009. kuro of a hundred plans

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CHAPTER NINE
❝Kuro de los Cien Planes❞
one piece season 1 | act. one









SHAM VOLVIO Y EMPEZÓ A LAVAR las ollas usadas anteriormente. Tomo una y se dirigió al lado de donde las amigas estaban escondidas.

Las dos asintieron y abrieron la puerta con cuidado. Sham se dió la vuelta y antes de que pudiera reaccionar, Nami le dio un sartenazo en la cara y las dos se fueron corriendo hacia la habitación de Kaya.

Las campanas marcando las doce retumbaron por toda la casa. Bella frunció el ceño cuando la luces empezaron a parpadear y las ventanas se vieron bloqueadas por persianas de seguridad.

Nami intentó abrir la puerta de la habitación pero al no abrirse, Arabella tomó la daga y rompió la cerradura dejándolas pasar.

—Gracias a Dios, están vivos —murmuró la pelinaranja.

—¿Por qué no lo estaríamos? —preguntó Kaya con el ceño fruncido.

—Tus sirvientes son piratas —dijo Bella empujando levemente a Nami y cerrando la puerta—. La Marina tiene a Luffy y Zoro esta en tu pozo. No me preguntes como llego ahí.

—Le reventaron una botella en la cabeza —dijo Usopp.

Nami explicó todo lo que escucharon lo más rápido que pudo con los tres chicos mirándola con atención.

Bella trataba de concentrarse pero lo único que tenía en la cabeza era que Luffy estaba medio muerto y con la Marina.

—¿Veneno? —preguntó la rubia—. ¿De qué hablas?

—Los escuchamos. Hace años que planean esto.

—¿Usopp las convenció?

—Yo no lo sabía —negó el tirador—. Te di ese té.

—¿Cuando empezaste a enfermar, Kaya? —preguntó Bella—. ¿Fue cuando Kuro llegó aquí?

—Escúchame —dijo Nami al ver su expresión aterrada—. Si nos quedamos aquietados, moriremos. Debemos irnos ahora.

Usopp los guió por unos pasillos que se encontraban detrás de las paredes. Apenas se veía y si Usopp no tuviera una lampara el lugar sería completa oscuridad.

—¿Adónde vamos? —susurró Nami.

—Debemos salir.

—Hay una manivela que abre las persianas —dijo Kaya—. Está en la habitación de mis padres.

—¿Segura? Quizá haya otra forma.

—No la hay. Debemos...

Kaya empezó a toser y todos dejaron de caminar de golpe. Cuatro navajas aparecieron de la nada separando a Usopp y Kaya de Nami y Arabella.

—¡Carajo!

—¡Es tu cumpleaños! —gritó Kuro clavando las navajas por todas partes—. ¡Qué empiece la fiesta!

—¡Corran! —gritó Usopp.

Luego de girar por muchos túneles, llegaron a la habitación.

—Un cuarto espeluznante —murmuró Usopp—. Perfecto.

Kaya prendió las luces y Bella notó que la rubia tenía un corte en el brazo. Tomó su daga y rompió su manga para acercarse a Kaya y hacerle un torniquete.

—No ayuda con el dolor... pero no sangraras tanto —murmuró regalándole una corta sonrisa.

—Gracias, Bella —Kaya le dio un pequeño abrazo antes de volver a su enojo—. ¡Lo tratábamos como familia! ¿Cómo no lo vi? ¿Cómo no lo vi? ¿Cómo pudo engañarme?

—No es tu culpa —la interrumpió Nami—. Él se aprovechó de ti. Sé fuerte y podremos escapar.

Kaya sacó la tela de encima de un cuadro y murmuró con voz rota:

—¿Qué pensarían de mi? Se decepcionarían mucho.

—Querrían que sobrevivieras. Y eso es exactamente lo que haremos.

Abrió el cuadro y tomó la manivela para los cuatro empezar a darle vueltas...

O, bueno, intentarlo.

—Esta cosa necesita aceite —dijo Usopp con un hilo de voz.

—No, solo necesita un poco de músculo —dijo Nami.

—Kaya —cantó Kuro—. Señorita Kaya. Veo que la plaga es mayor de lo que creí.

Nami y Kaya se escondieron bajo un escritorio. Usopp se escondió detrás de una cortina y Arabella rodó bajo un sillón.

Rezando mentalmente para que no hubieran arañas o saldría gritando como loca.

—Vamos, Kaya. Sé que está aquí. Sal ya. Es inútil seguir ocultando quiénes somos. ¿No es agotador vivir dándose ínfulas, creyéndonos mejores de lo que somos? Tuviste todas las oportunidades que este mundo puede ofrecer. ¿Y qué has hecho con tu vida? Nada. ¡Absolutamente nada! Eres una niña mimada. ¡Una mocosa patética, llorona y malcriada! Por favor, Kaya. No hagamos las cosas más difíciles de lo necesario. Considera esto una compensación por todos esos años ¡que soporté tus lloriqueos incesantes! "Klahadore, la sopa está muy caliente. Tráeme mi mantita, Klahadore. Prepárame el té. Cepíllame el cabello. Ay, Klahadore... extraño a mamá y papá". Y lo único que yo deseaba ¡era arrancarte la lengua! ¿Dónde buscaré ahora? Bueno, siempre fuiste la niñita de papá. Aunque él no tuviera tiempo para ti.

Arabella vio como Nami y Kaya salían de su escondiste y Kuro las aprisiono. Las empujo a las dos y puso sus navajas contra el cuello de Kaya, Nami iba a atacarlo pero quedó con una navaja apunto de clavarse en su garganta.

—Demasiado fácil.

Arabella rodó y le lanzó su daga al mismo tiempo que Usopp le lanzó una roca pero Kuro bloqueó los dos ataques.

Atacó primero a Usopp que salió volando contra la pared. Arabella aprovechó y tomó su daga otra vez. Kuro apareció frente a ella pero Bella alcanzó a bloquear sus navajas.

—¿Te conozco? —preguntó el pirata.

—No creo tener el placer —contestó.

Bella intentó atacarlo pero Kuro apareció detrás de ella y le hizo cuatro cortes en la espalda con expresión pensativa.

—Sí, si te conozco. Eres la mocosa que no dejaba de llorar cuando asesine a sus padres. Tu deberías haber muerto hace mucho tiempo —dijo—. Mándales saludos por mi, ¿quieres?

Mientras los recuerdos de Bella empezaban a aclararse, Kuro levantó sus navajas y cuando iba a matarla, la mano de Luffy se lo impidió.

—Ellos son mis amigos —dijo molestó—. No dejaré que los lastimes.

—Eres un hueso duro de roer —dijo Kuro frunciendo el ceño.

—Bueno... estoy hecho de goma.

Arabella intentó levantarse pero las heridas de su espalda le ardían como el demonio. Nami y Kaya gatearon hasta ella y entre las dos la ayudaron a moverse hasta una pared.

—¿Lo conoces? —murmuró Nami mientras Kuro hablaba con Luffy.

—El asesino a mis padres —dijo con la vista perdida.

—¿Cuánto tiempo llevas en el mar? —preguntó Kuro burlón—. ¿Una semana? ¿Un mes? Yo fui capitán durante años y jamás fallé en mis incursiones. Ni una sola vez. ¿Y qué recibí a cambio? Una vida de zozobra y la maldición de ser buscado en todo el mar del Este —Luffy trató de golpearlo pero Kuro lo esquivó como si fuera un juego de niños—. ¿Es eso lo que quieres? ¿Vivir cuidándote las espaldas en todo momento? Jamás dormirás tranquilo por las noches, siempre habrá alguien al acecho para degollarte. Piratas, la Marina. Hasta tu propia tripulación.

—Mi tripulación no. Nosotros nos cuidamos mutuamente. Siempre.

—Un día, dejarán de hacerlo —dijo haciéndole un corte en el pecho—. Ya perdí la cuenta de los compañeros que maté. Sin prescindibles. Cada uno de ellos.

—La esencia de ser pirata no es saquear aldeas o elaborar planes perfectos —dijo Luffy—. Es la aventura. Y la libertad.

—Libertad —dijo Kuro riendo—. No existe tal cosa cuando ponen precio a tu cabeza.

—Renunciaste a tu sueño. Alguien que hace eso no puede considerarse un pirata.

Arabella se levantó (ignorando que sus heridas dolían cada vez más) escuchando los regaños de sus amigos y se acercó a Luffy. El chico le sonrió y la pelirroja apuntó detrás de una columna. El moreno asintió y su mano golpeó la cara de Kuro que cayó de espaldas al suelo y la daga de Arabella se clavó en su pierna.

—Eso no estaba en tus planes, ¿verdad? —preguntó Luffy sonriendo.

Kuro se levantó y los dos chicos se pusieron en posición de combate.

Cuando el adulto atacó a Luffy, Arabella rodó por el suelo y le arrancó la daga de la pierna logrando que soltara un grito de dolor y una de sus rodillas tocara el suelo. Luffy lo golpeaba cada que podía pero en su mayoría los dos estaban esquivando golpes.

Luffy lo inmovilizó, tomando sus dos brazos y Arabella se acercó.

—Esto es por mis padres.

Clavó su daga en el corazón del pirata y le quitó antes de que Luffy le diera un cabezazo y lo sacara volando por la ventana.

Usopp gritó feliz. Arabella se dió la vuelta y se lanzó a los brazos del chico con sombrero.

Luffy quedó inmóvil por un segundo hasta que reaccionó y la abrazó de vuelta con una sonrisa de oreja a oreja.

—Pensé que habías muerto —murmuró la pelirroja con las manos temblando.

—Necesitaras más que una sopa para deshacerte de mi —dijo Luffy orgulloso.

Arabella se separó y le dio un golpe en el hombro. Luffy la observó ofendido acariciando su hombro con una mueca.

—¡Vuelves a asustarme de esa manera y te mataré yo!

—Lo siento.

—Perdón por el desorden —dijo Zoro una vez se encontraron todos en el salón principal—. Necesitas empleados nuevos.

Todos voltearon a ver a Buchi y a Sham que estaban amarrados espalda contra espalda.

—No quiero empleados por ahora —dijo Kaya abrazando el brazo de Usopp.

—Lástima que no cobremos la recompensa —dijo el peliverde.

—No —dijo Nami—. La Marina ya nos ubicó. Vámonos ya.

—¿Adónde iremos? —preguntó Luffy—. Ni siquiera tenemos barco.

—Sí —dijo Kaya—. Sí tienen.

Luffy sonrió burlón hacia Nami y esta lo miró mal antes de cruzarse brazos.

—Se parece a tu amigo, el abogado —dijo Luffy viendo el barco.

—Merry se hizo cargo del astillero cuando mis papás murieron —explicó Kaya—. Fue su colega más querido. Mi más antiguo compañero.

—Y su recuerdo perdurará —aseguró Luffy—. Bautizo este barco... cono el Going Merry.

—Ahora les pertenece —dijo Kaya feliz—. Su nuevo hogar.

—Gracias, Kaya —Luffy alzó los brazos hacía el cielo y soltó un grito de alegría—. ¡Sí! ¡Lo logramos! —dijo abrazando a sus tres amigos y saltando emocionado—. ¡Sí! ¡Usopp! ¿Qué estás esperando? Trae tus cosas.

—¿Qué cosas?

—Vendrás con nosotros. ¿Verdad?

—¿Qué? No... no puedo.

—No va a irse sin ti —dijo Arabella sonriendo.

—Déjate de tonterías —dijo Zoro.

—Necesito un buen tirador —insistió Luffy—. Alguien como Yasopp. Y vi lo que hiciste. Defendiste a tus amigos. Eso es justo lo que busco para mi tripulación.

—Pero... no puedo dejar la aldea Syrup. ¿Y qué hay de Kaya? Necesita que cuide de ella.

—Usopp —dijo Kaya—. Has sido un amigo maravilloso, pero creo que es hora de que empiece a cuidarme sola.

—Pero dije que nunca te dejaría sola. Además, ¿no necesitas ayuda con el astillero?

—El astillero era el sueño de mis papás. Pienso que yo podría hacer algo distinto. Como estudiar medicina.

—Entonces... supongo... que esto es el adiós.

—Algún día nos volveremos a ver —aseguró—. Y cuando eso pase, quiero que me cuentes las verdaderas aventuras del capitán Usopp.

Kaya lo besó y Nami con Arabella chocaron los cinco.

—Sí saben que el capitán soy yo, ¿no? —preguntó Luffy.

—Déjalos por esta vez —dijo Nami con una mano en el hombro del chico.

El Going Merry zarpó apenas Usopp buscó todas cosas y cada uno se instaló en una habitación.

—¡Chicos! Miren esto —dijo Usopp—. Con mi inigualable talento artístico, hice una nueva bandera pirata para nuestro barco. ¡Sorpresa! —Luffy lo miró con el ceño fruncido—. Lo sé. Mis dotes artísticas suelen dejar a la gente sin palabras.

—Ya diseñe nuestra bandera —dijo Luffy.

—Sí, pero esta es mucho mejor.

—Ninguna de las dos asustará a nadie —dijo Zoro.

—Se supone que la bandera representa al capitán.

—Yo soy el capitán —insistió Luffy—. Somos los Sombrero de Paja.

—Y yo, el capitán Usopp.

—Soy el capitán —comenzó a repetir Luffy—. Yo soy el capitán. Yo soy el capitán. Yo soy el capitán. Yo soy el capitán....

—Oh Dios —dijo Arabella riendo.

—¿Ven? —dijo Luffy sonriendo—. De eso se trata. Desde ahora, todo irá viento en popa.

Y una explosión hizo que todo el barco se sacudiera. Usopp y Luffy se abrazaron asustados.

—Tenías que abrir la bocota.

Los cinco subieron corriendo.

—¡La Marina! ¡Nos atacan!

—¿Abuelo? —dijo Luffy.

—¿¡"Abuelo"?! —gritaron los otros cuatro.






























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