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JungKook no podía creer todo lo que estaba pasando. Jamás se planteó en toda su existencia estar en un auto lujoso, cubierto con un saco que apenas lograba calentarlo y un hombre que no dejaba de disculparse por ser tan descuidado al manejar.

Ahora él se había ofrecido a llevarlo a su departamento para que pueda secarse, cambiarse y quedarse hasta que la lluvia pase, ya que él tenía muchas cosas qué hacer. No iba a negar que tantas atenciones eran algo preocupantes, con una diferencia muy particular, él parecía encantado de brindar esas atenciones a un chico que apenas había visto una vez.

O el tipo era muy bueno, o era demasiado confiado con los desconocidos. O tal vez JungKook, era demasiado tonto al aceptar algo así.

¿Y si era un tratante de órganos? ¿Y si le hacía algo malo?

-¿Tienes mucho frío? -Preguntó dulce aquel hombre-. Estás muy pálido, ni bien lleguemos a mi departamento, trataré de darte algo caliente para que bebas.

-E-está bien.

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HoSeok sabía que llegaría tarde a la reunión, es más, puede que su presencia ya no fuera tan necesaria. Su mayor preocupación en este momento era atender al mesero bonito que parecía temblar por el frío que sentía.

Llegó al estacionamiento del interior de su edificio y estacionó su auto en el lugar que le correspondía. Sentía mucho frío, pero no interesaba si alguien estaba mucho peor que él. Ayudó a su acompañante a bajar mientras seguía cubriéndolo con su saco y juntos se dirigieron hacia el ascensor.

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Para JungKook, toda la situación le causaba cierto miedo, pero no era demasiado cómo para sacar algún truco y escaparse. El aroma de ese hombre era encantadoramente embriagador, nunca antes un aroma le afectó tanto como el del hombre que ahora lo guiaba hacia su departamento.

El delicioso aroma lo estaba confundiendo, mucho, porque el suyo también estaba empezando a sentirse. Tal vez sí fue mala idea dejarse llevar, podía pasarse una hora todo empapado sin la entera necesidad de cambiarse, así eso significaba que se enfermaría y estaría indispuesto por días. Tomar la decisión correcta era muy difícil.

-Entra, por favor, no eres el único que se está congelando.

¿Hace cuánto habían llegado? Al estar tan sumido en sus pensamientos, había olvidado que estaba acompañado. Entró asintiendo, con los nervios en punta, aunque no iba a negar que el ambiente estuviera caliente y agradable para su sorpresa.

-Permíteme traerte algo -dijo-. Después tendremos tiempo para presentarnos.

Aquel hombre fue hacia su propia habitación, JungKook se quedó parado en medio de la sala; observando el lugar con mucha curiosidad y fascinante ante sus ojos; ese hombre tenía mucho dinero por los sillones caros que podía reconocer, por algo se quedó parado, ¿no?, no quería estropear nada.

De repente un celular comenzó a sonar, sabía que no era suyo porque lo había dejado en su casa, por lo que buscó entre los bolsillos del saco que estaba sobre sus hombros. En el identificador aparecía el nombre de «Shin ».

-Aquí está.

JungKook estuvo a punto de soltar el celular de no ser por sus buenos reflejos, algo apenado le entregó su celular a su dueño quien no dejaba de sonreír, incluso cuando había manejado sus pertenencias sin permiso alguno.

-Lo siento, no quise hacerlo -hizo una ligera reverencia- pero estaban llamando... y parece importante.

-Yo me encargo de esto, ve a cambiarte.

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HoSeok tuvo que pedir disculpas por su inasistencia a la reunión, aunque Wonho se molestó en un inicio, le dijo que se encargó de ello como lo hacía cada vez que él tenía cosas que hacer. Su excusa perfecta era la lluvia torrencial que azotaba Seúl, después de todo, no era mentira, algunas calles estaban cerradas o muy congestionadas por el clima.

Aunque estar con alguien en su departamento después de tanto tiempo, provocaba en él un extraño sentimiento. Era difícil no pensar con claridad cuando el mesero bonito tenía al descubierto sus piernas, sus muslos estaban apenas cubiertos por un corto negro que creía haber encontrado a su medida, una sudadera más grande que él y que parecía abrigarle bastante. Era demasiado hermoso para que se trate de un simple Beta.

-¿Te sientes mejor? -cuestionó tratando de centrar sus pensamientos.

-Gracias, por esto. -respondió sin querer decir algo más.

JungKook (había recordado su nombre por aquella noche en la que lo conoció), parecía muy callado, incluso nervioso mientras sujetaba aquella taza de chocolate caliente que le ofreció.

El silencio resultaba extrañamente incómodo, HoSeok suspiró. ¿Por qué era tan difícil sacarle conversación a un Beta?

-Disculpa -la voz de JungKook hizo que levantara la vista del suelo-. Sólo que tantas atenciones me preocupan un poco. Es raro que alguien haga algo así por un desconocido.

-Pero no eres un desconocido para mí -sonrió HoSeok-. Ya nos conocimos una vez, una vez en...

Interrumpió sus propias palabras al darse cuenta de lo que diría, tuvo que tragarse sus propias palabras mientras soltaba una ligera risa. Estaba a punto de decir las líneas del príncipe de la película "La Bella durmiente".

JungKook se contagió por aquella risa tan dulce de HoSeok, se habían presentado hace unos minutos, por lo que incluso su nombre era encantador. Todo de él le resultaba encantador. Aunque volviendo al tema principal del porqué la risa, sabía que estaba a punto de cantar la canción de una película de Disney.

-Creo que sé de lo que hablas -sonrió JungKook para después beber de su chocolate caliente-. Pero dudo mucho de que nosotros nos hayamos conocido en un sueño.

Y así comenzó una ligera conversación, JungKook empezaba a sentirse más cómodo con HoSeok. Tenían ciertas cosas en común, cómo otras en las que no coincidían, pero no eran muchas. Se habían pasado tanto tiempo conversando que no notaron que la lluvia ya se había detenido, el clima parecía haber mejorado de repente.

-Supongo que ya debería irme -habló JungKook mientras se levantaba-. Fue muy divertido estar aquí, aunque en un principio no estaba muy seguro de esto.

-¿Por qué?

-Creí que me harías algo malo -respondió JungKook sin miedo alguno, algo que sorprendió al Alfa-. Sí, me equivoqué, no debí juzgarte antes de tiempo.

-Jamás te haría algo malo JungKook. Es más, me gustaría repetir esto -JungKook parecía confundido, sus ojos cobraron un brillo extraño y encantador-. Me refiero a salir, o pasar tiempo juntos, no me refería a mojarte por completo, aunque eso sonó extraño, pero me gustaría salir contigo, tu compañía me agradó aunque claro puedo entender que estés ocupado, o que tengas mejores cosas que hacer. Y no sé qué demonios estoy diciendo.

JungKook rio por la ternura que HoSeok manifestaba sus pensamientos.

Bueno, darle una oportunidad no tendría nada de malo. ¿Cierto? Él podía ser un muy buen amigo.

-Acepto. Cualquier día, podemos salir, sólo tienes que avisarme -tomó un papel que encontró cerca, buscó un bolígrafo y anotó su número-. Me gustaría ser tu amigo.

HoSeok sonrió de manera incómoda. No había hecho nada y ya estaba en la zona del amigo. Que mala suerte tenía en la vida.

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Los días pasaron, siendo más específicos, pasó una semana, uno supondría que HoSeok había tomado su celular para llamar aquel Beta, salir con él para pasear por la ciudad, conocerse mejor y tener una historia de amor como en las historias tan cursis de romance ¿adolescente?

El punto es que jamás lo hizo. Así pareciera exagerado, HoSeok tenía la oportunidad de tomar su celular y marcar el número para quedar en algo con JungKook. ¡Se sentía un completo cobarde!

Para empezar, le había dicho que estaría bien tenerlo como amigo. ¿Estaba bien hacer drama por eso? Tal vez. HoSeok realmente quería conocer y acercarse a JungKook, con la diferencia de que no lo veía como un amigo, quería ser más que eso, quería conquistar su corazón y si se podía, si es que alguna jodida vez el universo conspiraba a su favor, hacer que el Beta se enamore de él.

-Pero para JungKook, sólo puedo ser su mejor amigo, si es que puedo subir de categoría -suspiró algo triste y frustrado.

Después de todo, nadie podía verlo cómo alguien capaz de entregar todo de sí.

En otro lado de Seúl, JungKook estaba caminando en círculos en su pequeña sala improvisada. ¿Por qué? Porque extrañamente estaba esperando que llegara cierta llamada que desde hace una semana le hacía mucha ilusión.

No había dejado de pensar en él, su aroma, su sonrisa, su encantadora risa y sus hermosos ojos negros. Aunque eso era superficial, el Alfa parecía tener algo especial que llamaba su atención, algo que nadie había visto.

Pero esperar una llamada era algo tonto. Quizá esperaba demasiado de alguien que conoció sólo una vez.

-No puedo creer que esto me esté pasando -sonrió recordando que HoSeok estaba por cantar cierta canción.

Tomó sus cosas antes de salir de su pequeño departamento. Bien, una persona menos de la cual preocuparse. Trabajaría, se ganaría la vida y mañana cuidaría a su pequeña sobrina. Podía seguir viviendo de la misma forma como hasta ahora, sin emociones y con muy pocas cosas que alegraran sus días.

El trabajo en la cafetería no era agotador, el problema era que él estaba muy distraído. Olvidaba algunas órdenes o el orden en el que debía de entregarlas, por lo que para SeokJin, eso estaba resultando algo preocupante.

-¿Todo bien? -le preguntó durante el pequeño descanso que se daban-. No estás siendo tú, ¿dónde está mi JungKook?

SeokJin solía ser alguien dramático, en un buen sentido, pero JungKook rio levemente. No le contaría nada de lo sucedido, se callaría hasta estar seguro de lo que pasaría más adelante, quizá nada, pero no lo contaría hoy.

-Estoy bien, tal vez estoy así porque...

Su celular sonó interrumpiendo sus palabras. ¿Era la llamada que hace una semana estaba esperando? ¿HoSeok se decidió al fin de llamarlo? Quizá, por lo que tomó su celular sonriente. Más al ver en la pantalla quien llamaba, un pequeño atisbo de decepción cruzó su rostro.

Solo era TaeHyung quien lo llamaba.

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