V E I N T I O C H O

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Luego de varias discusiones y besos mojados. Namjoon y Seokjin se encontraban en la habitación de un motel a oscuras. Seokjin, yacía encima de Namjoon mientras movía sus caderas de atrás hacia adelante. Provocando que los gemidos salieran sin permiso de los labios de Namjoon. El último mencionado, palmeó el trasero de Seokjin para que empezara a saltar, pero este siguió moviéndose como a él le gustaba. Namjoon subió su mano por la espalda de Seokjin hasta dar con su nuca. Empujó la cabeza hacia abajo y él levantó la suya para unir sus labios y entrelazar sus lenguas.

—Eres un desgraciado por hacer un maldito escándalo solo para coger. —le dijo Seokjin y se mordió el labio inferior para empezar a saltar.

—Dejaste de llamarme, pensé que era una aventura... Sigue así... Mmm... —jadeó Namjoon.

—Y lo eras, imbécil. —Seokjin gimió, haciendo que la piel de Namjoon se erizara con solo escucharlo.

Namjoon dejó besos por los hombros de Seokjin y besó su pecho. Alcanzó su cuello y lamió el sudor que brotaba del cuerpo de Seokjin. El último mencionado, gimió fuerte ante el contacto que le hacía sentir Namjoon con solo tocarlo.

Minutos después, habían cambiado de posición. Namjoon embestía a Seokjin con suavidad, mientras hacía que su miembro entrara del todo en él. El último mencionado se agarró de las sabanas cuando sintió el orgasmo visitar su cuerpo y dar pequeños espasmos. Los dos de volvieron unas máquinas de gemidos y jadeos automáticos. Fueron directo al clímax de los calientes que estaban y se corrieron lo más rápido por la excitación que poseía sus cuerpos.

Namjoon cayó al lado de Seokjin en la cama y lo miró.

—Todo esto para solo coger. Te gusta armar un maldito escándalo, Namjoon. —repitió Seokjin, pasándose una mano por la frente.

Namjoon se mordió el labio inferior y soltó un suspiro.

—No dejo de pensar en ti, Seokjin. —dijo.

Seokjin miró al techo y soltó una carcajada.

—No me digas, ¿Te gusto? —dijo Seokjin y lo miró.

Namjoon le sonrió.

—Estás diciendo una locura, Namjoon. —rio Seokjin y se levantó de la cama.

Namjoon vio la espalda desnuda de Seokjin y observó en silencio como se ponía los pantalones y luego la camisa.

—¿Al menos puedo invitarte un trago los fines de semana? —Seokjin dejó de vestirse y dejó caer la cabeza hacia atrás soltando un suspiro. Miró por encima del hombro a Namjoon.

—Eres un hijo malcriado, Namjoon. Soy mayor que tú, deja de provocarme. —dijo Seokjin. —Termina tus estudios y aléjate.

Namjoon suspiró y acarició la espalda de Seokjin.

—¿Puedes educarme? —dijo Namjoon.

Seokjin se levantó de la cama —con los botones de la camisa abierta— se llevó las manos a la cadera y miró a Namjoon, quien estaba enredado en las sabanas.

—¿Me estás pidiendo que me comporte como Min?

Namjoon soltó una carcajada.

—Yo creo que Min sería yo y tú serías Jimin... Bueno, no el Jimin de ahora. —Namjoon apartó las sábanas y también se empezó a vestir.

Se puso el pantalón y abrochó el botón, subió la corredera y se giró para mirar a Seokjin.

—¿Lo tomas o lo dejas? —dijo Namjoon.

Seokjin se abotonó la camisa blanca y se recogió las mangas. Se metió las manos en los bolsillos delanteros del pantalón y se acercó a Namjoon, lo miró de pies a cabeza.

—¿Tener una vida tan asquerosa como la de Min y Park? —dijo Seokjin. —Prefiero morirme, antes de torturar a alguien.

Namjoon ladeó la cabeza y le regaló una sonrisa cínica.

—¿Por qué torturar? Yo hablo de hacerlo donde sea.

—El sexo no te alimenta, Namjoon.

—Soy joven, imbécil. —le dijo. —¿Por qué no puedo experimentar contigo?

Seokjin lo abofeteó.

—Aléjate. Estás advertido. —Namjoon se tocó la mejilla ardiente por la bofetada de Seokjin.

—No me provoques, Seokjin. Sabes de lo que soy capaz.

—De armar un maldito escándalo para llamar mi atención. ¿Qué pasa? ¿Tanto quieres ir a prisión? —Seokjin se alejó de Namjoon, pero este lo atrajo a su cuerpo.

—Edúcame, Seokjin. Enséñame. Castígame y dime que es lo que está bien y mal. —dijo Namjoon con sus ojos cristalizados.

Seokjin lo miró a los ojos y pasó su mano a la nuca de Namjoon, lo atrajo hacia él y lo besó con rudeza. Namjoon cerró sus ojos automáticamente. Seokjin lo estaba llevando a la locura. El ultimo mencionado giró la cabeza del menor para tener más paso en sus labios y así introducir su lengua y jugar con la de él. Con su mano libre pegó a Namjoon a su cuerpo y le mordió el labio inferior para llegar a un beso lento y algo húmedo. La respiración del último mencionado se aceleró al sentir como su cuerpo entraba en calor y como su miembro se levantaba de nuevo. Seokjin se separó de Namjoon.

—Solo sexo, ¿De acuerdo? —le susurró Seokjin y abrió la puerta de la habitación para irse antes de que Namjoon le pudiera decir algo.

Namjoon lo vio irse y cerrar la puerta detrás de él. Bajó la mirada a sus pies y caminó hacia la cama en la que había estado con él hace poco. Se arrodilló ante ella y recogió el arma. La guardó en su pantalón, se puso la camisa y se miró al espejo de la habitación. Ladeó la cabeza y sonrió de la manera más falsa que podía. Se mordió el labio inferior.

—Un niño malcriado siempre querrá tener alguien que lo eduque... —habló con su propio reflejo. —Pero, el niño malcriado quiere educarlo. Mmm, Kim Seokjin, serás mío. —dicho eso, estampó su puño en el espejo con fuerza, haciendo que el vidrio se rompiera en varios pedazos y lastimara sus nudillos.

Namjoon miró la poca sangre que brotaba de las cortadas en sus nudillos y sonrió. La limpió con agua y fue ahí cuando en el lavamanos, justo a la izquierda algo brillante llamó su atención. Él arrugó el ceño al ver que se trataba de un anillo plateado. Namjoon estiró su brazo y con su mano alcanzó el anillo. Lo observó en sus dedos por unos segundos hasta que vio unas iniciales grabadas en el.

—M.Y —leyó. —¿Min Yoongi? —rio Namjoon. —Debió dejarlo aquí. —lo guardó en su bolsillo.

Pero lo que en realidad Namjoon no sabía era que ese maldito anillo solo aparecía cuando se avecinaba un horrible suceso o incluso una muerte. Pero, Namjoon se lo guardó. Se llevó al causante de toda esta tragedia. ¿Para qué? Para empezar un nuevo sufrimiento y un nuevo infierno.

Cogió todas sus pertenencias y antes de salir de aquella habitación de motel. Le dio un último vistazo y para su sorpresa se encontró con algo escrito en la pared. Namjoon arrugó el ceño y se acercó. Pues solo se veía una parte de la palabra completa, así que tocó la pared con la esperanza de que el papel se retirara de la pintura. Pero no. Entonces lo rasgó. Rasgó y rasgó el papel fuera de la pintura para quedarse atónito con las palabras escritas en marcador negro.

Namjoon dio un paso hacia atrás y pasó saliva. Fue ahí cuando sintió los rápidos latidos de su corazón y como su respiración se agitaba.

—Maldita sea, Min Yoongi. ¿Qué mierda estás haciendo? —dijo Namjoon y salió corriendo de la habitación.

Mientras corría por el pasillo, bajó las escaleras con rapidez llegando al primer piso. Pero para su desgracia se encontró con la escena del recepcionista muerto y un poco de sangre salpicada en las paredes. Namjoon pasó saliva y miró a todos lados en busca de él. Sí, porque sabía que era Min Yoongi.

De su pantalón sacó el arma y la cargó. La luz del lugar se cortó y fue ahí cuando Namjoon dejó de respirar. Escuchó con atención cada ruido. Pisada, cristal roto y un arma siendo cargada. Le taparon la boca y le quitaron el arma. Lamieron su cuello con lentitud provocando que su piel se erizara y su cuerpo diera un escalofrío.

—Aléjate de él. De nosotros... —susurró la voz que menos esperaba escuchar. —No sabes con quién te estás metiendo, Namjoon. —soltó una risita escalofriante en la oreja de Namjoon.

Apartaron la mano de su boca y Namjoon se alejó. Entrecerró los ojos para jugar con las siluetas en la oscuridad de quienes lo acompañaban. Eran tres. Tres hombres. Tres sonrisas macabras. Tres infiernos diferentes y entre esos tres, estaba el que menos pensaba él.

—¿Desde cuándo has estado con ellos? —preguntó Namjoon.

—¿Cuándo no he estado con ellos, Namjoon? —respondió Seokjin con una risa algo cínica.

—¿Por qué mierda crees que nunca he estado en la cárcel, imbécil? —habló Yoongi.

El sonido de un mensaje entrante llamó la atención de Seokjin. Sacó el teléfono de su bolsillo y la luz de la pantalla iluminó su rostro, haciendo que el vello corporal de Namjoon se volviera a levantar por la extraña sonrisa que Seokjin dio al ver el teléfono.

—Tienen que irse. —dijo Seokjin mirando a Yoongi.

Este último miró a Taehyung quien se dirigió a salir del motel. Seokjin miró de nuevo a Namjoon y este solo dio un paso hacia atrás.

—¿Vienen tus compañeros? —preguntó Yoongi.

—Al parecer alguien llamó a avisar de ustedes. —los dos mantuvieron la mirada fija en Namjoon.

—¡Vaya! Veo que el imbécil que eras antes dejó de existir. ¿No, Namjoon? Ya no te metes en problemas y donde no te llaman. ¿Qué te pasó? ¿Seokjin te educó? —se burló Yoongi.

Los había estado escuchando o Seokjin le dijo todo. Una de dos.

—Vete ahora, Min. Ya vienen y sabes que mi hermana te odia por lo de la muerte de papá. —Yoongi rio.

—¿Aun no entiendo cómo es tú no me odias?

—Mi padre era un hijo de puta, merecía morir. —suspiró Seokjin. —Lárgate, ahora.

Yoongi miró a Namjoon y caminó hacia él, le rozó el hombro y salió del motel dejándolo a solas con Seokjin. Namjoon apretó los puños y la mandíbula. Seokjin guardó el teléfono y caminó hacia él. Le acarició la mejilla y bajó su toque a los labios de Namjoon.

—¿Por qué con ellos, Seokjin? —susurró Namjoon. —Se supone que eres el que hace el bien, ¿Qué mierda te paso?

Seokjin rio.

—Y hace poco me pedías ser como ellos. ¿Quién mierda entienda a esta estúpida sociedad? —se alejó de Namjoon. —¿Soy el farsante? ¿No? Mi trabajo es engañar a todos. —rio Seokjin y caminó fuera del motel, dejando a Namjoon en una especie de shock.

El tiempo pareció detenerse. Pues Namjoon lo sintió así. Recordó aquello que leyó en la habitación, mientras veía algunos policías entrar y lo azotaban con un bolillo en las piernas para que él cayera. Namjoon estaba sumergido en sus pensamientos, tratando de buscar la respuesta de su duda.

"Cuando no haya más espacio en el infierno los muertos caminaran sobre la tierra"

El anillo. Las iniciales. Taehyung, Yoongi. Muertes, aliados. Jimin. Sangre, armas. Nuevos herederos. ¿Qué se venía? ¿Qué?

Namjoon recordó aquello y miró a la salida del motel. Le estamparon la cara contra el pavimento y él no seguía sin apartar la mirada por el lugar en el que se había ido Seokjin. ¿Con quién mierda se había metido? 













































Jimin marcó por quinta vez el número de Jungkook y otra vez lo enviaba a buzón. Jimin, entre lágrimas. Cojeaba, con los pies ensangrentados por la calle. Bocinas de autos lo llamaban para que él se detuviera y al menos lo ayudarán. Pero, él seguía y seguía. Le gustaba sentir el ardor en sus pies, rostro y cuerpo.

Marcó el número de Seokjin, pero también se iba a buzón. Obtuvo el número de Min en pantalla, pero para qué llamarlo si estaba muerto, ¿No?

Jimin siguió caminando, mientras arrastraba su pie por toda la calle. Las lágrimas volvieron a inundar sus ojos y a nublar su vista. Pero, aun así, siguió caminando. Su pecho dolía tanto, que jugaba con su respiración. Sentía que pronto se iba a desmayar o solamente sus piernas fallaron y quedara tendido en el suelo a llorar y llorar. Sí, aún estaba enamorado de Min Yoongi. Valiéndole mierda si era o no su hermano. Si era su familia, Jimin solo quería de su atención y amor. ¿Por qué Yoongi no le podía dar la mínima pizca, aunque sea mentira? Porqué Min Yoongi no sabe que es ese repugnante—así le llama él— sentimiento.

Las piernas de Jimin fallaron y cayó contra el pavimento de la carretera. En otro el centro, mientras pasaba uno que otro auto y tenía que girar el volante si no querían aplastarlo. Pero, Jimin en ese momento, quería que un maldito auto acabara con su vida. Ya que desde un principio debió ser así. Jimin debió morir la noche que Yoongi lo dejó. ¿Qué mierda hacia vivo? ¡Claro! Solo quiso demostrarle a Yoongi alguien que nunca pudo ser.

La cabeza de Jimin se quedó en el pavimento, mientras que sus ojos miraban el cielo oscuro. Admiró la luna unos minutos y sonrió. Quería hablar con alguien, pero... ¿Con quién? No tenía nadie. Estaba solo, tan solo como la luna esa noche en el cielo. Sin estrellas que lo acompañen y mucho menos alguna nube. Park Jimin, siempre estuvo solo.

La bocina de un auto hizo que Jimin saliera de sus pensamientos y con dificultad girar su cabeza junto a su mirada. Entrecerró los ojos por la fuerte luz del auto y trató de visualizar la silueta que se baja del auto y tiraba la puerta del piloto. Jimin vio a Dae acercarse y arrodillarse frente a él. Este le acarició el cabello negro y levantó su cabeza para ponerla en su muslo y así Jimin lo mirara, y pudiera volver a sus sentidos. Dae, palmeó el rostro de Jimin para atraerlo de vuelta, pero nada. Jimin seguía con la mirada fija en la luz. En la luz del auto.

—Jimin... —Dae lo agitó. —Jimin, vuelve a tus sentidos... —Jimin escuchaba la voz de Dae, pero, la escuchaba demasiado lejos. —Park Jimin, no puedes dejar que él gane. Maldita sea...

Y Jimin cerró sus ojos por completo haciendo que Dae entrara en pánico. Levantó el cuerpo de Jimin y lo subió al auto. Lo subió en los asientos traseros del auto, mientras trataba de que Jimin se despertara. Cerró la puerta de los asientos traseros y corrió a la del piloto. Entró y cerró la puerta. Pisó el acelerador en busca de un hospital.

Jimin, quien seguía a oscuras por sus parpados que le pesaban. Sintió su cuerpo débil. Pues, no sentía sus piernas y mucho menos sus brazos. Quería moverse, sí. Le daba la orden a su cerebro, pero este la rechaza constantemente. ¿Qué le estaba pasando? ¿Los golpes apenas le estaban afectando? Qué estupidez.

45 minutos más tarde, Jimin abrió los ojos y vio como un techo blanco con varias lámparas de movía. No, no era el techo. Era él a quien movían. Le dio la orden a su cerebro de mover la cabeza hacia su derecha y lo hizo, pero este solo se quedó ahí. Vio a dos enfermeras y un doctor correr a su lado. Estaba en una camilla. Estaba en un hospital. Jimin pestañeó varias veces y sintió algo caliente y líquido bajar por su ojera. Hizo un esfuerzo por levantar su mano y tocar. Lo hizo y cuando acercó sus dedos a su vista vio la sangre. La enfermera vio a Jimin atónito y se sorprendió.

—¡Sangre! ¡Está teniendo un derrame! —el doctor bajó la mirada hacia Jimin haciendo que el último mencionado se asustara un poco.

—¡Abran la sala de urgencias, ahora! —gritó el doctor. —¡Abran paso!

La camilla se movió más rápido haciendo que Jimin se agitara un poco.

—Vas a estar bien, ya verás. —le susurró el doctor con una sonrisa. —Por favor, quédate conmigo. Habla conmigo. —pidió el doctor. —Ya llegamos, pero habla conmigo.

Jimin trató de hablar, pero nada. Su cerebro no respondía a nada. Volvió a sentir sus parpados pesados, cuando empujaron las grandes puertas y lo llevaron a una de las salas de operaciones. ¿Por qué? Se estaba muriendo. Park Jimin, estaba al borde de la muerte. El doctor se alejó de la camilla y Jimin alcanzó a escuchar los gritos.

—¡Alguien que llame a su familia! ¡Necesita operación! —gritó.

¿Qué familia? Jimin no tenía familia.

Las puertas se cerraron. Jimin fue subido a la camilla de operación. Luz blanca. Agujas, algodones. Un hombre con máscara blanca que tapaba solo su boca y nariz. Los ojos de Yoongi.

—¡Está perdiendo mucha sangre! —dijo el doctor. —Por favor, quédate conmigo. No te vayas aún, no lo hagas. —dijo el doctor al ver que Jimin ya no abría los ojos.

Le pusieron una máscara de oxígeno para que respirara. Le abrieron la camisa para conectar algunos cables a su pecho y poder estabilizar y escuchar sus latidos.

—Vamos, no te vayas. Tu puedes, lucha.

¿Para qué luchar? No tengo a nadie.

—Doctor, no. La familia no responde. —dijo la enfermera. —Es decir, no tiene familia. Al parecer.

—¿Cómo mierda es que no tiene familia? ¿Entonces quién mierda lo trajo?

—Se fue, doctor. No está.

El doctor suspiró y miró a Jimin, quien trataba de respirar.

—Tenemos que operarlo. Puede perder la memoria si lo dejamos así. —dijo. —Trae la jeringa anestesia con la cantidad necesaria. —la enfermera salió corriendo. —Bien, por favor. Sé fuerte. Tienes que vivir.

Fue lo último que escuchó Jimin antes de caer desmayado en esa camilla y el ruido de la máquina sonó.

—¡Por favor! —gritó el doctor. —¡Quédate! ¡Quédate!

Los latidos. La oscuridad. Los recuerdos. La familia. Jungkook. Los maltratos. Besos. Todo eso llegó a la mente de Jimin. Pero..., algo pasó. Jimin, no recordaba algo. Un chico de cabello negro lo maltrataba. Esperen un segundo..., Jimin. ¿Qué te está pasando?

¿Quién ese hombre de cabello negro que me maltrata? Tiene la piel pálida y su sonrisa me da escalofríos. ¿Dónde está mi familia? ¿Por qué me siento tan solo? ¿Quién es Min Yoongi? ¿Y por qué tengo un anillo con las iniciales "M.Y"? Pero, olvidando todo aquello. ¿Quién soy y dónde estoy?

Jimin abrió los ojos de golpe, con la respiración agitada y la boca seca.

—¿Dónde estoy? —miró a su alrededor. —Mi nombre es Jimin. Soy Park Jimin. —recordó aquello.

El cuarto de hospital se hizo más grande para él. Se sentó en la camilla y se quitó la máscara de oxígeno y vio salir a alguien del baño. Jimin ladeó la cabeza. No lo conocía.

—Jimin... —abrió los ojos. —Despertaste. —corrió a él y lo tocó. —¿Te sientes bien? ¿No estás mareado? —Jimin negó. —Llamaré a una enfermera. Estarán felices de verte despierto. —se alejó de la camilla, pero Jimin lo agarró del brazo.

—¿Nos conocemos? —preguntó Jimin, arrugando el ceño.

El hombre asintió y le sonrió.

—Claro que sí nos conocemos. Soy tu familia. —su pasó una mano por el cabello rubio. —Kim Namjoon, tu hermano.

Jimin lo soltó y le sonrió.

—¿Cómo pude olvidarte? —murmuró él.

Namjoon se encogió de hombros.

—Sufriste muchos golpes y perdiste demasiada sangre, Jimin.

—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó Jimin.

—Tendremos tiempo para contarte las cosas. Ahora tienen que revisarte. —sonrió y salió de la habitación.

Jimin miró a todos lados y se bajó de la camilla. Sus piernas temblaron cuando sus pies tocaron el piso cuando iba a caminar. Llegó al cuarto de baño y encendió la luz. Miró su reflejo. Estaba acabado. Ojeras negras y sus labios estaban resecos. Su cabello negro estaba alborotado y tenía una que otra cicatriz en el rostro. Jimin ladeó la cabeza y abrió el grifo del agua del lavamanos. Llenó sus palmas con agua y se lavó la cara con agua. Cerró la llave del agua y buscó algo con que secarse. Encontró una toalla.

La puerta de la habitación se abrió de golpe.

—¿Jimin? ¿Dónde estás? —escuchó la voz de Namjoon.

Jimin asomó la cabeza, encontró a Namjoon junto a una enfermera.

—Tienen que revisarte. —dijo Namjoon acercándose a Jimin.

—Quiero darme una ducha primero.

—Déjame ver tus signos vitales. —habló la enfermera.

—Estoy bien, no estoy mareado. Voy a darme una ducha. —Jimin cerró la puerta del cuarto de baño.

Namjoon tocó la puerta.

—Hay un bolso con ropa debajo del lavamanos por si la necesitas. —dijo detrás de la puerta.

Jimin miró hacia abajo y lo vio. Se arrodilló en el suelo y jaló el bolso negro. Lo subió al mesón del lavamanos y lo abrió. Sacó ropa interior, un pantalón y una camisa. Vio una toalla y la cogió igual.

Se desnudó y caminó hacia la ducha. Abrió el grifo del agua y se metió debajo de él para que el agua lo abrazara. Con la cabeza baja, Jimin soltó un largo suspiro y cerró sus ojos mientras tocaba su cuerpo con manos restregando el agua. Fue ahí, cuando la yema de sus dedos tocó algo en la parte baje de su abdomen. Jimin abrió los ojos y miró. Se dio cuenta que tenía una cicatriz. Pero no una cualquiera de un golpe o una cortada. Había una letra marcada.

Cerró la llave del agua y salió de la ducha, se miró al espejo y vio la parte baja de su abdomen. Tenía una "Y" marcada. Jimin arrugó el ceño al ver tal cosa, pero se mareó. Su cabeza empezó a doler, provocando que gimiera de dolor. Jimin cayó —desnudo— sentado al suelo, dejando caer el bolso negro en sus piernas. Algo vibró dentro de él llamando la atención de Jimin.

El ultimo mencionado metió la mano en el bolso y vio que había un teléfono dentro. Lo sacó y encendió la pantalla. El reloj marcaba las 3 de la tarde, un martes 23 de junio, 2019. Jimin arrugó el ceño. ¿Cuántos meses había estado ahí? Solo recordaba un cumpleaños. Septiembre. Sí, era lo único que recordaba. Pero, ¿De quién era el cumpleaños exactamente?

Jimin desbloqueó el teléfono con solo deslizar su dedo y vio un mensaje entrante. Era de un número desconocido. Le dio abrir y leyó.

"Jimin. ¿Estás bien? Necesito verte. Tenemos que hablar. Me dijeron que hace poco despertaste, pero no eras tú mismo. Te comportas diferente. Necesito verte."

Jimin tecleó.

"¿Quién eres? ¿Nos conocemos?"

Segundos después otro mensaje.

"Sí, nos conocemos. Soy yo, Dae."

Jimin le sonaba ese nombre.

"Necesito que nos veamos. Alguien quiere verte."

Llamaron a la puerta, haciendo que Jimin soltara el teléfono.

—¿Jimin? ¿Estás bien?

—Eh..., Sí. Bien. Ya salgo. —respondió, levantándose del suelo.

Escondió el teléfono y volvió a la ducha. Abrió el grifo y repitió el mismo movimiento de hace unos minutos. Su mente daba vueltas. Tenía algunas escenas borrosas en su cabeza y aún se preguntaba por qué tenía una Y, grabada en su abdomen. ¿Quién se la había hecho y por qué? ¿Conocía a esa persona? ¿Era alguien que amaba? ¿Y por qué amor? Jimin, sentía que esa cicatriz se la había hecho alguien que quería. Bueno, tal vez alguien de su familia.

¿Qué pasará cuando Yoongi se entere que el lindo juguete lo olvidó? ¿Lo buscará para hacerlo recordar? O ¿Esta vez sí lo matará porque es su familia?









































































FIN

Sé que lo estaban esperando tanto, chicxs. 

_GRITOS AQUÍ_ 

Espero y les haya gustado esta segunda temporada. Gracias por todo su apoyo en esta loca novela. De verdad, estoy muy agradecida por todo esto. *c va a llorar* 

Los quiere, Chris <3

2/2

En un ratito les subo el epílogo, tengo algunos problemas con Wattpad.























































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