✭ ; ; 𝗽𝗿𝗲𝗳𝗮𝗰𝗲 : a perfect being.

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☽ | UN SER
PERFECTO.


⋆⭒⋆⭒

Brillante, así es como se encontraba la luna en aquella noche de cielo caído.

Esta deslumbraba en lo alto, iluminando con su luz cegadora, azulada y pétrea, y hechizando por completo a las estrellas que la acompañaban. Sin embargo, también tenía unos detalles rojos que poco a poco la consumían.

Los aleteos débiles de un corazón que dejaba de bombear y la estridente y sangrienta escena que sucedía bajo su esplendor, de alguna forma, acabaron por hacer que la noche fuera más negra y opaca de lo que ya que era por la incandescencia que regalaba el gran astro celeste.

Se trataba de un acontecimiento que sucedía con continuidad y a lo que la gente estaba por acostumbrarse, pero sin llegar a hacerlo realmente. Sus corazones jamás se lo permitirían.

Aquel escenario estaba siendo presenciado por un maestro y su alumno. Estos se encontraban impartiendo una clase de abastecimiento, ya que tenían la necesidad de alimentarse aunque eso significase quitarle la vida a un ser humano. No podían tener ningún remordimiento ante aquello, puesto que estaba en su naturaleza. Así debía de funcionar el ciclo de la vida.

—¿Entiendes cómo debes de hacerlo, mon chaton? —El hombre adulto le cuestiona a su joven pupilo, mientras deja caer aquel cuerpo inerte a sus pies.

El niño de cabellos blanquecinos admiró las grandes hazañas de su maestro y no pudo evitar que sus ojos morados brillasen con emoción. Quería ser como él.

—Comprendo, maestro. ¿Cuándo tendré la oportunidad de demostrarle mis habilidades? —Una gran sonrisa ocupaba en sus labios, quizás algo siniestra teniendo en cuenta la escena mostrada ante ambos personajes.

El adulto observó al pequeño y sonriendo con ternura, le acarició la parte superior de la cabeza. Amaba esa inocencia infligida en su índole, tan domable.

—Cuando seas capaz de no mostrar los incisos tan jóvenes que tienes y de controlarte, entonces ese será el momento en el que puedas intentarlo —quiso hacerle entender, puesto que no pretendía que su pupilo cometiera ningún tipo de error parecido al de sus anteriores aprendices. Él no podía ser un error.

El niño caviló con seriedad sobre aquello, a la vez que el hombre mayor se ocupaba de recoger unos mechones de la melena del fallecido para guardarlos como recuerdo. La criatura de cabellos blancos reflexionó en el hecho de que su maestro esperaba por su progreso en el dominio de sus habilidades, y entendió que hasta que no fuera capaz de hacerlo, el otro no le dejaría experimentar un asesinato de primera mano. Mientras pensaba sobre ello, el adulto le cargó en sus brazos y sin darle ni un último vistazo a su prematura caza, desapareció del lugar.

Mientras dejaban todo aquello atrás, al pequeño le surgió la idea de realizar una escapada al mundo humano para poder controlar sus instintos naturales y demostrarle a su maestro que ya había superado su estado novicio. El niño supo que era la única forma que veía para poder entrenarse, y así, poder llegar con más rapidez a la etapa de maduración que ansiaba su mentor. Dejó escapar un suspiro suave, con el fin de depositar su cabeza en el hombro del mayor y aclarar sus ideas.

La luz de la luna pronto atrajo de su atención y aprovechando que ante sus ojos inexpertos brillaba de un azul eterno, consiguió que este cerrase la brecha en su interior por el miedo a fallar y se prometiera a conseguirlo. Sintió además, que las marcas de su nuca, aquellas que poco a poco se transformaban en una luna completa, ardía con fuerza.

Sin embargo, nada podía quitarle la idea de la cabeza. Estaba decidido a hacerlo, incluso si aquello significaba hacer las mismas atrocidades que su mentor y a abandonar la pureza que lo caracterizaba. No quería fallarle, no después de la nueva vida que le había dado a su poder. Le debía todo lo que tenía y lo que era.

—¿Qué está pasando por tu cabeza, mi lindo Noé? —Escuchó la voz del hombre cerca de su oído y decidió contestarle con rapidez, pero sin moverse de su posición.

—Que ya quiero ser capaz de cumplir tus deseos en el tiempo más prematuro posible, mi maestro. —El de iris bicolores se carcajeó en la oscuridad de la noche, y no dijo nada más por el resto del camino.

Aquello le dejó en claro al pequeño que este amaba a los seres esplendorosos, por ello haría todo lo que fuese posible para tenerlo a sus pies. Noé decidió que para estar a su total disposición y para ser su preferido, debía de convertirse en lo que codiciaba con todas sus fuerzas: en un ser perfecto.

 ✮ ; ; Dear, vampires ;

; ; espero de todo corazón que les haya gustado este primer vistazo de la historia. los amo demasiado y creo que pueden entender que para noé, incluso siendo tan pequeño, al haber sido criado de esta manera las atrocidades que hace su maestro le parecen de lo más normal. 

; ; sin embargo, con el paso de los años quizás comience a pensar de una forma diferente.

Se despide xElsyLight.

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