Capítulo 6: Túnel

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


—Dígame, doctor. ¿Le gusto? —interrogó de nuevo, haciendo que YoonGi diera unos cuantos pasos atrás. —¿No? —soltó una carcajada.

YoonGi, se encontraba atónito y sumergido en los ojos brillantes de JiMin o aquel que estaba poseyendo el cuerpo del rubio. Pasó saliva y dio otro paso hacia atrás al ver que el rubio se le acercaba con lentitud.

—No...no te...te acerques... —dijo asustado. Lo peor que pudo demostrarle a Mort.

Al rubio se le iluminó la mirada al verlo tan asustado. Le sonrió y se acercó más a él. Se mordió el labio inferior y soltó un jadeo; el rubio acorraló contra la pared a YoonGi y ladeó la cabeza, al verlo muerto de terror. Este, acercó la mano al rostro pálido del castaño y luego deslizó su dedo índice por la mejilla pasado por su cuello y llegando a su clavícula, pero se detuvo en el pecho. Levantó la mirada una vez más penetrándolo con sus ojos brillantes, provocando que el castaño temblara.

—Doctor... Aléjese de mí. —dijo este. —No quiero acabar con su vida.

Antes de que YoonGi, pudiera hablar. JungKook, abrió la puerta interrumpiendo en la habitación. Se quedó sorprendido al ver al rubio acorralar al castaño contra la pared. El rubio se giró para mirar al peli-negro que se encontraba de pie con el ceño fruncido al ver la escena. Este le sonrió y caminó hacia él.

—¿Ya es hora? —dijo el rubio, eufórico.

—Am, sí. Ya apagaron las luces. —comentó JungKook, sin dejar de mirar a YoonGi, quien se encontraba estupefacto, ido y desalentado.

—Bien, entonces vamos. —una sonrisa macabra se asomó en los labios del rubio y caminó hacia la puerta, mirando por encima del hombro viendo a YoonGi.

—¿Se encuentra bien? —preguntó JungKook.

YoonGi, levantó la mirada y asintió repetidas veces. Nervioso y con las manos temblorosas, se acercó a la cama y vio el libro. Levantó la mirada de nuevo y vio al peli-negro salir con el rubio de la habitación. El pasillo estaba oscuro, la única luz encendida era la de habitación en la que el castaño se encontraba.

El castaño regresó la mirada al libro que se encontraba en la cama. Lo cogió y lo abrió, buscando aquella página que describía la tercera personalidad. Pasó y pasó las hojas hasta que la encontró y pasó saliva antes de leer. Se lamió los labios y leyó.

"...no retes ni calles, no grites ni huyas. No hables ni llores. No seas vulnerable ante él. Él le gusta ver eso. Si vas a morir, solo mantente orgulloso y firme. No lo provoques, solo míralo a los ojos. Desafíalo con la mirada y miéntele..."

YoonGi, negó al no encontrar lo que alguna vez había leído. Pasó las hojas de nuevo y llegó al final del libro. Atónito, se dio cuenta que la hoja estaba arrancada. Soltó el libro y se pasó una mano por el cabello, entonces se levantó de golpe de la cama. Miró el pasillo y vio al chico que andaba con JiMin desde que había llegado. El castaño se apresuró para correr fuera de la habitación para alcanzarlo.

Se sumergió en la oscuridad de los pasillos y le tocó el hombro a TaeHyung; se giró y levantó una ceja al darse cuenta que era YoonGi.

—¿Podemos hablar? —dijo YoonGi.

—¿Por qué querría hablar con usted, doctor? —respondió TaeHyung, algo cortante.

Por la opaca luz que salía de la habitación de JiMin, YoonGi pudo darse cuenta que TaeHyung traía mala cara. Este se cruzó de brazos al ver al castaño dudar por la pregunta y lo vio bajar la mirada.

—Yo, bueno. Umm, ¿Sabes a dónde irá JiMin con el chico peli-negro? —preguntó YoonGi.

—¿Por qué le diría, doctor? —una sonrisa irónica se formó en los labios de TaeHyung. —¿Irá a besarlo? No, ¿Tendrán sexo?

El castaño arrugó el ceño al escuchar las preguntas de TaeHyung.

—No, es algo urgente... —se llevó las manos a la cadera. —Necesito que me ayudes, creo que puede pasar algo esta noche.

—¿A qué se refiere? —preguntó TaeHyung.

—No sé cómo explicártelo, pero necesito que me digas a dónde va Park JiMin.

—Escuché que les daría un recorrido a JungKook y a HoSeok por el convento. No deben estar tan lejos. —dijo TaeHyung.

—¿Sabes a qué lugar exactamente los llevará?

—Puede que los lleve al bosque que está enfrente del convento o, simplemente a túnel.

YoonGi, arrugó el ceño.

—¿Túnel? —TaeHyung, asintió.

—Sí, debajo de toda esta madera. —golpeó el suelo de madera haciéndola sonar. —Hay un túnel. Uhm, el padre nunca no los ha enseñado, pero JiMin si lo conoce. —comentó TaeHyung.

—¿Podrías decirme cómo llegar? —se rascó la nuca.

—Te llevaré. —dijo TaeHyung y se metió las manos en los bolsillos.

—Po...podría ser peligroso. —le dijo YoonGi. —Creo que no conoces del todo a tu amigo.

TaeHyung, arrugó el ceño confundido con lo que YoonGi le decía.

—¿Qué sabe usted, doctor?

—Creo que es mejor que me digas donde es y tú quédate aquí.

—¿Cree que JiMin es el de las supuestas muertes? —soltó una carcajada irónica. —Está equivocado.

Pero, TaeHyung sí sabía la verdad sobre su mejor amigo. Trató de disimular el miedo y se mordió el labio inferior. Quizás esta noche podría haber dos muertos.

—Iré con usted, solo para demostrarle que JiMin es una buena persona. —mintió TaeHyung y caminó hacia las escaleras, subiéndolas.

YoonGi, miró hacia la habitación en donde dormía JiMin y vio la luz apagarse. Asustado, subió las escaleras junto a TaeHyung, quien permanecía normal. Como si las cosas en ese convento sucedieran como si nada.

Llegaron al segundo piso, sumergiéndose en la oscuridad del convento. YoonGi, se abrazó el pecho al sentir la brisa fría acorralar su cuerpo. Miró a TaeHyung, quien se encontraba ido mirando por la ventana que daba hacia el jardín. Se dio cuenta que la puerta estaba sin candado, entonces se asustó. JiMin, llevaba ventaja.

—Sígame, doctor. —dijo TaeHyung, sacando sus manos del pantalón caminando hacia la puerta para abrirla y salir.

El castaño lo seguía en silencio cuando salieron al jardín. La luz de luna los acompañaba esa noche al igual que el canto de los grillos. Cerrando la puerta, los dos avanzaron por el jardín, pero YoonGi se detuvo para mirar al convento. Se giró dándose cuenta de lo terrorífico que se veía de noche. Que todo estaba oscuro como si estuviera abandonado.

—Doctor. —llamó TaeHyung.

YoonGi, se giró y caminó hacia el mencionado. Pasaron por los arbustos y rodearon la gran estructura chocándose con una pare de cemento. YoonGi, se lamió los labios y vio a TaeHyung acercarse a una puerta café. El mencionado se dio cuenta de que tampoco estaban las cadenas con el candado, ellos habían entrado.

—Por aquí. —dijo TaeHyung, abriendo la puerta dejando salir la luz amarilla.

Le vello del castaño se erizó al escuchar el viento hablar. Pasó saliva y TaeHyung entró, bajó las escaleras. YoonGi, se lo pensó unos segundos. La personalidad que mantenía JiMin ahora era muy peligrosa para todos, a ella no le importa nada. Solo te quiere muerto. Tal como lo decía el libro.

—¿Doctor? —llamó TaeHyung, desde adentro viéndolo vacilante.

YoonGi, soltó un suspiro y apretó los puños entrando por esa puerta. Esta se cerró detrás de él y bajó las escaleras para reunirse con TaeHyung. Continuaron el pasillo rocoso con la luz opaca de tres bombillas amarrillas. El camino se puso más estrecho cada vez que se adentraban más al lugar, ahora caminaban uno detrás del otro, dejando en la delantera a YoonGi.

Paranoico, TaeHyung miraba a cada momento detrás de él y aceleraba el paso cuando YoonGi se alejaba cada vez de él. Entonces, llegaron a un lugar sin luz. El pasillo ya no tenía más bombillos y estaba todo oscuro. YoonGi, dejó de caminar y miró por encima del hombro a TaeHyung.

—¿Cómo es que existe este lugar debajo de todo esto? —preguntó YoonGi.

—Este convento oculta muchas cosas, doctor. Le sorprendería saber somos experimentos para el padre.

YoonGi, se giró con el sueño arrugado.

—¿Cómo que experimentos? ¿No es esto algo religioso?

TaeHyung, negó.

—Rezar para él es como dar gracias por nosotros los chicos que nos quedamos aquí. No se les agota los chicos. —dijo TaeHyung. —¿No sé ha preguntado por qué tenemos ropa blanca? —preguntó TaeHyung. —Símbolo de pureza y casto. Pero, lastimosamente aquí hay muchos chicos que no tienen nada de vírgenes.

—¿No puede huir?

—Aunque quisiéramos, nos encontrarían. —comentó TaeHyung. —El bosque delata.

Fue ahí cuando escucharon horribles gritos desgarradores.

—¡NO! ¡AYUDA! ¡AYUDA!

TaeHyung y YoonGi, corrieron por los pasillos oscuros del túnel llegando a su final. Dándose cuenta de una apertura en la pared de la cual salía luz amarrilla. Los dos se acercaron temerosos a la apertura y escucharon los sollozos de aquel chico.

—No, no por favor... Padre, se lo ruego... —pedía piedad el chico castaño que se encontraba desnudo encima de una larga mesa de madera con las muñeca y tobillos amarrados con cuerdas, estas se encontraban estiradas. —Padre.... —sollozó de nuevo.

YoonGi y TaeHyung, se quedaron atónitos al ver la macabra escena. Pero, el chico no estaba solo. Se encontraban en cada esquina cuatro personas con túnicas negras que tapaban sus rostros y el padre vestía con una túnica blanca. Llevaba en su mano un frasco de cristal con algo negro dentro más una vela en su otra mano. Se acercó al chico que estaba en la mesa de madera y le regaló una sonrisa. El lugar se encontraba iluminado por varias antorchas puestas en las paredes.

—Hijo mío, deja de gritar... —le dijo. —Todo estará bien. Serás el número 23. —dicho eso, una de las personas que estaba ahí, se acercó un sello caliente y lo colocó en la frente del chico, haciéndolo gritar más fuerte por el dolor y ardor.

—¡PADRE! —gritó entre largas lágrimas. —¡¿POR QUÉ ME HACE ESTO?!

—Tranquilo, hijo. Serás un regalo para nuestro señor. —el padre, sopló la vela y la dejó caer al suelo. Abrió el frasco de cristal y regó el polvo negro encima el pecho del chico, bajándolo por el abdomen. —Serás bendito, para el señor. —retiró el frasco, tapándolo de nuevo y se lo entregó a una de las personas que lo acompañaban.

TaeHyung, se encontraba aterrorizado al ver la escena de la vil mentira del padre hacia todos los chicos que dormía en el convento. Era el diablo.

—Bien, han dado las 12. —dijo el hombre. —Es hora. —fue ahí cuando apareció MinGi caminando hacia el padre, llevando en sus manos algo largo envuelto en tela dorada algo manchada. —Gracias. —le dijo a Mingi, quien se alejó de él.

El hombre soltó un suspiro y miró el rostro agonizante del chico que se encontraba en la mesa. Apartó la tela dorada del objeto dejando a la vista un hacha manchada de sangre. El chico al ver el objeto, empezó a tirar de las cuerdas asustado y rogando por su vida.

—Shhh, hijo mío... —lo cayó el padre. —Solo dolerá unos segundos. —el padre, dejó caer la tela al suelo y sonrió al ver el hacha. —Bendecido... —levantó la mano derecha a al frente del chico y la deslizó hacia los labios de este. —Sacrificado... —bajó hasta el pecho. —Despellejado... —se detuvo en el abdomen. —Para el señor.

El chico abrió los ojos como platos al ver al padre levantar el hacha que su grito quedó estancado en su garganta por el impacto cuando el hacha aterrizó en su abdomen enterrándose y salpicando sangre. El hombre la sacó y volvió a clavarla en el abdomen del chico cortando más y llegando a la profundidad de este. Manchó su túnica de sangre al igual que su rostro, ahora dejaba caer el hacha por cualquier parte del cuerpo sin vida del chico sonriente.

Impactado se encontraba TaeHyung, con lágrimas en sus ojos y con un nudo en la garganta. Sintió ganas de vomitar y se alejó de la abertura para llorar en silencio y vomitar. Pero, YoonGi se había perdido. No, YoonGi no estaba viendo la escena del padre cortando a pedazos el cuerpo de aquel chico. El castaño se encontraba perdido en los ojos azules brillantes de JiMin. Quien se encontraba al otro lado de la pared, también mirando por una abertura. Mantenía la maldita sonrisa cínica en sus labios, mientras miraba fijamente al castaño. El corazón de YoonGi se aceleró al sentirse intimidado por la perspicaz mirada del rubio; se lamió los labios y ladeó la cabeza sonriendo otra vez.

Encuéntrame, doctor... —murmuró desde el otro lado, haciendo que YoonGi leyera sus labios. El rubio se tapó los ojos y rio. —Encuéntrame... —y alejó su cabeza de la apertura, dejando atónito al castaño.

YoonGi, se alejó de la apertura y vio a TaeHyung agachado con la espalada apoyada en la pared rocosa con su cabeza metida entre las piernas. Lo vio sollozar.

—Está jugando conmigo... —dijo YoonGi, atrayendo la atención de TaeHyung.

—¿Qué dice?

—Él está jugando conmigo. —comentó YoonGi. —Él... —miró a TaeHyung. —Se puede apoderar por completo del cuerpo.

TaeHyung, no entendía.

—Y JiMin, ya no existiría más... —se llevó las manos a la cadera y empujó la lengua dentro de su mejilla. —Tenemos que irnos de aquí. —se alejó de la apertura y se dio cuenta de que había otro pasillo oscuro. Arrugó el ceño y dio unos cuantos hacia ese.

La piel se le erizó y sus latidos se aceleraron. Su respiración se aceleró cuando vio al final del pasillo al rubio de pie con la cabeza ladeada.

—YoonGi.... —cantó. —¡Doctor! —llamó.

Helado, se quedó mirando al rubio quien lo llamaba. Se lamió los labios y dio unos pasos hacia atrás. TaeHyung, se acercó y también vio al rubio de pie, espantado miró a YoonGi. Fue ahí, cuando vieron al rubio agacharse y tirar de los pies de alguien, sonriendo. Los dos se quedaron atónitos al ver que el cuerpo de HoSeok yacía en el suelo rocoso siendo arrastrado por el rubio.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro