❪𝟰𝟯❫ ; 𝘀𝘂𝘀𝗽𝗶𝗰𝗶𝗼𝗻 𝗮𝗻𝗱 𝗰𝗼𝗳𝗳𝗲𝗲.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

ARC THREE; DEMONS
*╔═══❖•ೋ°🔥°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO CUARENTA Y TRES;
SOSPECHA Y CAFÉ
❛pensar mejor❜

┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
━━━━━━━━━━━

SOLTÓ UN LARGO BOSTEZO MIENTRAS QUE su palma cubría momentáneamente su boca para evitar ser tan escandalosa con aquel accionar. Mantuvo sus ojos cerrados mientras se adentraba al aula y al ya saber la cantidad de pasos hasta su asiento, continuó con sus párpados cerrados hasta retirar su mochila del cruce que lo sostenía para dejarlo colgado en el espaldar de la silla y seguidamente sentarse allí, recostando uno de sus brazos en la madera mientras que el otro, específicamente su codo, se apoyaba en la superficie, dejando su mejilla en la palma.

—¡Buenos días, Tsubomi-san! —escuchó la firme y estruendosa voz de Iida Tenya haciendo que abriera sus ojos y sonriera, teniendo aún su mejilla abultada por su propia mano, pero sintiéndose cómoda al verlo tan animado y exagerado como siempre.

—Buenos días, Iida- —y se interrumpió a si misma para cuando bostezó, agachando su cabeza para no bostezar en su cara, a pesar de que ella estaba sentada y él de pie enfrente suyo—... Iida-kun.

El peliazul se había quedado mirando con cierta sorpresa al verla bostezando tanto, notándola con sueño, viéndola algo somnolienta. Alzó sus cejas sobre sus gafas ante aquello mientras la observaba con atención y tal fijación que la pelirroja notó aquello, pestañeando un poco (cabe decir que lo hizo de manera lenta) mientras inclinaba su cabeza hacia un lado, mostrándose curiosa por la forma tan fija y a su vez analítica manera como la estaba observando.

—¿Pasa algo, Iida-kun? —preguntó hacia el delegado de la clase quien se sobresaltó un poco por su cuestionamiento y después se encogió en su lugar, aunque luego enderezó su postura, cuadrando sus hombros con una mirada firme.

—¿Has dormido bien, Tsubomi-san? —cuestionó, para sorpresa de la femenina, Iida mientras que hacía curiosos movimientos con sus brazos, flexionándolos de tal manera que de verdad parecía un robot—. ¡El dormir las horas requeridas es muy escencial para las personas, sobretodo para un héroe! Tienes que descansar lo que se debe, sobretodo en esta profesión que estamos ejecutando. No puedes estar somnolienta porque no estarías en todos tus sentidos y eso es consecuente en cualquier entrenamiento. Puedo percibirte demasiado somnolienta y eso significa que no has dormido bien. ¡Cómo delegado de la clase debo asegurarme que todos estén en sus mejores condiciones!

Tsubomi Hatsulin no sabía que decir, se quedó pasmada en su lugar apenas escuchó todas y cada una de sus palabras, abriendo sus cuencas con cierta sorpresa mientras que el aire escapaba sin evitarlo de los pulmones, suspirando muy ligeramente y de forma silenciosa. Sintió un revoltijo extraño en su estómago por aquella preocupación que había demostrado hacia ella, expresándose como sólo él podía hacerlo pero que le había provocado un escalofrío en todo su cuerpo.

Apenas abrió la boca unos segundos, dejándola así de abierta en ese tiempo pero sin decir o hacer ruido alguno, boqueando simplemente mientras que sus manos se apretaron. Pudo percibir como Tenya aún la estaba observando con firmeza a través de los cristales de sus lentes, aunque después el peliazul mostró desconcierto al ver que ella no decía o hacía ruido alguno. Sólo lo observaba, de una manera extraña.

Cuando iba a preguntarle nuevamente sobre si había dormido, y Hatsulin había hecho lo mismo en un intento de contestarle, otra voz los interrumpió a los dos;

—¿Como es que no duermes bien si siempre andas con esa energía molesta?

Tenya se erizó en su lugar sin evitarlo, mientras que Hatsulin suspiró un poco airada ante la exaltación de aquella nueva presencia haciendo que ambos observarán hacia allí. Bakugō Katsuki se quedó mirando con su ceño fruncido hacia su dirección, arrugando más sus cejas y frunciendo sus labios en una clara mueca. Se veía de la misma manera enojada y dura que siempre, aunque se veía... atento, a una manera desinteresada, incluso mostrándose desaprobativo.

—¿Por qué mierda haces eso? ¿De dónde sacas esa energía molesta entonces? ¿Hah? —bufó el cenizo de ojos rojizos con su mochila colgando de su hombro y una postura firme, aunque a su vez desinteresada. Hatsulin pestañeó un par de veces, viéndolo con atención—. ¿Por qué te me quedas mirando como una estúpida? ¡Deja de mirarme así!

Hatsulin volvió a pestañear con confusión por la forma en la que estaba reaccionando, viendo como estaba echando humo por la cabeza mostrando aquella intensa expresión de enojo que lo caracterizaba. Lo siguió con la mirada al momento que comenzó a refunfuñar dando grandes zancadas hacia su asiento que prácticamente estaba a su lado, sentándose con tanta brusquedad y desgana que la mesa se balanceó de un lado a otro, hasta que apoyó su brazo allí y con enojo apoyó su rostro en su mano. La pelirroja ladeó ligeramente su cabeza desconcertada por la forma en la que reacción, percibiendo que fue más allá de aquel enojo usual que él siempre tenía.

❛¿Fue una manera de preocuparse porque duerma bien?❜ fue lo que pensó para sólo encogerse de hombros, sin tomarle importancia ya que hasta ese punto el no dormir bien ya era una costumbre, una mala costumbre que había surgido desde Nakano.

Simplemente volteó a mirar hacia Iida quien seguía algo tenso en su lugar, con su boca abierta de manera cuadrada y sus ojos opacados por los cristales de sus lentes debido a que estos habían tomado un brillo cristalino. Sonrió ligeramente y chocó su puño contra su abdomen con suma suavidad, apenas haciendo impacto suficiente como para que él la volteara a mirar desconcertado.

—¡Estoy bien, Iida-kun! ¡No debes preocuparte! —le contestó hacia el peliazul que la observó varios segundos con una expresión algo sorprendida, incluso dudosa, ya que había colocado una mano en su mentón mientras arrugaba su rostro, dando a ver una expresión de duda, pero cediendo un poco al irse hacia su asiento.

Hatsulin permaneció con aquella sonrisa mientras iba girando su rostro hacia la dirección de Tenya quien igualmente mantenía su rostro hacia ella, como si no se fiara de lo que decía así que le dió una sonrisa más dulce e inclinó su cabeza ligeramente, para girar su rostro hacia enfrente mirando sus propias manos, pensando en que harían el día de hoy, corroborando en su cabeza que tenía las tareas pendientes hechas y que no se había atrasado con ninguna, soltando un pequeño, silencioso y rápido suspiro en una pequeña señal de alivio.

No obstante, su atención fue a la mirada que sentía nuevamente en ella, haciéndola levantar ligeramente sus ojos hacia la pizarra de enfrente y quedarse con una mirada de indescriptible distracción, analizando de quién podría ser. Así que alzó su rostro y lo giró hacia la izquierda, justo en la fila de al lado, alcanzando a observar como Bakugō Katsuki estaba observándola con el ceño fruncido y su mentón apoyado en su mano, viéndose igual de desinteresado y fruncido que siempre, viéndose ceñudo. Pero apenas lo volteó a mirar él se tensó y volteó su rostro al lado contrario en un sonoro bufido.

Rascó su mejilla confundida, pensando en el hecho de que últimamente lo ha visto mirándola varias veces, pero simplemente pensó que era por algo trivial o el enojo y la hostilidad que tenía hacia todos, volviendo a encogerse de hombros para entrelazar su dedos sobre la mesa y mirar hacia cualquier lado sin importancia en espera de que llegaran sus compañeros a empezar aquella jornada de clase. Desvió sus ojos hacia sus manos, levantando sus pulgares y juntándolos entre si, respirando profundamente.

❛¿Que otra tarea había para hoy?...❜ fue lo que pasó por sus pensamientos aún en aquel deliberado intento de poder distraerse, pero su burbuja explotó apenas observó como colocaban algo en su campo de visión, haciéndola enderezarse sorprendida, parpadeando para enfocar su visión y ver una vaso color beige con una tapa marrón oscuro y un emblema que conocía bien, como la misma cafetería en dónde compraba su café.

Abrió ligeramente sus labios sorprendida de verlo, pensando que estaba alucinando, así que elevó su vista hacia la persona que le había estirado aquel inesperado café, observando los ojos bicolores e inexpresivos de su primo estirarle aquel detalle, viendo que no tenía ninguna expresión en particular, viéndose igual de monótono y sereno como siempre, viéndola fijamente.

—¿Shōto-kun? —murmuró sorprendida la de cabello rojizos, mostrándose confundida al respecto de su acción.

—Ví la cafetería de camino hacia acá y recordé que varias veces tomas café allí. Te traje uno. —dijo con sinceridad y seriedad aún extendiéndole aquel vaso de café con aquel emblema que ya se le había hecho costumbre de ver—. No sé cuál es el que tomas. Pedí el que supuse que te gustaría.

Hatsulin volvió a pestañear varias veces, mostrándose aún sorprendida por aquel acto de su parte. Dudosa y distraídamente tomó el envase de café, bajando la mirada con perplejidad, observando su singular emblema con All Might con su gran sonrisa, en miniatura y usando el uniforme de los trabajadores de aquella tienda, viendo como tenía una gorra café. Sinceramente le gustaba que lo hayan usado de "mascota" para esa cafetería, sonrió al ver lo adorable que se veía, siendo un gesto ligero y ahora enternecido por lo que había hecho Shōto. No se lo esperó.

Fue demasiado lindo de su parte. Inclinó ligeramente su cabeza, sonriendo de lado mientras alzaba sus ojos hacia su primo, notando como él mantenía su rostro aún monótono, pero también percibiendo que su mirada a comparación de antes, era más ligera y suave, notando su cambio en ese tiempo en la U.A.. Inclinó hacia el lado contrario su cabeza, dejando salir una risa algo tímida pero a su vez sorprendida.

—Vaya, fue muy dulce de tu parte, Shōto-kun, no era necesario. —dijo en un tono algo cohibido, aún admirando aquel envase y dándole una ligera sonrisa a su primo en agradecimiento—. Te lo agradezco mucho, Shōto-kun. —habló bajo su mirada ligera y un poco atenta de su parte, recibiendo un asentimiento. Así que, al notar que se había quedado allí, pareciendo esperar algo, llevó sus labios a la abertura de bebida del café y lo probó, dándole un largo sorbo y después dejando salir un gran suspiro de cierta satisfacción al sentir el sabor caliente del café—. ¡Rico!

Una calidez invadió el pecho del bicolor, sintiéndose ahora satisfecho de que ella disfrutara del café, haciéndolo bajar ligeramente su mirada de manera tranquila y hasta cierto punto satisfecha. Antes de hacer algún otro gesto, Hatsulin levantó su mano hasta su cabeza, aprovechando que había agachado esta misma, para revolver sus cabellos continuamente, haciéndolo cerrar sus ojos y que sus cabellos ahora estuvieran despeinados, pero importándole poco ya que permitió sin objetar nada a que lo hiciera, e incluso disfrutándolo en silencio, como siempre que lo hacía.

—¡Muchas gracias, Shōto-kun! —agradeció de nueva cuenta, recibiendo una ligera mirada y luego un asentimiento, yéndose luego a su asiento dejando a una sonriente y contenta Hatsulin siguiéndolo con la mirada.

La pelirroja volvió a sonreír de forma dulce y embelesada, mirando luego hacia sus propias manos, observando de nueva cuenta su emblema. Sonrió un poco más acercando sus labios a la abertura para beber, relamiendo ligeramente sus labios al momento que sintió la espuma de esta misma, saboreando aquel curioso sabor. Era un café ligeramente amargo, con algo de leche y crema, provocando así que tuviera espuma. Usualmente tomaba el amargo ya que eso la ayudaba a despertarse más, pero ese no estaba mal, tenía un toque distintivo que lo hacía disfrutarlo.

Bebió nuevamente, pensando en que quizás de ahora en adelante pediría de ese pedido en la cafetería, ya que era agradable su sabor, simulaba un poco el ser café con leche pero en un porcentaje mínimo. Realmente no bebía de ese tipo de café, pero Shōto si acertó en algo; que le gustaría.

Mientras bebía un largo sorbo, dejando salir un suspiro de satisfacción en el proceso al cerrar sus ojos con una expresión de relajación, abrió sus ojos hacia su izquierda, girando su cabeza hacia aquella dirección por cierta inercia y algo inconsciente al sentirse otra vez observada, separando sus labios del vaso con una expresión algo inquisitiva y algo curiosa de otra vez encontrarse a Bakugō mirándola.

—¿Por qué me miras tanto? ¿Necesitas algo? —preguntó ya más espabilada gracias a aquel café, y a su vez, un poco inquieta de ser tan observada esa mañana, aunque sintiendo confusión de que sea precisamente él que la mirara tanto. Miró a su café y se lo extendió ligeramente a su dirección, recibiendo una mirada extrañada—. ¿Café?

Bakugō Katsuki se tensó en su lugar, casi colocando una expresión de ser atrapado, camuflándolo en un gesto de enojo con sus ojos blancos y sus cejas fruncidas hacia abajo, como mayormente tenía. Miró hacia el envase un tanto extendido hacia él y después al rostro apacible y confundido de la femenina, un notorio temblor se apareció en su cuerpo, mientras se extendía un largo silencio entre los dos, e igualmente en el aula en dónde casi no habían estudiantes, aunque poco a poco iban llegando. Podría decirse, en segundo plano de la situación, que estaban llegando los más puntuales hasta ahora.

Volviendo al primer plano, Hatsulin miró fijamente al rostro de su compañero quien pareció tensarse más bajo su mirada, apareciendo ahora un signo de enojo en su cabeza, ya explotando su burbuja de paciencia y tranquilidad, si podría decirse.

—¡No te estoy mirando a ti! ni mucho menos a tu café, pirómana. —bramó a la defensiva el de cabellera ceniza haciendo que la pelirroja pestañeara varias veces y sonriera curiosa y entretenida con su reacción.

—¿En serio? Está muy bueno este café, ¿seguro que no quieres probar? —agitó divertida el embase de café hacia su dirección, aunque ya sin extender su brazo por si quería, teniéndolo flexionado a ella, sosteniendo el vaso entre sus manos con una sonrisa—. Quizás puede relajarte, su sabor es muy suave y tranquilizador.

—¡Ya dije que no, yo estoy muy relajado! ¡Deja de molestarme!

Hatsulin soltó un par de risas ante sus palabras, pensando irónicamente que aquella muy ligera conversación de sólo unos minutos, había comenzado a causa de él y el hecho de que la estaba mirando. Bueno, dió la impresión que lo estaba haciendo pero tampoco iba a insistir en que si lo estaba haciendo porque habría un gran porcentaje de probabilidad de que estaba mirando a algún punto sin importancia y sólo en su punto de vista había parecido que si. Por lo que, cerrando aquella pequeña divertida (para ella) charla cuando giró su rostro distraídamente hacia otro lado, miró unos momentos a la puerta en dónde había entrado Jirō Kyōka con una expresión serena, sumida en la música que escuchaba en sus audífonos.

Hatsulin le sonrió animada y dulcemente a la chica de cabellos cortos y morados, alzando su mano en un tranquilo saludo hacia su dirección en cuanto conectaron ligeramente miradas, aunque la de los conectores sostuvo la mirada unos segundos más, prolongándola para devolverle la sonrisa e igualmente el saludo, encaminándose hacia su asiento. Ya poco a poco iban llegando todos sus compañeros, ya casi iban un poco más de la mitad.

Observó la gran puerta de su aula al notar como lentamente iban llegando sus demás compañeros, observando luego como Uraraka Ochako y Asui Tsuyu llegaban juntas, estableciendo alguna conversación trivial y cómoda. Hatsulin se enderezó de igual manera, con una sonrisa un poco más grande en sus labios. Alzó animada su brazo con su palma extendida.

—¡Hola, hola, Uraraka-chan, Tsuyu-chan! ¡Buenos días! —exclamó con ánimo la de cabellos rojizos hechos en sus usuales coletas caídas en sus hombros, acaparando la atención de la castaña y la peliverde.

—¡Oh, buenos días, Hatsu-chan! —respondió igual de risueña la castaña de óvalos rosáceos en sus mejillas, acercándose en un pequeño trote hacia su asiento, seguida de la chica del quirk anfibio.

—Buenos días, Hatsu-chan, Kero. —saludó dulcemente la apellidada Asui mientras sacaba ligeramente su lengüita en una expresión tierna y dulce—. ¿Cómo estás, kero? Te ves bastante animada. Bueno, igual de animada que siempre, aunque un poco más. —señaló, algo analítica pero sincera.

—Es por ese café ¿verdad? Mina-chan me dijo que tomas café muy amargo. Uh, a mi no me gusta. —la de cabello corto hizo un pequeño gesto de escalofrío y una cómica expresión de desagrado haciendo sonreír a la de orbes azulados—. ¡Pero no digo que dejes de tomarlo o que sea feo! Eres libre de beber lo que quieras, sólo-es que... a... ah...  —Ochako rápidamente se volvió un manojo de nervios y vergüenza, haciendo reír nuevamente a Hatsulin.

Haciendo un pequeño «Hum hum» al momento de negar con su cabeza, casi como una ligera y baja risa, inclinó su cabeza mientras le daba unas palmaditas a la de ella, viendo como estaba tratando de justificarse. —No debes preocuparte, Uraraka-chan. Comprendo lo que quieres decir. ¡Está todo bien!; Bebo café así de amargo ya que ayuda a despertar todos los sentidos cuando te sientes desorientado en las mañanas. —señaló sosteniendo con una de sus manos el embase, y alzando su dedo contrario—. Al comienzó si es algo... desagradable tomarlo tan amargo, ya que prácticamente no se le agrega azúcar, pero con el tiempo te acostumbras. Me ayuda bastante.

—Lo notamos, kero, casi todos los días te vemos bebiendo el mismo café. —habló en aquella pequeña conversación que habían tenido entre ellas Tsuyu, por mientras los demás iban llegando poco a poco. Hatsulin sintió una mirada penetrante en su nuca, pero no le tomó importancia.

—¡Ayuda a despertar completamente!

—O ha recargar energía faltante. —dijo de forma directa la de gran mirada negra y brillosa, viendo fijamente hacia la dirección de Hatsulin, casi de una forma inquisitiva.

—¡Pero ayuda! —contestó ahora tratando de colocar a segundo plano el significado de tomar café amargo por la mañana, teniendo unos pequeños nervios de por medio.

Luego de eso, mientras Uraraka se metía en sus pensamientos sobre el café amargo y Asui dejaba de lado el significado específico de beberlo, ambas se fueron a sus asientos correspondientes, observando desde allí como volvían a la muy seguramente conversación que tenían antes de acercarse a ella. Soltó un pequeño suspiro tratando de disimular el alivio de que no preguntarán, al menos Tsuyu siendo ella la más directa de sus dos amigas, mucho de cuál razón era por la que bebía el café de esa manera. Al menos ahora era más constante, cuando comenzó en la U.A. no necesitaba beberlo.

Colocó una pequeña sonrisa mientras bebía del espumoso café y luego miraba nuevamente hacia su izquierda con fijación y a su vez diversión, admirando el sobresalto del cenizo quien había estado mirando hacia ella, siendo ahora sorprendido por la rapidez con la que se volteó.

—¿Seguro que no quieres café? Siento que le estás haciendo ojitos al café.

—¿¡Hah!? —reaccionó con hostilidad el de cabellos puntiagudos, colocando nuevamente sus ojos en blanco ante el enojo, alzando su mano en amenaza en forma de garra—. ¡Ya dije que no! ¡Basta con fastidiarme con tú maldito café o lo lanzo por la ventana!

—No, mi café no. —dijo la pelirroja casi abrazando el embase contra su pecho y con una mirada acusadora y algo alarmada hacia el cenizo ante su amenaza de lanzarlo. No quería que lo hiciera, mucho menos cuando se lo dió su primo.

Bakugō gruñó como un perro rabioso, sentándose nuevamente con brusquedad en su asiento, cruzando sus brazos y reclinándose en su lugar, mirando hacia enfrente mientras aún gruñía sonoramente. Hatsulin entornó sus ojos en sospecha a su dirección, hasta relajarse y sonreír hacia su café, no evitando reír en silencio ante la situación que la entretenía, sintiéndose cómoda. Así que, queriendo aumentar su comodidad, volvió a dar un sorbo a su café que parecía no perder su calidez, logrando disfrutarlo en su mejor esplendor, sonriendo al momento de saborear y tragar.

—¿Que mierda te pasó en la muñeca?

Su cuerpo se tensó inmediatamente ante aquel cuestionamiento del más alto entre ambos, extendiendo sus ojos perdidos enfrente de su asiento, mostrando la perplejidad respecto a la pregunta tan directa que le había hecho Bakugō Katsuki, sintiendo incluso que se le iría el aire en cualquier momento, reteniendo un jadeo ante la sorpresa. Sus pupilas temblaron ligeramente y después lo volteó a mirar con lentitud, aún algo atónita de su pregunta.

El cenizo de ojos rojizos la miraba de forma fija, aún mostrando aquella mirada fruncida y enojada que tanto lo caracterizaba y que siempre tenía la mayoría del tiempo, incluso mostraba una mirada penetrante e intensa, recordándole cuando estaban en la clase con All Might y hay que hacer pruebas físicas y de habilidad, siendo así, que se veía concentrado.

Conectó miradas con él varios segundos, casi sin parpadear mientras un pequeño temblor aparecía en sus cejas al momento que quitó su sonrisa por un gesto neutro aunque aún algo perplejo. Katsuki entornó sus ojos a su dirección, mostrándose hasta cierto punto acusador, como si esperara alguna reacción al momento de contestarle. Le provocó nervios y pesadez que estuviera analizándola tanto, sobretodo luego de aquella pregunta tan específica. Tuvo que tragar disimuladamente saliva, frunciendo un poco sus cejas, haciéndose la desentendida.

—¿Disculpa? —pudo decir en un tono algo bajo, sosteniendo mejor entre sus manos al café al punto que hizo un poco de presión con sus dedos. Notó como el cenizo frunció sus cejas y gruñó, viéndose inquieto y aún inquisitivo.

—No eres sorda. Sé que me escuchaste perfectamente. —escupió con brusquedad, chasqueando su lengua mientras ladeaba ligeramente su rostro, para volver a fijar su mirada en ella, señalando con un leve movimiento de su cabeza su brazo—. ¿Que mierda te pasó en la maldita muñeca? —dijo, ahora enfatizando con más seriedad.

Hatsulin se quedó paralizada en su lugar por tal cuestionamiento, mientras veía de reojo, con inconsciencia y a su vez cierto pánico su brazo derecho, observando como en la manga estaba algo retirada hacia un costado dejando ver cómo al final de su muñeca estaba sobresaliendo un vendaje, no llegando lo suficiente a su palma. Un sudor frío le recorrió la espalda al ver que se le había movido la manga, sintiendo un picor en sus manos que no tardaron en calentarse, peligrando en soltar pequeñas flamas como suele suceder cuando siente pánico y nervios.

Refregó sus palmas contra el material del embase de café, como si pudiera buscar calma y seguridad en él ante la acusación y sospecha que estaba demostrando el del quirk de explosión, logrando percibir a la perfección la acusación en él, incluso con curiosidad mezclada con inquietud, aunque a simple vista se vea molesto y concentrado.

Hatsulin continuó mirándolo fijamente, manteniendo aquel contacto visual que hasta cierto punto la estaba colocando nerviosa haciendo y provocando que nuevamente un pequeño tic apareciera en su ceja cuando su expresión quería doblegar a los nervios que estaban invadiéndola por dentro. No obstante, pudo mostrarse sonriente aún sin quitar los ojos de él, disimulando la atención y acusación que usaba para observarla. Rio un poco, de forma despreocupada.

—¡Oh! ¿Eso? —dijo tranquila la pelirroja, mientras que con su mano izquierda bajaba la manga para que dejara de ser su punto de vista. Agitó su mano en el aire sin tomarle importancia, riéndose a labios cerrados—. Realmente no es algo importante, Bakugō-kun, no le prestes atención, no es nada.

Katsuki continuó analizándola con la mirada, entornando nuevamente sus ojos para mostrar sus dientes en un ligero gruñido, mostrándose incluso disgustado. Frunció el ceño sin quitarle la mirada de encima.

—Me importa muy poco la verdadera razón de que tengas vendado el brazo, tampoco me interesa lo que pase en tu vida, pero sé que eso no es un «nada». —soltó en un tono áspero mientras le mandaba una mirada algo extraña e indescifrable, aún teniendo aquella ferocidad característica en sus orbes de mantos rojizos—. Odio que me mientan.

Tras decir eso, volteó su rostro a la dirección contraria a ella, quedando con la mirada en la ventana del aula, dejándola con un mal sabor de boca y con su pulso acelerado, tenso, sintiéndose pesada por sus palabras. Sus cejas se curvearon un poco y apretó sus labios, sintiéndose de igual manera muy abrumada al punto de que tuvo que volver a tragar saliva y con eso, una pequeña bocanada de aire, para poder relajarse ante sus palabras. Giró de igual manera su rostro con una mirada indescifrable, perdida, sus pupilas se opacaron en sus cuencas, observando su café.

Sus dedos tantearon muy suavemente y a su vez de manera titubeante el material que sostenía aquel líquido caliente y con cafeína, sintiendo su calidez a través del vaso. De verdad, ahora tenía los nervios de punta.

MIRABA FIJAMENTE SU BRAZO CUBIERTO POR LA manga de su uniforme, estando bastante metida en sus pensamientos con una mirada aún perdida ante lo sucedido hoy en la primera clase del día, tuvo que dejar salir una pequeña exhalación al sentirse abrumada, llevando su mano contraria hasta su propia muñeca, tocándola ligeramente con sus dedos y luego rodeándola con su palma, frunciendo sus cejas un poco.

De verdad Bakugō era demasiado observador, tanto que hasta ese punto en darse de cuenta que aquel vendaje en aquella zona de su brazo no era nada, que si era un «algo». Eso le daba escalofríos, sobretodo al recordar la causa del vendaje; su abuela. Pero, lo que la hacía pensar era como es que él podría creer que no era cierto lo que había dicho, pasando prácticamente de segundo plano la importancia de su herida sólo por los entrenamientos de Atsuko y que no lo hacía bien.

Dejó salir un largo suspiro apretando un poco la zona de su muñeca, sintiendo la presión de su agarre. Levantó su mano y revolvió un poco los cabellos de su flequillo, tratando de no pensar en la situación con Bakugō y llegar a abrumarse tanto hasta el punto de tener un ataque de nervios e ir a preguntarle y cuestionarle el porque cree él que su vendaje no es un nada, en vez de pensar como los demás de que podría ser simplemente por entrenar. Midoriya suele estar a veces vendado de la nada, considerando que tenía un quirk tan poderoso al punto de lastimarse a si mismo. Cualquiera pensaría que era por entrenar.

Pero hasta ese punto, con la cabeza en las nubes y los nervios de punta, pensaba en que Bakugō Katsuki no era cualquiera como para tomarle más significado a un vendaje. Eso... la abrumada, realmente, la abrumaba.

Lanzando un pequeño gruñido de duda y a su vez un toque de frustración al pensar en que alguien le estaba dando tanta atención de esa manera que sólo la asustaba como para considerar y creer que era algo más grande, cerró sus ojos con cierta aflicción inclinando su cabeza hacia atrás y luego colocando una de sus manos en su frente, volviendo a suspirar con pesadez, sintiendo incluso que le dolía por pensar tanto en ese asunto.

❛¿Debería preocuparme de que le esté tomando importancia?❜ fue lo que pensó entreabriendo sus ojos un poco y mirando hacia arriba, caminando por los pasillos de la academia al volver a ir a una de las máquinas expendedoras por aquella deliciosa leche de fresa. Quizás podría relajarse bebiéndolo. Resopló. ❛No debería. Dudo que Bakugō-kun le tome tanta importancia a algo así. Está centrado en su meta (al menos, eso se nota) como para fijarse atentamente en eso. Además ¿por qué lo haría?❜

En consecuencia a estar tan metida en sus pensamientos de «y si... », sintió su cuerpo chocar con uno ajeno tan repentinamente que retrocedió varios pasos al igual que con quién chocó, quedándose en un abrupto silencio algo perpleja por haber chocado tan así, incluso le dolió el hombro y parte del brazo ante aquel leve impacto físico.

Parpadeó varias veces desconcertada, elevando la mirada para ver unos zapatos masculinos a unos metros enfrente de ella. Escuchó una baja maldición venir de aquel chico, así que subió más la mirada, enderezándose ligeramente observando al chico palmearse un poco el hombro con una expresión aburrida, murmurando quien-sabrá-que cosas hasta igualmente subir la mirada, quedándose ambos en total silencio.

—Oh... —musitó el de cabellera rubia bien peinada, igualmente enderezándose con lentitud. Luego lo vio embosar una sonrisa cargada de diversión y burla, incluso malicia, levantando su mano para peinar los pocos cabellos que se despeinó—. Vaya, vaya. Pero si no es nada más ni nada menos que la intensa hijita de Hikarimeki, de la... desubicada Clase A.

Hatsulin miró con extrañeza al chico rubio y de ojos grisáceos enfrente suyo, sintiéndose algo ofendida de escuchar como la llamó, aunque a su vez perdiéndose por... la manera en la que la había llamado. Inclinó un poco su cabeza tratando de reconocerlo, pestañeando un par de veces mientras hacía memoria de dónde lo había visto, porque estaba segura de que ya se habrá encontrado con él en algún momento.

«—¿Huh? Oh, eres de la clase A.  ¡Ah! Ya sé quién eres, la hija de Hikarimeki. No es raro que ingresarás a la A, ¡vaya sorpresa de toparme con su hija pequeña!»

—Me choque contigo el día que los periodistas trataron de entrar a la academia... —dijo inconsciente y pensativamente la de cabellos rojizos y ojos azulados, recordando con cierta vagancia su rostro aquel día en dónde todos enloquecieron y parecían unos animales corriendo como locos.

—¿Huh? —soltó en desconocido tan desconocido, pestañeando varias veces. Abrió sus ojos notablemente hasta que comenzó a carcajearse momentáneamente—. ¡Que sorpresa que recuerdes eso! Pasó hace más de un mes. No me lo espere de alguien de la A. No pareces ser tan insoportable, tuviste la decencia de recordarme por lo menos. Quizás no eres tan desagradable como los de su clase. De verdad estoy sorprendido. ¡Muy sorprendido!

Hatsulin colocó una expresión desconcertante por todo lo que estaba diciendo, alzando una de sus cejas de manera interrogante observando con extrañeza la manera en la que hacía gestos bastante exagerados e incluso dramáticos. Continuó observándolo fija y silenciosamente sin inmutarse demasiado, hasta que llegó un punto en que sus gestos le causaron gracia por las muy raras expresiones que hacía. Sonrió ligeramente y no pudo evitar reírse con levedad, deteniendo abruptamente los gestos que su contrario hacía.

—No sé como tomarme lo que dijiste hacia mi. Gracias, creo. —se encogió de hombros sin tomarle importancia hasta suspirar con pesadez, sintiendo un peso en sus hombros—. Si, te recuerdo. Incluso te recuerdo del Festival Deportivo, hiciste enojar mucho a Bakugō-kun, según vi. —rascó su mejilla—. Pero te pido, que no hables así de mis compañeros.

El rubio contrario se quedó en silencio mirándola por varios segundos hasta que entornó sus ojos, luego de eso sonrió de costado sin mostrar sus dientes como si fuera un niño apunto de hacer una travesura. Justo ahora, parecía entretenido con las palabras de ella, pero a su vez disgustado ya que sus cejas se fruncieron ligeramente, provocando cierta contradicción debido al simple hecho que continuaba sonriendo, pero ahora incluso parecía tensa su sonrisa.

—Yo realmente tengo todo el derecho del mundo de hablar de los demás como yo quiera, linda pelirroja. —añadió con arrogancia provocando que Hatsulin lo mirara con atención y a su vez con cierta inconformidad e incomodidad—. ¿Y si habló de ellos así, que? ¿Me lanzarás tu flamas o algo así?

—No estoy de humor para que hables así de los demás.

El contrario se carcajeó, interesado y curioso de su contestación, ladeando su cabeza e inclinando su cabeza hacia un lado, viendo con atención la manera en la que desviaba la mirada, manteniendo una sonrisa algo tensa e incluso forzada. Sonrió un poco al notar sus gestos, dando un par de pasos hacia ella, y para su sorpresa, ella retrocedió casi la instante y de forma automática, provocando ahora que quitara su sonrisa y la viera con un gesto curioso.

Observó su rostro varios segundos, notando como tenía una mirada bastante distinta al rostro sonriente que trataba de mantener, notando que su mirada estaba desviada ligeramente de su rostro y se veía abrumada, incluso parecía que no le estaba prestando atención a él, pero por un sentimiento diferente, incluso parecía nerviosa, pero eran unos nervios bastante distintos de los que ha visto en otros. Continuó observándola fijamente con un rostro algo neutro, observando como ella se tensaba y apretaba las manos.

—Mira, yo... de verdad no tengo cabeza para otra cosa. De verdad me siento... de mal humor. —dijo con cansancio, frotando su rostro con una de sus manos, quitando por unos segundos su sonrisa. El contrario pudo divisar unas ligeras ojeras bajo sus ojos—. No me siento suficiente ahora, no me siento bien, sólo quiero dormir. De verdad discúlpame por lo que sea...

El contrario se quedó mirándola, escuchando su voz algo arrastrada aunque en ningún momento se escuchó altiva. La observó fijamente y luego sonrió de costado, de una manera casi vacía, viendo luego hacia el suelo.

—Quieres que te disculpe por algo. Hum, que raro... —dijo con cierta ironía provocándole confusión—. Te sientes cansada, ¿no? ¿Pero de qué precisamente? —Hatsulin levantó la mirada con cierta perplejidad, como si aquella pregunta fuera específica. Él parecía mirar a algún punto de ella, pareciendo que veía... su cuello— . Así que no eres la sonriente y perfecta chica ¿eh?... —Hatsulin se quedó todavía más confundida por sus palabras que apenas pudo escuchar, ya que lo murmuró. El contrario se enderezó con sus manos en la cintura y se dió la vuelta—. Piensa mejor la cosas, chica de la 1-A. ¡No fue un gusto verte!

Y agitó su mano en el aire yéndose de regreso por dónde vino, dejándola allí a mitad del pasillo totalmente confundida y perdida. Observando como se iba a quien sabrá dónde. Recordó donde estaba mirando y levantó su mano, llevándola inconscientemente a su cuello en dónde tocó apenas su piel al tener el cuello de la camisa bien puesta y apretada, pero alcanzando a sentir la diferencia de piel ante la cicatriz que sobresalía de un costado.

Se quedó allí con la mirada perdida para respirar largamente, llevando su mano a su rostro volviéndolo a frotar con cansancio, dejando su mano su mano a su frente, manteniendo sus ojos entornados y perdidos en algún punto.

—Pensar mejor las cosas... —murmuró, repitiendo lo que él chico de la otra clase había dicho, entrecerrando un poco más sus ojos, los cuales estaban un poco opacos—. ¿En qué debería pensar?...

—ESO ES TODO POR HOY. —DIJO AIZAWA SHŌTA, DANDO FINALIZADA LA clase de aquel día. Hatsulin soltó la lapicera con un pequeño suspiro, girando unos segundos su muñeca y moviendo sus dedos—. Falta una semana para los exámenes. Todos están estudiando, ¿verdad? Seguro ya lo saben, pero, además del examen escrito, habrá uno práctico. Recuerden entrenar su cuerpo y mente. —la pelirroja se quedó observándolo, colocando una mirada algo pensativa—. Eso es todo.

Recordó entonces cuando su maestro había mencionado hace prácticamente un mes respecto a que habría un campamento de entrenamiento de parte de la U.A.. Inevitablemente el recuerdo de las palabras que había dicho Aizawa Shōta luego de una clase apareció en su cabeza.

«—En las vacaciones, tendremos un campamento de entrenamiento. Pero... los que no pasen el exámen final antes de eso, pasará un infierno escolar.»

—¡No estudie nada! —exclamaron Kaminari y Ashido con frustración apenas el maestro salió del aula, sacándola de sus recuerdos y haciendo que mirara hacia ellos, curiosa.

—¡Ashido-san, Kaminari-kun, esforcémonos! —animaba motivado Midoriya, teniendo una sonrisa en sus labios y una aura determinada a su alrededor—. Iremos juntos al campamento de entrenamiento, ¿no?

—¡Si, como delegado, espero que todos actúen! —dijo Iida, igual de motivado que el peliverde, mostrándose incluso entusiasmado.

—Es difícil reprobar si ponen atención en clase. —ahora mencionó Shōto, siendo muy a su manera directa, y a su vez, sin demostrar demasiado en su expresión.

Pudo escuchar las quejas de la de cabello rosáceo y el de cabellera rubia, siendo este último que se indignaba y deprimía por el hecho de que las tres personas quienes hablaron hacia ellos era algunos de los mejores en la clase respecto al promedio. Se sentía tranquila con el suyo, estando en el tercer puesto justo debajo de Iida y Yaoyorozu con quiénes no podía competir ya que ambos eran alguien demasiado inteligentes, cosa que no la sorprendía e incluso se sentía feliz y orgullosa de poder tener la suerte de que eran amigos.

Pero, estaba segura que a causa de su abuela y su indomable necesidad de que ella fuera siempre la mejor y perfecta, la haría estudiar (más de lo que por si hace al ya estar a la vuelta de la esquina los exámenes) para que tenga el promedio más alto. Con la prueba práctica no sentía que debía preocuparse, sólamente tenía que seguir entrenando arduamente para estar preparada para cualquier cosa. Debería preguntarle a su hermano, a Mirio, Tamaki y Nejire que es lo que hacían en la prueba práctica en la época de exámenes.

Suspiró sintiéndose aún abrumada, tamborileando sus dedos en su escritorio al sentir que cada vez más y más habían cosas que tenía que procesar en su cerebro al punto de que incluso le dolía la cabeza. Aparte de sentirse tonta e incluso decepcionada de tener un muy ligero momento de debilidad enfrente de alguien, que aunque no fuera un conocido como alguno de su clase (cosa que sí le asustaba que alguien la viera así) tampoco era del todo desconocido. Era de la clase B, si no mal recuerda.

Agitó un poco su cabeza tratando de olvidar eso y despejarse la mente, ya que no podía tener tanto en que pensar sobretodo cuando se tratan de exámenes. Ya una vez por pensar demasiado en una cosa, estando en la secundaria, olvidó por completo lo que tenía que colocar en un examen. Vaya historia de su secundaria, teniendo un final muy... doloroso. Suspiró recordando un poco para poder distraerse y escuchar a sus compañeros, apoyando su brazo en su escritorio y flexionándolo al levantarlo para apoyar su mejilla en su palma.

—Tal vez pueda ayudarlos con las clases. —escuchó decir a Yaoyorozu Momo de manera afable y gentil. Hatsulin sonrió inconsciente por su amabilidad, mirándola con atención. De verdad era una buena persona.

—¡Yao-momo! —exclamaron ambos jóvenes más preocupados por no haber estudiado nada, mostrándose ahora felices y conmovidos.

—Pero no puedo ayudar con lo practico... —la pelirroja quitó su sonrisa al notar la tristeza y frustración que mostraba ahora la linda azabache de la clase A, notando como se había sentado con pesadez en su asiento y una aura deprimida aparecía a su alrededor.

❛Ahí está otra vez pensó casi al instante, recordando como últimamente ha estado actuando y sintiéndose distinta. Entrecerró sus ojos con ligereza sintiéndose inconforme, aunque después se relajó para cuando varios de sus compañeros comenzaron a pedir unirse a ellos. Observó como Yaoyorozu comenzaba a ser inundada por alegría y emoción.

—¡Entonces, tengamos una sesión de estudio en mi residencia! —escuchó la voz feliz y emocionada de Momo haciéndola relajarse más, sintiéndose feliz de que ella esté feliz.

—¡Oi, Tsubomi! ¿Quieres estudiar con nosotros? —volteó a mirar hacia Kirishima Eijirō apenas lo escuchó, viéndolo llegar con rapidez y entusiasmo, pareciendo un sol justo ahora que la iluminaba—. Le dije a Bakugō lo que me dijiste sobre calculo y matemáticas, que te dificulta un poco. Parece que no le importa que estudies con nosotros. —sonrió, bastante emocionado.

—¡Yo nunca dije que la invitaras! —exclamó en un reclamo el cenizo, mostrando aquella expresión de enojo que tanto lo caracterizaba.

—Pero tampoco dijiste que no lo hiciera. —hizo incapié el de cabellera rojiza viéndolo con una enorme sonrisa mostrando sus dientes puntiagudos. Katsuki bufó con fuerza, viéndolo con molestia. Eijirō luego miró devuelta hacia Hatsulin quien miraba la escena—. ¡Y bien! ¿Que dices? Sería genial tener a dos de los más altos puestos ayudando a estudiar.

—¿Eh?... ¿Bakugō-kun?... —murmuró algo desconcertada, sintiendo un pequeño palpitar en su pulso, uno algo tenso, aunque trató de relajarse suspirando con levedad—. Uhm... bueno-

—¡Oh, Hatsulin-san! —ahora volteó a mirar hacia la alegre Momo quien se acercó con su aura rebosante de emoción, juntando sus manos—. ¿Te gustaría unirte a nosotros? Tienes un nivel académico alto en la mayoría de las materias, aparte de que eres muy buena y genial respecto a lo practico. ¡Podrías ayudarme! ¡Serías una gran maestra para lo práctico!

—¿Eh? ¿yo?

—¡Oh, por favor, si! ¡Hatsu-chan es súper genial con lo practico, e incluso más! ¡Podríamos ser tan ágil como ella! —chilló emocionada la pelirrosada haciendo pestañear a la de cabellos rojizos al ver cómo los demás parecían emocionarse por eso.

—¡Podremos mejorar en la teoría y en lo practico si fueran nuestras maestras! —lloró dramáticamente Kaminari con un puño en su pecho, teniendo una cómica expresión—. Podrías matar tres pajarón de un tiro; estudiar, ser nuestra maestra junto con Yao-momo, y estudiar sobre lo de matemática y lo otro eso con nosotros. ¡Sería mucho mejor!

—¿¡Que estás insinuando, maldito Pikachu de mierda!? ¿¡Estás tratando de decir que la pirómanano aprenderá conmigo!? —Kaminari se espantó notablemente, al igual que los demás observando la clara aura de enojo y furia rodeándolo—. ¡Ella y el pelo pincho aprenderán mil veces más si yo mismo les enseño! ¡Te voy a explotar el rostro por si insinuas que no soy lo suficiente para que alguien estudie conmigo!

—¡AAH, NO, NO! ¡no me refería a eso! —chilló Kaminari totalmente nervioso y asustado al ver la expresión escalofriante del cenizo.

—¡TU, MALDITA MIERDA! ¡YA VERÁS-!

—Eh... —murmuró cohibida y desconcertada Hatsulin, pestañeando varias veces a su par que movía su cabeza de hito en hito, sintiéndose algo nerviosa—. ¿Café?

¡Finalmente hemos comenzado el Arco de los Exámenes de Final de Curso!
Se vienen muchas cosas, traten de prepararse para lo que se viene.
¿Ustedes a quien elegirían para estudiar? ¿Katsuki o Momo?🤔

→S H A N X L A B Y X←

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro