❪𝟰𝟱❫ ; 𝗸𝗲𝗲𝗽 𝗮 𝗰𝗼𝗼𝗹 𝗵𝗲𝗮𝗱.

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ARC THREE; DEMONS
*╔═══❖•ೋ°🔥°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO:
MANTÉN LA CABEZA FRÍA
tedioso estudio

┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
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MIRABA FIJAMENTE HACIA LA PUERTA DE LA ENTRADA DE LA RESIDENCIA Tsubomi, sus ojos analizaban de manera muy meticulosa mientras sus dedos tenían pequeños tics hasta que apretaba sus manos en puños. Las palmas de aquellas dos extremidades de sus brazos estaban emanando un aire caliente que cada vez se notaba cuando hacía presión en su piel y salía una pequeña calada de humo. Realmente estaba tan nerviosa que no se sentía capaz de dar otro paso.

Tenía que decirle, ¿verdad? Debía decirle a su abuela de la decisión que había tomado respecto a ayudar a sus compañeros, que le habían pedido su ayuda y ella había aceptado en ayudarlos, eso era lo que debía y tenía que decir. Sólo eso, sólamente tenía que decir eso. Se escuchaba tan fácil y justo ahora sus manos no dejaban de emanar calor peligrando en cualquier momentos activar flamas. Su mirada estaba perdida en el portón de la gran residencia, manteniendo sus cuencas bien abiertas mientras sus pupilas estaban algo reducidas observando el material de la entrada. Totalmente inmóvil.

—¡Hatsulin! ¿Qué sucede? ¿Por qué no entras? ¡Está a nada de llover! —había escuchado la exclamación de Sosuke a sus espaldas junto los golpes de sus zapatos al subir las ligeras escaleras que daban a la puerta principal de toda la gran vivienda—. Puedes resfriarte. Puede que aguantes ciertas temperaturas bajas por el propio calor que tiene tu cuerpo, pero tampoco eres inmune. Puedes pescar alguna gripe. —dijo con preocupación y cierta severidad a su par que colocaba una de sus manos en uno de sus hombros.

Ahí es cuando Sosuke se da de cuenta de lo tensa que está, incluso parecía que estaba temblando por los pequeños gestos de escalofríos que hacían sus hombros. Alzó sus cejas, una más que la otra, en gran confusión y nuevamente preocupación por notarla de aquella manera. Se preocupó de sobremanera pensando que se había acordado de algo que le había indicado su abuela y se le olvidó, tenía en claro que cada vez que estaba de esa manera era a causa de aquella vil señora que tenía de jefa.

El de ojos de un azul eléctrico retira con cierta lentitud su mano, teniendo sus manos un poco entumecidas y temblorosas apenas notó la postura de la chica, sintiéndose de aquella manera dormida y frustrada que captaba cada que percibía los momentos en dónde ella estaba de esa manera. Era algo sorprendente como de un momento a otro su rostro tan dulce y expresivo pasara a aquella expresión opaca y perdida, con un destello en sus ojos que muchos podían descubrir que se trataba de una gran duda y miedo. Estaba asustada. Había sucedido algo o tenía que decirle algo a Tsubomi Atsuko.

No debía preguntar para saber que estaba de esa manera a causa de aquella peliazul de mirada frívola y totalmente cruel.

—¿Hatsulin? ¿Se encuentra bien?... —habló en un tono se voz tenue el conductor tratando de no alertarla mucho. Se Inclinó un poco hacia un costado suyo en dónde podía admirar un poco más su rostro, tenía su ceño un poco fruncido provocando cierta arruga en el espacio de sus cejas. Sus labios estaban apretados, pareciendo retener el aire—. ¿Que pasó? ¿Qué sucede? Puedes decirme...

La pelirroja tomó una pequeña respiración por su boca, siendo una bocanada ligera de aire, ya que necesitaba tranquilizarse, estabilizarse, tomar valor. En todo el trayecto de la U.A. hasta la residencia Tsubomi había estado mirando fijamente la pantalla de su teléfono en el chat con Momo, sin ser capaz de escribir unas simples palabras como «Lo siento, no voy a poder estudiar con ustedes». Sus dedos cada que se dirigían al teclado temblaban y titubeaban, y cuando tan siquiera escribía cualquier letra, casi de inmediato la borraba. Sobretodo al haber visto los últimos mensajes que había tenido con la apellidada Yaoyorozu.

Yao-momo 🦢
«Entonces el jueves te esperaremos ♡»
«¡Estoy muy emocionada! Espero poderlos ayudar a todos»

Entrecerró sus ojos sintiéndose culpable por recordar lo tan feliz y contenta que estaba con ayudar a sus compañeros, y lo emocionada que se había puesto cuando le pidió que los ayudara con lo practico y había accedido. Volvió a soltar un pequeño suspiro tratando de darse ánimos y coraje, tenía que hacer al menos el intento ¿verdad? Un héroe no podía rendirse tan fácilmente al temor, tenía que luchar, tenía que intentar.

—Estoy nerviosa. —fue su contestación mientras alzaba su mano hacia la entrada y daba varios toques. Comenzó a sentir varias gotas de lluvia caer sobre ella, comenzando a ser el mismo cielo descendiendo en aquel líquido del clima—. Pero, no te preocupes. —le sonrió de manera un poco forzada recibiendo una mirada extrañada de Sosuke.

Antes de decir algo, las grandes puertas de la residencia Tsubomi se abrieron gracias a dos sirvientas que la dejaron pasar al igual que un dudoso y aún abrumado Sosuke quien pasó su mano por su frente ante las gotas de lluvia que habían alcanzado a caer encima de él, siendo sólo unas cuantas que con sólo pasar su mano por su frente logró retirarlas, aunque aún habían un par de gotas en su cabello castaño y algo despeinado que lo hacían ver un poco perlado. Lo mismo era con Hatsulin, aunque observaba como estas mismas gotas se deshacían lentamente en su cabello debido a la calidez que que todo su cuerpo desprendía por naturaleza, y siendo posible por sus coletas caídas por sus hombros hasta dar por los costados de su pecho.

El mayor frunció un poco el ceño pensando con cuidado las palabras «estoy nerviosa» que había dicho Hatsulin. Sabía que siempre se volvía extremadamente callada y dócil, agregando que tensa cuando llegaba todos los días a la gran casa perteneciente de Tsubomi Atsuko, pero no precisamente nerviosa, al menos no siempre porque para que esté nerviosa al llegar era porque habría sucedido algo de lo que muy seguramente se enteraría su abuela y tendría que ver con su imagen. Sus cejas fueron hacia abajo mientras pensaba que habría pasado. Hasta ahora todo en la U.A. era tranquilo y no había vuelto a suceder algún ataque de los villanos, y la pelirroja no ha estado tensa y nerviosa de regresar (según vio ese día del festival) desde aquel evento en dónde quedó en un impresionante segundo lugar, pero que para Atsuko estaba mal no ser el número uno.

Volviendo con Hatsulin se quedó ahí de pie sintiendo el silencioso ambiente, pero logrando percibir que realmente el lugar no estaba solo, aparte de los empleados. Trató de concentrarse en percibir el calor corporal de las personas presentes que podía sentir y analizar gracias a una ligera combinación del quirk de su madre y su padre, sintiendo claramente a Atsuko en aquel lugar. Estaba en el gran salón, aquello la hizo tragar saliva y tomar una sonora respiración. Esto no pasó desapercibido por Sosuke y las dos empleadas que ya habían cerrado la puerta. Ambas se miraron con cierta preocupación ante el porte de la chica.

Se alertaron un poco al verla ir con paso dudoso hacia donde estaba su jefa. Cuando vieron sus pasos dudosos y algo titubeantes aún dirigiéndose hacia la matriarca de su familia, luego miraron hacia Sosuke que se veía igual de confundido y hasta igual de alterado que ellas. Las empleadas fueron a rápidos pasitos hacia donde se fue quedándose asomadas en la entrada del gran salón en dónde se encontraba la Tsubomi mayor. Vestía una falda blanca de tubo junto con una fina blusa de un color plateado, reluciendo en sus manos las pulseras e igualmente las joyas que poseía, junto con los costosos anillos en sus delicados dedos. Hatsulin se quedó varios metros lejos de ella mientras apretaba sus manos con cierta fuerza.

La pelirroja tragó saliva observando a su abuela ocupada en cosas respecto a su empresa, observando una computadora en el mesón que había junto con algunas libretas en dónde observaba que diseños de armería para héroes debido a sus apariencias extravagantes o con detalles específicos. De eso trabajaba la familia de Tsubomi Atsuko; la armeria de los héroes más conocidos tanto en Japón como en otros países del mundo, llegando incluso a diseñar trajes para aquel que lo requiera. Aquella maestría era la que mantenía y aumentaba la fama y la fortuna de los Tsubomi. Lo admitía, era un trabajo impresionante. Crear trajes y aparatos de gran uso a aquellos héroes que salvan vidas.

—¿Que es lo que quieres, Hatsulin? —salió de su burbuja al escuchar su voz. Aquello fue lo que había dicho la de cabellera sedosa y azulada la cual tenía alzada en un fino y delicado moño por encima de su cabeza, dejando caer algunos mechones a los costados de su rostro. Ella poseía unos lentes de pasta plateada que sostenía con sus dedos mientras parecía ver algo en una tableta, con varias anotaciones perfectamente ordenadas en el mesón.

La pelirroja se tensó nuevamente mientras apretaba sus manos, sus labios temblaron y de igual manera se apretaron entre si ante los nervios y las dudas que la invadieron, totalmente temerosa en responderle y decirle aquello que necesitaba hablarle, que sentía que debía decirle para poder ayudar a sus amigos, poder estar con ellos así sea para estudiar y entrenar. Era algo que apreciaba con toda sinceridad, pero temía mucho lo que fuera a responderle Atsuko. Era lo que más temía.

La de cabellera sedosa y azulada alzó ligeramente sus penetrantes ojos azulados que brillaban ligeramente y por naturaleza ante el tono tan fuerte que poseía aquel color en sus iris. Se quedó observando la postura dudosa y titubeante, pudo sentir a la perfección su temor, su miedo, lo intimidada que estaba, pero a su vez... un sentimiento de necesidad, una necesidad de decir algo. Alzó una de sus cuidadas cejas algo extrañada por lo que fuera a decirle, así que simulando ignorarla volvió a revisar cosas en la tableta, frunciendo su ceño un poco.

—Y-yo... —❛Vamos ¡habla!❜ gritó mentalmente su consciencia ante lo temblorosa que estaba su voz. A veces se sorprendía a si misma con la confianza que podía expresarse con sus amigos y la simple idea de hablarle, de pedirle algo a su abuela siempre la colocaba temblorosa, congelada—. Y-yo... quisiera... ehm...

Tomó una sonora respiración mientras agachaba su mirada y luego de eso jugaba con sus dedos, entrelazándolos a su par que apretaba un poco sus propias palmas entre si. Estas comenzaron a sudar y a emanar una capa de calor ante su alteración, ante sus nervios. Estaba segura que si usara su quirk con lo alterada y nerviosa que estaba sus flamas estuvieran fuera de control. Sus dedos apretaron ahora una de las mangas del abrigo de su uniforme, apretando nuevamente la tela provocando que se moviera ligeramente y el vendaje que tenía desde su muñeca hasta el inicio de su antebrazo, oculto bajo la tela, se viera. Sus orbes azulados se enfocaron en aquella superficie blanquecina, moviendo por inercia su agarre en la manga viendo más el vendaje. Sus párpados se levantaron un poco al recordar lo sucedido en la mañana.

«—(...) pero sé que eso no es un nada

Se quedó en total silencio al recordar lo dicho y sucedido sintiendo una presión aparecer en su pecho y en su garganta mientras sentía unas inmensas ganas de llorar ante lo asustada que estaba, ante lo abrumada que estaba por todo lo que sucedió aquel día. Sentía que había sido un día difícil, un día fuera de lo común para ella por el hecho de haber llamado primero la atención de uno de sus compañeros con algo que ella temía mencionar y sentirse estresada por un chico con el cual casi ni convivía, pero sintiendo que había tenido un impacto de lo molesto que había sido.

Había retrocedido ligeramente apunto de abrir la boca y decirle cualquier cosa simple, sin importancia e irse directamente su habitación para recuperar el aire que estaba reteniendo. Sus hombros cayeron aún más aparte del peso que de por sí siempre tenían, siendo un peso de culpa y miedo. Agachó la mirada mientras entornaba sus ojos con culpa y aflicción, cerrando sus ojos mientras abría ligeramente sus labios para decirle cualquier cosa que no sea lo que tenía planeado.

«—¡Claro que pueden confiarme sus estudios, a las dos! ¡Los ayudaremos! —exclamó Yaoyorozu Momo con entusiasmo y felicidad mientras que sus compañeros la observaban al igual que a ella, metidos en sus burbujas.

—¡Genial! —fue su entusiasmada respuesta, mostrando lo motivados que estaban.»

Sus orbes se abrieron abruptamente ante aquel recuerdo que tuvo de aquel mismo día, dejando de tener tanta tensión en su cuerpo mientras perdía unos segundos el aire. Recordó lo tan emocionada y contenta que estaba Momo luego de dar su ayuda en las materias y aún más cuando ella aceptó ayudar en lo practico al ser algo que no se le hacía posible, emocionando más al pequeño grupo de estudio que se había formado a pesar de que parecían fuera de onda con lo que decía Yaoyorozu, pero aún mostrándose motivados. Se quedó en silencio total con sus ojos bien abiertos mientras sus pupilas temblaban un poco, apareciendo un pequeño brillo en ellos.

—Mañana... —habló inconscientemente, sintiendo una necesidad de seguir hablando. Fue una disposición que había surgido al recordar lo tan felices y emocionados que estaban sus amigos, recordando lo entusiasmado que estaba Kirishima de que estudiara con ellos—, y lo que resta de la semana... —Atsuko por su parte mantenía su mirada en la pantalla, escuchando sus palabras—; me ofrecí a ayudar a unos amigos con lo práctico... y-y a estudiar lo que resta del tiempo. Con Yaoyorozu-chan y Bakugō-kun... podría... estudiar con ellos.

Todo se quedó en total silencio apenas terminó aquellas palabras, sintiendo la tensión en el aire y como todo parecía quedarse en blanco. Las sirvientas veían con sus ojos bien abiertos y un aura en blanco ante la tensión que había provocado la menor de los Tsubomi apenas concluyó aquellas palabras, que parecían más una aclaración algo dudosa pero a su vez algo firme, como si estuviera dispuesta a decirlo, pero sintiera temor de hablarlo. La matriarca se quedó en un abrupto silencio mientras levantaba la mirada hacia la dirección de la pelirroja quien mantenía su mirada en el suelo aunque su rostro no era tan tembloroso como antes.

Atsuko la observó fijamente, de manera tan penetrante viendo como cada parte de ella estaba tensa, firme. Afinó su mirada frunciendo un poco su ceño, entornando sus ojos de igual manera. Se quedó en silencio totalmente para luego mirar nuevamente hacia la pantalla.

—No lo permito. Ellos son obstáculos para ti. Si necesitan la ayuda de alguien como tú son unos incompetentes. De por sí me disgusta el mocoso de Bakugō, mucho menos quiero que vayas con él o con la jovencita Yaoyorozu. —contestó a sus palabras haciendo que la pelirroja apretara sus manos al igual que su mandíbula.

Sus cejas cayeron ligeramente mientras sentía un golpe de tristeza e impotencia golpearla haciendo que sus hombros cayeran. A pesar de haber tomado aquella valentía sentía una decepción en ella, reflejando este mismo sentimiento en su rostro. Se quedó ahí plasmada mientras retenía un suspiro de frustración, cerrando esta vez sus ojos con fuerza por el hecho de no haber recibido una respuesta positiva. Incluso ya iba a marcharse a su habitación una vez más a escribirle tanto a Momo como a Katsuki que no iba a poder estudiar con ellos.

«—No te acobardes y huyas.»

Se quedó aún allí, totalmente quieta mientras que una pequeña presión aparecía en su pecho y en su espalda pero haciendo que se enderezara y quedara más derecha en su lugar, aún manteniendo su rostro agachado con una mirada ahora fruncida, ahora dura. Debía hacerlo, tenía que dejarle en claro que sus palabras no evitarían que fuera.

—Y.... yo... yo iré. —murmuró en voz baja llamando la atención de la apellidada Atsuko de sangre quien detuvo cualquier movimiento mientras alzaba la mirada de manera filosa y firme hacia la pelirroja quien seguía con la mirada agachada.

—¿Que dijiste? —contestó de manera agresiva, manteniendo una cruel rudeza en su voz. Una rudeza que estaba pensando seriamente en demostrar dándole un buen castigo a la pelirroja si es que había escuchado lo que creía que había escuchado.

—Yo iré. Iré mañana... y todos los días que lo necesiten mis compañeros. —volvió a alegar la pelirroja mientras apretaba sus manos sintiendo sus uñas clavarse momentáneamente en sus palmas pero al retraer sus dígitos pudo evitar eso.

La matriarca de los Tsubomi abrió bien sus ojos azulados bastante parecidos a los de su nieta, pero muy distintos a los de ella aunque no pareciera. Atsuko dejó de lado su material de trabajo para levantarse, haciendo resonar los tacones que tenía en casa, apretando una de sus manos la señaló con la otra manteniendo una mirada amenazante e intimidante, molestándose y alterándose aún más por el hecho de que Hatsulin no parecía inmutarse casi, aunque manteniéndose tensa en su lugar pero a su vez firme.

—Es mi decisión y tú obedeces. —escupió Atsuko con una mirada fruncida y sorprendentemente molesta. Curveó sus labios de un suave rojizo en una mueca dando un par de pasos hacia Hatsulin—. Si yo digo que no vas, tu no-

—Es mi vida, no la tuya. —soltó abruptamente, sin tanta dificultad la de orbes azulados alzando su mirada. Atsuko miró con perplejidad la mirada firme que le estaba dando. Decidida, dispuesta, indomable—. Si yo... si yo quiero ayudar a mis compañeros, si yo quiero estar con mis amigos... lo haré.

—¿Cómo te atreves a hablarme así? ¿Acaso sabes lo que sucede si eres desobediente? Si yo digo que no, es ¡no! —e hizo un brusco movimiento con su mano, llevándola hacia abajo y provocando que el cuerpo de Hatsulin se tensara con fuerza al momento que sintió algo retorcerse en ella al su abuela alzar su voz y a su vez usar su quirk en ella. Sintió una gran pesadez en ella por lo que tuvo que tomar una profunda respiración, algo tembloroso al tomarlo pero más calmado al exhalarlo. Fijó sus ojos en los de Atsuko, mostrándose más firme.

—No me importa. Yo quiero hacerlo, quiero ayudarlos así sea esta última semana de estudio. —contestó sin titubear y mas firme que antes, pudo admirar como Atsuko seguía con una expresión tensa y enojada, su mano estaba temblando—. No me importa lo que hagas, no vas a evitar que yo vaya con ellos. No me importa que no te agrade Bakugō-kun y Yaoyorozu-chan o los demás, a mi si me agradan.

Nuevamente todo se quedó en silencio mientras ambas se intercambiaban palabras. Los ojos filosos de Atsuko estaban abiertos a no más poder mientras su ceño y su nariz se arrugaban, apretando sus labios para separarlos un poco y mostrar sus dientes. Mientras que los ojos de Hatsulin se veían totalmente fijos, aún manteniendo sus cejas algo temblorosas pero manteniendo una postura firme, sus ojos estaban algo opacos mostrando aquella mirada intimidante que tanto le recordaba a Eiko y a su hermano Enji.

Atsuko bajó sus manos aún perpleja mientras temblaba de la ira, sintiéndose más que furiosa de la osadía que estaba usando a la hora de hablar y sobretodo el hecho de que en ningún momento decía «no es nada, olvídalo». Seguía firme en sus palabras y soportando sus palabras y su aura haciéndola sentir como si le estuvieran arrebatando algo de lo cual no quería creer. Levantó su mentón mientras que Hatsulin agachaba un poco su rostro sin dejar de verla fijamente ni cambiar su expresión o su postura.

—Espero que lo entiendas. —dijo en un murmuro serio y algo grave, sin un atisbo de temor, duda o sumisión que siempre solía sentir al dirigirse hacia ella—. Puedes continuar con tu trabajo, ya no te molestaré más.

Y sin más, sin recibir alguna respuesta de su abuela quien seguía perpleja en su lugar, se dió la vuelta temiendo por unos segundos que ella fuera hacia ella pero no sucedió. Dió pasos firmes y algo calmados hacia la entrada en dónde se habían escondido dos empleadas de manera temerosa junto con Sosuke. Al pasar por allí y girar hacia el pasillo observó la expresión de shock y perplejidad que poseía Atsuko pero quedándose allí, sin sentir alguna intención de ir contra ella para su sorpresa así que continuó su camino.

❛NO SÉ SI SENTIRME VICTORIOSA O NERVIOSA DE QUE mi abuela no haya hecho nada hasta ahora❜ fue lo que había pensado Hatsulin mientras giraba el popote en el vaso del té helado que estaba bebiendo en aquella cafetería, viendo la forma en la que la espuma y el mismo té se mezclaban haciendo formas al azar viendo pequeños espirales enredarse entre si y con el hielo.

Miró las mangas de su suéter que llegaban a la mitad de sus palmas, cerrando y abriendo estas mismas ligeramente mientras que debajo de la mesa cruzaba uno de sus pies detrás del otro, en una postura cómoda. Vestía una camiseta de cuello de tortuga color negro, siendo de manga corta pero encima de esta usaba el ya mencionado suéter, de una tela ligera y de color beige junto con unos jeans y unos tenis. Tenía su cabello mayormente suelto, teniendo un muy ligero recogido. En pocas palabras, estaba vestida de manera casual aunque antes de ser llevada por Sosuke había estado buscando ropa de conjunto. Ahora vestida así esperaba la presencia de Kirishima y Bakugō.

Acercó sus labios hacia el borde del popote para sorber ligeramente mientras buscaba en su mochila su teléfono y ver algún mensaje que le haya llegado, manteniendo aún sus labios pegados en el popote de su bebida mientras sorbía cada tanto y a su vez saboreaba y tragaba el líquido helado. Observó algunos mensajes por ver, observando al contacto de Mina escribirle que ya habían comenzado a estudiar con Yao-momo (como ahora nombraban con cariño a la azabache) y lo atónitos que estaban todos ante la enorme mansión que tenía, observando también un par de mensajes del apellidado Kaminari.

Mina💗
«su caSA ES ENROMEEE»
«Creo que la sola entrada recorre una calle completa.»
«Pero Yao-momo es muy dulce y cálida, así que no importa su nivel 🙈»

Denki, alias rayito⚡
«Aquí reportándose el rayo de tu vida ;)»
«Ya estamos con Yao-momo»
«Es impresionante su casa 😿»
«Me emociona cuando nos entrenes, pero a su vez tengo miedo»
«:(»
«Suerte con Bakugō y su carácter. Mis condolencias»

La comisura de sus labios se elevó en una sonrisa a labios cerrados, soltando una pequeña risita al momento de leer los mensajes de sus dos amigos y compañeros, siendo el dúo más bromista en toda la A pero a su vez la más tonta al tener ambos los puestos más bajos en todo el semestral al no haberse colocado atentos a estudiar. Denki había dicho que con lo del Festival y las pasantías no había tenido tiempo libre, así que era en parte entendible, aunque sólo ellos habían sido los dificultados con eso. Pero bueno, los ayudaría aún así.

Resopló por la nariz volviendo a beber de su té helado mientras seguía ojeando que mensajes pendientes tenía por allí, volviendo a ver aquel contacto desconocido del cual aún tenía un mensaje por ver. Se quedó mirándolo fijamente, leyendo apenas el «Ellos...» al comienzo al ser un mensaje lo suficientemente largo como para que en el mismo contacto no se viera que decía con exactitud. Hasta ahora por estar estudiando no le ha prestado atención, y tanto era que estaba hasta abajo en los chats que tenía. Así que aprovechando la espera de que sus compañeros de estudio llegarán, abrió el mensaje leyendo con cuidado lo escrito.

Desconocido
«Ellos dos son iguales. Están haciendo lo mismo, están haciendo lo que quieren»

Alzó una de sus cejas confundida de aquellas palabras, inclinando su cabeza en un intento de comprender a que podría referirse. Definitivamente era un contacto con el cual nunca había hablado, observó la fecha de cuando lo había mandado siendo un poco después de cuando terminó sus pasantías con Mirko. No le había tomado mucha atención y ante su parte olvidadiza no recordaba aquel contacto y aquel mensaje al punto de notarlo sólo cuando lo veía. Iba a escribir que seguramente se había equivocado de número pero le causó intriga sus palabras. ¿"Haciendo lo mismo"? ¿"Lo que quieren"? ¿"Ellos son iguales"? ¿Quienes eran "ellos"?

Parpadeó un poco para suspirar un poco. No se iba a matar la cabeza por tratar de averiguar de que se estaba tratando sus palabras que seguro y ni eran para ella, eso siempre sería la explicación más racional. Podría estar tranquila, sólamente mantendría la cabeza fría en el asunto así que negando un poco con su cabeza soltó un suspiro para escribir rápidamente las simples «lo siento, número equivocado» y enviarlo, notando como no le llegaba enseguida así que manteniendo su mente fuera del tema y manteniendo su mente fría volvió a beber de su té helado, saliendo de Line para ir a otras aplicaciones, curioseando que habría en las redes sociales y olvidarse de ese raro y seguro erróneo mensaje.

—Si piensas estar todo el tiempo con la nariz en el teléfono, te vas.

La chica levantó su mirada inmediatamente al escuchar su voz, despegando sus labios del popote de su té helado levantando la mirada del teléfono para ver la presencia de Katsuki enfrente de su lugar en la mesa que había tomado y apartado en aquella cafetería. Él mantenía su ceño fruncido como de costumbre mientras en su hombro colgaba la mochila que llevaba todos los días a la U.A.. Hatsulin pestañeó varias veces y por inercia observó la hora en su teléfono, eran las tres en punto, justo como Bakugō había dicho el día anterior.

—¡Oh, Bakugō-kun! Que puntual. —soltó asombrada y sonriente observando como lanzaba su mochila sin más a los asientos de enfrente y se metía allí para sentarse con desgana, siendo separados por el mesón de aquella cafetería en dónde habían acordado estudiar por medio de mensajes, siendo el pelirrojo que le dijo dónde estudiarían—. Me alegra verte. ¡Estoy lista para estudiar! Aunque faltaría esperar por Kirishima-kun. —sonrió guardando su aparato electrónico.

—Realmente si tuviste la dignidad de venir, tch... —murmuró cruzando sus brazos por sobre su pecho, reluciendo sus brazos. Estaba vestido de forma casual; una camiseta roja con una chaqueta negra arremangada hasta los codos con el cuello de esa prenda elevado, y con unos pantalones del mismo color oscuro—. ¿Viniste por qué quisiste o por obligación?

Hatsulin pestañeó un poco por sus comentarios y preguntas, sus dedos tamborilearon contra el plástico de su bebida un poco al sentir aquella pequeña inquietud en ella que un día antes era grande, pero debía calmarse. Mantener su mente centrada, mantener su cabeza fría y no darle tantos giros al asunto. Eso era lo que iba a hacer, simplemente estudiar y convivir.

—Ehm... ¿las dos? Mayormente porque quise pero también teniendo en parte la obligación de venir a acompañarlos y estudiar. —contestó segura y sonriente, hablando al comienzo algo dudosa de aquella pregunta. El cenizo de ojos de un rojo carmesí mantuvo sus orbes puestos en ella para mirar hacia otro lado, girando a otro lado su rostro—. Aparte, como te habrá dicho Kirishima-kun... aunque no era necesario ya que podría arreglarmelas yo sola y era preferible para... mi abuela... —hizo una pequeña mueca al mencionarla, para levantar el rostro y sonreír—. Necesito ayuda con matemáticas.

