2 | scarlet widow

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CAPÍTULO 2

▬▬( ❝LA VIUDA ESCARLATA❞ )▬▬










Por primera vez en meses Lily quería el día llegara pronto, no podía soportar la incertidumbre mientras se aferraba a la esperanza como si fuese su almohada, y cuando el primer rayo de luz iluminó la habitación ella saltó de la cama corriendo hacía su uniforme en la silla y cuando sus amigas se despertaron Lily ya no estaba ahí. Al bajar las escaleras mientras la pelirroja acomodaba su corbata, James Potter también bajaba las escaleras, el tampoco podía esperar acostado mientras miraba el techo intentando no salir del castillo para encontrar a su hija.

Ambas miradas se encontraron, el par se detuvo uno frente al otro, el aire pareció cortarse entre ellos mientras el mundo a su alrededor se movía tortuosamente, Lily no estaba siendo injusta con él, jamás lo había sido, pero ahora James no la miraba con aquella dulzura con la que solía hacerlo.

"James..." murmuró ella suavemente pero el joven simplemente apretó los labios en una fina línea antes de pasar a su lado sin siquiera rozar su hombro.

Lily se dio la vuelta viéndolo partir por la entrada sin siquiera mirar atrás, sus ojos se llenaron de lágrimas pero no fue capaz de ir tras él, tal vez James se había cansado, tal vez esta había sido la gota que derramaba el vaso y no lo podía culpar, él también había perdido a su hija e intentó estar ahí para ella pero Lily lo alejó y James se había obligado a lidiar con su dolor por su cuenta.

[...]

En el comedor, el desayuno transcurrió como normalmente lo hacía, Lily estaba feliz de que sus padres estuvieran ahí, James no sabía si la idea de que sus padres estuvieran ahí le daba alivio o lo hacían sentir como si se estuviera ahogando, no importaba lo que su madre dijera, jamás estaría en paz hasta que su hija estuviera de regreso.

Harry y sus amigos habían mirado de cerca a sus padres, la sonrisa de Lily no era lo que él esperaba, pero la pobre mujer apenas podía sonreír.

"Lamento no ser lo que esperabas cielo. Pero no ha sido fácil para ambos..." murmuró la pelirroja tomando su mano. "Cuando perdimos a tu hermana, las cosas entre tú padre y yo simplemente se facturaron...por no decir que se rompieron."

Harry asintió con la cabeza sin poder decir nada, debía estar feliz de conocer a sus padres y a sus abuelos pero los ánimos de todos estaban por los suelos y no era para menos, el mago miró a su alrededor, las ventanas se habían cubierto nuevamente y la puerta del gran comedor había sido cerrada. Y el muro se volvió a iluminar cuando una tela de color blanco bajó para cubrir la pared.

La pantalla se tornó de un color oscuro antes de que la imagen apareciera frente a ellos, pronto se vio a la pequeña Dashia en una habitación, estaba asustada, sentada cerca de la pared junto con otras chicas de su misma edad, muchas lloraban abrazandose unas con otras, otras como Dashia mantenían una mirada llena de determinación en la puerta hasta que esta se abrió puerta se abrió y todas se pusieron de pie. La mujer era muy alta, tenía cabello rubio y una mirada fría y distante que no tuvo compasión de las lágrimas que las niñas derramaban.

"Bien, señoritas, vamos, muévanse," ordenó la mujer, azotando un palo de madera muy delgado y fino en su mano sobresaltandolas a todas.

Dashia se movió rápidamente en una fila ordenada junto con sus compañeras, el grupo de niñas tenían la misma edad que ella, alineadas por estatura, Dashia estaba entre las más pequeñas y los comentarios hacía ella no eran muy buenos pues todos los que observaban y entrenaban decían que ella sería la más debil del grupo. La habitación estaba llena de espejos enormes como si de un estudio de ballet se tratara, las niñas temblaban una junto a la otra mientras aquella mujer las miraba con tal desprecio, haciendoles saber que no eran dignas de estar ahi.

"El ballet es una disciplina importante, una de cada 20 viudas de una clase se gradúa," dijo ella con firmeza pasando frente a todas las niñas que estaban formadas por estaturas. Golpeaba suavemente sus espaldas o mentones para hacerlas pararse correctamente. "No espero que todas lo hagan, solo una en este grupo sobrevivirá para poder convertirse en una viuda negra."

Cuando la mujer llegó hasta Dashia, sus ojos examinaron detalladamente su postura y la pose que les había indicado minutos antes, la mujer le dio una ligera aprobación con la cabeza antes de pasar a la siguiente.

"Las lecciones harán de ustedes oponentes inquebrantables."

Doloroso. Sólo podía haber una palabra para describir lo que todos veían, los estiramientos hacían a las niñas llorar tanto que algunas eran retiradas por otros agentes vestidos de negros.
Pero la atención de todos estaba en Dashia, sus ojos se apretaban con fuerza mientras la veían hacer estiramientos, su rostro estaba rojo por el esfuerzo. La mujer la mantenía sentada en el aire con las piernas elevadas en su a silla y la ayudaba a estirar hasta que su cuerpo tocará el suelo, sus sollozos eran silenciosos y sus ojos estaban apretados con fuerza.

"Mi pequeña..."murmuró Lily llevando su mano a su boca para cubrirla mientras su madre tomaba su mano.

James prefirió no mirar, sus ojos estaban enfocados en la pulsera de su mano mientras escuchaba los regaños y palabras en ruso de la mujer que sólo exigía más a todas las niñas.

Entonces la imagen cambió, esta vez se vio a todas las niñas hacer una rutina, algunas fallaron bajo la mirada fría y calculadora de la mujer de cabello rubio, pero Dashia la desafío con la mirada antes de hacer su rutina, fue un aterrizaje perfecto que ganó la aprobación de todos en la habitación. Podían escuchar su respiración agitada y el latido de su corazón contra su pecho, era como si estuvieran escuchando un tambor, las luces del estudio parecían cegarla. La mujer grito algo en ruso y las niñas se ordenaron en una fila frente al hombre que ya para este entonces todos conocían.

"Elimina a las defectuosas ," ordenó Dreykov a su gente mientras exhalaba el humo de su puro. Los soldados dieron un paso al frente y el hombre comenzó a señalar a las niñas, una por una.

"¿Defectuosas?!" preguntó una chica de Ravenclaw horrorizada. "No son juguetes!"

"Es curioso que en ese lugar sólo hayan niñas y no niños," mencionó Remus Lupin mirando como el grupo era dividido, todos sabían que las "defectuosas", jamás volvían.

Pronto el grupo de 26 se redujo a sólo 16, un error las marcaba para siempre, pero perderlas no parecía para tanto, al contrario, parecía que deshacerse de ellas era lo más conveniente para la organización. Dashia bajo la mirada al escuchar los gritos de ayuda de sus compañeras las cuales estaban siendo arrastradas, pero no había nada que pudieran hacer para ayudarlas, en todo el tiempo en el que la película había iniciado, jamás se les había visto hablar en lo absoluto, ni siquiera parecían niñas, sólo se veían como máquinas de pelea.

Cuando la pantalla se oscureció, Dashia ya no tenía 8 años sino 11, su cabello castaño había sido recortado hasta sus hombros y en sus ojos ya no había ningún rastro de inocencia. La joven esperaba que la mujer hablara, esta se puso de pie y la invitó a sentarse.

"¿Tienes idea de cuál es tu siguiente desafío Dashia?" preguntó la mujer volviendo a tomar asiento. Dashia negó sin mirarla, su fría mirada poco a poco se empezaba a volver como la de la mujer frente a ella. "Ha llegado el punto donde hay que reducir el grupo."

"¿Nos van a matar?" preguntó la joven niña, sus hombros se tensaron.

"No por supuesto que no," respondió la mujer rápidamente con una sonrisa. "Entre ustedes lo harán..."

Dashia la miró, la mujer mantenía esa sonrisa desagradable en los labios.

"¿Cómo dijo? Tiene que ser una broma!"

"Necesitamos poner aprueba sus habilidades en combate. Y como sabes solo las mejores pasan la prueba. Es tu vida o la de las otras, es tu decisión."

"¿Su decisión?" preguntó Sirius atónito. "No le están dando opción!"

"Canuto, tranquilizate..."murmuró Remus por lo bajo.

"Tranquilizate tu!"

"Ambos callense ya!" exclamó la profesora McGonagall.

La imagen cambió repentinamente, la habitación era de color clara o tal vez era la iluminación del lugar la que la hacía verse así, en el centro de la habitación había un ring de boxeo de color rojo con negro, a su alrededor habían bancos para los expectadores. Muchos en el gran comedor se habían rehusado a ver como era que obligaban a las niñas a pelear a muerte una con otra, la más débil caía a la colchoneta, las personas a su alrededor no emitían ninguna palabra, solo observaban en silencio mientras hacían anotaciones en sus libretas.

Y cuando llegó el turno de Dashia, fue excepcionalmente rápida y ágil, la otra chica no era oponente para ella cuando aplicó una llave con sus brazos sobre su cuello, su mirada entonces se encontró con la de la mujer de cabello rubio, en sus ojos de la pequeña habían dudas, no sabía si debía hacerlo, la niña en sus brazos peleaba por liberarse y entonces la mujer de cabello rubio stá asintió con la cabeza.

Lily tuvo que apartar la mirada, pero el sonido de los huesos romperse le dio a entender que Dashia había roto el cuello de su contrincante y el cuerpo cayó al suelo, la mujer asintió complacida. Al mirar a Dashia, tenía una mirada inexpresiva carente de remordimiento, ella ni siquiera había mirado a la joven con la que había estado compartiendo habitación los últimos años.

"Que horrible..." murmuró la señora Potter mirando como su nieta salía del cuadrilátero para dejar al siguiente par comenzar.

"El señor tenebroso debería implementar esas pruebas. Para hacer más fuertes a la siguiente generación de mortifagos," expresó Bellatrix Lestrange.

"Y tú deberías callarte!" le grito Sirius de regreso.

El grupo de viudas pronto se redujo a ocho niñas, Dashia miró como los soldados sacaban los cuerpos de muchas de sus amigas y se las llevaban para disponer de ellas, pero lo que importaba era ver como Dashia reaccionaba. En algun punto la imagen cambió para demostrar como la castaña caminaba hasta el borde de la plataforma, sus pies descalzos avanzaban sobre la plana superficie.

"No lo hagas bebé...no lo hagas..." pidió Lily con lágrimas en lso ojos mientras veía como su hija se acercaba hasta el borde donde la plataforma terminaba.

Las nubes eran esponjosas, tal vez creía que si saltaba entonces podría caer en una, Dashia estaba decidida a hacerlo, lo supieron, en sus ojos no parecía caber la más mínima duda de que ella terminaría con su vida, James no quería ver como su hija terminaba con su vida y por suerte no tuvo que hacerlo.

"¿Sería una caída muy dolorosa no es así?" preguntó una voz a su lado, Dashia nunca habpia tenido la oportunidad de conocer a Dreykov y ahora el hombre estaba a su lado, ella no lo había visto llegar o hubiera aprovechado de saltar antes de que hablara. "Sería una pena, eres de mis mejores viudas..." espetó él sin realmente lamentarlo. "Quizás no lo entiendas, eres muy pequeña, pero estamos haciendo algo bueno aquí," espetó él. "Construiremos un nuevo mundo, nuevas oportunidades de vida para nuestra gente, acabaremos una guerra donde sólo el mejor será invicto."

