08: El vínculo de fuego.

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Era evidente que no lo lograría. Jungkook ya lo sabía cuando se acercó al tablero en busca de su nombre. Decir que no sentía decepción sería falso, especialmente considerando que antes de ingresar a la academia se había propuesto obtener esas escamas. Aunque aún le quedaban más oportunidades con las pruebas restantes, no haber conseguido la primera había mermado considerablemente su moral.

Sin embargo, no podía permitirse sumirse en el pesimismo por mucho tiempo. Con esa actitud, no lograría avanzar ni alcanzar sus objetivos.

Mientras revisaba los resultados de la primera prueba, algo captó su atención de manera inesperada. Claramente, Lira había acertado al decir que el proceso de evaluación consideraba más elementos de los que él había supuesto inicialmente.

Jungkook había anticipado no obtener ni un solo punto en la sección de combate, especialmente después de la humillación que había sufrido por parte de Taehyung. Se sorprendió al descubrir que había conseguido veinticinco puntos. No tuvo el tiempo ni la calma para reflexionar sobre este resultado, pues la frustración comenzó a dominar sus pensamientos con rapidez. La decepción se hizo palpable cuando se dio cuenta de que, con solo seis puntos adicionales, habría estado al alcance de obtener la escama.

Se sentía demasiado molesto, y su malestar solo aumentó cuando sintió una presencia intensa y casi palpable detrás suyo. Sin pensarlo, giró sobre sus talones con el ceño fruncido, buscando enfrentar a quién ya sabía estaba detrás de él.

Taehyung lo observó con calma durante un instante, antes de desplazar la mirada hacia el tablero situado detrás de ellos. Sus ojos se movieron rápidamente, escudriñando el listado hasta que encontraron lo que buscaban. Una sonrisa apenas perceptible, cargada de burla, se dibujó en sus labios antes de que volviera su mirada hacia Jungkook.

—Vaya, tal parece que tienes mucha suerte, Nux Xaldir —comentó Taehyung con una sonrisa cargada de sorna, sus palabras impregnadas de un desdén sutil—. Aunque, permíteme ofrecerte un consejo; no te hagas demasiadas ilusiones. No creo que esta racha de buena fortuna vaya a durar eternamente. Deberías prepararte, porque las cosas podrían no seguir siempre tan favorables para ti.

Jungkook sentía una tormenta de palabras atrapadas en su garganta, cada una más afilada que la anterior, pero sabía que expresar su furia podría costarle caro, incluso una sanción por faltarle el respeto a un comandante. Así que, en lugar de soltar lo que realmente pensaba, decidió morderse la lengua y permanecer en silencio. Sus ojos grises, cargados de una profunda ira contenida, estaban fijos en los de Taehyung, donde el rojo brillante de las llamas parecía danzar con una intensidad que parecía desafiarlo. Ese intercambio de miradas duró solo un instante, pero fue suficiente para hacer que Jungkook rompiera la conexión, sintiendo el peso de la tensión mientras se daba la vuelta dispuesto a marcharse.

La tensión entre ambos era tan densa que los estudiantes cercanos retrocedieron instintivamente, como si el aire a su alrededor se hubiera vuelto irrespirable. No fue hasta que se alejaron lo suficiente el uno del otro que el ambiente pareció relajarse, y los demás pudieron volver a respirar con normalidad.

Podía sentir cómo la furia se apoderaba de él, extendiéndose como un fuego lento pero implacable por cada rincón de su ser. Por más que intentara recordarse que no debía permitir que Taehyung tuviera ese poder sobre él, le resultaba imposible controlar la marea de emociones que lo embargaban. Lo que más le molestaba era el hecho de que, antes de llegar a la academia, siempre había sido una persona serena, alguien que encontraba paz en la armonía de la naturaleza que lo rodeaba. Sin embargo, desde que llegó, su sensibilidad se había intensificado al punto de sentirse constantemente frustrado por no poder mantener su equilibrio interior, y en el centro de todo, siempre estaba Taehyung, la chispa que encendía el caos dentro de él.

Tenía que calmarse; permitir que Draksser lo alterara de esta manera era como admitir una derrota más. Cerró los ojos por un momento, obligándose a desconectarse del caos que lo rodeaba y enfocarse en su respiración. Inhaló profundamente, dejando que el aire llenara sus pulmones, y exhaló lentamente, soltando con cada aliento un poco de la tensión acumulada. Visualizó el murmullo de un arroyo, el susurro de las hojas movidas por el viento, la quietud de un bosque al amanecer. Estos eran los elementos que siempre lograban devolverle la paz, esos pequeños fragmentos de naturaleza que le recordaban quién era realmente. Poco a poco, sintió cómo la ira comenzaba a disiparse, reemplazada por una serenidad precaria pero tangible.

—Sé que estás espiritualmente ocupado, pero necesitas desayunar —interrumpió Yoongi de repente con seriedad, tomándolo suavemente del brazo y guiándolo hacia el comedor.

La voz de Yoongi lo sacó de sus pensamientos, recordándole de golpe que no estaba solo. Se había sumergido tanto en su agitación interna que había olvidado por completo la presencia de su amigo. La culpa lo asaltó de inmediato. Se sentía como un pésimo amigo por haberse perdido en su propia tormenta, sin considerar que Yoongi también estaba ahí, probablemente preocupado por él.

Saber que todo esto era culpa de Taehyung solo aumentaba su irritación, deshaciendo por completo los efectos de su reciente meditación. La paz que había intentado alcanzar se escapaba rápidamente, reemplazada por una irritación creciente.

—Realmente lo detesto —murmuró en queja, permitiendo que el castaño le llevara hasta el comedor. Honestamente, todo su apetito se había esfumado, pero nuevamente, no iba a permitir que Taehyung tuviera tanto efecto en él.

Estaba molesto de solo pensar que las alternativas para evitarlo se le habían desvanecido como espuma entre sus manos. Ahora, con la reciente asignación al mismo escuadrón, tendría que enfrentarse a Taehyung a diario en todas las clases. La idea de ver su rostro cada mañana, de estar bajo su mando en cada entrenamiento y cada misión, le resultaba casi insoportable. La frustración que sentía era palpable, y el hecho de que Taehyung ahora fuera su comandante solo intensificaba su malestar.

La responsabilidad y el poder que Taehyung ostentaba parecían burlarse de su incapacidad para manejar la situación con calma, convirtiendo cada encuentro en una prueba constante de su autocontrol. La perspectiva de pasar cada día en esa tensión interminable lo agobiaba, y el hecho de que su enemigo ahora tuviera tanto control sobre su vida diaria no hacía más que aumentar su enojo y desesperación.

—Seguro que sí, pero recuerda que solo será por un breve momento —mencionó Yoongi, dirigiéndole una mirada cargada de una profunda comprensión que Jungkook necesitaba en ese momento—. Todo estará bien, ¿sí?

—Tienes razón, lo siento. No entiendo porqué logra alterarme demasiado, yo no soy así —respondió, su voz entrecortada por la frustración y la vergüenza. Sus palabras estaban impregnadas de un pesar sincero, como si estuviera lamentando no solo su falta de control, sino también su incapacidad para manejar la situación con la madurez que solía demostrar.

—Lo importante es que estás consciente de lo que sientes y estás buscando maneras de manejarlo. Eso es lo que cuenta. No estás enfrentando esto solo, no lo olvides.

Jungkook sintió su pecho llenarse de una profunda calma ante las palabras de su amigo. La calidez y el entendimiento en la voz de Yoongi eran un refugio en medio de su agitación interna. A pesar de la tormenta emocional que aún sentía, esa simple conversación había logrado apaciguar, aunque fuera momentáneamente, su malestar.

Le sonrió con ternura, una expresión genuina que contrastaba con la intensidad de su frustración previa. Con un gesto espontáneo, se abrazó al brazo de Yoongi, dejándose llevar por el confort de su presencia. Mientras caminaban hacia el comedor, el ambiente a su alrededor parecía más relajado, y el ruido de las voces y el bullicio del lugar se convirtió en un telón de fondo reconfortante en lugar de una distracción agobiante.

Al llegar a la cafetería, tomaron una bandeja y se sirvieron el desayuno. Sus ojos recorrieron el lugar en busca de Lira, pero no había rastro de ella. Resignados, se dirigieron a una mesa vacía y se sentaron.

—Es probable que la veamos menos ahora. Con todas las responsabilidades que tiene como comandante, estará muy ocupada.

—Finalmente podré librarme un rato de ella —respondió Yoongi con seriedad, mientras seguía comiendo su desayuno. Sin embargo, Jungkook percibía que, a pesar de su tono, Yoongi no hablaba en serio y que, de alguna manera, la ausencia de Lira también le afectaba. Era comprensible, después de todo, se conocían desde hacía mucho tiempo. Y aunque Jungkook solo llevaba poco siendo su amigo, no podía negar que la ausencia de la castaña también le entristecía.

Jungkook optó por guardar silencio y se concentró en su desayuno, consciente de que solo contaban con una hora antes de que comenzaran las clases y que debía apresurarse. Sin embargo, mientras masticaba distraídamente, un pensamiento inesperado lo detuvo en seco. Su mente se quedó atrapada en esa idea, haciendo que dejara de comer y se quedara inmóvil.

—Mierda... —murmuró con frustración, girándose hacia su amigo que lo observaba de reojo mientras seguía comiendo su tarta de frutos rojos—. Por culpa de Taehyung, se me olvidó revisar los horarios.

—No te preocupes. Mientras tú te distraías, como siempre y como se supone que no deberías, con Draksser, yo me encargué de copiar el horario. Tenemos Historia de Dragones como primera clase. Más tarde te pasaré el horario para que lo copies.

Jungkook suspiró aliviado, sintiendo cómo la tensión se disipaba al retomar su desayuno con mayor calma. Agradecía sinceramente contar con alguien como Yoongi, que siempre estaba dispuesto a ayudarle cuando más lo necesitaba. Mientras masticaba lentamente, pensó en cómo podría mostrarle su gratitud. Sabía que tendría que esperar el momento adecuado para retribuirle el apoyo, pero estaba decidido a hacerlo cuando tuviera la oportunidad.

Cuando terminaron su desayuno, se dirigieron con paso decidido hacia su primera clase. Jungkook aprovechó el trayecto para observar el bullicio en los pasillos. El flujo constante de alumnos en dirección a sus respectivas clases creaba un ambiente vibrante y lleno de energía. Su mirada buscaba a Lira entre la multitud, con la esperanza de cruzarse con ella antes de que comenzara el día, pero no vio rastro de su amiga. Un suspiro escapó de sus labios, cargado de una ligera decepción, mientras seguía avanzando.

A medida que caminaba, notó a varios estudiantes de cursos superiores. Se distinguían fácilmente por la forma en que se movían con seguridad y el aire de desdén que proyectaban en sus miradas. Algo que solamente la experiencia en la academia podía otorgar.

De repente, su mirada se cruzó con la de Mingyu, quien estaba rodeado por un par de chicos más. Jungkook reconoció a uno de ellos como su Mentályr, Wonwoo, cuyo rostro reflejaba una seriedad imperturbable. La mirada de Mingyu, en contraste, estaba cargada de una intensidad que bordeaba la hostilidad, una fachada que Jungkook sabía era un simple velo para ocultar su verdadera forma de ser.

A medida que se acercaban, Mingyu le hizo un leve gesto con la cabeza, casi imperceptible. Y sin que nadie lo notara, deslizó un pequeño pedazo de papel en la mano de Jungkook justo cuando pasó a su lado. Esto tomó al azabache por sorpresa, pero continuó su camino y guardó la nota en su bolsilla, optando por leerlo una vez que estuviera en el salón.

Cuando finalmente llegaron, entraron al aula con la intención de encontrar un asiento. Sin embargo, su mirada se detuvo de inmediato en Taehyung, que se encontraba recargado contra una de las paredes laterales, con Namjoon a su lado. Los ojos de ambos se encontraron por un breve instante, una tensión palpable en el aire, antes de que Jungkook apartara la vista, esforzándose por ignorar la presencia del otro. No obstante, el peso de esa mirada aún se sentía como una carga mientras avanzaba hacia su asiento. Una vez que se acomodó y volvió a mirar en la dirección del azabache, notó que su atención se había desviado hacia unos chicos que ingresaban al aula y que formaban parte de su escuadrón.

Fue entonces cuando comprendió que Taehyung no hacía más que vigilar al escuadrón, asegurándose de que todos llegaran a tiempo. Después de todo, cada acción de sus integrantes reflejaba el estilo de liderazgo de su comandante. Jungkook asumió que era solo otra de sus actitudes arrogantes, una excusa más para resaltar su rango frente a los demás. Sin embargo, se sorprendió al notar que, en la pared lateral opuesta del aula, se encontraban de igual manera el Aervox del escuadrón cuatro y su Mentályr.

Yoongi se había encargado de recolectar información sobre los demás escuadrones. Su objetivo principal era obtener detalles sobre los altos rangos, pero cualquier información valiosa sobre los demás integrantes también les sería útil.

Gissel Nortem, la comandante del escuadrón cuatro, era una chica bajita originaria de Masghad, que compensaba su estatura con la intensa aura que irradiaba respeto. Se decía que, a pesar de las desventajas que su estatura pudiera sugerir, había superado con creces las expectativas en la prueba de combate, donde su velocidad se había convertido en su mayor fortaleza. Tenía una clasificación media y era portadora de Hidroquinesis draconiana.

Su Mentályr, Clint Resbound, era un joven originario de Rasgiat, cuya apariencia delicada y frágil ocultaba una mente excepcionalmente astuta, capaz de desentrañar incluso los enigmas más complejos. Clint había recibido su formación inicial en la prestigiosa academia de Saets, una institución reconocida por ser el principal bastión del conocimiento en el imperio. La academia no solo se dedicaba a la recolección y preservación del saber, sino también al estudio profundo de la historia, la cultura, el arte, la ciencia y la tecnología imperial. Esta educación le había proporcionado a Clint una comprensión única y profunda de la riqueza intelectual del imperio, convirtiéndolo en un aliado invaluable en cualquier estrategia que requiriera tanto ingenio como conocimiento.

Jungkook podía sentir una intensa tensión en el aula, plenamente consciente de que la academia albergaba personas sumamente capaces. Lo que le inquietaba era no poder definir a simple vista quiénes eran. Sin embargo, confirmar las habilidades de los otros, le generaba un leve terror, pues no podía discernir si esas personas estarían de su lado, en su contra, o si simplemente lo ignorarían por completo.

Seokjin le había dicho que su mejor arma sería la indiferencia. Si lograba aparentar que no le importaba que los demás supieran de su clasificación inferior, podría aprovechar la confusión que esto generaría en sus compañeros.

Aunque le incomodara, Jungkook sabía que su apellido lo situaba automáticamente entre aquellos considerados con alto potencial para alcanzar grandes logros. Por un tiempo, ese prestigio familiar podría servirle como un escudo, protegiéndolo de juicios precipitados. Sin embargo, también era consciente de que esa protección no duraría para siempre. Llegaría un momento en que tendría que demostrar, con sus propias habilidades y esfuerzo, que realmente era capaz de sostenerse por sí mismo dentro de la academia, sin depender del peso de su apellido.

Pronto el aula comenzó a llenarse con más rapidez, Jungkook observó cómo Taehyung y Namjoon fueron los primeros en dirigirse a sus asientos, lo que le confirmó que todos los miembros de su escuadrón ya estaban presentes. Apenas unos minutos después, el Aervox y el Mentályr del escuadrón cuatro también se movieron hacia sus lugares, completando la ocupación del salón.

El silencio que envolvía el lugar en ese momento era opresivo. Jungkook no necesitaba girarse para saber dónde estaba Taehyung; podía sentir su espalda arder bajo la intensidad de la mirada fija que le lanzaba. Si se concentraba lo suficiente, podría casi percibir ese calor como un hilo invisible de fuego que lo mantenía conectado con el otro.

De repente, el maestro ingresó en el aula, y todas las auras imponentes quedaron eclipsadas por su presencia. El ambiente cambió de inmediato; el aire se volvió más ligero, aunque la tensión no desapareció por completo. Los estudiantes, que momentos antes se habían sumido en un silencio cargado y expectante, ahora se reajustaron en sus asientos, susurrando y moviéndose con una mezcla de alivio y nerviosismo. Jungkook, aún sintiendo el calor de la mirada de Taehyung en su espalda, trató de enfocar su atención en el maestro.

El hombre avanzó hacia el frente del aula con pasos firmes y marcados, cada uno resonando con un eco profundo sobre el suelo de piedra. Su presencia era imponente: erguido y de figura alta, su rostro, marcado por surcos de severidad, parecía esculpido en mármol. Vestía un uniforme negro impecable de cazador, ceñido con una precisión casi militar, que denotaba no solo su rango, sino también un orgullo indiscutible.

Cuando finalmente se detuvo frente a la clase, el silencio se volvió aún más palpable. Con una mirada que parecía perforar a cada estudiante, el maestro tomó un profundo respiro antes de hablar, su voz emergiendo con una frialdad cortante.

—He de creer que su presencia aquí indica que están capacitados para cumplir con las exigencias del curso. Si creen que el hecho de que esta clase sea de Historia de Dragones les dará un margen para menospreciar su importancia, se equivocan gravemente. No se engañen; el conocimiento de la historia y la comprensión profunda de estas criaturas son fundamentales para la guerra que va a enfrentar allá afuera. Este curso no es una simple acumulación de datos, sino una preparación estratégica para la batalla.

»Mi paciencia es escasa, y mi tolerancia, aún menor. Aquí, cada uno de ustedes será evaluado no solo por sus habilidades, sino por su capacidad para soportar la presión y el desafío. No voy a tolerar ni la más mínima falta de compromiso. Si no están preparados para darlo todo, mejor que se vayan ahora mismo.

Su mirada barrió la sala, deteniéndose brevemente en cada uno de los estudiantes como si estuviera evaluando su potencial y su determinación. La frialdad de sus palabras era como un peso adicional sobre los hombros de los jóvenes, la hostilidad en su voz creando una atmósfera cargada de expectación y miedo. Cada palabra parecía un desafío, una prueba silenciosa de la tenacidad y el compromiso de los presentes, y Jungkook sintió que la tensión en la sala se agudizaba, la presencia de Taehyung casi se desvanecía bajo la intensidad del maestro.

Nadie se atrevió a decir palabra una vez que el maestro inició la clase. El aula se sumió en un silencio casi reverencial, roto únicamente por el susurro de las plumas deslizándose sobre los pergaminos. En algún momento, durante el transcurso de la lección, Yoongi, notando que Jungkook no estaba tomando apuntes, le hizo una señal discreta señalando hacia su pergamino vacío.

—Me sirve más memorizarlo todo y luego escribir solo lo más relevante —murmuró el azabache, asegurándose de que solo su amigo pudiera oírlo, sin apartar la vista ni un instante de las palabras y movimientos del maestro mientras desarrollaba la lección.

Yoongi se sorprendió, considerando que podría ser una exageración por parte de Jungkook, dado que la cantidad de información que el maestro estaba transmitiendo parecía imposible de memorizar. Incluso para alguien como él, apasionado por la recopilación de datos, sería un desafío formidable. Sin embargo, la mirada de su amigo denotaba una concentración absoluta. Sus pupilas se movían en sincronía con los gestos del maestro, como si estuvieran grabando cada acción y palabra con una precisión inusitada.

El tiempo avanzó rápidamente, y pronto la clase llegó a su fin cuando el maestro asignó un par de tareas. Tan pronto como él se retiró del aula, la tensión se disipó como por arte de magia, y los murmullos comenzaron a llenar el espacio, inundando la sala con un bullicio de conversaciones y comentarios aliviados.

—¿Esto es una maldita broma? No puede ser posible que hayas memorizado todo lo que el maestro explicó en dos horas —declaró Yoongi con escepticismo, mirando a Jungkook con una seriedad inmutable.

El azabache abrió los ojos con sorpresa ante la acusación, pero tras un par de parpadeos, su expresión se relajó.

—No es una broma —respondió, y con un tono casi mecánico comenzó a recitar—: Desde la creación del mundo han existido seis tipos de clasificaciones de dragones: Tierra, Aire, Fuego, Hierbas, Agua y Hielo, conocido solamente en el Dragón Ancestral. Estos dragones coexistieron en armonía, y cada uno poseía habilidades únicas que eran esenciales para el equilibrio del ecosistema dracónico.

—¿En serio estás recitando la lección? —cuestiono Yoongi, sumamente asombrado.

Los Dragones de Tierra eran conocidos por su resistencia y su capacidad para manipular el suelo y las rocas. Los Dragones de Aire dominaban los vientos y las tormentas. Los Dragones de Fuego eran famosos por su habilidad para controlar el fuego y el calor. Los de Hierbas podían influir en la flora y el crecimiento de plantas. Los Dragones de Agua controlaban ríos y océanos. Y el Dragón Ancestral, el de Hielo, era una entidad mítica que solo se conoció a través de leyendas y registros antiguos.

Mientras hablaba, Jungkook se movía con una precisión casi coreográfica, sus manos y su cuerpo siguiendo los gestos del maestro al momento de explicar la lección con una sincronización impecable. Era como si Jungkook no solo estuviera recitando el contenido, sino que estuviera realizando una interpretación viviente de la lección, capturando la esencia del discurso del maestro con una perfección casi inquietante.

—¡Eso es impresionante! —exclamó Yoongi con entusiasmo, lo que hizo que Jungkook interrumpiera su monólogo y esbozara una sonrisa tranquila—. Eres realmente un prodigio de inteligencia.

Jungkook sintió una calidez reconfortante expandirse en su pecho. Siempre había sabido que tenía una habilidad especial para memorizar, pero nunca había tenido la oportunidad de demostrarlo. En casa, lo único que solía memorizar era la lista de compras que su abuela le enviaba a hacer a la ciudad.

Antes de que pudiera articular palabra, una presencia se hizo evidente frente a él, forzando su mirada a desviarse hacia el intruso. Era un chico rubio que había visto antes; uno de los que formaban parte del equipo de logística. Recordaba su nombre, Jimin Park.

—¿Necesitas algo? —preguntó Jungkook, al notar que el otro permanecía en silencio. La pregunta pareció hacerlo reaccionar, y pronto una tenue sonrisa iluminó el rostro del rubio.

—El Aervox Draksser me ha designado como líder de equipo. Así que vengo a informarte que como parte de nuestras responsabilidades, debemos ir al almacén para presentarnos y registrar nuestros datos con el encargado. Dado que nuestro rol es crucial para el abastecimiento de suministros destinados a las misiones, es esencial que formalicemos nuestra alta.

Inmediatamente, su mirada siguió el hilo de calor hasta encontrarse con la de Taehyung, que ya lo estaba observando desde la distancia. Sus ojos oscuros destilaban una burla casi palpable, con el destello rojo en sus pupilas intensificándose, claramente complacido por hacer sentir inferior a Jungkook. Los labios de Taehyung se curvaron ligeramente en una sonrisa de desdén, antes de que se diera la vuelta y abandonara el aula.

Mientras avanzaban por los pasillos, Jungkook luchaba por mantener sus pensamientos de lado, aquellos que susurraban cruelmente que Taehyung estaba disfrutando cada instante de hacerle sentir insignificante. Tampoco es que esperara otra cosa; ya debería haberse acostumbrado a que Taehyung aprovecharía cada oportunidad para hacerlo sentir inferior. Además, no deseaba la responsabilidad de ser líder de equipo. Estaba bien siguiendo las indicaciones de alguien más. Después de todo, no planeaba quedarse mucho tiempo en este escuadrón.

Observó a los dos chicos que caminaban frente a él, consciente de que esta era la oportunidad perfecta para empezar a forjar alianzas. Sin embargo, las palabras se le resistían, y no encontraba la manera de iniciar una conversación. Jungkook nunca había sido especialmente sociable, algo que había elegido conscientemente, pero debía admitir que la idea de hablar con los demás le ponía un poco nervioso. No es que fuera tímido; más bien, era una barrera que él mismo se había impuesto y que ahora necesitaba derribar. Sabía que era crucial dejar esas inquietudes de lado y dar el primer paso.

Jimin parecía mucho más accesible en comparación con Ethan, quien había mantenido una seriedad impenetrable todo el tiempo. Jungkook evaluó sus opciones para entablar conversación, pero pronto se dio cuenta de que lo único que compartían en común era estar en la academia y tener el mismo rango. No sabía por qué habían sido asignados al equipo de logística, y no quería arriesgarse a decir algo inapropiado. Necesitaba más información antes de actuar. Tal vez debería cambiar de estrategia y sugerirle a Yoongi que comenzara a investigar a las personas de su propio escuadrón primero.

—Es por aquí —indicó el rubio, girando por un pasillo que daba hacia unas escaleras que descendían hacia una enorme puerta de madera.

Al llegar a la puerta, Jimin dio un par de toques rápidos, y tras recibir la autorización desde el interior, ingresaron a la sala. Jungkook lo siguió, sintiendo una leve tensión en el aire. Apenas cruzó el umbral, su mirada se detuvo en cada rincón del lugar, sorprendido por lo que veía. La sala era mucho más amplia de lo que había aparentado desde afuera, casi como si desafiara las leyes del espacio. Las paredes de piedra y los altos techos abovedados contribuían a la sensación de amplitud, mientras que las antorchas encajadas en las paredes proyectaban una luz cálida y parpadeante, creando un ambiente enigmático.

El almacén estaba repleto de estantes que se extendían de un lado a otro, cargados con una gran variedad de recursos. Jungkook observó cómo los estantes contenían no solo armas y equipos, sino también provisiones de alimentos, artefactos mágicos y numerosos elementos necesarios para misiones de caza y supervivencia. Había frascos con ingredientes misteriosos, herramientas de precisión y mapas detallados de terrenos desconocidos. Al fondo, más filas de estantes se perdían en la oscuridad, lo que hacía que Jungkook no pudiera discernir la extensión total de la sala. Todo estaba organizado meticulosamente, con etiquetas en pergamino que indicaban desde lo común y cotidiano hasta lo raro y extraordinario.

—Buen día, soy Jimin Park, líder del equipo de logística del Escuadrón Tres. Hemos venido a registrarnos, ya que nuestro Aervox nos indicó que debíamos presentarnos directamente con usted —explicó el rubio con un tono firme y respetuoso. La mujer, al escuchar la presentación, dirigió su mirada hacia los tres chicos, enfocándose un poco más en Jungkook, con una expresión de evaluación y curiosidad a la que el azabache ya estaba acostumbrado.

La mujer asintió lentamente, sus ojos continuando con su escrutinio sobre Jungkook antes de dirigirse a los demás. Con un gesto deliberado, hizo un movimiento hacia una mesa cercana, donde había varios documentos y un libro grande.

—Tienen que llenar y firmar estos formularios —indicó la mayor, señalando aquel libro de registro en la mesa. Luego, extendió un pergamino adicional exclusivamente hacia Jimin—. Tú, como líder de equipo, deberás completar este documento adicional.

El rubio asintió, tomando el papel que la mujer extendía hacia él.

—El libro de registro es para documentar quiénes serán los encargados de recoger las provisiones para las pruebas y misiones. Asegúrense de anotar claramente sus nombres. El pergamino adicional es para que tú, como líder de equipo, especifiques la distribución de las responsabilidades dentro del escuadrón. Supongo que ya has establecido estos detalles con tu Aervox.

—Sí, ya hemos discutido la distribución de responsabilidades.

Jungkook no pudo evitar preguntarse cuándo Jimin y Taehyung se habían reunido para discutir estos asuntos. Aunque sabía que no debía importarle las interacciones de Draksser con los demás, una extraña incomodidad empezó a arder en su estómago y se extendió por todo su cuerpo. Intentó apartar esos pensamientos de su mente, concentrándose en completar sus datos para poder salir de allí cuanto antes.

Una vez que todos terminaron de llenar los formularios, los entregaron a la encargada, quien los revisó minuciosamente antes de asentir con aprobación.

—Todo parece estar en orden. A partir de ahora, podrán acceder a las provisiones según lo necesiten para las pruebas y misiones.

Los tres chicos asintieron, murmurando un agradecimiento antes de dar media vuelta y salir. Jungkook no sabía en qué debería enfocarse en ese momento, si en la intensidad de la mirada de la encargada, que parecía perforarlo, o el ardor que le recorría el cuerpo como un fuego incesante. Expulsó el aire en un suspiro pesado, como si intentara liberar parte de la tensión que lo consumía, y reanudó su marcha. Apenas había avanzado unos metros cuando sintió la presencia de Jimin junto a él. Al girar la cabeza ligeramente, vio que el rubio le dirigía una sonrisa tenue.

—Les explicaré mientras volvemos, así no perdemos tiempo; la próxima clase está a punto de comenzar. Como ya saben, nuestra tarea es asegurarnos de que todos los suministros que el escuadrón necesite estén listos. Esto es especialmente crucial durante las pruebas oficiales. Sin embargo, hay ocasiones en las que el Aervox, si lo considera necesario, puede organizar pruebas de entrenamiento para el escuadrón. En esos casos, también es nuestra responsabilidad anticiparnos a lo que se pueda requerir y tener todo preparado.

»Ethan será el encargado de suministros. Serás responsable de recibir, almacenar y organizar todos los materiales necesarios para las operaciones. Tu responsabilidad incluye la distribución de los suministros de manera eficiente, asegurando la reposición a tiempo y controlando la calidad para que cumplan con los estándares requeridos.

—Está bien —respondió el otro, sin más. Jungkook no terminaba de decidir si el chico era alguien de pocas palabras o si había algo peculiar en su actitud.

—Jungkook, estarás a cargo del equipo. Serás responsable del mantenimiento regular y la preparación tanto del equipo de magia como del armamento, asegurándote de que todo esté en perfectas condiciones antes de cada operación. Además, llevarás un inventario detallado y deberás reportar cualquier daño o pérdida. También te encargarás de proporcionar capacitación a los miembros del escuadrón sobre el uso adecuado de cada equipo, por lo que tendrás que aprender su funcionamiento a fondo. Todo esto lo verás en la clase de Introducción a las Armas.

Bueno, por lo menos no le había tocado una responsabilidad desagradable. Jungkook siempre había tenido una pasión por aprender cosas nuevas, por lo que comprender el funcionamiento del armamento no representaría un desafío complicado para él.

—Aunque como líder de equipo tengo otras responsabilidades más exigentes, también estoy aquí para supervisarlos y apoyarlos en todo lo que necesiten. Así que, no duden en acudir a mí si requieren asistencia.

—De acuerdo. Gracias, Jimin —dijo Jungkook, asintiendo y devolviendo la sonrisa que el rubio le ofreció.

Jungkook experimentó un alivio profundo al cruzar el umbral del salón de clases. Pero, al igual que la primera vez, la figura de Taehyung se erguía imponente, observando con una atención casi implacable a cada miembro del escuadrón que entraba. Verlo provocó que el malestar en su interior resurgiera de inmediato, obligándolo a evitar su mirada, a pesar de la intensidad con la que sentía que el otro lo observaba.

Se acercó a Yoongi, quien ya estaba sentado, y tomó asiento a su lado. Al acomodarse en la silla, soltó un profundo suspiro, cerrando los ojos en un intento de ignorar la presencia del calor abrasador que amenazaba con consumirlo.

—¿Está todo bien? —preguntó Yoongi, notando la inquietud en su amigo.

—Sí, solo me informaron sobre mis responsabilidades dentro del equipo. Luego te contaré, no te preocupes —abrió los ojos, se giró hacia su amigo y le dedicó una sonrisa.

Yoongi lo observó en silencio por un momento, y, siendo tan comprensivo como siempre, simplemente asintió, sin hacer más preguntas. Jungkook realmente lo agradeció; el malestar que invadía su interior solo lograba irritarlo aún más. Cerró los ojos nuevamente y metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón. De repente, sus dedos tocaron un pedazo de papel en uno de ellos, recordándole la nota que Mingyu le había entregado.

Había olvidado leerla durante su primera clase, así que la desdobló con curiosidad. Una leve sonrisa asomó en su rostro mientras sus ojos recorrían las palabras escritas en el papel.

No olvides que tu mayor fortaleza es ser tú mismo. Espero que pronto podamos volver a ver las estrellas juntos. Tú las del cielo, y yo la de tus ojos.

Un profundo sentimiento de calma llenó su interior, pero fue esa misma serenidad la que intensificó el calor que sentía dentro de su cuerpo. Mientras la tranquilidad lo envolvía, el malestar físico se hacía más agudo. A pesar de la incomodidad, Jungkook optó por concentrarse en la paz que lo rodeaba, ignorando el creciente calor y la intensa mirada que no dejaba de quemar su espalda.

El resto del día transcurrió con tranquilidad, aunque no pudo evitar la incomodidad de tener que ignorar la intensa mirada de Taehyung que lo había seguido todo el día. Finalmente había llegado la hora de la cena, y esperaba tener la oportunidad de hablar con Lira. Habían compartido dos clases ese día, pero apenas lograron intercambiar palabras. Aún estaba adaptándose a su nuevo cargo como Aervox, así que tal vez seguirían en esa situación hasta que pudiera acostumbrarse completamente.

Yoongi también se mostraba visiblemente irritado por no poder hablar ella de la manera en que estaba acostumbrado. Aunque Jungkook lo notó más tranquilo durante el entrenamiento, atribuyó esa calma a la influencia de Seokjin, cuya presencia parecía captar toda su atención. Sin embargo, esa aparente tranquilidad se desvaneció por completo durante la última clase. La presencia de Hoseok, uno de los amigos de Taehyung, con su evidente fascinación por Yoongi, lo alteraba profundamente cada vez que se le acercaba.

Su amigo evitaba hablar de cómo lo había conocido, limitándose a decir que se arrepentía de haber sido tan ingenuo, mientras se dedicaba a lanzar insultos hacia el moreno. Jungkook decidió que lo mejor sería no insistir; confiaba en que Yoongi le contaría cuando estuviera listo para hacerlo.

En ese momento, Jungkook ya había terminado de cenar y aprovechaba para escribir sus apuntes mientras Yoongi terminaba de comer. Había sido un día especialmente interesante, y la cantidad de cosas nuevas que había aprendido lo tenía completamente fascinado. Durante las clases, había optado por no tomar notas, ya que temía perderse algún detalle importante. Para él, el aprendizaje no se limitaba solo a las palabras que el maestro pronunciaba; siempre había creído que había un conocimiento más profundo en las expresiones, los gestos y los movimientos sutiles del instructor. Estas señales, pensaba, a menudo revelaban matices que las palabras no podían capturar.

Por eso, prefería concentrarse por completo en la clase, absorbiendo cada fragmento de información de manera activa. Solo después, cuando tuviera un momento de tranquilidad, se dedicaría a escribir sus propios apuntes. No solo se limitaría a transcribir lo que recordaba, sino que reflexionaría sobre lo aprendido, seleccionando cuidadosamente lo más relevante y dándole una interpretación personal que considerara más adecuada. Este método le permitía no solo recordar la información, sino también interiorizarla y hacerla suya, asegurándose de que cada lección se integrara profundamente en su comprensión.

—Me alegra haberlos encontrado todavía —escuchó de repente la voz de Lira, lo que lo hizo volver en sí y alzar la mirada hacia la castaña—. Joder, ha sido un día de mierda con tantas responsabilidades, lamento que no hayamos podido hablar más.

—Descuida, seguro que aun necesitas adaptarte a muchas cosas. No te preocupes, fue un día tranquilo —respondió Jungkook con un sonrisa que suavizó la mirada de su amiga.

—Yo ni siquiera noté tu ausencia —intervino Yoongi con calma, más concentrado en terminar su pan de arándanos. Sin embargo, a pesar de sus palabras, Jungkook notó cómo su expresión se suavizó y la tensión que lo rodeaba desapareció.

Lira conocía demasiado bien a su mejor amigo, por lo que las palabras de este no le afectaron en absoluto. Al contrario, esbozó una suave sonrisa y sus ojos brillaron con un toque de cariño.

—También te extrañé —murmuró con suavidad, lo que hizo que una ligera sonrisa curvara los labios del castaño.

—¿Y quién es este? —preguntó Yoongi en cambio, alzando la mirada cuando finalmente terminó con su pan.

—Oh, cierto. Este es mi Mentályr, Eunwoo Krixor. Ya les había hablado de él.

Jungkook llevó su mirada hacia el mencionado. Era un chico considerablemente alto, con una presencia que captaba la atención de inmediato. Su cabello oscuro estaba cuidadosamente peinado, resaltando su rostro con rasgos elegantes y perfectamente definidos. Sus ojos, profundos y llenos de una mezcla de confianza y amabilidad, parecían observarlo con interés. Su porte y forma de moverse reflejaban una elegancia natural y una seguridad serena. Jungkook no pudo evitar encontrarlo sumamente atractivo, inclusive Yoongi se había quedado observándolo fijamente.

Lira observó a sus amigos y, con un gesto de exasperación, puso los ojos en blanco antes de soltar un profundo suspiro y volverse hacia su Mentályr.

—Ellos son los amigos de los que te hablé. Él es Yoongi, mi mejor amigo, y él...

—Jungkook Xaldir, ¿cierto? —interrumpió Eunwoo, su mirada todavía se encontraba fija en el azabache quien le asintió en respuesta—. Lira me habló un poco de tu situación.

Jungkook no necesitó preguntar a qué situación se refería; la mirada de Eunwoo le transmitió una comprensión profunda, algo que nadie le había ofrecido antes. Era evidente que, siendo el hermano menor del comandante de la región de Morbyl, entendía perfectamente la carga que significaba vivir a la sombra de alguien más. Si bien para Jungkook tener a Susan como tía implicaba cierta presión, imaginó que Eunwoo enfrentaba desafíos aún más complejos, soportando comparaciones interminables y la pesada expectativa de estar a la altura de su hermano mayor.

Había cierta soledad en la lucha de ambos, pero en la mirada del otro encontraron una comprensión tácita que les brindó un profundo alivio, al darse cuenta de que no estaban solos.

—También me enteré de la injusticia respecto a tu rol en el escuadrón. Si te sirve de consuelo, deberías saber que mucha gente cree que fue un desperdicio de talento.

Los ojos de Jungkook se abrieron con sorpresa ante las palabras de Eunwoo. La revelación sí le ofreció una inesperada sensación de calma, ya que nunca habría imaginado que hubiera personas dispuestas a cuestionar las decisiones de Taehyung. La idea de que su potencial no había pasado completamente desapercibido y que había quienes podían ver más allá de las crueles decisiones de su comandante le brindó un consuelo inesperado.

—Gracias por decirlo —dijo finalmente, su voz cargada de sincero aprecio—. No es fácil aceptar que las cosas no salen como uno espera, pero saber que hay personas que reconocen lo que uno puede aportar... eso cambia la perspectiva.

Eunwoo sonrió con comprensión, asintiendo en señal de acuerdo.

—A veces, es justo eso lo que necesitamos, saber que hay alguien que ve más allá de las decisiones y los errores. Por eso esperaba decirte en persona que tienes mi apoyo, vamos a demostrar de lo que somos capaces.

Jungkook sintió una oleada de gratitud al escuchar las palabras del contrario. La sinceridad en su tono y la comprensión en ellas le hizo sonreír genuinamente.

—Gracias, Mentályr Krixor.

—Te dije que era muy agradable —mencionó Lira de repente, y sus palabras hicieron que la sonrisa del azabache se ampliara aún más.

—Estoy de acuerdo.

—Ha sido un verdadero placer conocerlos a ambos. Lira me ha hablado mucho de ustedes, especialmente de ti, Yoongi —declaró con una sonrisa dirigida al castaño, quien al escuchar eso entrecerró los ojos y observó a su amiga.

—Espero que no estés diciendo tonterías... —se detuvo un momento, pensativo—. No, en realidad, estoy seguro de que lo estás haciendo —confirmó, volviendo su mirada hacia Eunwoo—. No le creas nada de lo que dice.

Eunwoo esbozó una sonrisa divertida, mientras Lira abría los ojos con una falsa expresión de ofensa.

—¡Solo he dicho verdades! —se defendió, frunciendo ligeramente el ceño mientras cruzaba los brazos.

—Justamente, me preocupa tu versión de lo que consideras verdad —aclaró Yoongi, con un ligero tono de fastidio en su voz, negando con la cabeza y colocando los ojos en blanco.

—¿Me estás diciendo mentirosa? —exclamó Lira con incredulidad.

—Ellos siempre son así —comentó Jungkook de repente, dirigiéndose a Eunwoo, quien observaba la interacción con una mirada divertida.

—Ya veo —murmuró, esbozando una tenue sonrisa—. No quisiera interrumpir, pero pronto tenemos una reunión, Aervox Grilt.

Lira se giró hacia él, suspirando ligeramente antes de asentir con seriedad.

—Está bien —dijo, volviendo la mirada hacia sus amigos—. Tenemos que irnos, pero los veré mañana. ¿De acuerdo?

—Más te vale —respondió Yoongi sin verla, en un suave murmuró que suavizó la mirada de la castaña—. Anda, tienes responsabilidades que cumplir.

—Nos veremos luego. Fue un gusto conocerte, Eunwoo —dijo Jungkook, despidiéndose con una sonrisa cálida.

Eunwoo respondió de igual manera con una sonrisa antes de levantarse junto a Lira, y ambos se dirigieron hacia la salida del comedor. Jungkook los siguió con la mirada hasta que se perdieron entre la multitud de estudiantes y finalmente se desvanecieron en el pasillo.

De vuelta en la mesa, Jungkook observó a Yoongi, quien parecía mucho más relajado ahora que había tenido la oportunidad de conversar con su mejor amiga. La tensión en su rostro se había disipado, reemplazada por una expresión de calma.

—Deberíamos irnos también, terminaré mis apuntes en la habitación.

—Parece que llego justo a tiempo. —Jungkook se giró, sonriendo ligeramente cuando se encontró a Mingyu frente a él—. Tengo una reunión en un rato, y fue todo un desafío escaparme de mi Mentályr para encontrarte. Me encantaría acompañarte hasta tu habitación, así la reprimenda que me espera tendrá al menos una buena razón.

Las palabras de Mingyu hicieron que la sonrisa de Jungkook se ampliara. Él se volvió hacia Yoongi, buscando su reacción, levantando una ceja en señal de pregunta. La expresión de su amigo se suavizó, y asintió con un gesto que indicaba que no tenía problema alguno con eso.

—No te preocupes, tengo algo que hacer antes. Nos veremos en la habitación —respondió Yoongi, mientras recogía sus cosas y se colgaba la mochila al hombro.

Jungkook lo siguió con la vista mientras se alejaba, y luego se volvió hacia Mingyu, que lo miraba fijamente.

—¿Nos vamos? —preguntó Jungkook con una sonrisa coqueta. Mingyu correspondió con una sonrisa similar, asintiendo y moviéndose a un lado para dejarlo pasar primero.

El menor se levantó de su asiento y comenzó a caminar hacia la salida, con Mingyu siguiéndolo de cerca. El pasillo estaba algo concurrido luego de que las clases terminaran, por lo que tuvieron que abrirse paso entre la multitud. No fue hasta que giraron hacia un pasillo más tranquilo, libre del bullicio, que pudieron reducir su ritmo y respirar más cómodamente.

—¿Qué tal te fue hoy? —preguntó Mingyu, mirando a Jungkook con interés.

—Fue un día relativamente tranquilo, aunque creo que lo más pesado de las clases son los maestros. ¿Es realmente necesario que todos sean cazadores? —preguntó con exasperación, frunciendo ligeramente los labios en un puchero que hizo sonreír al mayor.

—Lo entiendo, realmente. A veces me pregunto si no podrían ser un poco más flexibles. Aunque, supongo que lo que realmente les preocupa es reafirmar su autoridad.

—Sí, eso parece. Siento como si estuviéramos aquí solamente para cumplir con sus expectativas, en lugar de aprender realmente algo útil.

—Ya, pero estoy seguro de que no tendrás problema en cumplir con sus expectativas. Eres tan inteligente que resulta casi cómico escuchar que te quejes. ¿No te parece un poco injusto? —declaró Mingyu con diversión, dándole un leve toque en el mentón con el índice.

Jungkook sonrió ligeramente, sintiendo cómo sus mejillas se sonrojaban con un tenue matiz rosado.

—Creo que tienes más fe en mí de la que yo mismo tengo —dijo con diversión, negando con la cabeza.

—Eso no cambia el hecho de que eres realmente capaz.

—Oh, ya basta —se quejó Jungkook, sonrojándose—. Estás siendo demasiado encantador hoy. Empezando por la nota que me diste esta mañana.

—Me preocupa que puedas olvidarte de que puedes lograr lo que te propongas —respondió con suavidad, deteniendo su paso al llegar finalmente a la entrada del ala donde se encontraban las habitaciones del primer curso.

Jungkook se detuvo frente a él, frunciendo el ceño mientras un evidente sonrojo se extendía por sus mejillas y una sonrisa empezaba a asomarse en sus labios.

—Bueno, al menos puedo estar seguro de que no me dejarás olvidarlo —dijo con un toque de coquetería, acercándose un paso más y elevando la mirada para encontrarse con sus ojos—. Gracias por acompañarme, Aervox Rastel —murmuró suavemente, poniéndose de puntillas para dejar un delicado beso en la mejilla del otro.

La sensación placentera se disipó con la misma rapidez con la que había llegado. No necesitó escucharlo para sentir que se estaba acercando. El calor que se expandió a lo largo de su cuerpo, envolviéndolo tanto externa como internamente, fue una clara señal de alerta.

—Están estorbando en el camino —declaró Taehyung con frialdad, su expresión cargada de una intensa seriedad. El tono cortante de su voz hizo que Jungkook diera un paso atrás y ambos se volvieran hacia él. Mingyu, al escuchar sus palabras, dejó de sonreír y su expresión se tornó seria—. Parece que tienes mucho tiempo que perder, Aervox Rastel —añadió Taehyung, con un aire de desdén.

—Comandante Draksser —declaró con firmeza Namjoon que venía a su lado, en un claro tono de advertencia. Taehyung giró la cabeza para mirarlo, observándolo por un momento con intensidad antes de volver la mirada hacia Jungkook. Su mandíbula se tensó, como si quisiera decir algo más. No obstante, no lo hizo y simplemente continúo su camino.

La tensión persistió en el ambiente incluso después de que Taehyung y Namjoon se marcharan. Jungkook podía sentir una ardiente incomodidad en su interior. Miró a Mingyu con una expresión de disculpa, y Mingyu le respondió con una leve sonrisa de comprensión.

—Debería irme; mi Mentályr debe estar desesperado buscándome —dijo en tono bromista, intentando aligerar el ambiente y dejar atrás lo sucedido—. Nos vemos luego. Es mi turno de llevarte a ver las estrellas. Gracias por permitirme ver la de tus ojos —añadió, inclinándose para depositar un beso suave en la mejilla del menor.

Jungkook sonrió, sintiendo un ligero cosquilleo en la mejilla por el beso.

—Buenas noches, Aervox Rastel.

Dio un paso atrás y se quedó allí, inmóvil, mientras observaba a Mingyu desaparecer en la esquina del pasillo. La sonrisa que adornaba su rostro se desvaneció de inmediato, dando lugar a una sensación de incomodidad que se expandía por su interior tras el inesperado encuentro con Taehyung. A medida que lo pensaba, no podía evitar sentir que la fortuna le jugaba una mala jugada, forzándolo a cruzarse con Taehyung en los momentos más inoportunos.

Llevó una mano a su pecho y la deslizó lentamente hacia su cuello. El calor palpable en su mano parecía intensificarse, como si estuviera tocando una llama invisible. Cerró los ojos por un momento, intentando calmar la agitación interna que había surgido.

Realmente deseaba fervientemente que, al ignorar lo ocurrido, esa sensación se desvaneciera por completo.

Hola, volví. Necesito que me digan que les pareció el capítulo. He leído varias de sus teorías y me tienen muy sorprendida puesto que algunos de ustedes se han acercado a varios aspectos.🤩 Todavía hay muchas cosas que se vienen, yo personalmente estoy fascinada con el desarrollo del Tekuk uffff.💕

Hasta ahora, ¿quién es su personaje favorito? El mío sin duda Taehyung, es un desgraciado pero lo amo jaja.

¿Creen que Jimin dará problemas más adelante? ¿Qué será lo que Jungkook siente quemar en su interior?  7u7 ahí se los dejo para que le piensen. 

Mi luna, esto como siempre es para ti, te amo. Gracias por motivarme a seguir escribiendo esta historia.💜F

Bueeeeno, volveré pronto. Hasta entonces, manténganse sanos.🌷

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