—Esa vieja debe ser un fastidio... —gruñó el apellidado Bakugō frunciendo más el ceño, apoyando su codo en la mesa para apoyar su mejilla en su palma, mirando hacia otro lado aburrido. Hatsulin lo miró con atención ante lo que masculló, apenas diferenciando una que otra palabra por lo bajo que fue—. Te advierto que no tengo paciencia. Si eres de esas de las cuales cada rato se equivocan, no te explico nada, pirómana.

—¡Mi nombre es Hatsulin!, aparte, no soy una pirómana. —contestó sonriente la propia aludida ante aquel usual apodo que tenía hacia ella como a varios de sus compañeros en cosas distintivas; ella (suponía, pareciendo lo más obvio) era por su quirk de manipular constantemente el fuego, a Uraraka le decía cara redonda ya que realmente su rostro si era ovalado, a Kaminari le decía Pikachu por obvias razones, a su primo Shōto le decía mitad y mitad por claras cosas. Parecía colocarle apodos a la mayoría.

—¡No me importa! ¡Yo voy a llamarte como se me de la gana!

Hatsulin suspiró un poco ante lo dicho por su compañero. Desde que comenzó a llamarla así era una de tantas veces que le respondía lo mismo respecto a continuar llamándola por aquel apodo. Le parecía un poco extraño que la llame de esa manera ya que una pirómana o pirómano era un tipo de trastorno mental que volvía a una persona maniática en prender todo en fuego, en otras palabras, en ser una persona piromaniatica. Un trastorno bastante sorprendente y a su vez peligroso de que una persona tenga una necesidad tan fuerte de quemar todo lo que vea o lo que quiera.

—Aún así te digo que no soy una pirómana, Bakugō-kun. Pero bueno, con tal de que tengas en claro que no lo soy estoy bien con eso. —soltó notando la tensión del chico, la pelirroja inclinó su cabeza mientras reía un poco—. ¡Puedes llamarme por mi nombre! No es necesario que me llames por apodos. No me molestan, pero sería mejor que me llamaras por mi nombre. Somos amigos, ¿verdad?

El cenizo mantuvo sus ojos bien abiertos observando la expresiva y sonriente expresión que poseía la pelirroja, apretó sus labios ligeramente al igual que sus dientes mientras que sus manos se apretaron también hasta el punto de que las venas de sus manos se marcaron. Sus hombros se tensaron también, para luego alzar el mentón.

—¿Hah? —soltó de manera algo tensa hasta que sus ojos se volvieron blancos y golpeó la mesa con su puño, inclinándose amenazante para girar su rostro—. ¿¡Y eso a mí que!? ¡Te llamaré pirómana porque quiero, maldita sea! ¡No te voy a hacer caso! —bramó enojado y un poco exaltado haciendo luego que la pelirroja riera. El más alto volteó su rostro aún furioso—. ¿¡Por qué mierda Kirishima no llega!?

—¡Ya llegué, ya llegué! —y como si fuera invocado, el pelirrojo llegó rápidamente a la escena con la mochila de siempre en su hombro y una libreta en su mano, mostraba una expresión sonriente.

—¡Maldito pelo pincho, te voy a explotar la cara si vuelves a llegar tarde! —amenazó brusco y enojado mientras que el pelirrojo de orbes rojizos rascaba su mejilla, yendo luego a sobar su nuca.

—¿En serio llegué tarde? Salí un poco antes de las tres de mi casa. —murmuró sacando su teléfono observando que eran las tres con unos ocho minutos demás, haciéndolo parpadear. Él vestía una camiseta blanca con unos pantalones cortos hasta las rodillas—. Pero apenas me pase un par de minutos. No creo que sea para tanto, Bro.

—¡Si dije a las tres, es a las tres en punto!

—Oh, bueno. Llegaré más puntual la próxima. —dijo con una sonrisa el de orbes rojizos y puntiaguda sonrisa para dejar con cuidado su mochila en la mesa y sentarse a un lado de la apellidada Tsubomi quien se corrió para darle espacio—. ¡Oh, y hola, Tsubomi! Me alegra verte, ¿como estás?

—¡Hola, Kirishima-kun! —saludó dándole un abrazo rápido sacándole una pequeña risita mientras lo correspondía hasta que cada uno se acomodó en su lugar—. También me alegro que llegarás y hayas venido. Yo estoy bien, ¡gracias por preguntar! ¿Y tu cómo estás?

—¡Yo también estoy bien! Con algo de sed al venir caminando desde el metro bajo el sol. Es extraño ya que ayer llovió. —rascó su mejilla un poco pensativo para voltear a mirar buscando algún mesero—. Pediré algo para beber. ¿Tu que pediste?

—¡Té helado!

—¡Oh, suena bien! No acostumbro a beberlo pero si es bueno de beber.

—Ghrr, ¡ya basta de tonterías! Me duele la maldita cabeza de escucharlos hablar. ¡PARECEN VERSIONES PARALELAS DE CADA UNO! —bramó con irritación el de cabello cenizo y en punta, gruñendo mientras los miraba a los dos sucesivamente con sus brazos cruzados—. Apenas llegué tu bebida, pelo pincho ¡comenzaremos ya! ¡Sin quejas! ¡Eso va también para ti, pirómana! ¿¡Entendieron!?

—¡Si, señor! —exclamaron al mismo tiempo ambos pelirrojos enfrente de él, provocándole que le apareciera una pequeña vena en su frente.

—¡ASÍ NO SE HACE, MALDITO PELO PINCHO! ¡YA VA COMO TRES veces que te equivocas en lo mismo! ¡CONCÉNTRATE Y HÁZLO BIEN!

Hatsulin veía con su boca ligeramente abierta suspendida justo enfrente del popote de su segundo té helado, observando con atención la escena que estaba sucediendo enfrente de sus ojos; mientras Kirishima trataba de resolver unas ecuaciones de la materia de matemáticas, estaba siendo reprendido por Bakugō quien estaba levantado de la mesa señalando sus libros con uno de sus dedos y golpeando su cabeza con una revista enrollada. La pelirroja pestañeó con perplejidad al ver lo sucedido, mirando unos segundos a su alrededor para notar como alguno de los jóvenes que al parecer estudiaban también o estaban allí simplemente para disfrutar algún postre o bebida veían con incomodidad y sorpresa hacia el cenizo. Había una mesera que veía asustada y nerviosa lo que sucedida.

Tragó un poco de su té helado al ver la atención que estaban atrayendo por el escándalo que hace minutos atrás estaba haciendo su problemático amigo por el hecho de que Eijirō no era capaz de resolver unas ecuaciones de números de la materia usual de matemáticas que veían, aunque a pesar de eso lo principal en estudiar respecto a los héroes que era lo visto con Aizawa y All Might no era dejado de lado. Según Katsuki, mejorar lo patético antes.

Soltó un pequeño suspiro observando el rostro fruncido e inmutado del pelirrojo quien miraba a juro la libreta en dónde estaba haciendo los ejercicios mientras su cabeza se agachaba ligeramente ante cada golpe. Bajó un poco la mirada observando unos segundos sus propias ecuaciones yendo por lo menos unas tres resueltas luego de equivocarse en alguna división o raíz pero siendo obligatoriamente acomodado por Bakugō quien le había explicado con la misma "paciencia" que con Kirishima. Al menos no le había pegado en la cabeza con la revista, si la pellizcó varias veces cuando se equivocaba. Así los tenía organizados; explicaba el tema ligeramente, como se hacía un ejercicio y colocaba a cada uno hacer uno, mientras revisaba y explicaba a uno de ellos, el otro tenía que ir resolviendo. Y así sucesivamente.

Volvió a mirar hacia el pelirrojo a su lado observando como anotaba en su libreta con un lápiz mientras en las hojas había bastantes borrones. Miró a Katsuki de igual manera y luego frunció un poco su ceño.

—Ay, ¡ya lo hice! ¿Así está bien? —dijo Kirishima sobándose la cabeza cuando el cenizo se detuvo y con su mano restante tomó el libro para girarlo y verlo, teniendo su rostro serio y atento dándole un vistazo a lo techo por Eijirō. Hatsulin le acarició la cabeza como un consuelo, mientras el héroe robusto suspiraba con nervios.

—Este está mejor. —contestó el cenizo con un tono de voz grave y bastante serio. El rostro de Eijirō se iluminó mientras que Hatsulin sonrió curiosa.

—¿¡En serio!? ¿Ya lo pude resolver?

—No. —bufó con fastidio el de ojos rojizos y cabello rubio haciendo que Kirishima soltará un gran «aah» en frustración desparramándose en el asiento medio recostándose en Hatsulin quien se dejó, mientras que Katsuki seguía ojeando lo que había hecho—. Te equivocaste menos que la última vez, pero el resultado final sigue siendo el mismo de mierda.

—Oh, diablos. Soy muy malo para esto... —se lamentó el de dientes puntiagudos cerrando sus ojos con pesar.

—Ya, ya, Kirishima-kun. Ya lo lograrás. —consoló la pelirroja con un tono de voz suave abrazándolo con tranquilidad, pasando su mano de arriba hacia abajo en su cabellera rojiza en punta mientras que el del quirk de endurecimiento se dejó recostando su cabeza en el hombro suyo con una mueca.

—¡AHORA VUELVE A HACERLO! —exigió de nueva cuenta el cenizo a cargo de que ambos pelirrojos estudiarán.

→S H A N X L A B Y X←

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