CAPÍTULO 29: THE DEMON

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—— THE DEMON ——

—¡Kira, alejate de ahí!— Gritó Serena observando el cable electrificado y la boca de agua para los incendios. —¿Estas bien?— Preguntó la mestiza mirando a la Kitsune.

—El conductor.— Murmuró observando ambas como caía al suelo.

—Aléjate del agua.— La indicó Serena mientras salía corriendo y se dirigía hacia el hombre, viéndose en la obligación de pisar un poco el agua para evitar que el agua le tocará.

—¡Isaac!— La voz de Willa hizo que Serena regresará a la realidad, y viera como el Beta se electrocutaba.

—¡Kira sal del agua!— Volvió a gritar Serena al ver a la chica en mitad del agua sin sentir ni una sola descarga eléctrica, mientras la mestiza se daba cuenta de que aquello era lo que el Nogitsune buscaba, el caos y la muerte de las víctimas.

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Los ojos de Serena se abrieron de golpe, pero en ellos podía verse que no era del todo la mestiza. Como si fuera algo cotidiano, se levantó de la cama y se vistió para después ponerse unas botas y salir de su habitación, a través de la ventana, sin hacer el más mínimo ruido.

Unos minutos después, Scott abrió los ojos de golpe y se levantó de la cama con el objetivo de seguir a su hermana, sabía que si ella se enteraba aquella cosa que la controlaba no haría acto de presencia, y era por eso por lo que tanto Derek como él se iban a encargar de seguirla. Sí, Stiles era un problema, Serena podía ser otro, y si los dos se juntaban..., nada en Beacon Hills les detendría.

Al margen de que los dos hombres lobo seguían a la mestiza, la cual parecía estar plenamente consciente de sus actos, Serena corría velozmente a través de la reserva, pasando de largo y de lejos sobre la cabaña donde descansaban los restos de sus víctimas. Pero aquel no fue su destino, sino un bar en mitad de la carretera, el cual terminó por convertirse, ya no solo en un bufé libre, sino también en la mayor sangría y matanza que Serena había llevado acabo en los últimos días. Su apetito estaba incontrolado y su deseo de más se acrecentaba con cada víctima, lo que permitía entender que aquello era, solamente, el principio de lo que estaba por venir y por hacer.

—¿Enserio? ¿Intentáis atacarme?— Preguntó Serena mientras dejaba caer a su última víctima.

—Intentamos detenerte.— Respondió Scott mientras él se ponía delante de una de las puertas de salida y Derek se ubicada en la otra.

—Muy bien, chicos, si queréis jugar, jugaremos. A ver quien aguanta más, vosotros o yo.— Respondió Serena mientras sus garras empezaban a crecer. Los dos hombres lobo intercambiaron una mirada, estaba claro que ellos no tenían una oportunidad contra ella, así que debían de pasar a la opción B, dejarla inconsciente para llevarla hasta la clínica de Deaton y descubrir que estaba pasando con ella, porque ambos sabían que esa no era Serena.

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—¿Quien eres?— Deaton miró a Serena, reconociendo los indicios que confirmaban la teoría de la mestiza.

—¿Crees que voy a decir quien soy? ¿Tan idiota crees que soy, Deaton? Tengo muchos años como para caer en juegos así de patéticos.— Alegó Serena mientras le miraba con superioridad.

—Sino me lo dices tu, Moira lo hará. Es cuestión de tiempo.— Respondió el veterinario intentando descubrir cuáles podían ser los intereses de aquella criatura.

—La cosa es que quiero que ella venga. Quiero lo que merezco, lo que es nuestro.— Sentenció la criatura haciendo que Deaton se diera cuenta de que tenía relación con Moira, por lo que aquel odio tenía bastantes años de antigüedad.

—¿Nuestro? ¿Te refieres a Serena también?— Preguntó el druida esperando que no estuviera haciendo referencia a la chica.

—¿Ella? No seas patético, esa cría no quiere nada de lo que tiene con el clan. No aprecia el poder que tiene, y es triste. Reniega del poder solo..., por haberse criado por humanos. Un error. Bueno, no tan error, eso me ayudó a encontrar puntos vulnerables, bueno más bien el Nogitsune lo hizo.— Aclaró mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa macabra que reflejaba la maldad de la criatura que la estaba controlando.

—Estas aliada con él.— Asumió Deaton por el comentario que había hecho del Nogitsune.

—¿Aliada? No, claro que no. Yo no me dejo mandar por nadie. Pero es entretenido ver como creen que pueden salvar a todo el mundo, no todo el mundo puede ser salvado. Y ese es el error que estás..., criaturas cometen. Alguien va a morir, y nadie podrá detenerlo. ¿Sabes por qué? Porque ellos son incapaces de quitar una vida, y es una lástima. Sacrificar vidas por una que..., a nadie le importa.— Explicó Serena mientras una parte de ella pensaba en cómo era posible que hubieran encontrado aquellas esposas.

—¿Y crees que tu ganarás?— Preguntó Alan sentado en la silla que estaba frente a la que Serena estaba sentada.

—Ya he ganado, soy libre. Y es cuestión de tiempo que me libere, no tenéis ni idea de lo qué la mestiza puede llegar a hacer y es una lástima, para vosotros. Para mi, es un punto a favor.— Rió creyendo que tenía el control de aquella situación y todas las que estaban aproximándose.

—¿Y qué quieres de Serena?— Preguntó queriendo saber que era lo que buscaba para impedírselo o para prepararse.

—Es una ventaja haber dado con ella, aunque quiero venganza; hacia muchas criaturas, y lo bueno es que cuanta más muertes provoque más fuerte me haré y mejores serán las capacidades de esta chica. Creéis que el tomar sangre viene de ser mestizo, pero eso sirve para hacerles más fuertes, más poderosos y para que no mueran. Pero... hay un problema, Deaton, si me intentáis matar yo la mataré a ella, y ahora ya no hay inmortalidad que la salve. Así que, ¿dime? ¿Quieres jugar contra mi o condenar la vida de una inocente chica que solo busca deshacerse de los problemas que la han impuesto solo por ser quien es?— Inquirió la misteriosa criatura haciendo que la expresión de Deaton no cambiará al saber que si algo la sucedía a aquella criatura la haría algo peor a Serena, y personalmente el veterinario no quería que eso ocurriría.

—Puede que yo no sepa quien eres, y que tu sepas quien soy, pero tengo una ventaja a mi favor.— Garantizó Deaton observando como la expresión de Serena se oscurecía por su comentario.

—¿Ventaja? ¿Qué ventaja tiene el druida del Alfa verdadero? ¿Me daras de tus hierbas? ¿Le rezaras a tus dioses?— Preguntó sarcásticamente Serena mientras se burlaba de la función del druida.

—¿Sabes? Hay algo que he aprendido, algo que la propia Serena me enseñó hace mucho tiempo, y es que la fuerza de voluntad hace mucho. La usas a ella por que sabes que nadie la hará daño, de que nadie intentará matarla, principalmente porque nadie puede. Pero hay una cosa que ella me enseñó, y es que incluso inconscientemente Serena es muy fuerte, lo ha demostrado muchas veces, más de las que crees. Me demostró que no hay que esconderse ni avergonzarse del pasado. Y tu usas en tu beneficio el pasado de ella, pero hay algo que no comprendes, Serena aceptó ese pasado y aceptó ese destino, no por vengar a Emily, no por el clan, ni por la manada, sino para proteger a criaturas de la tiranía de su padre. Jamás ha existido una criatura capaz de evolucionar tan rápido, y ella lo hizo por que es muy poderosa. Por eso la usaste, por esto la usas. Pero ella me advirtió de ello, me advirtió de ti, y me dio una forma de separaros. Así que dime, ¿quién crees que tiene el control ahora? ¿Tu o nosotros?— La informo Deaton mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa de satisfacción por haber conseguido ir un paso o dos por delante de aquella criatura.

—Crees que me has ganado, pero no es así, Alan. Yo nunca pierdo.— Aseguró la criatura mientras le miraba con superioridad, como si todo aquello fuera parte de su plan.

—En este caso sí, has perdido. Te has confiado creyendo que Serena no se daría cuenta de tu presencia, pero lo hizo. Por lo tanto, la has subestimado y algo que todos hemos aprendido de ella es que nunca hay que subestimarla.— La aconsejó Deaton sabiendo que podrían traerla de vuelta sin tener que recurrir a Moira y a Kenna, por una vez ellos ahorrarían al clan de algún problema que podría traerles grandes consecuencias.

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Ser consciente de que había sido poseída por algo era, posiblemente, una de las cosas que más le costo por asimilar a Serena. Sí, sabía que la pasaba algo, pero no que pudiera ser aquello posible. Pero a pesar de ello, cuando volvió a tener el control de sus actos, fingió que no la afectaba. ¿Matar a gente? No la producía remordimientos sino que la hacía sentir culpable por no haber luchado. Aquella criatura buscaba volverla loca y, tal vez, decirle la verdad a Scott la había salvado. ¿Pero de quien? ¿Quien era? Todavía había preguntas en el aire que necesitaban respuesta y parecía que nadie la tenía.

—¿Estas bien?— Scott miró a su hermana, la cual estaba sentada en una silla mientras jugaba con su cuchara, pero Serena no le respondió. Su silencio dijo todo. —No fue tu culpa. Pero tu misma te ayudaste.— Añadió mientras se acercaba a ella.

—Lo se, pero... Tengo que hacer algo.— Dijo Serena sabiendo que tenía una responsabilidad con lo que había hecho de forma indirecta.

—¿Hacer algo? ¿Con que?— Preguntó Scott confundido.

—Con mis víctimas, Scott. No las puedo dejar en una cabaña a la espera de que se les coman los animales o se les encuentre alguien y traiga a más policías o, quien sabe, tal vez más cazadores.— Explicó Serena con desagrado, ya que lo último que quería era regresar al lugar donde se hallaban sus víctimas.

—No debes de preocuparte por ello.— La tranquilizó Scott haciendo que Serena le mirase confundida.

—¿Por que no debería?— Preguntó sin entender cómo era que Scott la estaba pidiendo que le restará importancia a una prueba, tan evidente, como era la matanza que había hecho.

—Mientras Deaton interrogaba a aquella criatura y conseguía sacarla de tu cuerpo, Derek y yo nos encargamos de todos los cuerpos.— Explicó Scott sorprendiendo a su melliza de su comentario, ya que lo último que Serena esperaba era que ambos la hicieran el trabajo sucio.

—¿Os pusisteis a cavar agujeros?— Preguntó Serena riéndose, aunque estaba agradecida por el gesto que habían tenido con ella ya que a ella la hubiera costado.

—No te burles.— Se quejó Scott, mientras su hermana encarnaba una ceja divertida. —Pero sí, aunque fue con palas.— Añadió rápidamente Scott, dando a entender que no se habían comportado como si fueran perros.

—Gracias.— Sonrió Serena mientras le daba un fuerte abrazo a su hermano, por lo que había hecho con ella.

—Bueno, alguien debe de ayudarme a dar con Stiles.— Añadió Scott, observando la expresión de su hermana, en la que lejos quedaba su deseo de ayudarle, no porque no quisiera, sino porque una parte de ella tenía miedo. —Esa cosa quería que volvieras a tener miedo de ti misma, S. No te tengas miedo porque no eres mala, te hizo hacer cosas malas.— La recordó su hermano, sabiendo lo que su hermana sentía en aquel momento, no necesitaba oler su sudor para adivinarlo, cualquiera que la conociera sabía lo que estaba pensando la mestiza por aquel momento.

★★★

Empezamos con fuerza y ya de por con el gif, y Admito que este sí es de mis favoritos.

Pero dejando de lado el gif, el capítulo...

Realmente empieza con fuerza, pero es que es necesario explicar todo lo que la estaba pasando. Y creo que sin duda es algo evidentemente.

Por supuesto siempre es el tema de las matanzas, pero es algo que marca la historia de mi protagonista y no puedo dejarlo de lado. Pero por lo menos es un tema importante hasta que Serena sea el Zilant de forma oficial.

La escena de Serena y Derek y Scott..., bueno adoro hacer la versión malvada de ella.

Y con Deaton..., bueno os puedo decir que esto no ha quedado aquí... Pero creo que es importante todo lo que el demonio (así me voy a referir a ellas) dice, más que nada lo que explica sobre los mestizos ya que creo que era necesario.

Ya para terminar, la escena del final... adoro las escenas de Scott y Serena y creo que el gesto que tienen su hermano y Derek es muy simbólica.

¿Qué os ha parecido el capítulo?

Os leo ❤️

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