Entonces Dashia levantó la mirada, en sus ojos parecía ver algo que Dreykov no logró comprender del todo. Pero Dashia retrocedió y lo miró, las lágrimas se había borrado, ella dio tres pasos más hacía atrás y el hombre llamó a su gente para que escoltaran a la niña de regreso a su habitación, la escena termina con la vista de la base de la habitación roja. Pronto las imágenes volvieron a pasar rápidamente, los entrenamientos de ballet eran incluso peores que cuando eran niñas, los combates esta vez no parecían eliminaciones, simplemente seguían siendo prácticas.

A los cartoce años, la imagen mostró a Dashia un poco más crecida, estaba en una habitación oscura iluminada con focos rojos, estaba siendo rodeada por blancos de tiro con forma de hombre.Un pequeño timbre fue el indicador, sus ojos color verde miraron al frente, nuevamente carentes de emoción, el primer tiro fue contra ella pero lo esquivó fácilmente con una pirueta y otra más para poder esquivar los cuchillos que eran lanzados en su contra. Un nuevo salto y esta vez lanzó cuchillos a los blancos de tiro, a la cabeza, al corazón, ella no falló en ningún tiro e incluso atrapó con una mano uno de los cuchillos que fueron lanzados hacía ella para lanzarlo al objetivo.

La pantalla se volvió a oscurecer y mostró 1998 en números de color blanco, en cuanto la imagen se aclaró. El grupo que restaba de viudas se había reunido, Dashia ya no era una niña, tenía 18 años y había crecido para ser hermosa.

"Viejo es hermosa..." murmuró un joven de Gryffindor. James lo miró con los ojos llenos de rabia, dispuesto a lanzarle una maldición por atreverse.

"¿Nos harán pelear entre nosotras de nuevo? " preguntó Zaria mirando al resto.

"Escuche decir que traerían a alguien," responde Irina bajando el volumen de su voz.

"El soldado del invierno..." murmuró Tasya con las mejillas sonrojadas.

"El soldado del invierno es un mito..." respondio Dashia con media sonrisa. "Nunca nadie lo ha visto."

"Vamos. Se le atribuyen la mayor cantidad de asesinatos en los últimos 30 años..." respondió Tasya.

"Exacto. ¿No tendría unos 50 años?" preguntó Irina con una ceja arqueada.

"Hay un dicho que dice que cuando una viuda negra falla, el soldado del invierno irá por ella...- murmuró Zaria. "Nadie jamás lo ha visto..."

"La enfermera del ala este lo ha visto. Ella ha curado sus heridas la mayor parte del tiempo en su estancia en la habitación roja ," responde Tasya con una sonrisa. "En sus palabras tiene unos ojos que pondrían a cualquiera de rodillas..."

Dashia y las demás comienzan a reír en el suelo, todas usan sus pijamas y parece ser tarde.

"Dice que es muy guapo, callado, misterioso."

"Y uno de los asesinos más peligrosos del planeta."

"Eso no le quita lo atractivo."

"Ni siquiera lo has visto!" expresó Dashia abrazando su pierna mientras se apoyaba en su rodilla.

"Pero mañana lo veremos y entonces sabremos si la enfermera miente o solo necesita a alguien entre sus piernas," expresó Tasya mordiendo su labio inferior mientras Irina le lanzaba una almohada.

"¿El soldado del invierno?" preguntó el señor Evans.

"¿Has escuchado hablar de el, papá?" preguntó Lily curiosa.

"Bueno si. Es bastante conocido por aquellos que les gusta creer en los fantasmas, ha matado a muchas personas en todo el mundo, políticos, gente de poder. Se cree que fue él quien asesinó al presidente Kennedy en 1963."

"¿Y está diciendo que mi hija va a pelear contra él?" preguntó James atónito mientras abría sus ojos.

"Bueno veremos."

Y el día llegó, el grupo de viudas fue preparadas, Dashia tenía un traje de color negro su cabello estaba suelto y caía perfectamente sobre sus hombros, James tuvo que contenerse de amenazar a todos los que hicieran comentarios sobre su hija, por supuesto Remus era el encargado de controlarlo ya que Sirius no era de mucha ayuda.

Dashia se alistaba, la mujer de cabello rubio estaba parada detrás de ella y la veía por un espejo.

"¿Entiendes lo importante que es esto?" preguntó la mujer. "Si fallas, él te matara y no importa cuánto supliques, no tendrá piedad."

La castaña asintió con la cabeza sin apartar la mirada.

"Tú eres remplazable Dashia, detrás de ti hay otras 500 más como tú. Pero ellos jamás se desharan de él, no cuando lo han convertido en la máquina asesina perfecta. ¿Entiendes?"

"Si," respondió ella secamente antes de cerrar la puerta del casillero.

La primera en ir fue Irina, podían escuchar los latidos del corazón de Dashia a la distancia, y esa fue la primera vez que vieron al legendario soldado del invierno. El hombre era bastante alto y fuerte, tenía una mirada que parecía un glaciar o un oceano congelado, decidido a acabar con lo que se le pusiera enfrente, Dreykov estaba en la primera fila del show, entonces el soldado entró al cuadrilatero y la primera viuda fue obligada a entrar también.

"TIENE UN BRAZO DE METAL!"

"Viejo yo quiero uno!"

Todos habían presenciado como el soldado del invierno logró someter por completo a la viuda, el cuerpo de Irina cayó al suelo, Dashia había apartado la mirada, su cuerpo empezó a temblar ligeramente mientras cada una de sus amigas era llamada y cada una de ellas cayó al igual que la anterior.

Cuando su turno llegó, Lily apretó con fuerza la mano de Harry, pasó por el cuadrilátero.

"Tasya tenía razón..." murmuró una chica de Gryffindor. "Estoy dispuesta a todo."

"Que ojos tan hermosos..." murmuró otra con las mejillas acaloradas.

"Acaba de matar a 5 chicas sin dificultad."

"¿Y eso que tiene que ver con que sus ojos sena hermosos?" preguntó Sirius burlandose y James lo miró como si hubiera perdido un tornillo.

"Canuto por favor..."

"Mira esos ojos James! Es imposible no dejar que te rompa el cuello!"

Dashia también hizo contacto con él, nunca había mirado a unos ojos que le hicieran creer que estaba mirando hacia un abismo, él ni sí quiera parpadeo ante su presencia, el silbato sonó una vez más. Para el soldado del invierno fue muy sencillo someterla al igual que las otras viudas, Dashia no era oponente para él, tal vez nadie en la habitación lo era, entonces la puso contra su pecho sujetando su cuello con fuerza.

"Dashia por favor..." Pidió Lily entre sollozos. "Por favor pelea..."

Y como si la hubiese escuchado, Dashia le dio un fuerte pizoton al soldado del invierno, lo suficientemente fuerte como para hacerlo aflojar su agarre, empujó su codo hacía su abdomen haciendo que liberará su cuello pero aún no la soltaba del todo, Dashia tiro de su brazo doblando lo para hacer que la soltara, dio una vuelta de carro apoyándose en su espalda antes de lanzarlo a la colchoneta bajo ellos.

"ESA ES MI HIJA!" grito James poniéndose de pie.

"Señor Potter por favor siéntese."

Dashia aprovecho que el soldado seguía encorvado para golpear su rostro con su pierna al dar una vuelta en el aire que lo hizo caer por completo. Los ojos furiosos del hombre volvieron a encontrar los verdes, el hombre hizo un movimiento con su brazo y se acercó peligrosamente a la joven para tomarla del cuello con fuerza y entonces algo pasó, Dashia colocó su mano en su pecho y se percataron que una luz emergía de la palma de su mano, aquella energía hizo que el soldado saliera despedido hacía el otro lado del cuadrilatero.

"Hizo magia..." murmuró la señora Potter sorprendida, al parecer no fue la unica que lo pensó pues incluso la gente en la pantalla se puso de pie, la campanilla sonó y el soldado se detuvo de su intento de acercarse a ella.

"Bien hecho Volkova." dijo el hombre en voz alta.

Ella no perdió más tiempo y salió de ahí lo más rápido que pudo, antes de que la siguiente siguiera, Dashia fue la única que sobrevivió al encuentro con el hombre del soldado esa noche, y se vio obligada a regresar a una habitación completamente vacía. Una mujer llegó a la habitación junto a ella y fue la encargada de esposar sus manos a la cama para evitar que al igual que muchas viudas, escapara.

"¿Oigan y Natasha?" preguntó Alice. "¿Yelena?"

"Merlin quiera que ellas sobrevivirán también..."

La última imagen fue de Dashia sentada en una de las camas de abajo, mirando a un punto fijo en la habitación antes de caer en la cama agotada. Pero cuando el día llegó, se vio obligada a abandonar su cama para ir a entrenar, ató su cabello en una coleta antes de entrar al gimnasio, para su suerte, el entrenador estaba ahí pero no estaba ahí, el soldado del invierno también estaba ahí.

"Dashia. Bienvenida," saludo el hombre mirándola. "El general Dreykov ha solicitado que sea el soldado del invierno quien te entrene. Debes de haberlo impresionado si solicitó que uno de los mejores fuera quien te entrenara."

Eso ciertamente no le daba ningún consuelo. Los ojos del hombre se mantuvieron fijos en su pequeña figura, todos se percataron en la forma en la que sus ojos parecían buscarla en todo momento.

"¿Acaso no hay nadie más disponible? Alguien que no quiera matar a mi hija de preferencia." bufo James mirando al hombre.

"Suerte," le dijo el hombre antes de salir por la puerta dejándola a solas con él.

Dashia levantó la mirada, él no había podido dejar de verla desde que entró a la habitación, incluso cuando se marchó él la vio irse para no mirar atrás. La habitación de entrenamiento se mantuvo en silencio hasta que él caminó hasta el centro, iban a calentar primero antes de comenzar una pelea, la hizó hacer desde planchas, lagartijas, abdominales y cuando ella quedaba tendida en el suelo, la obligaba a ponerse de pie sin sentirse mal por el hecho de que su cuerpo no estaba soportando todo el entrenamiento.

Entonces él la incitó a lanzar un golpe, el detuvó su pequeño puño con su mano de metal, pudieron escuchar como los huesos en la mano de la joven tronaban y él soldado al ver el gesto de dolor ablandó la mirada y la liberó de su agarre.

"Mantén los puños arriba. Cerca de tu rostro," le dijo él con la voz algo ronca. Dashia sintió su cuerpo temblar al escucharlo, no tenía un acento ruso, pero sí había algo ahí. "Siempre mantén los ojos en tu openente!" advirtió el lanzando un golpe, nada fuerte para hacerle daño. "¿lista?"

Dashia asintió.

Entonces la fuerza de sus golpes aumentaron, ella los detuvo, esquivó y sus labios se curvaron en una sonrisa pequeña, era una buena aprendiz, al menos tenía eso. Un golpe más, y otro, no logró lanzarla al suelo y eso lo impresionó, cuando ella dio un golpe más, él tomó su brazo y la aprisiono contra su agarre.

"¿Qué hiciste mal?" preguntó él cerca de su oído. Dashia jadeo al sentir como doblaba su brazo.

"No mantuve los brazos arriba."

Lo sintió asentir con la cabeza, su calido aliento rozaba su oreja como una caricia. La mano metalica del soldado apretó su cintura un poco y no evitaron ver como las mejillas de la joven se sonrojaban.

"Tus músculos tienen memoria."

"Ojalá sus músculos recuerden darle un pizoton de nuevo..." bufo James molesto de ver la cercanía que el hombre tenía con su hija.

"Algo me dice que aquí habrá una hermosa historia..."susurró la Molly Weasley con una sonrisa.

"Por favor no!" exclamó la población masculina de Hogwarts.

Pero Molly Weasley tenía razón, aquella sería la historia de amor jamás contada, pues se mantendría como un secreto para ambos.

Cuando la película terminó, todos se vieron obligados a ir a sus clases, Lily pensaba que era increíble que su hija se enamorara, pero jamás hubiese querido que fuese de un hombre como el soldado del invierno, aunque ella solo podía suponer cosas pues no tenía la versión extendida de lo que pasaba en la vida de su hija y de tenerla, tendría todo su apoyo.

[...]

Lo que había comenzado como simples sesiones de entrenamiento se volvió algo más con el paso del tiempo, roces indiscretos, miradas obvias y suspiros que eran robados, Dashia no sabía lo mucho que había extrañado al soldado del invierno hasta que lo vio de nuevo, nada en el había cambiado, entonces ella tenía 19 años. Él había hecho un increíble trabajo al entrenarla, todos estaban impresionados por el desempeño de ella que habían extendido la visita del soldado en la habitación roja. Todo había comenzado con roces y caricias sutiles, el soldado aprovechaba su distracción para atraerla a su cuerpo, así como lo hizo la primera vez, entonces sus manos podían tocar su cuerpo mientras su cabeza se apoyaba en su hombro.

Cuando Dashia cumplió 20 años, ella ya se había reunido con Natasha al mismo complejo en el que ella vivía con las viudas que habían sobrevivido a las pruebas, pero no sólo eso había cambiado, pues se dio cuenta que el hombre de ojos azules se había robado su corazón sin tan siquiera intentarlo, y Dashia no iba a creer que ella hubiera robado su corazón de la misma forma. En los entrenamientos, ambos peleaban como si se odiaran, él no tenía piedad y ella tampoco, pero cuando estaban solos, en ocasiones como esta, ella cerraba la puerta con seguro detrás de ella y esperaba que él apareciera.

"oh James lo lamento..." se disculpó ella tomando su mejilla suavemente, él no pareció afligido por el golpe, una sonrisa apareció en sus labios y puso su mano contra la de ella. Dashia había descubierto alguna vez que aquel hombre tenía una sonrisa hermosa, entonces supo que siempre quería verla, siempre esperaba por el momento en el que las comisuras de sus labios se levantaban y como sus ojos parecían iluminarse.

Entonces él tomó su mentón con su mano de metal, sintiendo el frío del metal contra su cálida piel, un suspiro abandono sus rosados labios.

"¿Tú no te disculparas por casi dislocarme el hombro?" preguntó ella con diversion y él ríe por lo bajo apretando los labios. "Te perdono de todas formas..."

"Me disculpo por no medir mis golpes," murmuró el tomando su delgada cintura con su mano acercandola a él.

"Habla en inglés. Necesito practicar..." responde ella con media sonrisa rozando su nariz contra la de él.

"Bueno, práctiquemos entonces..." murmuró él en inglés antes de juntar sus labios con los de ella.

Él sabía que había sido su primer beso en el momento que se atrevió a romper las reglas, ella se lo confesó con pena, y como lo dijo una vez ella aprendía rápido, y en sus palabras nunca nadie lo había besado así, sus manos tan delicadas y suaves viajaban por su pecho hasta su nuca, ella sabía como robarle el aliento y él sabía cómo ponerle las piernas de gelatina mientras la besaba sin intenciones de dejarla ir. El soldado se había enamorado de la viuda negra, su pequeña bailarina. James Barnes no recordaba haberse enamorado en su vida anterior, pero de haber sido así, podía jurar que no se sentía como amar a Dashia, amarla era tan hermoso, tan ilícito que parecía un sueño, el más hermoso de los sueños que jamás había tenido.

Ambos sabían que no sería fácil y no necesitaban nada más, sólo se necesitaban el uno al otro, ella jamas se había enamorado antes y tal vez llamarlo suyo era precipitado pero ella era suya, no había límites cuando de él se trataba, se habían elegido con la promesa de un para siempre, sin tener idea de que el destino les jugaría mal una vez más.

















Cuando las letras estén en negritas es lo que esta diciendo la primer generación.

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