𝐝𝐨𝐬

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

De mi, hacía ti.

───

Mis manos sudaban sosteniendo aquellas cuerdas y cabalgando. Mi cuerpo daba leves saltos por el ritmo del caballo, mientras que mi corazón palpitaba rápido. No había manera de describir lo melancólica que me sentía en volver aquí, a donde alguna vez, perdí todo. Veía algunos pueblerinos, al igual que soldados. Bajaba la vista, sabiendo que esta visualización, la había tenido antes, antes de que me fuera todo arrebatado. Continué cabalgando, intentando de esbozar la imagen que se me había venido a la cabeza cuando vi aquellos niños correr detrás de ese soldado de las tropas de guarnición. Si, Hannes, aún pensaba en ti. Sabía que este momento en que tendría que volver, llegaría, y me sería difícil, pero aún así, aquí estaba. Mi capucha tapaba mi rostro, así, nadie podría reconocerme. Me estaba dirigiendo hacia aquel cuartel real, donde me reuniría para nuevamente adentrarme al cuerpo de exploración. Mis manos continuaban sudando, y con cuidado, me baje del caballo. Alce la mirada, observando mi campo visual, todo era diferente, pero aún, algo vacío se sentía en mi. La última vez que estuve aquí, perdimos a muchos soldados, entre ellos, a Erwin. Baje la cabeza, apretando las cuerdas del caballo, su recuerdo aún me dolía, pero ya no era tan fresco como antes.

Me quede pegada al caballo, sintiendo miedo, me era inevitable no pensar en él desde el momento en que me adentre a ShingaShina, pese a que era mi hogar, aquí fue donde murió mi familia, donde tuve que decirles adiós para siempre. Me era difícil, pues me era incapaz de recordar sus voces, habían quedado en un hueco vacío, y eso me rompía el alma en mil fragmentos. Amarre al caballo junto a los establos, caminando con lentitud, y amarrando un poco más fuerte aquel trozo de tela en mi correa, aquel que pertenecía a un traje de mi madre, y que ahora usaba como una leve prenda que me llevaría siempre con ella. Me adentre al cuartel, viendo soldados y escuchando, era obvio que estuviese repleto, era aquí donde la reina de los muros debía estar, y es que ella, debía estar esperándome. Camine, escuchando mis pasos y teniendo el valor de quitarme aquella capucha, la misma perteneciente al ex comandante del cuerpo de exploración, Erwin Smith. Deje ver mi cabello suelto, pero peinado. Muchos me miraron y parecieron reconocerme, pero tan solo continué, subiendo aquellas escaleras con la intención de acercarme a esa gran balcón, que mostraba un hermoso paisaje. Le mire, ella estaba de espalda, pero ahí estaba, esperándome.

-Historia.-le llame, viendo como ella portaba su atuendo casual de reina, con su cabello peinado en una dona, me miró, y tan solo sonrió.

-Me alegra que hayas venido, se que no te hubieses perdido por nada esta expedición.-me indicó, a lo que fui caminando para acercarme al margen de esa gran puerta.

-Por nada del mundo me lo hubiese perdido.-acepté, viendo como ella sonreía, se sentía melancólico el ambiente.-Además tenía que venir personalmente a verte.-le especifiqué.-Hay mucho que debo agradecerte.-dije, viendo como ella bajaba la cabeza y negaba, aún esa niña bondadosa yacía ahí.

-Para nada.-dijo en negación.-Eres mi amiga.-esclareció, mostrando ese rostro lleno de brillo, pese a que tuviese el peso de la realeza, ella estaba dándolo todo.

-Aún así, gracias.-le dije, sintiéndome con gratitud, sabiendo que Historia fue quien ayudó a que Aster me sacara del campo visual de las personas, y me mantuvieran escondida.

-Siempre quise ser como tú cuando entramos a los reclutas en la escuela militar.-me dijo, a lo que le mire detenidamente.-Eras callada, y aislada, pero nunca dejabas que alguien se interpusiera contigo, o con tus amigos.-decía con la cabeza baja.-Hubiese deseado tener la misma fuerza, para ayudarle. Así que, lo menos que puedo hacer, es ayudar a una amiga como tú.-el recuerdo de Ymir llego a mi imaginación ante eso, su imagen clara, pero su voz, también me era incapaz de reconocerme.

-Yo también le echó de menos.-admití.-Pero fue lo que ella eligió.-esclarecí, sabiendo que Ymir, estaba muerta.-Nos resta vivir con sus memorias.-le dije, viendo como ella levantó la cabeza y asentía entristecida, moviéndose conmigo, saliendo de aquel balcón.

-Si, aún así, siempre dolerá.-dijo, y yo, me quede en silencio.-Bueno, debo aclararte que nunca te diste de baja del cuerpo de exploración, así que sigues siendo soldado, y del escuadrón especial. Tienes derecho a ir a la expedición.-me decía, a lo que le escuchaba, pero su rostro esclareció una sonrisa que me confundió.-Alguien ha estado esperando por ti.-me dijo ella, con su suave voz, y es que su horizonte cambió a otra dirección, a una que hizo que mi corazón palpitara rápidamente.-Como tú también has estado esperando para esto, para volver a él.-ella me sonreía, pero no podía dejar de mirarlo a él, y es que mis ojos parecieron cautivarse como la primera vez que lo conocí, había pasado tanto de esa vez en que mis ojos y los suyos conectaron.-Ve.-me alentó ante percatarse de cómo me había quedado helada en aquel balcón, viendo ampliamente el patio, y como él parecía estar yéndose.

Era él, estaba parado y charlando. Desde donde estaba, podía escuchar su voz, esa que erizaba mi piel y pareció cambiar a un tono algo más grueso. Mis manos empezaron a temblar, fue una sensación que no pude describir cuando lo vi. Ni siquiera pude decirle nada a ella, tan solo pase por su lado, corriendo como una niña pequeña detrás de su madre cuando no la encuentra alrededor de varias personas. El aire azotaba mi rostro y mi cabello, y pasaba por policías militares que me miraban confusos. Mi corazón deseaba salirse por mi boca, y es que solo quería sentir su cuerpo junto al mío nuevamente, porque pese a que haya pasado un año, no podía olvidar como se sentía mi alma cuando rozaba con la suya. Corría, corría tan rápido que no podía describir lo que pasaba a mi lado, o incluso lo que adornaba en mi entorno. Y es que no podía dejarle ir después de todo, no podía dejarle ir después de que a mitad de año me di cuenta de que era él a quien mi corazón anhelaba, y es que después de todo; yo le amaba. Empuje con suavidad a esos policías militares, tenía tanta prisa, y es que está imagen le había vivido años atrás, justo cuando iba atrás suyo con el deseo de detenerle, pero ya no era ese de quien me había enamorado, ahora era ese a quien amaba y no iba dejar que se me escapase.

Baje esas escaleras con rapidez, aún sentía mis manos temblar, y estaba segura de que no podía llamarle porque mi voz se quebrantaría en miles de pedazos, y es que no había un día que no lo haya extrañado, no hubo una noche en donde soñé con tenerlo de nuevo, y aquí estaba, era como un sueño hecho realidad. Mis pasos resonaron, y mi cuerpo sintió escalofríos ante la emoción, y es que pareció que él supiese que venía a por él, lo pensé ante ver como su cuerpo se giró ante parecer escuchar mis pisadas por mi corrida, o porque no pude aguantar en gritar su nombre, con la intención de detenerle. No pude dejar que se expresara, o ver una reacción, solo se que mi cuerpo se aferró a él con brusquedad y volví a sentir ese olor varonil que me derretía. Mi respiración estaba agitada, y mis manos acorralaron su cuello, lo apreté y aferré a mi, y parecí sentir como una energía tan caótica sumergía por cada hueso de mi ser cuando sus manos me apretaron con fuerza. Me alzó en el aire, y me giro, me giro mientras que reí y sonreí. Nuestras almas volvieron a rozarse en este maravilloso encuentro, y es que lo que estaba sintiendo era indescriptible, pero se sentía mágico.

