17.

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Cuando el timbre indicando el primer receso suena, suelto un suspiro y entro al baño de hombres. No debo demorar porque dejé mi mochila en mi casillero, y de sólo pensar en que el anuario está ahí me pone nervioso.

Un chico sale mirándome de reojo, porque estoy viendo fijo los cubículos del baño. Me pregunto cómo hicieron esos chicos para encerrarse aquí cuando no querían salir al mundo.

Entro a uno de los cubículos y lo cierro, ¿qué hago ahora? Miro la puerta por si alguno escribió algo, pero no. Hago lo mismo con los otros cubículos pero me detengo en el tercero cuando me doy cuenta lo inútil que es esto.

Suelto un suspiro y escucho unos pasos en el baño.

—Por favor, Huang. Dime que no estás aquí. —Contengo una sonrisa al escuchar la voz de Jeno. Abro la puerta y asomo mi cabeza, mirando cómo se encuentra de brazos cruzados cerca de la puerta—. De acuerdo, tú odias los baños públicos. ¿Qué haces aquí?

—¿Cómo lo sabes? —pregunto confundido acercándome a él. Rasca su nuca, como si lo hubiera tomado por sorpresa mi pregunta.

—¿Qué haces aquí? No has entrado a clase, estuve esperando toda la hora por ti —repite la pregunta. Apoya sus manos en el lavabo, poniéndose de espalda al espejo y mirándome fijamente a los ojos.

Voy a guardar esta imagen en lo más profundo de mi mente, porque vaya que Lee Jeno se ve bien.

Esquivo su mirada y observo los cubículos.

—Bueno, ellos eran conocidos por encerrarse en los baños. Su amor nació aquí, ¿cierto? —me cruzo de brazos refiriéndome a nuestro proyecto—. Sólo... Estaba pensando.

Jeno se acerca a mí y va hacia el cuarto cubículo.

—¿Qué haces? —pregunto entrando al tercero. Bajo la tapa del retrete y me paro para poder ver hacia el otro cubículo—. ¿Estás bien?

Jeno me ignora.

—¿Puedes responder por qué miras la puerta como un estúpido? Estar parado en el retrete es algo seriamente asqueroso —comento con mi ceño fruncido.

Mi compañero de clase señala la puerta.

—¿Has visto esto? —pregunta y yo niego, sólo he entrado hasta el tercero—. ¿Uno de los chicos es Jung Jaehyun?

Abro los ojos lo más que puedo, sorprendido. Bajo del retrete saliendo del cubículo y entrando al de él a toda velocidad. El espacio es muy reducido para dos personas, y cerrar la puerta lo hace ver más pequeño.

—¿Dónde?

Miro la puerta, emocionado. Jeno señala arriba en una punta, con letras pequeñas.

Que nadie te diga a quién puedes amar (de Jung Jaehyun) Estaba escrito con un marcador negro. ¡Y Kim Dongyoung! Con marcador rojo.

Sonrío dando unos pequeños saltos, y rápidamente saco mi celular para fotografiar eso.

Observo la foto en mi celular y se la muestro a Jeno. Él me mira sin decir nada.

—Sé que no te gustan los baños públicos porque lo averigüé hace dos años —dice respondiendo a la pregunta que le hice hace unos minutos. Bajo mi mano con el celular en ella, mirándolo nervioso.

—¿Po-Por qué investigaste sobre mí hace dos años?

Trago saliva cuando se acerca más a mí y yo siento mi espalda chocarse contra la pequeña pared del cubículo.

Jeno apoya su mano derecha en la pared, junto a mi cabeza. Asegurándose que no pueda salir.

—Porque desde ese entonces me gustas. —Puedo sentir su respiración en mi rostro, porque está demasiado cerca de mí.

—¿Qué? No tiene sentido, ¿entonces por qué...? —soy interrumpido debido a sus labios en los míos. Mis piernas flaquean.

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