𝟐𝟕 | the war zone

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CAPÍTULO VEINTISIETE
ZONA DE GUERRA




El viaje estaba resultando ser tranquilo. Todos habían aprovechado aquellos minutos para relajarse y recuperar fuerzas tras lo que habían vivido las últimas horas. Lola mantenía sus ojos cerrados, pérdida en la música que sonaba en la radio de la caravana. El movimiento de un coche en marcha siempre la había tranquilizado, desde que era un bebé. Imágenes y recuerdos de sus padres no dejaban de aparecer en su mente, enviándola a una montaña rusa de emociones. Su estómago rugía, anhelando algo de comida.

—¿Estás bien?—la voz de Steve a su lado la obligó a abrir los ojos—

—Mmm—murmura como asentimiento—Solo algo hambrienta. ¿Y tú?

—Igual—admite, volviendo la vista a la carretera—Tal vez deberíamos parar a la vuelta y comprar algo. O tal vez haya algo ahí atrás. ¡Robin...!

Lola coloca su mano sobre su brazo, interrumpiéndole. Sin embrago él ya había llamado la atención de la rubia, quien en ese momento se tambaleó hasta apoyarse en el respaldo de su asiento.

—¿Qué? ¿Todo bien?—les pregunta, moviendo su mirada de uno a otro—

—Lola...

—Tenemos algo de hambre—la aludida completa las palabras de su novio—Nos preguntábamos si habría algo de comer por ahí atrás.

—Si, yo también estoy hambrienta—admite ella—Pero solo había una bolsa de patatas. Se las di a Dustin y a Max.

—Está bien. Gracias, Rob—le dedica una leve sonrisa amable—

—Podríamos parar en algún sitio a la vuelta—propone ella—

—Si, eso es lo que yo dije—comenta Steve, sin apartar la mirada de la carretera—

—Genial. Porque si no creo que acabaré comiéndome a Eddie—comenta ella en respuesta. Ambos sonríen levemente ante su comentario—En serio, no recuerdo tener tanta hambre desde lo de la base rusa en Starcourt.

—Hablando de Starcourt, mataría por uno de esos helados que vendíais—habla Lola—

—Si, por una vez estoy de acuerdo contigo en eso—afirma, antes de volver a su sitio, junto a Nancy y Eddie—

Tras echar un rápido vistazo a los más jóvenes, Lola suelta un leve suspiro y lleva su mirada hacia la ventanilla a su derecha, observando el paisaje a su alrededor.

—Parece que ya te las arreglas mejor con esta caravana, ¿no?—comenta, tras unos segundos en silencio. Su mirada vuelve a posarse en su novio—

—Si. Si, voy bastante bien. Considerando que es... una casa—admite él, encogiéndose de hombros. Una pequeña sonrisa triste se asoma por sus labios, con miedo a admitir algo y que ella se asustara—Si, eh... es una tontería, pero yo siempre había soñado con que tendría una gran... una gran familia. Me refiero a un montón de Harringtons. Como cinco o seis críos.

—¿Seis?—Lola abre sus ojos con sorpresa—

—Si, seis monstruitos. Tres niñas y tres niños—le explica. Lola se acomoda en su asiento, prestándole más atención. Si bien ambos se conocían más que nadie, ella aún se sorprendía al saber lo mucho que aún le quedaba por conocer de él—Y todos los veranos, la familia Harrington, nos subiríamos a un trasto como éste y... recorreríamos el país. No sé, las Rocosas, el Gran Cañón, incluso Yellowstone. Y acabaríamos en algún pueblo costero en California. Pasaríamos una semana en la playa. Aprendiendo a hacer surf o algo así.

Un sentimiento de nostalgia invadió a Lola. Los sueños de Steve describían la infancia perfecta para un niño. Una infancia que sin duda ella habría deseado experimentar. Y que demostraban la difícil vida familiar que Steve había tenido, deseando tener algo distinto en su futuro.

Ella no podía evitar pensar en lo buen padre que Steve sería en unos años. Incluso en ese mismo momento, por muy joven que fuera. Aunque se sorprendió al pensar en ella misma teniendo hijos. Hacia bastante tiempo que había empezado a pensar en su futuro y a anhelar algo parecido, pero al oír a Steve describirlo no pudo evitar sentir que ella también deseaba aquello.

—Suena muy bien—admite, sin pensar mucho en sus palabras—

Steve gira su rostro hacia ella. Sus ojos brillaban con esperanza.

—¿Sí?

—Sí—le asegura ella, perdiéndose en sus castaños ojos—Bueno, excepto por lo de los seis hijos. Eso parece una... pesadilla.

Suelta una pequeña risa nerviosa.

—Bueno, ya tengo algo de práctica—señala hacia la parte trasera de la caravana, donde se encontraban los demás—

—Si, lo sé, es cierto. Pero aún así, eso suena como la verdadera zona de guerra—bromea, soltando otra pequeña risa—

—Si, supongo que tienes razón—admite él, con diversión—

El silencio vuelve a caer sobre ellos, pero era un silencio tranquilo y cómodo. Lola podía sentir como los párpados de sus ojos comenzaban a pesar cada vez más. El tranquilo movimiento del coche y el sonido de la música y de las lejanas voces de su amigos, hicieron que cayera completamente dormida.

Lucas, quien se encontraba sentando en la mesa de la zona de comedor de la caravana, echó un rápido vistazo hacia atrás. Allí, Max se encontraba sentada en el último banco, su mirada perdida en el paisaje que iban dejando atrás y sus orejas envueltas en sus auriculares, los cuales la aislaban de todo lo que ocurría a su alrededor.

—Hey—murmura, sentándose a su lado. Max posa su mirada en él antes de bajar sus auriculares hasta dejarlos colocados al rededor de su cuello. Lucas suelta un pequeño suspiro—Estaba pensado que dos de tres de las víctimas de Vecna veían a a Miss Kelly, ¿no?

—Si—asiente Max, sin entender a donde quiera llegar—

—Vale. Pues he pensado que es muy probable que Vecna haya maldecido a otro de sus alumnos—le explica—Si volvemos a su despacho y leemos todos sus archivos, buscamos notas sobre migrañas, sangrado nasal, pesadillas...

—Lucas.

—E identificamos a la siguiente posible víctima, vigilamos su casa y...

—Lucas, para—le interrumpe—No hay tiempo para eso, ¿vale? Y aunque lo tuviéramos, aunque tu plan funcionara, pondríamos en peligro a un desconocido. Un desconocido que no sabe a lo que se enfrenta. Yo si. Utiliza mis recuerdos para atacarme. Pero... solo los más oscuros. Igual que con Chrissy y Fred, ¿no?

—Si.

—Es como si solo viera nuestro lado oscuro. Por eso le enseño todo eso a Lola, todos sus recuerdos sobre el laboratorio. Nos quiere hacer sentir mal. Los utiliza para dañarnos—le explica, señalando hacia su amiga—Así que... correré en la dirección contraria. Correré hacia la luz. Y tal vez allí no pueda encontrarme.

—¿Y cómo piensas hacerlo exactamente?—le pregunta, intentando entenderlo para poder mantenerse más tranquilo. La idea de que ella fuera el cebo no le gustaba nada—

—No estoy segura—admite—Pero es mi mente, no la suya, ¿no? Debería poder controlar a donde voy. Solo tengo que... rechazarlo. Buscar un recuerdo feliz y esconderme dentro. Esconderme en la luz.

—¿Tienes algún recuerdo pensado?

—Sí—sonríe levemente, pensando en él—Hubo una época en la que fui... muy feliz.

—¿Y... yo salgo?—cuestiona con interés—

—Que presuntuoso eres—le acusa, divertida. Lucas sonríe—Pero sí. Sí, puede que tú salgas.

—Vale, pero en cuanto empieces a levitar, te enchufo a Kate Bush—le advierte él—¿Vale?

—Vale—acepta ella—Trato hecho.

—Trato hecho—repite, estirando su mano hacia ella. Max sonríe antes de estrechársela, cerrando así el trato—

Steve no podía evitar posar su mirada en Lola de vez en cuando mientras conducía. Quería comprobar que se encontraba bien, pero tampoco quería despertarla, pues sabía que estaba agotada por los últimos acontecimientos. Sin embrago, no pudo evitar preocuparse al ver como se retorcía en su asiento, como si estuviera experimentando una pesadilla.

Aunque eso estaba muy lejos de la realidad, Lola no entendía porque aquellas imágenes aparecían en su cabeza. Un paisaje nevado fue lo primero que pasó por su mente. Podía verlo con claridad, como si se encontrara allí mismo. Sentía el frío de la nieve rozar su piel. Pero ese escenario fue sustituido poco después por un desierto, calentando su cuerpo y haciendo que su rostro se trasformara en una mueca al notar como la arena tocaba su rostro, como si sus ojos se encontraran completamente abierto y los granos entrarán en ellos.

Podía oír las voces de varias personas y el sonido de una alarma.

Era como si varias escenas pasaran por su mente al mismo tiempo. Pero no eran recuerdos, no suyos al menos. Lo cual solo lo hacía todo más confuso. ¿Estaba Vecna jugando con su mente de nuevo?

—Mis amigos. Los he visto. Me dijo que estaban a salvo. No están a salvo.

—Bienvenidos a la Unión Soviética.

Esas fueron las únicas frases que fue capaz de oír con claridad entre un montón de voces en su mente. Pudo reconocer quien pronunciaba la primera, pues la conocía demasiado bien como para no hacerlo. Sin embrago, no tuvo mucho tiempo para pensar en ello cuando el sonido de un helicóptero y varias pistolas siendo disparadas la despertaron de golpe.

—Hey—la voz preocupada de Steve fue lo primero que llegó a sus oídos al darse cuenta de que todo eso había sido un sueño y que aún se encontraba en la caravana que acaban de robar. Su mano reposaba sobre su hombro—¿Estás bien?

Lola gira su rostro hacia él, encontrándose con su preocupada mirada.

Su respiración comenzó a regularse mientras tragaba con dificultad. Su voz parecía haber desaparecido, obligándola a responder con un pequeño asentimiento de su cabeza.

La presencia del resto de sus amigos situados tras su asiento, hace que Lola frunza el ceño, confusa. Max, quien era la que se encontraba más cerca de ella, sostenía su walkman entre sus manos.

—Creíamos que Vecna había vuelto a atacarte—le explica la pelirroja al notar su mirada—Íbamos a ponerte una canción.

—Estoy bien—les asegura con rapidez—Estaba soñando... creo.

—¿Crees?—Dustin eleva una ceja—

—Bueno, era un sueño muy extraño. De echo no estoy segura de que fuera un sueño. Creo... creo que he oído a Eleven.

—¿A Eleven?—Nancy abre sus ojos de par en par. Lola asiente—¿Cómo es posible?

—¿Has conectado a distancia con ella? Como ella suele hacer, en ese lugar vacío—le pregunta Dylan con interés—

—No, no. Eran como flashes pasando por mi cabeza, como si fueran recuerdos—les explica, antes de cambiar de tema—De todas formas, ¿Qué canción ibais a ponerme? Creía que no había ninguna cinta que tuviera Don't You Forget About Me.

—Y así es, pero Dustin dijo que te gustaba AC/DC—le responde Eddie—

La mirada de Lola viaja hacia el rizado.

—Recuerdo que un día mencionaste que una canción de ellos era una de tus favoritas—explica él—No recuerdo si era Back In Black o You Shook Me All Night Long, pero la escuchabas cada día.

—Si, así que agarramos una de mis cintas—señala Eddie—No sabía que tenías tan buen gusto musical, Hopper.

Le dedica una pequeña sonrisa que Lola no puede evitar corresponderle.

En ese instante la caravana frena en seco, haciendo que todos, excepto Lola y Steve, quienes se encontraban sentados, se tambaleen y deban sujetarse de lo más cercano a ellos para no caer al suelo.

Steve acababa de aparcar en la parte trasera de la tienda de armas, The War Zone, en el lugar más escondido posible para que nadie se acercara al vehículo, puesto que lo habían robado y Eddie estaba en su interior.

—Está bien—suspira Nancy al recuperar el equilibrio—Steve, Robin, Dylan, Erica, Max y yo entraremos en la tienda. Los demás os quedáis aquí, ¿de acuerdo? No queremos que Jason y sus amigos os hagan nada.

Su mirada se posa en Dustin y en Lucas.

Todos asienten, de acuerdo con su plan, y rápidamente se ponen en marcha, dejando a Lucas, Dustin, Lola y Eddie en el interior de la caravana.

Lola no era muy consciente de todo lo que ocurría a su alrededor desde que Steve y el resto habían bajado de la caravana. Su mente daba vueltas a todo lo que había visto mientras buscaba alguna cadena de radio que emitiera alguna buena canción.

Una cinta de AC/DC apareciendo en su campo de visión le obligó a levantar la vista hasta toparse con Eddie, quien al notar su mirada sobre él, no puede evitar dedicarle una leve sonrisa. Lola agarra la cinta entre sus manos, pronunciando un pequeño "gracias", el cual sonó más como un susurro.

—Es mejor que cualquier estación de radio, eso seguro—comenta Eddie mientras se sienta junto a ella, en el asiento del conductor—

—Cualquier cosa es mejor que la radio ahora mismo—le asegura ella mientras introduce la cinta en el reproductor—

Eddie suelta una pequeña risa, echándoles un vistazo a Dustin y a Lucas para asegurarse de que no se encontraban cerca de ellos. No les quería cotilleando su conversación con Lola.

—¿Cómo es?—inquiere, volviendo a posar su mirada en ella. Lola frunce el ceño, confusa por su pregunta—Lo de tener poderes.

—No tan guay como parece—admite ella—

—Bueno, me salvaste la vida—señala él—Y a Nancy. Dios, nos la salvaste a todos.

—Tú también me salvaste la vida—recalca ella, dedicándole una pequeña sonrisa—Estamos en paz.

—Creo que no vivimos el ataque de los murciélagos de la misma manera. Los mataste sin pestañear. Fue una pasada.

El calor sube a sus mejillas, obligándola a bajar la mirada al suelo.

—Antes... has oído algo más que a tu hermana, ¿no?—Eddie rompe el silencio, obligando a Lola a que vuelva a mirarle—

—Oí a un hombre con acento ruso decir algo, pero no reconocí su voz—admite, jugando con sus anillos de forma nerviosa—Y... vi algunas cosas que no tienen sentido. Estoy bastante segura de que es culpa de Vecna. Sigue en mi mente de alguna forma y esta jugando con ella. Eso, o ahora utiliza los poderes que me dio para hacerme daño y confundirme.

—¿Por qué no tienen sentidos?

—Porque está muerto—le responde. Su voz suena frustrada, casi hasta enfadada. Sus ojos se llenan de lágrimas, las cuales intenta retener en ellos—Hopper está muerto.

—¿Viste su cuerpo?—Eddie eleva las cejas—

—No, pero... Joyce...

—Oye, no intentó reabrir una herida. Lo siento. Solo intentaba encontrarle un sentido—se disculpa él con rapidez, al ver el disgusto y la duda reflejados en su rostro—Por lo que Dustin me a contado, si él estuviera aquí yo no estaría en este lío. Él dice que me había ayudado, que me habría protegido.

—Eso es lo que Hopper hacia. Proteger. Sin él, la mayoría de nosotros estaríamos muertos en este momento.

—¿Sabes? Nunca pensé que diría esto, pero... ojalá hubiese tenido el valor de acercarme a ti y hablar contigo antes—las palabras de Eddie la toman por sorpresa—Nunca me a importado lo que la gente piense de mi, y no soy tímido a la hora de hablar con la gente. Pero tú... no sé, creo que veía un parecido en ambos y eso me asustaba. Ahora me parece todo una estupidez. Habríamos sido buenos amigos.

—Yo no estaría tan segura de eso—murmura Lola, pero Eddie consigue oírla—Me aisle durante mucho tiempo. Aunque te hubieses acercado a mi, yo te habría ignorando. Eso lo que hacía con todo el mundo. Aunque hace un año habría sido diferente.

—En verdad quise hacerlo a principios de este último curso. Pero eras las novia de Harrington y... no podía entender como es que lo eras. Nunca pensé que Steve de verdad fuera un buen tío. Cuando Dustin comenzó a hablar de él, de lo bueno y guay que es, no me creí ni sola palabra. Y pensaba, Lola Drake es demasiado guay para el estupido de Harrington.

Lola no puede evitar soltar una leve carcajada ante su comentario.

—¿Gracias?—inquiere, arrugando su rostro—

—Si, agradécemelo. Es un cumplido, en serio—le asegura, sonriendo—De todas formas, ahora lo entiendo.

Lola aparta la mirada de él, sonriendo y volviendo a sentir como sus mejillas se sonrojaban al pensar en Steve—

—Pero sigues siendo demasiado guay para él—añade Eddie con rapidez, volviendo a hacerla reír—


Tras comprar todo lo necesario para su plan, al grupo solo le quedaba prepararse. Estaba claro que no podían andar por las calles de Hawkins con armas, así que Lola propuso conducir la caravana hasta una pequeña llanura situada cerca de la cabaña de Hopper. Una vez allí, todos se dividieron en pequeños grupos. Nancy debía preparar su escopeta, y Max, que no tenía nada que hacer, decidió acompañarla. Dustin y Eddie se encargarían de preparar aquello que usarían como escudos. Clavando clavos sobre las tapas metálicas de dos contenedores. Mientras que Lucas y Erica se fueron al bosque y agarraron un par de ramas de árboles para atarles los cuchillos en la punta y así poder usarlos como lanzas.

—A ver, no tiene sentido—Steve es el primero en romper el silencio entre él y Robin, quienes se encontraban sentados junto a la caravana, preparando cócteles Molotov con la gasolina que acababan de comprar—

Steve ya se encontraba completamente vestido, tras haberse comprado una camiseta y una chaqueta de estampado militar.

—¿El qué?—inquiere Robin mientras vierte la gasolina en una de las botellas de cristal que habían encontrado en el interior de la caravana—

—Ese era Dan Shelter. Se graduó hace dos años—señala él, refiriéndose al chico que habían visto besar a Vicky en la tienda de armas—

—¿Y qué?

—Que está en la uni. Por tanto, ha venido por vacaciones. Y ella devolvió Fast Times hace una semana, ¿no?—señala, agarrando otra botella—A menos que tenga un hermano salido del que no sepamos, que... también es posible. ¿O es que le mola mucho Judge Reinhold?

—Steve—Robin intenta llamar su atención. Hablar de Vicky era lo que menos le apetecía en ese momento—

—No—murmura para si mismo antes de posar su mirada en ella—¿Qué?

—Me da igual—le responde con sinceridad—Y no sé por qué le das más vueltas con la que está cayendo. Sinceramente, ha sido un buen momento para ese jarro de agua fría porque... ante el posible fin del mundo, las probabilidades de tener pareja han caído en picado.

Suelta un pequeño suspiro antes de agarra otra botella de gasolina.

—Ya. Bueno, te entiendo, pero... yo aún tengo esperanza—admite Steve, intentando hacerla sentir mejor—

—No todo tiene un final feliz—comenta ella—

—Lo sé. Te aseguro que lo sé. Pero también creo que esto lo hará. Después de todo, te lo mereces.

—Haber vuelto con Lola te a vuelto un optimista sin remedio—comenta Robin con diversión. Steve sonríe levemente—Pero no estoy hablando de eso. No me refiero a un noviazgo que a acabado, o que ni siquiera a empezado y ya está condenado. Es que... tengo la horrible y punzante sensación de que... puede que esta vez no nos libremos.

La expresión de Steve cambia por completo. La sonrisa desaparece de su rostro y sus ojos viajan de nuevo hacia su amiga.

—¿Crees que nos equivocamos?—le pregunta, algo asustado—

Si confiaba en la opinión de alguien, esa sin duda era la Robin.

—Ah... Creo que estamos locos todo el grupo, pero... si no lo intentamos, ¿quien lo hará?—le responde, terminado de llenar la última botella de gasolina—Hay que intentarlo, ¿no?

Steve observa al grupo. Nancy practicaba a agarrar la escopeta que acababa de comprar, mientras Max le hacía compañía. Eddie y Dustin se peleaban de broma, mientras que Lucas y Erica terminaban de preparar las lanzas.

—Si—responde, girándose hacia ella—Por matar a Vecna.

Levanta una de las botellas en señal de brindis.

—Barra Henry—Robin sonríe levemente, agarrando otra botella—

—Barra Uno—completa, antes de chocar las botellas—

A varios metros de ellos, Lola se dejó caer sentada sobre la verde yerba, una pequeña tela negra entre sus temblorosas manos. Dylan se encontraba a su lado, cruzada de brazos, observando a Steve y a Robin desde lo lejos, con los nervios a flor de piel.

—¿Estás segura de esto?—su mirada viaja de la pareja de amigos hasta la chica frente a ella—

—¿Honestamente? No—responde Lola con sinceridad, soltando un suspiro mientras estira la tela sobre sus piernas—Pero tras descubrir que Henry es quien me dio los poderes y que él es prácticamente como Eleven, creo que vale la pena intentarlo. Max me lo dijo que debía intentarlo hace ya un par de días. Tenía miedo, pero ¿y si nos ayuda a acabar con él?

Dylan asiente levemente, entendiendo su punto. Lola levanta su mirada hacia ella, al notar el tenso ambiente entre ellas.

—¿Estás bien?—cuestiona, preocupada—

—Si, si. Es solo que... ¿Y si no quiero entrar en el Upside Down? ¿Eso me haría ser una cobarde? Porque todos estáis muy decididos a hacer esto, pero yo... yo estoy asustada.

—Me preocuparía que no lo estuvieras—comenta Lola, formando una pequeña sonrisa ladina con sus labios. Dylan suspira, apartando su mirada de ella—Hey, lo siento. Solo quería calmar el ambiente. Sé cómo te sientes, en serio. Y no tienes que hacerlo. Si no quieres entrar en el Upside Down eso esta bien. Puedes quedarte con Max, Lucas y Erica. O puedes irte a casa. Nadie te culpará, ni te juzgará.

—No quiero ser una cobarde.

—No lo eres—le asegura—

—Quiero ayudar. Es solo que no sé cómo hacerlo y estoy asustada—le explica—Y no solo por mi, estoy asustada por todos. Max se ofrece voluntaria como cebo, sin pensar en las consecuencias. Y Dustin tampoco se lo piensa al tener la oportunidad de ir al Upside Down a luchar contra monstruos. Y vosotros... Es solo que no quiero que nadie muera.

—Así que esto es por Dustin—Lola inclina su cabeza hacia la derecha, su mirada aún puesta en la castaña—

—No, no es solo por él. No tiene que ver con mis sentimientos por él. Tiene que ver con el hecho de que todos estáis dispuestos a sacrificaros. Pero si, creo que estaría más tranquila si quien acompañará a Dustin fuerais Steve o tú.

Lola sonríe levemente ante su última confesión.

—Dustin estará bien—le asegura—Eddie puede no tener mucha experiencia con todo esto, pero ese chico haría lo que fuera por Dustin. Y tú y yo también estaremos bien, ¿de acuerdo?

—¿Estás segura de que quieres ir allí? A la cabaña de Hopper en el Upside Down—le pregunta Dylan con duda. Lola asiente—

—Sé que Steve no está muy de acuerdo con mi plan, pero sé que ahí hay algo y debo encontrarlo—le explica—Además, si esto funciona... protegeré a Max desde allí. Entrare en su mente, tal y como él lo hace.

—Podrías hacer eso último desde aquí, ¿sabes? El mundo real—recalca la castaña—

—Si, pero no sería tan divertido—le responde con diversión. Dylan rueda los ojos—Está bien, probemos esto.

Lola suelta un pequeño suspiro antes de colocar aquel pequeño trozo de tela sobre sus ojos.


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Espero que os haya gustado, y siento el retraso.
Oh, y feliz año nuevo a todos y todas 💖💖

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