-Volviste.-me dijo él, con aquella gruesa voz, y es que juraba que le había cambiado, aún así no era capaz de hablarle, solo se que deje de abrazarle para mirarle sus grises ojos, aquellos que me miraban detenidamente y me persiguieron todos estos meses.-Volviste a mi.-decía, y yo, levemente asentí, dándole la respuesta que tanto anhelo este tiempo, pero es que yo también desee esto.

-Te dije que volvería, Levi.-le respondí, viendo como su expresión estaba intentando de esclarecer lo que jamás había visto, sus mejillas acaloradas.

-No puede ser, yo también quiero un abrazo.-el cuerpo de Levi salió de mi campo de visualización, para sentir como Hange quien yacía aún lado con una gran sonrisa, me abrazo con fuerza.-¡Te extrañe!-me exclamo con felicidad, mientras que sonreía grandemente viendo como atrás de ella, Levi nos miraba, pero su mirada realmente estaba puesta en mi.

-Au.-exclamé cuando sentí como la mano de Hange se plasmó con dureza en mi cabeza, me golpeó.

-¡Por no haberte despedido e irte bajo sin autorización de un supervisor!-me indicó, mientras que sonreí, acariciando mi cabeza.

-Lo lamentó.-le dije a ella.-Pero he vuelto, y ya no me iré.-le sonreí, viendo como aún así tenía una mueca de enojo.-Hay muchas cosas que deben contarme.-les dije, viendo como asentía, y como me invitaban a caminar.

Antes de que pudiera irme, tan solo me gire, observando a Historia mirarnos desde aquel balcón. Ella yacía con una sonrisa que me transmitió una vibra llena de brillo, de esperanza. Le sonreí, yéndome aún lado de Hange y Levi, este quien tenía su mano colocada en mi espalda, y ante su tacto, volví a sentirme erizada. Mi corazón aún estaba brincando, lleno de emoción, porque como alguna vez me dijo Erwin, el corazón sabe cuando le pertenecía a alguien, y esta era la sensación. Continué caminando junto a ellos, escuchando la animada y alta voz de Hange, pero mis pensamientos estaban clavados con la mirada de Levi, aquella que me dio recientemente como si no pudiera superar el momento que tanto había esperado, en que nuestras almas se volvieran a unir en un indescriptible abrazo , lleno de amor y melancolía ante la ausencia mutua que nos separó a ambos. Él y yo estábamos parados en la cima de aquel muro, viendo a soldados trabajar alrededor, viendo lo que mi hogar se estaba convirtiendo. Ambos en silencio, y solos. La brisa del viento nos daba en este soleado día, mientras que aún me sentía ansiosa por tenerlo nuevamente a mi lado. Su mano y la mía estaban cerca, se rozaban, dándome leves imágenes de cuando nuestras manos se entrelazaban en un pasado.

-¿Cuando volviste?-me pregunto a mi lado, mirándome por varios segundos, esperando una respuesta de mi parte.

-Esta mañana.-le respondí, serenamente.

-¿Como supiste la expedición del mar?-me preguntó curioso, ante anteriormente expresar que no podía perderme esta nueva expedición; le mire, y no supe cómo responderle.-Aster.-descifró, mirando nuevamente al horizonte.-Debí imaginarlo.-sonrió de lado, a lo que sonreí.

-Todo este tiempo me esperaste.-comenté, mientras que ambos nos encontrábamos mirando aquel horizonte de la ciudad restaurada de ShingaShina.

-Porque aunque no me eligieras, sabía que ibas a volver, y eso me reconfortaría de todas maneras.-me respondió Levi, con esa brutal voz.-Te hubiese esperado lo que fuera necesario.-añadió.

-Yo lo sabía.-le indique, mirando la ciudad en que crecí.-Sabía que lo que empecé a sentir por ti, se haría más grande.-esclarecí.-Solo no quería aceptar las consecuencias que eso traería.-admití con pesadez, sabiendo que claramente Levi lo sabía, pues muchas veces me lo indicó.

-Él entenderá.-respondió a mi lado.-Ha crecido mucho mentalmente, pero no voy a decir que le va agradar.-baje la cabeza ante eso, sabiendo que aún así, una parte de mi se sentiría amarga ante eso.-Por eso te voy a preguntar, ¿estás segura de que esto es lo que quieres?-alce la mirada, observando a Levi, observando su fino rostro y como se giraba de igual manera para mirarme fijamente a los ojos.

-Si.-respondí, quedando frente a frente con él.-Estuve un año alejada de la sociedad, y lo único que se plasmaba en mi mente eras tú, fue suficiente para saber que realmente te echaba de menos.-le explicaba, mirando sus ojos.-No sé que me hiciste, pero me di cuenta que estaba perdidamente enamorada de ti.-admití, sintiendo mis mejillas calentarse, y como él se acercó a mi con delicadeza.

-Ahora que volviste, nunca más te dejare ir.-me dijo, acercando sus labios a mi, y es que fue inexplicable la explosión tan grande que sentí cuando Levi cruzó sus labios con los míos nuevamente, fue una sensación que me elevó en el aire, y que podía acariciar las nubes.

-¿Kira?-me despegué de los labios de Levi, viendo como él miraba a otro punto atrás de mi, y es que mi piel se erizo cuando escuché la voz animada de Jean Kirstein.-¡Ha vuelto, os dije chico que esta era la sorpresa de Hange!-me gire, observándolos a todos, y mi corazón no podía describir como me sentí.

Me quede helada, visualizando a ese pequeño grupo visualizarme, e examinarme, pero yo tampoco pude aguantar las ganas de correr y abrazarles, y más cuando les vi. El rostro de Mikasa Ackerman fue el primero en que me vista se detuvo, cuando visualicé por primera vez en mucho tiempo como ella sonreía ampliamente con un toque de tristeza en sus ojos. Nuestros brazos se unieron en un fuerte abrazo, en un realmente fuerte abrazo. Sonreíamos, sin poder tener un balance ante estar moviéndonos. Suspire, retomando aire y sintiendo como ella no quería soltarme, pero yo tampoco, también me había extrañado. En medio de aquel abrazo, mis ojos quedaron pegados en los abiertos azulados ojos de aquel a quien mi corazón lloró más ante su ausencia. Me era incapaz de soltar a Mikasa, así que tan solo sentí mis ojos humedecerse cuando los brazos de Armin Arlert nos acorralaron a ambas. Él también sonreía, también reía. El toque de sus brazos, del de ambos, me dio un alivio que no sentía hace mucho tiempo. El lazo que nos unía estaba prevaleciendo ante este reencuentro acogedor, este que reparaba la ausencia de este arduo años.

Mis brazos intentaban de abrazarlos a ambos, intentaba de mantenerme estable, pero rompí en llanto cuando Armin también lo hizo. Ninguno de los dos quería soltarme, así que a Jean no le quedó remedio que unirse junto a Connie y Sasha, haciendo el ambiente más espléndido. Los soldados veían el alboroto, mientras que los que nos conocían como Hange, sonreían aún lado de Levi quien miraba con su semblante neutral, y aún lado de él, yacía Aster; quien había llegado con los chicos, sonriendo de lado, pero todo se detuvo en cuanto le vi. Su cabello estaba largo, su mirada apagada, estaba aislado y parecía no haber esclarecido lo que sucedía hasta que sus ojos cruzaron con los míos. Sus verdosos azulados ojos me miraron, creándome un apretón en el alma tan fuerte, que detuvo mis lágrimas y tensó mi cuerpo, al punto que ya no tenía la fuerza para abrazarles. Mi expresión cambio en cuanto le vi, y es que él había mirado más allá a otro punto, sabiendo que se debió haber encontrado con la fría mirada de Levi Ackerman, descifrando una elección de la cual él no sabía que tomaría. Su mirada se dirigió a mi, y aún así, se acercó.

Su impulsividad no le ganó, pero saber que tuvo la madurez emocional de acercarse y abrazarme junto a los chicos, me rompió en fragmentos el corazón, el alivio que sentí, sé desvaneció cuando sentí a Eren apretarnos a todos, uniéndose a este abrazo sabiendo que éramos un grupo especial y esencial. Baje mi cabeza, escondiendo mis lágrimas y la tristeza que me recorrió al verle acercarse, al ver su mirada apagada y sin brillo, pero aún así, no permitió que su enojo le recorriera, y eso me destruyo más. Sentí sus manos intentar de llegar a las mías, y permití que las atrapara para entrelazarlas por un momento, sabiendo que no habría otro momento en que pudiéramos sentir nuestras manos de esta manera. Los brazos de todos dejaron de acorralarme, dándome el aire que me quitaron, pero ni siquiera eso me perjudicó, todos estaban pegados alrededor de mi, mirándome con gratas sonrisas, e incluso lágrimas. Sonreía, limpiando mis lágrimas y dejando mi rostro seco, viendo como todos también lo hacían como si estuvieran avergonzados. Verles a todos, me hacía sentir como cuando les conocí, me hacían sentir en familia.

