.

SungHoon quiso discutirles pero sabía que eso podía ser considerado una falta de respeto, así que les contó todo desde un inicio: su discusión con Riki.

Cuando acabó, uno de los hombres dijo que probablemente sería llamado de testigo para el juicio así que seguirían en contacto con él, retirándose de allí. Sus padres lo miraron con ojos como platos, con WonYoung casi temblando.

―¿Ni-Ki oppa estará bien? ―preguntó la chica.

SungHoon no lo sabía, así que no respondió porque no iba a mentirle nunca más.

En el pasillo, JungWon también fue interrogado junto a SuNoo, que le tomaba la mano y hacía círculos en su piel para calmarlo un poco. El mayor notaba lo tenso que estaba además de que todavía no habían visto a Riki en ningún momento, sólo recibieron una llamada que el tío de Ni-Ki, YeoSang, contestó y partieron al hospital. La abuela Solar y YeoSang desaparecieron junto a Jake, que trató de tranquilizarlos dentro de lo posible, pero ahora no tenían mayor contención que al otro.

Los policías se despidieron cuando recogieron la información suficiente, dejándolos solos. JungWon miró de reojo a SeonWoo.

―Gracias ―le dijo aunque su voz salió como un graznido―, por... por esto. Por estar aquí conmigo.

SeonWoo asintió.

―Es lo mínimo que puedo hacer por ti ―respondió, el dolor pintando sus palabras.

―No hemos regresado. Tú y yo ―agregó JungWon con tristeza.

―Lo sé ― SuNoo le dio un apretón―, pero te sigo queriendo como la primera vez que te vi, gatito.

JungWon sintió sus ojos llenos de lágrimas y SuNoo lo abrazó, el silencio instaurándose entre ellos, ambos sin saber qué hacer porque tenían claro que se vendrían días muy difíciles.

♡❜

Ni-Ki no volvió al colegio a las dos semanas. Tampoco a las tres. Pasó un mes y no aparecía todavía.

―¿Dónde está? ―preguntó Jay el tercer lunes desde que todo ocurrió―. ¿Por qué Ni-Ki no vuelve?

HeeSeung le dio un beso en la mejilla, sus ojos tristes. SungHoon desvió la vista mientras que JungWon sintió ganas de llorar. Ya no sabían qué decirle a Jay para que pudiera entender todo lo que ocurrió, al chico le era difícil comprender las cosas que le hicieron a su amigo.

―No puede volver ―explicó HeeSeung―, no por ahora, Jay. Él se está recuperando y no puede venir.

―¿Todavía se sigue recuperando de lo que le hizo ese monstruo? ―preguntó JongSeong.

Puede que nunca se recupere, quiso decir SungHoon pero sólo permaneció callado.

―Cuando esté mejor lo iremos a ver ―prometió HeeSeung.

Ni SungHoon ni JungWon lo habían visto, aunque siguieron callados, comiendo entre conversaciones superficiales. Ambos habían ido el día anterior a la clínica privada a la que trasladaron a Riki días atrás, encontrándose con JeongIn en el pasillo. YuNa no estaba allí.

―Está durmiendo ―dijo JeongIn con voz apagada―, SooBin le dio unas pastillas para dormir porque no logra conciliar el sueño. YeoSang lo está cuidando, supongo que vendrán más tarde. No le gusta estar lejos de aquí.

JungWon se removió nervioso en su lugar.

―¿Riki?

―Sigue igual ― JeongIn hizo un gesto extraño con su boca―. Las heridas superficiales han sido curadas y las más graves están en proceso de. Pero... ―lo vieron tragar saliva― sigue sin reaccionar. No se mueve, no habla y finge no escuchar. Han decidido no llevarlo al juicio que le harán a Shin porque no saben cómo podría comportarse y las pruebas para condenarlo a cadena perpetua son las suficientes.

No pudieron decir algo para consolarlo porque tenían claro lo horrible que debía ser para ellos volver a vivir todo eso. Nadie excepto sus padres tenía autorización para visitar a Riki hasta que se recuperara lo suficiente y pudiera volver a casa, aunque no sabían en qué momento podría ocurrir eso.

Se quedaron hasta que YuNa apareció junto a YeoSang. Los tres adultos lucían bastante cansados y destrozados por la situación.

―¿Podemos pasar a verlo? ―preguntó JungWon con timidez.

YuNa sacudió su cabeza.

―No queremos que lo vean en este estado ―dijo la mujer―, cuando esté mejor.

SungHoon quiso decir algo más pero no lo hizo porque sabía que no correspondía. La culpa en su interior seguía siendo mucha y siendo honesto le complicaba hablar frente a los padres de Riki ya que tenía miedo de que le acusaran de algo –aunque una parte suya sentía que se lo merecía.

¿No fue, después de todo, su culpa que Shin se hubiera llevado a Ni-Ki?

Tuvo que cuidarlo mucho más, protegerlo y entenderlo, pero sólo pensó en sus intereses personales. En sus motivos egoístas que valían una mierda, porque ahora sus papás ya no parecían interesados en si tenía una novia o qué iba a estudiar. Sus papás sólo querían que no le pasara nada malo.

Todas las decisiones que SungHoon tomó fueron un maldito desastre y terminó haciéndole daño a Ni-Ki cuando él sólo quiso hacerlo feliz.

¿Cómo todo pudo acabar así?

♡❜

Muñequito no sabía qué ocurría.

Sentado contra unos cómodos almohadones, observaba el movimiento de esa bonita mujer por el cuarto. Ella decía ser ‹‹mamá›› y le hablaba con cariño, con dulzura en su voz, pero Muñequito estaba esperando el momento en que comenzara a usarlo. Todos los días creía que por fin le usaría, sin embargo ella sólo le daba de comer, le llevaba al baño a hacer sus necesidades y le bañaba sin dobles intenciones.

Ese hombre cálido se comportaba igual que mamá, él se llamaba ‹‹papá›› y le llevaba unos papeles junto a unos lápices de colores, diciéndole que podía pintar. Muñequito nunca se movía porque eso sería cometer un error, señor Shin se enojaría y lo castigaría, aunque a veces si quería aprender a pintar.

Pintar se veía muy divertido.

Mamá abrió las cortinas antes de sentarse a su lado. Muñequito trataba de mirar la pared pero a veces no podía evitar observarla porque era realmente bonita, aunque lucía algo enferma y cansada.

―Mira, he traído gelatina para ti, Riki ―le dijo ella sacando un pequeño envase de su cartera―, papá traerá más tarde, ¿quieres, cariño?

No pudo evitarlo: humedeció sus labios en anticipación porque la gelatina le gustaba mucho.

Reparó en su error y levantó los ojos con pánico, esperando el golpe pero mamá sólo le sonrió suavemente, abriendo el envase, sacando un poco de gelatina con una cuchara de plástico. Recibió la comida con ganas.

―¿Quieres pintar, Ki? ―preguntó mamá una vez acabó, dejando sobre la cama otra vez ese cuadernito con lápices―. Puedes hacerlo mientras esperamos a papá ―agregó, abriéndolo y dejándolo en una página donde había una casita sin colorear.

YuNa, a su lado, se puso a leer un libro que llevó aunque en realidad fingía hacerlo, mirando de reojo lo que hacía su hijo. Los minutos pasaron lentamente, Ni-Ki sin moverse. Diez, quince, veinte...

Cuando pasó casi una hora estuvo a punto de rendirse, pero se quedó quieta al ver a Riki agarrar el cuaderno del borde, acercándolo a su regazo, tomando el color azul. Con timidez, también mirándola, Ni-Ki comenzó a pintar el techo de la casa.

YuNa sintió como la esperanza volvía a renacer.

♡❜

A finales de mayo el juicio contra Shin Kihyun se llevó a cabo.

SungHoon, SuNoo y JungWon tuvieron que ir como testigos al igual que YuNa y JeongIn; incluso Iron y Loco fueron citados para dar declaraciones frente a la corte. Ni-Ki, la semana pasada, fue dado de alta aunque los avances seguían siendo pocos aunque ahora estaba en casa –pero sus amigos seguían sin poder verlo.

―Hey, niño bonito ―dijo Iron cuando vio a JungWon junto a SeonWoo. El mayor soltó un bufido bajo―. Estoy decepcionado porque no me has dado mi cita.

JungWon sintió el color en sus mejillas y parecía querer desaparecer de allí.

―No he tenido tiempo, lo siento ―se justificó―, pero el colegio ya está acabando, si todavía quieres...

―Siempre quiero ―Iron pasó un brazo por los hombros de JungWon, olisqueando su cabello. El rubor aumentó en el rostro del menor―, sigues muy bonito como recuerdo, JungWonnie.

JungWon balbuceó unas palabras torpes mientras Iron se marchaba hacia donde Loco le esperaba. SuNoo dejó salir otro bufido.

―Como odio a ese tipo ―murmuró SeonWoo.

―Tú odias a todo el mundo ―replicó JungWon.

SuNoo fingió no escucharlo.

Durante el juicio, SungHoon no podía dejar de mirar a ese monstruo, sentado en un banco con una expresión de calma, como si no estuviera allí a punto de ser condenado a cadena perpetua. Se veía tranquilo, sólo más delgado, pero no demostraba mayor sentimiento aparte de esos. El odio ardió en su interior.

―Señor Shin ―dijo el juez cuando estaba siendo interrogado―, ¿entonces no niega haber violado y abusado sexualmente de más de veinte niños? ¿No niega haberlos golpeado, torturado, asesinado?

―No ―respondió Shin con ese tono de voz suave y casi paternalista―, no me arrepiento. Lo haría mil veces más.

―¡Eres un monstruo! ¡Un maldito monstruo! ―gritó una persona del público.

―Silencio ―ordenó el juez―. Lo estás admitiendo, pero aun así no quieres decirnos donde tienes a los niños.

―¿Y para qué? ―Shin se rió―. Ellos ya no son niños, son juguetes. Son juguetes que sólo sirven para follar y romper, sino, miren a Muñequito.

YuNa soltó un grito de rabia poniéndose de pie, dispuesta a golpearlo pero JeongIn la tuvo que sacar de allí junto a un policía para que no lo hiciera.

Lo condenaron a cadena perpetua sin derecho a ningún beneficio aunque si decidía colaborar en la investigación podría acceder a ellos.

SungHoon supo con sólo una mirada que Shin no iba a decir cosa alguna así que con desánimo salió de la sala con JungWon y SuNoo.

Fuera, YuNa estaba sentada en un banco, bebiendo un vaso con agua mientras Jake le tomaba una mano, midiendo su presión. JeongIn estaba conversando con su abogado, por lo que ellos se acercaron hacia la mujer.

―Señora Nishimura ―preguntó JungWon con voz tímida, llamando su atención―, ahora que Riki está en casa...

―Oh ― YuNa le sonrió débilmente―, ¿será bueno que lo vean, chicos?

―Es mi mejor amigo ―respondió JungWon.

Es mi novio, trató de decir SungHoon pero la culpa volvió a golpearlo.

―Sí ― YuNa cerró sus ojos por el dolor―, pero él ha bloqueado muchas cosas otra vez. Cuando los nombro frente a Riki, no los reconoce.

Un silencio tenso entre ellos. SuNoo agarró la mano de JungWon al verlo con ojos llorosos.

―Sigue sin reaccionar mucho ―continuó JaeYoon al ver que YuNa ya no podía hablar―, come, si va al baño camina pero regresa a acostarse y dibuja. No hace nada más. Y sólo lo hace frente a YuNa y JeongIn, si es otra persona, sólo se queda quieto mirando la pared ― Jake suspiró por el agotamiento―. A SooBin y a mí esto ya nos supera totalmente.

―¿Qué...? ―balbuceó SungHoon, hablando por primera vez desde que llegó.

YuNa comenzó a llorar quedamente.

―Nos iremos de esta ciudad ―dijo con voz temblorosa―, lo hemos decidido con JeongIn. Nos vamos a mudar a Seúl, con mejores especialistas que lo traten para que pueda... para que él se recupere. Esta ciudad... ―limpió sus ojos― es un trauma para él. Ya no más. Ni-Ki merece comenzar de nuevo lejos de aquí.

JungWon abrió su boca para poder decir algo pero terminó cerrándola porque todos sabían, en el fondo, que la mujer tenía razón. Todos tenían claro que ellos ya no podían hacer mucho por el bienestar de Riki y tal vez alejarse de allí era lo que el chico necesitaba.

SungHoon, por otro lado, sentía que su alma caía a sus pies ante lo que YuNa dijo porque... porque...

Dios, que fracasado era.

Al día siguiente se juntó con HeeSeung en una cancha vieja que quedaba cerca de D-Town, viéndolo lanzar una pelota de básquetbol y encestando con poca facilidad. HeeSeung se le acercó, el sudor cayendo por su rostro.

―Entonces se marcha ―dijo HeeSeung en voz baja.

―En menos de un mes, poco después que las clases terminen ―dijo SungHoon.

―No sé cómo vamos a explicárselo a Jay ― HeeSeung hizo rebotar la pelota en un gesto distraído antes de volver a mirarlo, sus ojos entrecerrados―. ¿Y tú?

―¿Yo qué?

―No te hagas el idiota ―espetó HeeSeung ―. Puedo entender que las primeras semanas hayan sido horribles, pero ya me estás hartando con tu actitud de mierda.

―¿Disculpa?

―Te disculpo ― HeeSeung le lanzó el balón y lo atrapó apenas―, ahora dime qué mierda ocurre.

SungHoon no sabía por dónde comenzar así que permaneció en silencio varios minutos luego de devolverle el balón a HeeSeung, que lo hizo rebotar varias veces. El tiempo pasaba con lentitud, tanta que su amigo encendió un cigarrillo y se lo ofreció. SungHoon lo aceptó, dando varias caladas.

―Extraño a Ni-Ki ―dijo finalmente, y sintió que todo se resumía en eso―. Lo extraño y quiero que esté conmigo y sé que las cosas jamás serán como antes y siento que... siento que en parte es mi culpa todo esto. Tal vez suene tonto, pero si... Si yo hubiera sido un mejor novio, si lo hubiera tomado en cuenta, no habríamos discutido así que...

―Tarde o temprano iba a pasar ―respondió HeeSeung con frío cálculo―, tú mismo lo dijiste. Ese tal señor Shin lo estaba buscando desde hace mucho.

―Lo sé ― SungHoon sollozó―, pero eso no arregla nada, me sigo auto-culpando. Auto-culparme es mucho mejor que asumir que soy un inútil de mierda que tiene miedo de verlo. No quiero verlo porque eso va a destrozarme, porque él se irá y ya no puedo hacer algo para ayudarlo, sólo soy un tonto adolescente que lo arruinó todo.

El cigarrillo entre ellos se consumió a medida que SungHoon hablaba y HeeSeung encendió otro. Su amigo se encogió de hombros cuando le dirigió una mirada acusadora.

―Lo estoy dejando ―se defendió―, pero no veré a Jay hasta mañana, él no va a enterarse.

―Todos estos años he ocultado quien soy realmente ―continuó SungHoon―, y fue Riki quien realmente me veía, quien realmente me conocía, y yo no pude protegerlo un poco. Y ahora él va a irse y tengo miedo de volver a ser ese tonto niño que fingía todo. Mierda, ni siquiera quiero ser presidente estudiantil, ¡apesta! ―soltó una risa rota―. No quiero estudiar Medicina, ¡siempre he querido ser compositor y rapear y Ni-Ki me estaba ayudando! Incluso... incluso...

Incluso le hice una letra, le escribí una canción, trató de continuar pero eso era muy privado. Esa canción era sólo de Ni-Ki, de nadie más.

―Tienes que verlo una vez más ―dijo HeeSeung cuando acabó―, no sólo por ti, sino también por él.

―Sus padres dicen que no nos recuerda ―contestó SungHoon.

―Nos tiene bloqueados ―corrigió HeeSeung liberando el humo de su boca―. Yo iré con Jay para despedirnos, sé que deberíamos ir más, pero tengo claro que eso puede alterarlo y alterar a Jay.

Los padres de Ni-Ki se lo dijeron a él y JungWon, que les permitirían visitarlo pero antes de irse porque no querían hacer el proceso más doloroso. Ni-Ki ahora estaba en una especie de limbo que no sabían controlar y lo único que querían era su bien.

SungHoon se sintió un poco mejor luego de hablarlo con HeeSeung aunque el miedo seguía allí (¿el miedo se iba alguna vez?), incluso el resto de la semana pasó bien... hasta que RyuJin apareció.

Esos dos meses la chica se mantuvo alejada de él por lo que SungHoon estaba agradecido con que ella entendiera la situación y sabía que debía enfrentarla en algún momento, sin embargo, esperaba que no fuera tan cerca de la partida de Riki.

―Oppa ―tartamudeó ella después de clases―, ¿po-podemos hablar...?

SungHoon suspiró, asintiendo, por lo que fueron a un parque cercano al colegio, sentándose en las bancas. El verano llegaría en unas semanas así que el día estaba fresco.

―Lo siento ―dijo SungHoon sin mirarla, observando el césped―, por... por ilusionarte y haber fingido que tú yo podíamos tener algo serio. Por... por romperte el corazón, RyuJin.

―Todavía te quiero ―admitió ella con dolor en su voz―, pero ya... ya sé que tú no lo haces y lo nuestro acabó. Lo... lo siento también por mi actuar ― RyuJin rompió a llorar―. No era yo, lo siento tanto, actúe como una loca, como una arrastrada, y le hice daño a tantas personas...

― RyuJin...

―Le pedí perdón a JungWon ― RyuJin limpió sus ojos pero no dejaba de llorar―, y él me perdonó porque JungWon es muy bueno. Fui una mala hermana para él, la peor, y aun así me perdonó ―lo abrazó entre llantos―. Perdóname tú también, SungHoon.

Lo hizo, ¿cómo iba a guardarle tanto rencor? Al final sólo eran tontos adolescentes cuyo sueño máximo era ser el orgullo de sus padres por lo que harían lo que fuera para eso, incluso si implicaba actuar contrario a sus ideales. SungHoon sabía muy bien lo que era estar bajo la presión de sus papás.

Le devolvió el abrazo, consolándola con calma.

―Algún día ―dijo SungHoon―, vas a encontrar a un chico mejor que yo, que realmente te quiera por ser tú y a quien vas a amar por completo, RyuJin. Estaré muy feliz de que ese día llegue pronto para ti.

Ella lloró más, destrozada por completo, pero SungHoon sintió que ellos dos estaban sanando de alguna dolorosa manera.

El dolor seguiría ahí pero las heridas se iban a cerrar poco a poco, y al final, eso era lo importante.

♡❜

―¿Entonces te vas?

JungWon sonrió con dolor en su mirada ante el atónito rostro de Jay, su boca abierta por completo. HeeSeung suspiró con cansancio.

―Sí ―dijo JungWon, su voz temblorosa―, voy a mudarme con mamá en julio y ella quiere que vaya a otro colegio ―tragó saliva―. Mamá lo sabe todo, sobre los chicos que me molestan y... y no quiere que esté más aquí.

―Pero... pero ¿no te voy a ver más? ¿Y a Ni-Ki tampoco? ―balbuceó Jay conmocionado―. ¿Ya no seremos amigos?

Yang sorbió por su nariz, sus ojos picando por la situación. Las clases acabarían en poco más de dos semanas y las cosas en su casa estaban muy tensas. Su padre apenas le hablaba, Jennie no le dirigía ninguna mirada y la única persona con la que conversaba en la cena era con RyuJin, que lucía también muy triste por todo. No soportaba más ese lugar.

―Podemos seguir siendo amigos ―afirmó JungWon―, pero ya no nos veremos todos los días, Jonggie.

JongSeong miró hacia todos lados como tratando de orientarse porque todo lo que le estaban diciendo le provocaba demasiados nervios.

―Pero me voy a quedar solo ―dijo, su voz como un hilo―, Ni-Ki, HeeSeung y tú se van.

Ese era el último año académico de HeeSeung en la secundaria junto con el de SungHoon. JongSeong tenía mucha razón, volviendo todo más difícil de lo que ya era.

― TaeHyun se queda y WonYoung también ―recordó JungWon.

―Pero ellos no son mis amigos ―replicó JongSeong, comenzando a enfadarse―. ¡No quiero que te vayas, eres mi amigo! ―golpeó la mesa con su mano―. ¡Los amigos no se dejan solos!

― JongSeonggie...

―¡Tú no eres mi amigo entonces si te vas! ―soltó Jay―. ¡No eres un verdadero amigo!

― JongSeong, vamos ―dijo HeeSeung al ver como JungWon hacía una mueca al escucharlo―, no digas esas cosas ―el mayor le tomó la mano a su novio que seguía soltando palabras, levantándolo de la silla.

―¡Los amigos de verdad nunca se dejan solos!

―Te lo voy a explicar...

HeeSeung se llevó a Jay a rastras, importándole poco si estaban llamando la atención de otras personas, y JungWon frotó sus ojos para alejar las lágrimas punzantes por salir. Sabía que JongSeong estaba algo alterado pero eso no quitaba que sus palabras hubieran dolido.

Él también estaba asustado, además, porque iniciar un nuevo año escolar en otro lugar, con completos desconocidos, provocaba que su ansiedad se disparara. Mamá había hablado de llevarlo a un psicólogo porque le preocupaba los sentimientos tristes que tenía.

Siguió comiendo sin compañía alguna, suspirando por el cansancio que todo le estaba provocando. Extrañaba mucho a Riki, no quería que se fuera porque a pesar de la pelea que tuvieron, él le quería demasiado.

Guardó sus cosas con calma. El timbre tocaría en pocos momentos.

―Hey, JungWonnie...

Se giró al oír la conocida voz.

―¿Qué ocurre...? ―enmudeció al ver a SuNoo de pie ante él.

SeonWoo le sonreía con timidez pero JungWon no podía hablar. Todos los ojos estaban puestos en ellos dos.

―¿Recuerdas esa vez ―comenzó a decir SeonWoo con la voz temblando― que HeeSeung se disfrazó de un dinosaurio para que Jay lo perdonara? ¿Qué fue lo que te dije yo?

El recuerdo apareció en su mente como un destello y sintió demasiada vergüenza así que cubrió su rostro con ambas manos para ocultar el rubor.

―Eres un idiota ―dijo aunque no pudo esconder la sonrisa que comenzó a formarse en su rostro.

―Te dije que me vestiría como Spiderman si peleábamos alguna vez ―continuó SeonWoo tendiéndole un ramo de flores―. ¿Me perdonas, JungWonnie?

JungWon comenzó a llorar y se puso de pie, abrazando a SuNoo que estaba muy incómodo en ese traje de Spiderman pero no le importaba un poco. No si con eso podía tener a su chico en sus brazos para siempre.

♡❜

Muñequito a veces sentía que soñaba.

Cuando despertaba cada día, acostado en una cómoda posición, llevando un pijama que lo cubría entero, en una cama y cubierto con frazadas, sin dolor en su cuerpo, siempre existía ese pequeño instante en el que su mente decía ‹‹que lindo sueño estoy teniendo››.

Entonces mamá tocaba la puerta y entraba llevando una bandeja con su desayuno, él se recostaba con miedo esperando el golpe que nunca llegaba y comenzaba a comer con ganas. Luego papá aparecía, tomándole la mano, poniéndolo de pie para llevarlo al baño caminando, hablándole con esa suave voz que tenía. La bañera estaba llena de agua así que papá le limpiaba para ponerle un pijama que oliera bien y devolverlo a la cama.

Mamá y papá nunca le dejaban solo, siempre estaba uno en su cuarto o los dos, y Muñequito confiaba en ellos porque... porque...

Bueno, no sabía por qué confiaba en ellos pero lo hacía, así que si uno de los dos le acompañaba, Muñequito se ponía de pie y caminaba por todo el cuarto, comenzando a hurgar en él. Encontraba más cuadernitos de dibujos, pinturas y fotografías que se quedaba observando en todo momento. También encontraba juguetes con los que podía jugar toda la tarde.

Pero nunca salía.

A veces mamá o papá le tomaban la mano y le decían si quería ir a la cocina, pero él corría a esconderse bajo la cama o se metía en el armario. Las primeras veces llegó a orinarse por el miedo y eso le provocaba mucha vergüenza, temiendo que ellos lo golpearan, pero sólo volvían a limpiarlo y le acostaban para calmarlo.

Muchas veces, por las noches, despertaba y encendía la luz, poniéndose de pie, quitándose el pijama antes de mirar su reflejo en el espejo. Empezaba a tocar las cicatrices.

Tenía una en su mejilla izquierda, allí donde Señor Shin lo quemó con un cigarrillo. Tenía también otras quemaduras en los brazos y un par más en la espalda.

Además, Señor Shin le hizo cortes en los brazos, no profundos para que se desangrara pero si para dejar cicatrices. Cortos y finos, los cortes los hizo con su cuchillo favorito. En los muslos había más. En su pecho había uno sobre el pezón derecho.

Que feo soy, todo marcado, pensaba entonces antes de girarse para dejar de verse, cubriéndose con ropa para volver a dormir.

― Riki...

Papá y mamá le llamaban siempre Riki. Ellos decían que significaba ‹‹tienes un gran poder, estarás bien›› y él no lo comprendía por completo, pero sí le gustaba mucho. Riki era mejor que Muñequito, sin embargo no quería acostumbrarse a ese nombre por si Señor Shin volvía. Si su Dueño veía que no estaba actuando como correspondía se iba a enfadar demasiado.

Levantó la vista cuando lo llamaron, mamá de pie en la puerta. Él estaba arrodillado en el suelo, jugando con dos carritos de autos, haciéndolos chocar entre sí. Le parecía un juego muy divertido.

―Hey, bebé ―dijo ella arrodillándose junto a él―, guardamos tus juguetes...

Muñequito miró hacia la caja y luego a ella con una expresión de interrogación. ‹‹¿No debía sacarlos?›› parecían decir sus ojos.

Mamá revolvió su cabello dulcemente.

―Nos iremos de esta casa en tres días ―le dijo mamá con amor―, por eso estaban en la caja. Pero déjalos fuera, te puedes ir con ellos.

Se encogió de hombros, dejando que mamá le tomara la mano llevándolo a la cama otra vez.

―Debo hablar contigo ―continuó mamá―, porque me gustaría que... que vieras a unas personas. Ellos son tus amigos. Tus amigos y tu novio ―le dirigió una mirada en blanco―. Ellos te quieren mucho.

‹‹No sé de qué hablas. ¿Me puedes devolver mis autitos?››, decían los ojos de Muñequito.

Mamá besó su mejilla.

―Sólo... ―los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas―, sólo... ellos quieren despedirse de ti, Nishi, ¿puedes soportarlo una hora, bebé? Sólo una hora.

Hizo un mohín, sin embargo terminó aceptando a regañadientes. Se acostó en la cama, recostando su espalda contra los almohadones para estar sentado y miró la pared como si hubiera algo muy interesante allí. No iba a moverse con esas otras personas porque no las conocía, ¿qué tal si Señor Shin los mandó para espiarlo? No, sólo mamá y papá podían verlo moverse, nadie más.

El primero en entrar fue Jay junto a HeeSeung.

JongSeong, al ver a Ni-Ki, casi corrió para tomarle el brazo pero HeeSeung lo sostuvo con firmeza.

―Recuerda lo que nos dijo su mamá, Jong ―le dijo HeeSeung con voz grave.

HeeSeung usaba tres voces con JongSeong y él ya las identificaba bien: la primera era su voz normal, ronca, con la que le contaba todo su diario vivir; la segunda era cuando debía explicarle algo así que era más suave, más dulce, tan comprensiva con él; y esa última, grave y casi dura, diciéndole que debía hacer caso aunque no lo comprendiera. Mamá también usaba esas voces con él así que las conocía sin problema.

Abultó sus labios en una mueca de disgusto, cediendo a regañadientes.

―Hola, Nishimura Riki ―dijo JongSeong una vez se sentaron a su lado.

Muñequito no se movió. Los padres de Ni-Ki se lo advirtieron a todos.

―Tus papás dijeron que te ibas a ir ―continuó Jay comenzando a ponerse más nervioso porque Ni-Ki no le miraba, su rostro carente de emociones mientras observaba la pared como si no le estuviera escuchando―, así que debíamos despedirnos de ti. Bueno... adiós.

Silencio. JongSeong apretó la mano de HeeSeung.

―¿Me estás escuchando? ―espetó Jay, algo alterado―. Dije que adiós. Adiós. No vamos a vernos más. Adiós.

No hubo respuesta. HeeSeung mordió su labio inferior porque nunca llegó a imaginarse... Se lo habían dicho, pero una cosa eran las palabras y otra verlo en vivo y directo.

Santo Dios...

―¿Ya no quieres ser mi amigo? ―soltó JongSeong ―. ¡Porque vas a irte y no me dices nada, ni siquiera me miras! ¡Adiós! ¡Adiós!

HeeSeung se puso de pie.

― JongSeong, es suficiente ― HeeSeung volvió a hablar con ese tono que no admitía réplica así que le imitó, levantándose―. Riki, espero que te mejores y... ―no sabía qué más decirle porque sentía que no era suficiente― y fue un gusto conocerte. Adiós, Ki.

―Adiós ―insistía Jay con la voz temblando―, adiós...

HeeSeung tiró de él para sacarlo de allí y llevarlo al comedor.

JungWon y SeonWoo entraron después.

El menor se sentó en la silla en tanto SuNoo permaneció de pie. Un momento de silencio se instaló en el lugar en el que JungWon trataba de buscar las mejores palabras qué decir.

―Sé que no vas a reaccionar ―comenzó a decir JungWon con la voz quebrado, apenas siendo capaz de mirar a Ni-Ki, que parpadeaba cada tantos segundos siendo la única señal de que estaba allí con ellos― y fingirás no haberme escuchado, Nishi, pero... yo... Sólo quiero darte las gracias. A... a pesar de nuestra pelea, de todo lo que nos dijimos, tú... Tú fuiste mi primer amigo y único amigo y siempre te voy a estar agradecido por eso. Porque tú me quisiste cuando yo... yo sentía que nadie debía quererme y estuviste ahí conmigo.

SeonWoo le ofreció unos pañuelitos y JungWon notó que estaba llorando, no obstante le importaba una mierda así que sólo sonó su nariz.

―Nosotros fuimos amigos, mejores amigos ―continuó JungWon sin muchas fuerzas―, y te amo mucho, con todo mi corazón. Perdóname por... porque pude ser mejor amigo pero no lo fui y... y si nos volvemos a ver en el futuro, seré mejor. Mucho mejor, ¿vale? ―limpió sus mejillas con fuerza―. Eres increíble y un chico muy genial y te amo. Te amo, Kiki.

JungWon se puso de pie y sintió ganas de abrazar a Ni-Ki aunque sabía que si lo hacía muy probablemente lo iba a alterar, así que sólo tomó la mano de SeonWoo para poder mantenerse de pie sin volver a romper a llorar.

―Nos vemos algún día, Riki ―le dijo JungWon conteniendo el llanto.

―Fue un gusto conocerte, Ki ―dijo SuNoo, también afectado por la situación―, lamento también mi comportamiento. Ojalá mejores...

La pareja salió del cuarto entre jadeos bajos. La puerta se cerró y Muñequito permaneció quieto cuando volvió a abrirse, ahora entrando sólo un chico.

Park SungHoon caminó hacia la silla, sentándose antes de levantar la mirada y chocar con el vacío rostro de Ni-Ki.

Tragó saliva.

―Estás hermoso ―dijo con su voz aguda antes de aclarar su garganta.

La última vez que lo vio fue cubierto de sangre, sosteniéndose a su mamá desesperado, y ahora estaba allí, frente a él, sano pero roto por dentro.

―Soy SungHoon, ¿te acuerdas de mí?

Tres parpadeos. No hubo otra respuesta.

Ni-Ki tenía sus ojos abiertos y su mandíbula apretada, se notaba enseguida, pero no daba señales de estar con él. Sus brazos estaban extendidos sobre las sábanas, sus manos abiertas.

SungHoon sacó su celular, apenas agarrándolo por sus dedos temblorosos.

―Somos novios ―continuó, su tono quebrado―, yo... Aunque nosotros comenzamos muy mal, ¿no? Me derramaste el café encima y yo me puse agresivo contigo ―sorbió por su nariz―. Lo siento tanto por eso, fui realmente un idiota contigo las primeras semanas.

SungHoon pasó una mano por su cabello.

―Nosotros... teníamos una conexión, ¡nos encontrábamos en todas partes! Y eras muy malo y juguetón conmigo, me gustabas mucho. Me gustas mucho, Nini...

Silencio. Ninguna reacción.

―¿Sabes qué también me gusta de ti, bebé? Me... me gustan mucho tus besos. Cuando me abrazabas y me llenabas de besos y a veces te colgabas de mí como un mono, ¡eres muy pegote pero yo era feliz con eso! ― SungHoon se rió apenas con lágrimas en los ojos―. Yo quería darte todo el amor del mundo así que era feliz con que tú me lo pidieras porque nunca iba a negártelo, mi amor.

Para ese punto no dejaba de llorar, las lágrimas cayendo por su rostro hacia su barbilla y las limpió con la manga de su camisa.

Riki seguia quieto.

―Lo siento tanto, Nini ―sollozó SungHoon―, por ser el peor novio del mundo y haberte hecho llorar tanto. Por no comprenderte y ser egoísta y arruinarlo todo. Perdóname, por favor, perdóname algún día...

SungHoon encontró lo que buscaba en su celular y lo puso. Inmediatamente le puso pausa.

―Antes... a-antes de que... que te vayas debo... debo darte mi regalo de cumpleaños ―tartamudeó SungHoon―, que-quería dártelo hace mucho, lo siento también por eso pero... pero ahora lo haré. Tú... tú siempre me dijiste que querías oírme rapear, entonces... Preparé la pista con Sunshine boy, lo conociste cuando hicimos esos grafitis, ¡la pasamos muy bien esa noche! Así que... a-aquí está...

Volvió a su celular y le dio play al archivo de música.

La música comenzó a reproducirse y SungHoon tragó saliva antes de abrir su boca. Su voz, al inicio, fue un tartamudeo torpe hasta que sólo pudo pensar en la dedicación que le puso a esa canción. En que era de Ni-Ki y él se la merecía por completo. Era sólo de él.

Cuándo mis manos te rozan

Nuestra mirada

Y la sensación que nunca había sentido antes, me dejan sin aliento

Esto no tiene sentido

Sé que no es algo usual

Que cada vez quiera más

El tiempo sin rapear le pasó la cuenta varias veces pero lo mandó a la mierda. En ese instante, todo importaba una mierda.

Quiero molestarte, aunque sea ridículo

Voy a dejar todos los pensamientos calculadores

Como cuando he mentido

Quiero que descubran esta agitación

No quiero quedar a tu lado como si fuera un simple aroma

Pensé que lo sabía

Fui confiado como si lo supiera todo

Pero contigo no lo sabía

Cada vez que me acerco, se me hace más difícil..

Preparo lo que voy a decir, pero de la nada desaparece

Al final, solo acabo diciendo tonterías

Cada vez que tomo tu mano

Me hago más y más pequeño

Coqueteo contigo diciendo que no me mires de esa manera, cosa que no suelo decir

Hare contacto visual contigo, y me acercare un paso más..

Lo planeo todo con calma

Pero delante de ti solo sigo siendo un niño..

Ey, bebé

¿Puedo llamarte bebé?

Ey, bebé

Ante el amor soy un niño

No lo miró. SungHoon cerró sus ojos, no quería mirarlo en ese instante así que sólo se concentró en sus recuerdos, en la sonrisa de Ni-Ki cuando se miraban, en su toque suave, en sus ojos cerrados mientras se reía sin ruido alguno.

Sé que molestando no se consigue nada

Y lo que sé mejor es que tú eres lo único que habita en mi mente

Mi corazón te quiere

Quiero tener tu corazón

Es bastante toxico

Pero eres el único desintoxicante

Estoy seguro de lo que siento, pero no puedo hacer lo que quiero

Mis ingenuas expresiones, acciones y modales

Te parecerán los de un niño

Ser un adulto, amar como un adulto

Ser un hombre maduro, cosas que parecían ser fáciles

Se vuelven todas difíciles cuando estoy contigo

Pensé que lo sabía

Fui confiado como si lo supiera todo

Pero contigo no lo sabía

Cada vez que me acerco, se me hace más difícil..

Preparo lo que voy a decir, pero de la nada desaparece

Al final, solo acabo diciendo tonterías

Cada vez que tomo tu mano

Me hago más y más pequeño

Coqueteo contigo diciendo que no me mires de esa manera, cosa que no suelo decir

Hare contacto visual contigo, y me acercare un paso más

Lo planeo todo con calma

Pero delante de ti solo sigo siendo un niño

SeoHo lo alabó por esa letra y SungHoon sólo quería cantársela a Ni-Ki. A su bebé. A su pequeño niño.

¿Qué debería hacer?

¿Será que estoy equivocado?

¿Se acabara pronto?

Oh na na na na ¿qué tengo que hacer?

Quiero acercarme

Oh na na na na ¿qué tengo que hacer?

Quiero acercarme a ti y alcanzarte

Bebé...

Quiero acercarme a ti y alcanzarte

Lo planeo todo con calma

Pero delante de ti solo sigo siendo un...

Hare contacto visual contigo, y me acercare un paso más

Lo planeo todo con calma

Pero delante de ti solo sigo siendo un niño

Ey, bebé
¿Puedo llamarte bebé?

Ey, bebé

Ante el amor soy un

Niño..

La música se alargó, fue apagándose y no abrió sus ojos hasta que ésta murió, hasta que el silencio volvió a extenderse entre ellos aunque las lágrimas seguían cayendo por su rostro.

Abrió los ojos.

Nishimura Riki, frente a él, estaba llorando también en silencio, sus ojos cerrados con fuerza, mordiendo su labio inferior, y SungHoon le tomó la mano de manera automática.

―Oh, Riki...

Se puso de pie y Ni-Ki se movió, abrazándolo de golpe, dejando de apretar su labio. Cuando lo hizo, empezaron los sollozos, los gimoteos, los jadeos, el llanto ahogado, porque el dolor estaba volviendo de pronto y no podía controlarlo.

Recuerdos duros volvían y no los comprendía pero sólo pensaba que la voz de ese chico era muy dulce y llena de sufrimiento y él quería abrazarlo para amarlo.

Él quería abrazarlo por la eternidad porque había mucho amor en SungHoon y quería recibirlo para siempre.

―Está bien ―lloró SungHoon apenas, oyendo el ruido que Ni-Ki soltaba, un gemido herido―, está bien, bebé...

Nishimura Riki se deshizo de lágrimas una última vez en brazos de su primer amor.

Cuatro días después esa casa quedó vacía por completo y Nishimura Riki se marchó de esa ciudad para siempre.

5/6

La canción es Mixtape: Oh
de Stray kids<3

Este es el cap final, falta
únicamente el Epílogo y el Autro,
muchas gracias por el apoyo
mis amores, los quiero
un montón, de verdad gracias
por el apoyo a la
historia.♡♡

Nos leemos luego¡!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro