🧁Extra:2🧁

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La diosa luna unía almas como predestinados por eternidades.

Ese día una campesina joven había rogado por un hijo para poder tener una familia y descendencia.

Y un 30 de diciembre de aquellas épocas, nacío un niño de ojos verdes y cabello castaño con un lazo hacia otra niño nacido unos años después pero principe del pueblo de su madre.

— Taehyung hijo ¿Puedes traer más hiervas medicinales?— el pequeño niño asintió emocionado por ir a buscar lo dicho.

Entre bonitos pastizales y flores Taehyung perdio su camino entrando al bosque.
Siendo llamado por una curiosidad extrema.
Un niño igual de bonito que el jugueteaba con los conejitos regalados por los campesinos.

Taehyung se sentó a mirar los bonitos ojos y nariz del niño, sus ropas poseian un color rojo intenso combinando con sus labios.

—¿Quien eres tu?— Taehyung miro al niño que se sonrojó de vergüenza, por ser descubierto fuera del palacio.

—Soy Jungkook el principe.

—¿El principe Jungkook de mi pueblo?— el niño asintió apenado y Tae se lanzó abrazarlo.

—¡Gracias!, Mi mami dijo que usted sera el futuro monarca del reino y jamás pensé que sería tan bonito.— Kook se enrojeció más por las dulces palabras de Taehyung, el abrazo había sido muy cálido.

Los dos niños conversaron mucho y se hicieron amigos al instante, prometiendo volver a reencontrarse.

Su madre le beso cariñosamente al saber de su amistad con el principe Jungkook.
Así que comenzó a dejar salir más seguido a Taehyung así su dulce niño socializaba y podría tener un contacto con el principe.
Porque un futuro para su hijo con algún duque o príncipe, gracias a al principe Jungkook le parecían excelentes.

La madre acepto gustosa sin poner reclamos a su amistad repentina, haciendo que le emocione cada día la idea de ver a su amigo Jungkook.

Una tarde de juego con los conejitos del palacio Kookie le contó a Tae:

—Sabes TarTae, el palacio no es tan bonito como todos dicen.— Taehyung se sentó a su lado observando los cabellos ruleados que se escapaban del peinado de Kookie. Se preguntaba si le molestaba usar muchas cosas en su ropa.

—¿Por qué Kookie? — Jeon acaricio la cabecita de un conejito cercano a su regazo.

—Porque es todo gris, mami no me presta atención, papi siempre tiene cosas que hacer y los sirvientes no pueden hablarme. Es tannn aburrido que me siento solo.

—¡Ven a mi casa! Mami siempre está en casa y papi es muy amable con todos. Te presentaré a una amiga que es especial para mí y así no te sentirás solo nunca más Kookie.— El niño entusiasmado le siguió hacía su casa haciendo todo tipo de cosas.

Muchos juegos, recetas, risas y abracitos de amistad rosa, como Taehyung solía decirle a sus abrazos.

Con forme pasaba el tiempo, las dos niñas seguían profundizando su amistad. Haciendo que esa curiosidad se volviera gusto y más tarde, amor.

Taehyung había tenido una belleza muy impresionante en el pueblo, todos hablaban del hijo de una campesina e amigo del principe.

El principe había captado su belleza antes obviamente,  haciendo que sus pensamientos se vieran invadidos por el  chico de ojitos verdes.

Taehyung era inefable.

Un día, mientras ellos leían Jungkook tomo delicadamente la cara de de Tae empezando acercarse y aumentando el deseo entre las dos, siendo ajenos a qué su amor era algo prohibido.
Los dulces labios de Taehyung encajaban perfectamente con los suyos.

La ternura en sus miradas y el cosquilleo titilante en sus estómagos les daban señales que sin duda se deseaban.

Y allí dentro de ese cuarto, las paredes fueron testigo de todos aquellos sentimientos. Ambos se juraron ser eternos con sus cuerpos.
Dejando que sus cuerpos fueran dado de calor por el otro, Taehyung tocaba cada parte de Jungkook como si fuera la más fina tela jamás tocada. Jungkook coreaba jadeos exquisitos a los oidos de Tae, y todas esas sensaciones provocadas por su nombre saliendo de los labios rojos hinchados de su amigo.

Ese día y los que siguieron fueron perfectos, pero la felicidad no era eterna, sin embargo estaría dispuesto hacer lo que sea con tal de sentirla otra vez.

La sociedad fue participe del final trágico de aquella historia de amor entre esos dos chicos enamorados.

El tema de que Jungkook se veia y estaba enamorado de un campesino mugroso había llegado a oídos del rey. Quien tomo la extremista decisión de mandar a la horca a Taehyung y Jungkook aunque esté fuera su propia hijo.

El hecho que la gente de la alta sociedad hablara y lo juzgarán por permitir aquello, le importaba más.

Los dos chicos al saber cuál iba a ser su destino a la mañana siguiente, trataron de escapar, pero Taehyung fue alcanzada por un flecha del palacio.

Entre el pasto Taehyung contempló el rostro lloroso de su amado, haciendo una promesa entre dolor y sollozos.

—Prometo encontrarte Taehyung, en todas las vidas que la diosa luna me de, te buscaré. Prometo que nuestro final será mejor que este.

—Prometo entregarte mi corazón desde el primer momento que te vuelva a ver, serás la dueña de todos mis anhelos Jeon Jungkook.

—Te amo

—Te amo.

Ese cierre de historia dió paso a las historias con sus espíritus siendo transformados en Omega y Alfa

Desde tiempos inmemorables, el amor de estos dos chicos había sido tan sincero que la Diosa Luna nunca dudo ni un segundo en volver a unirlos en sus siguientes vidas.

Jungkook y Taehyung merecían estar juntos y ser eternamente felicidades en cualquier vida.




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