-Os extrañe mucho, a todos.-les dije, viendo como me miraban, mientras que no pude evitar derramar algunas lágrimas y sonreír.-Lo siento.-me disculpe, pero tan solo nuevamente ellos sonrieron, mientras que limpiaba mis lágrimas.

-Pensábamos que nunca volveríamos a verte.-comentó Sasha, mirándome.-Te fuiste sin despedirte.-sonreí ante la mueca triste que hizo.

-Lo sé, lo lamento, pero hubiera sido más difícil que no me dejaran ir.-indiqué, mirando a Armin y Mikasa, estos quienes me miraban ante entender lo que dije.-Pero después de todo son mi familia, no podía abandonarles.-les dije.-Además, ya era hora de que volviera, me decían que estaban un poco huecos por mi ausencia.-comenté burlona, visualizando a Aster atrás de mi, quien sonreía.

-¿Como crees?-pregunto Jean, de una manera orgullosa, como de usual.

-Venga chicos, otro abrazo.-pidió Connie, viendo como Jean era el primero en acercarse para abrazarme.

-¿Jean estás llorando?-pregunto Connie burlón, a lo que me abrazo aún lado de Jean.-Claro pero, "cómo crees".-se burló de él.

-Joder, también la extrañé, tengo derecho.-justifico Jean, limpiando sus lágrimas y mirándome de una manera contenta.

-Hange, me estás saltando tus mocos a mi ropa. Aléjate.-mire atrás, visualizando como Levi cruzado de brazos se distanciaba de Hange, quien se limpiaba también las lágrimas.

-Vamos Levi, ¿no es un reencuentro melancólico?-le pregunto ella, dándole un golpe en el hombro, pero ahí yacía él con esa mirada seria.

-Solo se está reuniendo el jardín de niños, no ha cambiado nada, así que, no.-comentaba burlón, a lo que yo sonreí, pero los demás, no le llevaban al paso, así que lo miraron con el ceño fruncido.

-Venga capitán, que usted también le echó sus lloradas.-le indicó Jean, defendiendo su postura, pero Levi Ackerman se mantuvo igual de serio.

-Comparadas con las tuyas, no lo creo.-le indicó Levi.-Venga, déjenla ya, tenemos que irnos.-nos indicó, a lo qué todos, juntos nos fuimos.

Éramos muchos, muchos soldados veteranos e incluso nuevos reclutas que se unían a nosotros en esta nueva expedición. Me sentía nuevamente como cuando salí por primera vez fuera de los muros, con energía y un poco libre. La brisa nos daba, y cabalgamos más rápido. Me era incapaz de creer que hoy sería el día, en que otro de mis sueños se haría realidad frente a mis ojos. A mi lado cabalgaba aquel con quien compartía ese sueño, su mirada me daba paz nuevamente, y supe ahí, que había superado todo, aunque habían fragmentos de mi corazón en resentimiento, verle nuevamente a mi lado, me devolvía el aliento. Los azulados ojos de Armin brillaban, mi corazón realmente le lloro muchas noches, le había echado de menos, porque sabía que mi ausencia era algo que él no podía manejar. Su sonrisa estaba ahí, como siempre y eso me aliviaba más. Había cambiado algo, un poco sus facciones, pero seguía igual. Cabalgaba a su lado, y me di cuenta qué hay cosas que nunca cambian, y una de ellas, era que siempre estábamos aún lado del otro. Irme me dio tristeza, dejarlo también, aún recordaba sus lágrimas y como me imploraba que me quedara, jamás quise que sintiese culpa de lo qué pasó, yo realmente tampoco sé que hubiese hecho si Armin hubiera muerto.

Aquel día aún yacía plasmado en mi piel, como alguna vez dije, jamás podría olvidar lo tormentoso que fue para mi. Había aprendido a vivir sin Erwin, y me había costado, no me imagino como hubiese sido estar aquí, sin Armin, cumplir este sueño sin él, no hubiese valido la pena. Deje de mirarle, sabiendo que estaríamos largas horas aquí, cabalgando, pero que llegaríamos a nuestro destino. Más adelante estaba Eren, su cabello realmente había crecido algo, no se veía descuidado, se veía apagado y con un tormento en sus hombros. Aún sentía mi corazón, aún sentía una parte apagada por su mirada, por mi elección. Estaba preparada para este momento, pero no para decirle adiós a Eren. Continué cabalgando, visualizando como nos alejábamos de nuestro hogar, cómo empezábamos a estar en un territorio que jamás había visto, o conocido. Todos yacían en silencio, y ajeno a este campo. Llevábamos rato cabalgando, unas leves para retomar aire y fuerza, pero no nos deteníamos. Solo se que visualizamos un tipo de terreno, estaba alto, pero había muchos fragmentos de tierra, era arena. De seguro, era ahí donde lanzaban a los eldianos y los convertían en titanes por la eternidad, fue una de las últimas cosas que Eren vio de los recuerdos de su padre, justo antes de que me fuese.

La dirección de los caballos seguía claramente al que iba al mando, Levi, junto a Hange. Los soldados nos manteníamos atrás, hasta que mi cabello llegó a la punta de ese terreno con él de los demás, y todo en mi, se detuvo. El olor salado llegó a mis fosas nasales, visualizando aquel montón de arena separar lo que era el mar. Mi respiración se entrecortó, y mis ojos estaban abiertos como platos, al igual que mi boca. No era capaz de creer que era esto lo que estaba viendo a través de mis sueños, años atrás. Me baje, al igual que los demás, cautivados por la belleza que se nos presentaba al frente. Mis manos temblaban, pero era de la ansiedad genuina que me arropó. Me quede aún lado de mi caballo, todos estaban quietos, no eran capaces de moverse. Azul, era un azul que me recordaba a los ojos de Armin, incluso a los de Erwin, o los míos. Era el azul del cielo que se reflejaba en el, era increíble ver cómo se movía al ritmo del viendo, creando esas pequeñas olas, aquellas que eran descritas en un viejo libro, del cual nunca nos cansamos de leer. Todos aún estaban quietos, era maravilloso, pero estábamos ajenos a esa naturaleza, y me llenaba de impotencia no haberle conocido antes, pero aún así, la emoción que sentía era más grande que cualquier otro sentimiento.

Me deslicé con cuidado por la arena, al igual que los demás. Todos yacían mirando y tocando todo. Pero tan solo, desamarré mis zapatos, y con cuidado me los quité. Sintiendo el leve tacto que mis talones hicieron, me quedé aturdida, se sentía algo tibia y es que el sol ya no estaba tanto tanta calor. Jugaba con la arena, le entremetía entre mis dedos. No podía creer como se sentía su tacto arenoso, era increíble. Continué caminando, visualizando como frente a mi, Armin también estaba aturdido, y mirando todo. Veía como los demás se doblaban sus pantalones, y metían sus pies al mar. Sonreían y estaban en un estado de admiración, al igual que yo. Eren fue uno de los primeros en adentrarse al mar, pero su expresión no transmitía nada a diferencia que la de Armin cuando se metió. Su rostro expresó el brillo de la emoción, dejando ver la inocencia de lo que éramos cuando niños. Mi pecho estaba inflado, y me acercaba con cuidado, con temor de meterme, pero ahí, aún lado de Mikasa quien se sobresaltó por el pequeño oleaje, pude sentir el mar llegar a mis pies y mojarlos. Miraba cómo los escondía en la arena, como su húmeda agua me tocaba. Alce la mirada, y visualice a Armin, sonreírnos y sosteniendo en su mano algo que no conocía, pero él me miraba muy feliz.

-¡Ah pica!-visualice como Connie salpicó agua hacia Sasha, quien sonreía plenamente.

-¡Está salada!-Jean tomaba de aquella agua, todos estaban felices, todos disfrutaban.

-¿Todo está en serio es agua salada?-atrás de mi, visualice a Hange, observando con su detenida mirada el mar, el inmenso mar.

-Para Hange, no lo toques, puede ser venoso.-le pidió Levi, quien miraba, aún lado de Aster quien también se metía junto a Hange.-Dámelas.-mire atrás, observando a Levi, quien no se metía, a diferencia de Hange quien estaba toda loca, observando todo junto a Aster.

-Ten.-les di mis zapatos a Levi, y me arrodille un momento para juntar mis manos y meter agua en ellas.-Mira.-le dije a Levi, para que mirara, viendo como asentía.-¿No quieres entrar?-le pregunté curiosa.

-Prefiero mirarte.-me indicó, a lo que sonreí y asentí ante eso, alejándome para colocarme aún lado de Armin, y ver lo que sus manos sostenían.

-¿No es hermoso?-me dijo, mientras que mis dedos tocaron con delicadeza esa extraña capa dura.-No puedo creer que estemos aquí.-me dijo, a lo que yo tan solo miraba esa cosa en su mano.-¿Lo ves? Te lo dije Eren. Un lago tan grande agua salado que los comerciantes no podrían desatarlo ni en una vida entera. Todo lo que conté, era cierto.-mirábamos a Eren, quien nos daba la espalda.-¿Lo ves? Era cierto.-decía Armin, con su brillo en su mirada.

-Si, es inmenso.-le respondió Eren, de una manera fría, a lo que le continué mirando, pese a que me daba la espalda.

-¡Eren, has visto más allá de los mur...

-Esta el mar.-hablo Eren, interrumpió anteriormente a Armin, quien yacía acercándose a él, pero se detuvo.-Y más allá del mar, está la libertad. Eso es lo que siempre he creído, pero no es así.-decía Eren.-Más allá del mar está el enemigo, todo es tal y como lo vi en los recuerdos de mi padre.-me helé ante su mirada cuando la giro, fría y apagada.-Ahí.-él señaló más allá del mar, dejando de mirarnos.-Si matamos a todos los enemigos que están allí, ¿podremos ser libres al fin?-preguntaba, dejando un peso en el ambiente que no podía describir, todo se sintió feo y pesado, así que con cuidado me acerqué.

-Entonces, buscaremos la libertad.-le dije, llegando a su lado, viendo como Armin intentó de volver a sentir su emoción, pero la mirada apagada de Eren, nos apagó por completo.-Aunque nos cueste la vida.-le dije a su lado, viendo lo que él miraba.

-¿Y como sabremos cómo buscarla?-le preguntaba, con una mirada perdida.-Eliminarlos a todos es la única opción.-decía, pero yo, denegaba.

-Eren.-le llame, no le reconocía ante lo que decía, y cuando vi su mirada, volví a quedarme helada.-... -iba a decir algo, pero me quede sin palabras, algo en él había muerto, porque ya no parecía conocerle.

-Aquella noche, te estabas despidiendo, ¿no?-me preguntó, dejándome sin más suspiros.-Te entregaste en cuerpo y alma a mi, porque sabias que sería la primera y última vez.-me dijo, mientras que sentí la brisa azotarnos, y mover nuestros cabellos con delicadeza.

-Si... -respondí en un suspiro pesado, mirando aún sus ojos apagados.-Tu también te estabas despidiendo.-le indique, recordando aquella noche en donde nuestros cuerpos se unieron por primera vez.

-Porque sabía que no me elegirías.-me dijo con aquella entristecida voz, llena de apagones, como si Eren ya no estuviera con vida.-Ya era tarde para volver a encender algo que yo mismo apague, pero aún así, tenía un poco de esperanza.-me decía.-Pero no soy lo que mereces, y con que hayas vuelto, me alivia el corazón.-dijo con pesadez, mientras que ambos estábamos frente a frente, mirándonos.

-Eren.-le llame.-Tú siempre vas estar aquí.-señalé mi corazón, y sentí mis ojos humedecerse.-Lo que sentí, fue lo más hermoso y puro que pude haber sentido.-le dije.

-Quizás en otra vida, o quizás cuando la libertad nos arrope.-musitó.-Pero siempre serás la niña a quien deberé proteger.-su mano toco mi cabello con delicadeza, y colocó mi flequillo detrás de mi oreja, mientras que mis lágrimas salieron.-Aquella que cuando niña, era tímida y se escondía detrás de mi, pero aún así, siempre me defendía ante cualquiera.-le miraba, recordando esos días.-Siempre serás la mujer a quien amaré, incluso hasta el último suspiro de mi vida.-me miraba detenidamente, sin saber que me estrujaba por dentro, nos estábamos despidiendo.-Porque tú eres la razón por la cual quiero que el mundo sea libre, porque siempre me hiciste sentir, con vida.-baje la mirada, visualizando como mis lágrimas caían en el mar, y con mucha pesadez me alejaba de él.-Pero hasta entonces, verte feliz, será mi consuelo.-musitó, mirando nuevamente el mar.

-Perdóname, Eren.-le pedí, alzando la mirada.-Será en otra vida.-dije entre lágrimas, distanciándome de él y con intención de salir del mar, pero fue ahí que todo se detuvo otra vez.

Me quede entre medio del mar, dándome cuenta que estaba en este escenario que alguna vez vi, hace un año. Si, el ambiente se sentía igual que ese día. Fue aquí que recordé el significado de aquel sueño, porque fue ese día en que me entregué a Levi Ackerman, y antes de eso, soñé con este momento, pero ahora entendía el porqué me llevaba aquí, entre medio de ellos dos. Me quede aturdida, alzando la mirada para observar a Eren, miraba algún punto fijo que no podía mirar, así que decidí girarme para averiguar lo que miraba, y ahí lo vi, justo como en el sueño. Levi estaba distante a nosotros, desde su punto fijo, también nos miraba. Ambos se miraban, como si entendieran la situación, y se transmitieran mucho más que una mirada. Sus grises ojos me miraron, a lo que aún yo estaba metida en el agua, entendiendo aquel sueño. Este era el día en que dejaba ir a Eren, para escoger a quien mi amor le pertenecía. Mis lágrimas aún estaban húmedas en mis mejillas, y antes de que pudiera estrechar mi mano para tomar la de Levi y irme a su lado, cerrando aquella decisión, le mire una vez más. Eren dejó de mirarnos, y continuó mirando más allá del mar. Supe que algo en él había muerto el día en que me fui, supe que él ya no volvería a ser ese niño impulsivo, algo en mi se sintió hueco cuando su mirada me miró de esa manera, ya no tenía ilusiones, ya Eren no tenía esperanzas.

Sabía que este era el camino que no debía elegir, aquel que me llevaría con Eren a un infierno sin salido, pero aún así, me dolía dejarle ir. Las lágrimas bajaban, sabiendo que cada vez me acercaba más a Levi, pero estaba segura de que era lo que quería, porque yo, me había enamorado de él. Mire sus grises ojos mirarme, y como sostenía mis zapatos, pero yo deseaba poder disfrutar este momento con él. Mi mano y la suya se unieron, y con un poco de fuerza, pude lograr que Levi se metiera al mar. Sus ojos me miraban, y yo tan solo, dejaba que mis lágrimas se fueran solas con el viento, porque él sabía lo arduo que para mi era esto. Pese a todo, me dio mi espacio, y pareció disfrutar el horizonte conmigo a su lado. Era aquí que cerraba una etapa, para abrir otra, aunque me costara dejar ir esa etapa, sabía que me era imposible continuar ahí. Sonreí entre lágrimas, veía el atardecer en este hermoso lugar, como nunca antes jamás había visto. Estaba feliz, pero había un vacío en mi alma que jamás se iría, y era por la ausencia que tú amor me dejaría, Eren, pero aún mirándote, se que dejarte ir es algo que tenía que hacer, porque no era nuestro tiempo, pero aún así de mi hacía ti, siempre te amare; Eren Jeager.

───

Próximo capítulo: La libertad.
Kira se verá envuelta en un limbo de tiempo ante su maldición activarse debido a un percance, donde se reencontrara con un ser querido fallecido.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro