4. Permíteme ayudarte.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


El viaje fue ligero y divertido, sabían bien como entretenerse para que las risas entre los merodeadores nunca hicieran falta. Su amistad era fuerte, inquebrantable y sincera, se amaban entre los 4 de una manera que no podía expresarse en palabras. Eran familia.

Cuando el tren llegó a su destino, James bajó de aquel antiguo medio de transporte seguido de Sirius, Remus y Peter.

Mientras Remus y Peter se mantenían un poco más atrás de los dos charlando de todos los libros que Remus había leído ese verano, James se les adelantó en busca de toparse con Lily de nuevo. Pero Sirius se quedo cerca de la salida del tren, esperando ver a alguien más.

Cuando sus ojos grisáceos se encontraron con los de él sintió una sensación de satisfacción que le recorrió el cuerpo, y una sonrisa donde mostraba sus colmillos apareció en su rostro. Observándolo directamente, como si estuviera retandolo.

Le había prometido a James que reducirían las bromas a Snape para tratar de agradable a Lily, pero nada le impedía llevar a cabo otras ideas para seguir haciéndole la vida imposible a Quejicus.

Soltó una risa cuando lo vió bajar la mirada e irse, tan sumiso y asustado ange él, vaya que sería divertido verlo sumido a sus planes.

Él y sus amigos subieron a los carruajes, jugando y bromeando durante todo el camino. Hogwarts era su lugar seguro, podía ser el mismo y divertirse todos los días junto a las personas que tanto apreciaba.

Pasó un rato hasta que por fin llegaron al castillo, donde los esperaba un calor acogedor y lleno de alegría.

Los cuatro ahora portaban la túnica de su casa, se sentía orgulloso de pertenecer a gryffindor, de alguna manera esto era lo que lo diferenciaba de su familia.

—¿Creen que a Lily se enamore de mi este año?— preguntó James mientras caminaban hacia el Gran Comedor.

—No, siguiente pregunta.— contestó Remus soltando una risa.

—Vamos hermano, llevas enamorado de Lily desde el primer día que la viste, ya superala.— comentó Sirius.

—Tú no entiendes lo que es el amor, Canuto, nunca te has enamorado.

—Y nunca lo haré, que horror sería vivir desesperado por una persona como tú lo haces con Evans.

—Los dos tienen una idea errónea de cómo se siente el amor, James tiene un capricho y tú un trauma.— agregó Remus mirándolos. El castaño no hablaba mucho, pero cuando lo hacía eran cosas afiladas las que salían de sus labios.

—¿Y tú sabes mucho del amor, Lunático?— habló Sirius haciéndose el ofendido por su comentario.

—Sé que no se siente como ustedes dos lo describen.

Los tres lo miraron con cierta confusión, cada que hablaba los hacia cuestionar su existencia.

—Como sea, volvamos al tema importante, ¿qué debería ponerme para que Lily me voltee a ver?

—¡James!— le dijeron los 3 al unísono. Lo adoraban, pero era frustrante que se la pasara hablando todo el tiempo de la pelirroja. Al menos mientras no inicien las pruebas de Quidditch, que en esa época las platicas se basaban en jugadas.

Los cuatro mejores amigos solo comenzaron a reír, parecía que no podían mantenerse molestos entre ellos ni por un minuto.

Entraron juntos al gran comedor, donde los esperaba la aclamada Ceremonia de selección de casas para los niños que llegaban a primer año, el lugar se veía precioso en ese dia, podrían jurar que las luces brillaban más durante esa noche.

Sirius disfrutaba muchísimo de este día, le causaba una enorme nostalgia y felicidad al mismo tiempo, recordando cuando se sentó bajo ese mismo sombrero y fue seleccionado en gryffindor, jamás olvidaría la cara de sorpresa y decepción que mostró su prima Narcissa Black, quien cursaba su último año ennel colegio, cuando lo escuchó. Además, siempre servían el mejor banquete ese día.

—¡Muy buenas noches a todos!— resonó la voz del director por todo el comedor.—¡Bienvenidos a un año nuevo en Hogwarts! Antes de comenzar nuestro banquete, quiero deciros unas pocas palabras. Y aquí están, ¡Papanatas! ¡Llorones! ¡Baratijas! ¡Pellizco!...¡Muchas gracias!

Todos los alumnos rieron, excepto los Slytherin, eran huesos duros de roer.

Cuando enfocó su mirada en los slytherin se perdió por un instante, sus ojos solo podían mirar a Snape, su nariz ganchuda y ese lacio cabello que le cubría la mitad del rostro, vaya que era poco agraciado. Pero aún así, sentía como si no pudiera quitarle la mirada de encima. Miraba sus movimientos, como jugaba con el cuchillo de los cubiertos, su mirada de atención hacia su hermano hablando, que tontos se veían los dos.

La selección de las casas pasó, pero todos los recuerdos de ese instante en la mente de Sirius eran sobre Quejicus. Como si todo lo demás se hubiera borrado. Que asco, se perdió su momento favorito por estar pensando en ese idiota. Al menos aún le quedaba disfrutar del banquete.

—Y ahora a los nuevos alumnos les digo: ¡Bienvenidos! Y a los que no son nuevos les repito: ¡Bienvenidos otra vez! Los espera un año más de educación mágica.

El discurso del admirable director Albus Dumbledore había llegado a su fin.

Los estudiantes se levantaron de sus respectivas mesas para dirigirse a sus habitaciones. Sirius se encaminó antes que los demás, era una persona bastante impaciente, no podía esperar un día más sin confrontar al slytherin.

Salió casi disparado a la sala común de gryffindor para llegar a su habitación, buscando bajo su cama la obra maestra que había hecho junto a sus amigos. El Mapa del merodeador, un documento que les podía mostrar con precisión cada lugar en el colegio y las personas que caminaban por ellos. Lo usaría para encontrarse con Quejicus.

Tantos años de hacerle bromas al Slytherin lo tenían al tanto de que no solía irse a su habitación como los demás al terminar el banquete. Pero nunca iba al mismo lugar, solía vagar por los pasillos o incluso salía del castillo a los jardines. Realmente parecía una criatura nocturna.

Sabía que los alumnos de gryffindor no dormirían temprano ese día, llevaban todas las vacaciones sin verse y las charlas no pararían. Él no era una persona que le gustara dar explicaciones, por lo cual buscó entre las cosas de James para poder salir usando su capa de invisibilidad.

No esperó a que sus amigos pisaran la habitación cuando se colocó la capa y abandonó la Sala Común; iba en búsqueda del joven slytherin.

Al mirar el mapa pudo darse cuenta que estaba en la entrada de las mazmorras pero caminaba hacia el lado contrario, saliendo del lugar. Siguió con atención sus pasos que se dirigían a las afueras del castillo, iba a los jardines. Maldita serpiente escurridiza.

Pasaron solo unos minutos cuando lo miró salir y fue tras él. Se colocó a sus espaldas cuando lo vio agacharse, ¿estaba recogiendo flores?

Se quitó la capa y la guardó en una pequeña mochila que traía junto con el mapa.

—Permítete ayudarte.— murmuró inclinándose hacia él. Provocando que el Slytherin cayera al suelo por el susto.

Cuando los ojos negros de Snape se encontraron con sus ojos grisáceos iniciaron un duelo de miradas que ninguno parecía ceder. El ambiente estaba helado, la brisa movía los árboles y los sonidos de la noche eran profundos entre la oscuridad, pero nada parecía afectarles.

—Eres un imbécil.—murmuró Snape.

—¿Por asustarte?— contestó entre risas.

—Pensé que era alguien importante.

—Yo soy importante.— la mirada de desprecio del Slytherin lo atacó de arriba a abajo. —Toma mi mano para levantarte.— extendió su mano hacia él, la cual fue rechazada mientras el contrario se levantaba.

—Preferiría que me cortaran la mano antes de tocarte, Black.— espetó con furia. —¿Qué quieres?

— Te lo dije cuando llegue, quiero ayudarte.— se agacho y tomó una de las flores. —estaba paseando por aquí y te vi recolectando flores, ¿para quien son? Nunca pensé que el frío de Snape tenia su corazoncito.

—No es de tu incumbencia.— mantuvo la misma mirada contra él. —Lárgate.

—Hogwarts es libre y puedo estar donde quiera estar, Quejicus.

—No necesito problemas, Black.

Las miradas entre ambos eran imponentes, ninguno se dejaba del otro.
Era la primera vez que se encontraban en esta situación; solos. Sirius siempre atacaba junto a los demás leones.

—Vine a ofrecerte mi ayuda, sé por lo que estás pasando.— notó los ojos del Slytherin abriéndose en confusión, terminando con el duelo de miradas. —Se lo de tu padre, se que necesitas dinero.

—No sé de qué estas hablando, Idiota.— Su voz se volvió más gruesa, y Sirius pudo notar como se corto por un instante.

—Sabes bien de lo que hablo.— una sonrisa ladina apareció en sus labios. —Puedo darte el dinero que necesites.

La mirada del Slytherin se había vuelto oscura, entre confusión y molestia.

—Vendería mis órganos antes que aceptar un solo Knut tuyo.

—Piénsalo bien.— lo observó de abajo hacia arriba. Podía notar la tensión que el ojinegro estaba experimentando.

—No tengo nada que pensar.

—Eso ya lo sabía. Pero bueno, mañana estaré al mediodía en el Aula vacia del primer piso, por si te interesa que lo hablemos.— caminó con lentitud hacia él, y se acercó a su costado para susurrar en su oído. —Que descanses, Quejicus.— aplastó la flor que aún conservaba sobre sus manos y la dejó caer en el pasto.

Se alejó del lugar del encuentro con el corazón acelerado, pero una enorme sonrisa en su rostro. Un enfrentamiento con esa serpiente siempre ponía chispa a su día, y más cuando lograba dejarlo sin responder.

Confiaba en si mismo, en sus capacidades para convencer a los demás, estaba seguro de que Snape terminaría cediendo.

Volvió a colocarse la capa y se escabulló por los pasillos hasta volver a su sala común, entrando a la habitación con la esperanza de que sus amigos durmieran.

—Creí que la criatura de la noche era yo.— murmuró Remus cuando lo vió entrar. Peter y James habían caído rendidos desde más temprano. —¿Caminata nocturna, Sirius?

—Necesitaba despejarme, Lunático.— la mirada acusadora de Remus lo hacía sentirse de verdad incómodo pero no mostró índice de esta sensación.

—Solo ten cuidado en lo que estés haciendo, estoy cansado.— Soltó un suspiro de desaprobación y se dió la vuelta para recostarse y cubrirse con la cobija, fue como si solo lo hubiera estado esperando su llegada para poder dormir.

Sirius hizo lo mismo, se recostó en su cama, mientras que ese encuentro con Snape se repetía en sus recuerdos.

Gracias por leer <33

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro