❛ ᔕᗴᔕᗴᑎ丅ᗩ Ƴ ᑕᑌᗩ丅ᖇᗝ ❜

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❝ 𝐅𝐑𝐀𝐍𝐂𝐈𝐀 ⌇ ᗷᗩᑕᕼᗩ丅ᗩ
❛ LXIV ❜ ─ 💌 ; Nunca te tuve, y tampoco deseo tenerte.

Francia camino por las calles de Londres, había llegado a un parque en el corazón de la ciudad, ahí se sentó en una banca y espero a la mujer. María llegó y se sentó a su lado.

— María, ya me sé la historia —hablo Francia y ella asintió— No deseo tú versión, no quiero saber si es mejor o peor, eso no justifica que le hayas vendido por unos cuantos dólares.

— Estuve mal, y cargo con eso siempre —dijo María— Quisiera revertir eso, Francia.

— Llegas 26 años tarde —habló Francia— Y sabes... Le dijiste a París que mi vida fue lo mejor —rió sin ganas.

— Tienes todo —dijo María.

— Puede ser, pero tú no sabes lo que yo viví —dijo— Lo que sufrí, yo sufrí de maltratos. —María la miró.

No conocía a su hija, no sabía que había vivido para llegar donde está.

— Mi padre me golpeaba por no ser perfecta —tragó saliva— Mi madre... Claire, ella sufría de un trato horrible al defenderme, mi padre nunca le alzó la mano, pero le gritaba cosas horribles frente a Lance, y la engañaba, pero ella se hacía la tonta, Lance lloraba cada fin de semana porque papá le decía que era un bueno para nada. Pero cuando tenía reuniones nos lucia como un trofeo. Casi muero a los 10 años porque mi padre me presionaba, me levantaba cada día a las 3 de la mañana para a las 4 estar en la pista, entrenando. —sollozó— Si no lograba algo, me golpeaba. Un día derrape en una cueva porque la pista estaba mojada, choque contra el muro y no recuerdo lo qué pasó después... El me obligó a hacerlo —se levantó cuando ella quiso tocarle el brazo— No digas que tuve una vida fácil, nadie la tuvo. Nadie la tendrá. Todos sufrimos de problemas día con día, eso es parte de la vida.

— Yo no tenía idea —María le dolió verla así, y la culpabilidad se hizo más grande.

Pudo haberle evitado tal sufrimiento a su hija, pudo llevársela, pudo buscar mil maneras de sacarlas adelante. Pero ella fue una cobarde que vio el dinero fácil y no las consecuencias.

— Ese es tu puto problema, tú solo ves tu sufrimiento, tú y tu hija —dijo Francia— María, eres una completa desconocida para mi. Y ya no sirve de nada que aparezcas ahora queriendo arreglar las cosas.

— Nunca es demasiado tarde, Francia —dijo la mujer.

— No me interesa. Ya sufrí mucho para seguir en lo mismo... Yo solo quiero volver a casa con mi familia, con mi verdadera familia —dijo Francia— ¿Quieres mi perdón? Bien, te lo daré a cambio de algo.

— ¿De qué? —preguntó María.

Francia se abrazó, y se limpió la nariz, la cual tenía roja del frío. Su corazón le latía con fuerza, ella respiro profundamente y habló.

— Quiero que te desaparezcas de mi vida. Deja de intentar entrar a mi vida —dijo— Te perdonaré, pero no te quiero en mi vida.

— Está bien —acepto— Francia, done el dinero a una fundación —le comentó y Francia asintió.

— Me alegro que al menos hayas hecho algo bueno con eso —murmuro— Pero eso no te limpia las manos —la miró— Arregla las cosas con tu hija... Con tú única hija. Yo hablaré con mi verdadera madre...

— Ella te compro —dijo María, sintió un nudo en la garganta.

¿Por qué ella? Claire la había comprado, ella decidió que fuera así, la apartó.

— Si, pero hizo cosas muy buenas. Estuvo toda mi vida ahí... Ella es algo que quiero recuperar —dijo Francia— A ti nunca te tuve, ni deseo tenerte.

Francia se marchó y sollozó, el dolor en su corazón ya estaba acabando, o al menos eso sentía. Subió a su auto y condujo al aeropuerto. Vio a Toto y corrió a abrazarlo. Este la levantó un poco y le besó la mejilla.

— Ya terminó —murmuró en su cabello— Esta bien.

— La odio, la odio —lloro en el pecho del hombre.

— Está bien odiar —dijo Toto— No puedes pretender que debes perdonar a las personas que tanto daño te hicieron, eso a veces no está bien, porque si perdonas siempre, siempre dejarás que te lastimen —la miró a los ojos— Ya no permitas eso.

— Tienes razón —susurro— Quiero irme —pidió.

— El avión está listo, dime a dónde vamos —pidió el hombre.

— Quiero irme a casa... A nuestra casa —respondió Francia.

— Nos iremos a casa entonces —sonrió Toto— Los niños quieren verte, ya ha pasado tiempo desde que te vieron por última vez.

— Yo también quiero verlos —suspiro, los había extrañado.

Emily y Jack habían comenzado la escuela hace algunos meses atrás, y a pesar de que era virtual, no podían hacer que viajaran siempre, ya que no era bueno para ellos, los cambios de horario era algo que les afectaba mucho. Así que Emily se había quedado en Brasil con su abuela, y Jack también, pues se había negado a dejarla sola.

La relación de aquellos dos habían mejorado, habían formado un lazo de hermanos. Y todo en la familia era más fácil.

— Fran —le limpio las lágrimas— Tocó acabo —dijo.

Ella respiro profundamente y asintió, tomó la mano del austriaco y entraron al avión.

París había hablado con su madre la misma tarde después de salir del restaurante. María se había negado a tal cosa, ella quería hablar cara a cara con la canadiense.

París había decidió volver a Londres, ella siguió su vida, decidió dejar la música y dedicarse a la carrera que llevaba en la universidad. Sus amigos, ellos no los había visto. Pero unas semanas después, Stefan se la topo por la cafetería. El la llevó a la mesa, Amelia la saludo, pero los demás no.

— Básicamente... fue eso —terminó de explicarles— Y me arrepiento mucho. No quiero perderlos a ustedes también —dijo.

— Hay una disquera... —empezó a hablar Leo— Quiere firmar con nosotros...

— ¿Seguimos siendo una banda? —preguntó París.

— Nunca dejamos de serlo —dijo Stefan y le besó la frente.

— Bueno, tortolitos —el pelinegro, Sebastián, los sacó de su nube— Dejaremos sus espectáculos de amor para después. Hay que mostrarle a París las nuevas canciones.

— ¿De qué hablas? —preguntó Stefan, avergonzado y sonrojando.

— Tomatito —Marcos le jalo las mejillas.

— Duele, duele —se quejó Stefan y todos rieron.

Este capítulo se lo dedicó a mi yo niña y a las personas que tuvieron que aprender a ser perfectos, que creían que debía serlo para que su padre y su madre los amaran. Que guardaron ese dolor y justificaban los golpes porque ellos estaban muy enojados porque no eras suficiente.

Hoy les digo que esta bien no ser perfecto, nadie lo es. Que esta bien llorar, eso no te hace cobarde, que sentirse débil es el primer paso para ser fuerte, que a la primera persona a la que debes darle orgullo es a uno mismo, que cada logro sea para ti y no para los demás.

A ustedes, que cada día se levantan de la cama y le hacen frente a la vida. Que llevan una lucha interna, que la enfrentan desde el silencio.
Y para los que aún están muy cansados para mantener la cabeza fuera de la almohada.

A aquellos que se caen y se levantan, pero también a aquellos que aún no, porque ya no aguantan el dolor.

Yo estoy orgullosa de ustedes. Y les deseo lo mejor. Porque a pesar de que la vida venga a veces de negro, hay que recordar que también así como el negro representa oscuridad, representa un cielo que cada día se pinta de colores, también representa una noche llena de estrellas, una tormenta que trae rayos de luz, y un arcoíris después de esta.

Maratón (3/5)

No olviden dejar su voto y un comentario. Espero les guste.
Se despide Didi 💌

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