25.

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Todos en la mesa soltamos una carcajada cuando escuchamos el final de la historia de una compañera, ella forma un puchero fingiendo indignación y hace que la risa se incremente.

La profesora de historia no vino hoy, por lo que la mayoría de la clase decidió ir hacia la cafetería a conversar. Por eso ahora estamos reunidos, hablando sobre temas al azar.

Jeno está en un extremo de la mesa, mientras yo me encuentro a mitad siendo encerrado por algunos de mis compañeros. Desde que llegó a clase no se desprende de su celular, y no tengo idea qué es lo que lo tiene tan ensimismado en el aparato.

Nuestra atención viaja hacia un chico en cuanto éste pregunta:

—¿Alguno ya empezó con lo de filosofía?  —Todos soltamos quejidos malhumorados—. Creo que voy a repetir.

—Beomgyu, ¿puedes dejar de ser tan dramático? Recién empezó el año —una chica habla rodando los ojos, yo asiento dándole la razón—. Además falta mucho para la entrega, no creo que nadie haya empezado todavía.

—Renjun y yo sí —habla Jeno después de haberse quedado en silencio durante todo el rato que estuvimos aquí. Las miradas viajan a él y luego a mí.

Mi nerviosismo aumenta porque no sé qué decir, no me gusta que me tomen como un nerd porque ya tengo suficiente con bromas sobre mi sexualidad cuando voy por los pasillos.

—Bu-Bueno, no es tan así... —tartamudeo soltando una risa nerviosa. La misma chica que había hablado antes me interrumpe con una sonrisa.

—¿Aceptaste ser el compañero de Lee? —Se levanta de repente golpeando la mesa y extendiendo su mano—. Páguenme.

De repente, todos mis compañeros se levantan sacando dinero de su bolsillo mientras fruncen su entrecejo y bufan resignados. Abro la boca sin saber qué decir y miro a Jeno que parece igual de confundido que yo.

—El día que el profesor anunció el proyecto y rechazaste ser su compañero, aposté con estos inútiles que ibas a terminar aceptando —explica contando todo el dinero que llegó a su mano.

—¿Cómo es que recién ahora lo notan? En clase hablamos sobre el proyecto —Miro a todos en completa confusión, no sé si sentirme traicionado porque apostaron en mi contra o pedir parte del dinero.

La chica mira a todos con ojos fulminantes, pidiendo una explicación porque ella no lo sabía. Beomgyu se rasca la nuca y dice:

—No queríamos aceptar que perdimos la apuesta, quisimos creer que estaban saliendo a escondidas.

—Yo creo que sí salen —agrega otro, que parece molesto por haber perdido. ¡Disculpame por haber nacido!—. Estuvieron conversando sobre que Lee tenía la casa sola.

Todos silban divertidos ante la situación y miro a Jeno que alza las cejas mientras me mira, esperando a que sea yo el que conteste. Dios mío, cómo lo odio.

—Es para hacer el trabajo sin interrupciones —digo pero siento que lo estoy arruinando—. No-No quería que nos molesten.

—Ya déjenlo, va a explotar de los nervios —Lee me saca de la situación levantándose y dando un paso hacia atrás—. No tenemos que explicarle nuestra modalidad de trabajo.

En cuanto guiña su ojo y se aleja de la cafetería el rojo de mis mejillas pasa de la vergüenza a la ira. Mis compañeros siguen bromeando mientras ríen y golpean mi espalda en diversión. Me levanto para ir a buscarlo, se merece una paliza.

—No soy homofóbico, pero realmente no quiero saber qué van a hacer allí —escucho a uno decir y me alejo más rápido.

No sé cómo voy a verles la cara ahora que el idiota de mi compañero hizo semejante comentario. Bueno, en parte fue mi culpa porque lo mío también dio para mala interpretación. ¡Pero no lo hice a propósito! ¡Lee Jeno sí!

—¡Tú, estúpido! ¡Ven aquí! —exclamo cuando lo veo yendo hacia nuestra clase. voltea a verme y trago saliva en cuanto empieza a caminar hacia mí, con sus manos en los bolsillos de su pantalón gris me mira sin parpadear concentrando toda su atención en mí. Me siento pequeño.

De repente, se detiene a mitad del pasillo y saca el celular de su bolsillo izquierdo mientras lo mira con una sonrisa. Ladeo mi cabeza en confusión y me mira alegre.

—¿Qué pasa? —pregunto en un tono de voz alto debido a mi curiosidad, Jeno escribe algo en su celular demorando en responderme.

—Ven a mi casa después de clases —dice sin responder a mi pregunta, guardando su celular y mirándome―. Ah, y trae el anuario.

Se da media vuelta alejándose de mí y yo me quedo inmóvil pensando en las miles de situaciones que pueden significar el comentario de Lee. Pero estoy seguro de algo, y es que tiene información sobre los dos chicos que buscamos.

Ay mamá, estoy temblando de la emoción.

Voy hacia mi clase dando pequeños saltitos alegre con una enorme sonrisa adornando mi rostro mientras se me ocurren todas las preguntas posibles para decirles a Jaehyun y Dongyoung. Hay tantas cosas que quiero saber.

Minutos después de sentarme en mi banca de siempre el timbre suena anunciando el receso que tendríamos que tener (pero cómo tuvimos esta hora libre ya fue demasiado descanso). Saco una pequeña libreta y mi lapicera y anoto algunas cosas para el proyecto. Si pienso en su edad deben rondar por los veintisiete, veintiocho años, así que me gustaría saber si están casados.

Me detengo de repente y mi rostro se transforma en uno de angustia. No es posible que estén casados si es que viven en Corea, el matrimonio igualitario no es legal. La idea de que tal vez quieren hacer legal su relación y no pueden me entristece, debe ser tan difícil.

—Hey, Ren, ¿te encuentras bien? —una compañera me saca de mis pensamientos mirándome preocupada, asiento rápidamente y sonrío a medias.

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