xxv. new allies

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𝐍𝐄𝐖 𝐀𝐋𝐋𝐈𝐄𝐒
season three, episode fourteen

❛❛ insane, inside
the danger gets me high
can't help myself
got secrets I can't tell ❜❜
























BLAIR REPRIMIÓ UN JADEÓ de dolor cuando su puño volvió a impactar directamente en el tronco de un árbol. Puede que golpear con todas sus fuerzas un árbol enorme en medio del bosque no era una gran idea, pero la servía para despejar su mente y solo centrarse en sus nudillos y el dolor que sentía en ellos, que ahora sangraban. No estaba muy segura de sí lo mejor que podía hacer ahora era estar sola, pero no quería mostrarse así frente a Bellamy. A saber qué era lo que podía estar pensando sobre ella ahora que se había marchado de donde ellos estaban ahí sin más. No se había separado mucho del Rover, así que tampoco tardarían en buscarla. Si es que lo hacían.

Tampoco es que te lo merezcas.

Las lágrimas escocieron las mejillas de Blair cuando se dio cuenta de lo que acababa de pensar. Y es que lo creía de verdad. Ella no merecía que la buscaran, ni que la ayudaran. Sólo merecía morir, o algo incluso peor. Lo había arruinado todo desde que salió de Eowyn en busca de Wanheda. Muchas personas habían muerto. Algunas por su culpa, como Monroe. Y todo por no saber gestionar sus sentimientos. Odiaba no tener esa habilidad que tenía Clarke de poder controlarse ante situaciones que lo requerían.

Volvió a golpear el árbol, ésta vez notando como estaba cerca de derrumbarse por completo y ponerse a llorar. Otra vez, no, pensó mientras seguía atizándole todo tipo de golpes al tronco. Acabó por sollozar con fuerza, dejando liberar un grito frustrado tan fuerte que hizo eco en el bosque. Decidió dejar de desahogarse con el árbol cuando sus manos estaban llenas de sangre, y decidió sentarse en el suelo, apoyando la espalda en el mismo trono de la planta.

Antes de que pudiera si quiera darse cuenta, las lágrimas volvían a brotar de sus ojos. Se las limpió rápidamente, pero de nuevo salieron. Recordó lo que la dijo Luna, algo así como que "se estaba guardando demasiadas emociones y acabaría explotando". No la faltaba razón. Se odiaba por aquello. Odiaba no haber podido ponerle la Llama a Luna. Odiaba haber dejado a su gente hace tres meses. Odiaba haberse alejado de Bellamy. Odiaba sentir que jamás podría salvar a nadie, por más que lo intentara.

Desenfundó su espada, y la sostuvo con ambas manos, apreciando como era el arma que alguna vez empuñó Lexa. No se merecía llevarla consigo. Acarició el filo de ésta, notando como en una cara de la espada había grabada una frase. "La sangre pide sangre". Y Blair ahora mismo podía adaptarla a lo que estaba pasando con Alie. Necesitaba muchísimo a Lexa, más que nunca.

Llevó las manos a su cabello, y se deshizo de su trenza. No pudo evitar volver a dejar escapar un sollozo, sintiéndose presa de la desesperación.

Un verdadero guerrero estudia sus derrotas para convertirlas en victorias así la próxima vez, porque el mejor guerrero no es el que triunfa siempre, sino el que vuelve sin miedo a la batalla, Blair.

Quizás era hora para aplicarse aquella frase de su mentor. Si Loik ahora mismo estuviese allí, probablemente obligaría a Blair a ponerse en pie, volver con sus amigos y buscar una solución para todo el problema que había con Alie. Y justo eso era lo que deseaba la arquera, así que se levantó después de sacudir sus pantalones llenos de tierra.

Fue cuando iba a dar el primer paso hacia el Rover, que una espada rozó su cuello amenazando con volver a contárselo. Bufó, cansada de que siempre la atacaran al cuello.

No sabía quien estaba detrás de ella, pero jusheda consiguió agarrarle el brazo y retorcérselo, pero el atacante no soltó nk un grito de dolor. Se giró rápidamente y abrió mucho los ojos al encontrar a un skaikru que no pudo reconocer frente a ella. De igual forma, no se frenó y le golpeó hasta hacerle quedarse en el suelo sentado. Blair descolgó su arco y apuntó al chico, sabiendo que estaba chipeado. Elevó su arma y colocó una flecha, para después dejarla salir de frente al corazón del chico. Tuvo que cerrar los ojos, dándose cuenta de que Alie la había estado siguiendo.

Escuchó unos pasos detrás de ella, y se giró abruptamente, volviendo a colocar otra flecha en su arco y apuntando al mismo rey de Azgeda, Roan. El hombre la miró con una sonrisa ladina y no dudó en acercarse a ella. La arquera no bajó la guardia, y siguió apuntándole.

—Menudo espectáculo, ¿no?— bromeó Roan, quedando frente a frente con ella. Blair entrecerró los ojos.

El rey esperaba alguna respuesta igual de sarcástica por parte de la castaña, pero lo único que recibió fue un golpe en la cara proveniente del arco de la chica. Soltó un grito de dolor, cayendo al suelo de rodillas. Y enseguida buscó con la mirada a Jusheda, pidiéndola explicaciones. Blair respiró tranquila, y le tendió la mano para ayudarle a levantarse. Su majestad la aceptó y lo hizo.

—Lo siento.— murmuró Blair, soltando una carcajada al ver lo mal que la estaba mirando Roan— No me mires así. Tampoco ha sido para tanto, princesita.

—Es muy fácil seguirte, y a tus amiguitos también— comentó el Rey, ganándose una mirada amenazante por parte de Blair— Escucha, Jusheda, me caes sorprendentemente bien, pero necesito ver a Clarke. Y tú me vas a ayudar.

—¿Ah, sí?— vaciló la castaña, mirándole con aires de superioridad— ¿Y si no lo hago qué? ¿Me matarás? Si crees que puedes hacerlo, observa bien el cadáver que tienes al lado.

—Cálmate.— ordenó Roan, sabiendo que la chica no le iba a hacer caso jamás, pero aún así quiso intentarlo— Hablo en serio, Blair. Necesito que confíes en mí.

—¿En ti?— se mofó la arquera, rodando los ojos con exageración. Roan negó varias veces con la cabeza, pero con una sonrisa graciosa en sus labios. Nunca había conocido a alguien tan cabezota como ella— ¿En Roan de Azgeda? ¿La persona que me secuestró para llevarme a Polis? ¿El rey de la nación que me está buscando?

—Que Ontari te quiera dar caza no significa que yo también— avisó el hombre, dándole una mirada suplicante a Blair de nuevo— Déjame hablar con Clarke, ella tiene la Llama.

—¿Para qué quieres tú eso?

—Por favor, Jusheda— pidió de nuevo con voz de súplica. La castaña alzó la vista, conectando miradas con él antes de dar su respuesta.

—Bien.— contestó y Roan la miró triunfante. Parker alzó una ceja, sin poder creer que el rey creyese que ella le iba a dejar así sin más— Pero yo voy contigo.

。・:*:・゚★,。・:*:・゚☆

Bellamy aún le seguía dándole vueltas al tema de Jusheda. Él no creía que la comandante de la sangre fuera una persona totalmente distinta. Blair estaba furiosa. Todos lo sabían. Pero no iba a dejarla tomar un mal camino y arrebatar vidas de las que luego se arrepentiría durante mucho tiempo. La quería, e iba a hacer todo lo que estuviese en su mano por hacerla sentir bien y segura.

Habían llegado al Rover unos minutos después de que Blair se fuera. Ella no estaba ahí, cosa que despertó preocupación en los otros skaikrus, pero después vieron que el cuchillo que cargaba la arquera estaba en el coche, así que pudieron suponer que volvería. Blair no iba a dejar así a su gente, pero aún así Blake estaba preocupado por ella.

—La batería está cargada— informó Bellamy, terminando de comprobar el estado del Rover— Ya podremos volver a casa.

Clarke, que estaba algo más alejada del vehículo, rodó los ojos. No iba a rendirse así sin más, que Bellamy lo supiera.

—¿Y luego qué? ¿Huir?— cuestionó la rubia con cierta ironía. El mayor de los Blakr cerró la puerta del Rover y miró con pesadez a Clarke, comenzando a caminar en su dirección.

—No vamos a huir, Clarke— avisó, y la hija de Abby alzó las cejas con algo de molestia— Hay que buscar a los demás y encontrar otra manera de...

—¡No hay otra manera!— exclamó frustrada ella, observando a Blake como si lo que dijese fuera algo obvio— Necesitamos a un natblida.— Octavia, alarmada por los gritos, apareció y se colocó al lado de su hermano— Tenemos que desatar la Llama. Es el único modo de detener a Alie.

—¿Y qué quieres que hagamos, Clarke?— interrogó Jasper tras soltar un bufido, pensando en lo insoportable que podía ser algunas veces la rubia— ¿Ir de pueblo en pueblo preguntando por sus natblidas?

—Si es necesario, sí.

—Clarke, si Alie pudo encontrarnos en la torre de Luna puede hacerlo en cualquier otro sitio— objetó Octavia, manteniendo la vista fija en la comandante de la muerte— No te ayudaré a destruir otra aldea inocente terrícola.

Hizo referencia a TonDC, y Clarke lo supo. Sintió un leve pinchazo en su estómago, recordando lo que pasó aquel día y como Blair y Kane casi mueren. Pero de todas maneras, Octavia no tenía que cargar así contra ella. Por eso, dio dos pasos hasta quedar cara a cara con ella.

—Si no encontramos un natblida, no quedarán aldeas terrestres— puntualizó, girándose hacia Bellamy— Ni hogar al que regresar.

—Razón de más para volver y asegurarnos de que todos están bien— argumentó Bellamy, muy seguro de sus palabras.

Clarke buscó con la mirada a sus otros dos amigos, intentando que al menos ellos la apoyasen. Seguro que si Blair estuviera ahí, lograría razonar y ponerse de su lado. Negó varias veces con la cabeza, mostrando estar decepcionada y se giró, comenzando a caminar al bosque. ¿Para qué? Ella no tenía ni idea, pero seguramente trataría de encontrar a Blair. No podía estar muy lejos.

—Se le pasará— rompió el silencio Jasper, viendo como Bell y Octavia debatían en sus mentes sobre seguir a la rubia o no— A lo mejor se topa con Blair.

Por otro lado, Clarke ya había conseguido adentrarse en el bosque. Caminó unos cuantos metros hasta que frenó en seco, sacó la caja donde guardaba la Llama y posó la pastilla en sus manos. ¿Cómo algo tan pequeño podía ser tan importante? Se preguntó qué pensaría Lexa sobre todo lo que estaba pasando, sobre cómo ella estaba actuando. Frotó con su dedo pulgar la caja, cerrando los ojos para no llorar.

—Lo siento.— murmuró, guardando de nuevo la Llama en su lugar correspondiente.

Pero cuando abrió los ojos, pudo escuchar unos pasos acercándose a ella silenciosamente. Se giró, dispuesta a atacar a quién fuera, pero antes de que aquel chico (un skaikru) la atizase con su rifle, una flecha voló hasta la espalda de éste. La rubia abrió mucho los ojos con susto y dirigió su mirada hacia el lugar de dónde venía la flecha, sorprendiéndose al encontrar a Blair con el arco en la mano, y a su lado a nada más y nada menos que el rey Roan de Azgeda. Puede que estuviera chipeado, o que hubiera chipeado a la arquera. No se fió de ellos, y retrocedió unos pasos hacia atrás.

Roan y Blair trotaron rápidamente hasta quedar frente a Clarke. La hija de Abby miró hacia Jusheda para pedirla explicaciones, pero ésta solamente se encogió de hombros. Tampoco entendía el por qué de que Roan estuviese ahí.

—¿Roan?— cuestionó en forma de saludo Clarke, mostrándose no muy segura. La rubia tiró del brazo de Blair, dejándola a su lado para asegurarse de que el rey no la hacía nada.

—Parece que no soy el único que te sigue el rastro— contestó de forma graciosa Roan. Blair frunció el ceño, y Griffin también.

En un segundo, el rey arrebató de las manos de Clarke la cajita donde estaba la Llama guardada. Wanheda no dudó en lanzarse hacia el hombre sin ser muy ruda para conseguir de nuevo aquello que la habían robado.

—¡Devuélvemelo!

Fue a quitarselo de las manos a Roan como él había hecho con ella, pero no pudo, porque este la pegó un empujón hacia atrás. Blair gruñó, alzando el arco en su dirección con una flecha. Roan la miró, fingiendo sentirse algo traicionado con gracia. Le dedicó una sonrisa burlona a Clarke antes de girarse para poder irse, pero la rubia le sorprendió apuntándole a la nuca con su arma. Genial, ahora tenía a las dos comandantes apuntándole.

—Espera.— le detuvo Clarke. Roan se giró de golpe y le arrebató de las manos la pistola para después tirarla al suelo, dejando a la chica en shock.

Jusheda no se frenó y lanzó una de sus flechas a la pierna del rey. El de Azgeda maldijo por lo bajo, pero acabó retirando la flecha de la zona como si no fuese nada. Aquello dejó a Blair desconcertada.

—Menudas flechas te fabrica triku— vaciló y la comandante de la sangre lo fulminó con la mirada. Roan miró a Wanheda— Eres muy poco agradecida, ¿lo sabes?

Echó a andar de nuevo, siendo detenido por Clarke. Volvió a darse la vuelta, rodando los ojos con cansancio. No estaba de humor como para que le insistiesen en algo. Blair colgó de nuevo el arco en su espalda.

—Espera un momento, Roan— pidió la comandante de la muerte, sonando más desesperada de lo que pretendía— Necesito a una natblida para dárselo.

—Ya tengo a una a quién ponérselo.

En aquel momento, Clarke sintió como si se le acabase de iluminar la mente. Claro, Ontari. Podían ponerla el chip. Sonrió levemente y conectó miradas con Blair, que estaba pensando justo en lo mismo que ella. Roan vio como ninguna de las dos hablaba y volvió a caminar, siendo detenido por Clarke. Otra vez. Se le estaba empezando a acabar la paciencia con esa chica.

—No, espera...

—Por tu culpa, Ontari no ascendió— recriminó el rey en dirección a Wanheda— Así que no, no esperaré. No hasta que la Nación del Hielo tenga comandante.

Se dio la vuelta, dispuesto a seguir con su camino. Pero no pudo porque Bellamy apareció frente a él y le apuntó con su arma. Blair sonrió de forma ladina, burlándose del rey de Azgeda.

—¿Decías?— habló el pelinegro. Roan rodó los ojos exageradamente, y al ver la sonrisa burlona de Blair, no pudo evitar elevar las comisuras de sus labios burlándose de skaikru. Menudo numerito acababan de montar. Bellamy avanzó un poco hacia él— Las manos arriba, donde pueda verlas— aprovechó para tomar un vistazo a su ex novia y a Clarke. Respiró tranquilo al ver que la arquera estaba en buenas condiciones— ¿Estáis bien?— en realidad, su pregunta iba solo dirigida a la castaña, pero las dos asintieron— Pues vamos.

—Viene con nosotros— anunció Clarke, señalando con la cabeza al ahora apuntado.

—Suena divertido.— respondió Jusheda, apoyando la decisión de Clarke y sabiendo el por qué lo hacía— ¿Llevar a la princesita del hielo a Arkadia? Claro que sí.

—Ni hablar.— se negó el pecoso, alternando la mirada entre Blair y el rey.

—¿Por qué iba a hacer eso?— preguntó Roan, ignorando lo que acababa de decir Bellamy. Aquello molestó un poco al chico.

—Porque los tres queremos lo mismo— dijo Clarke, incluyendo a Blair en su respuesta.— Ponerle la Llama a Ontari.

Roan frunció el ceño, y Bellamy también. Ambos miraron a las dos comandantes sin saber muy bien hasta donde querían llegar con eso. Blair asintió hacia su ex novio, que suspiró. Sabía que la castaña no lo haría si no fuese una buena idea, así que optó por ceder.

—¿Y si le hubieran puesto el chip?— propuso una idea Bellamy, intentando no llevarse al rey tan fácilmente.

—Si estuviera chipeado no nos habría salvado— argumentó Clarke, señalando a Blair con la mirada, que fingió ofenderse ante sus palabras.

—A mí no me ha salvado.— aclaró, mirándola como si hubiese dicho algo muy tonto.

—Podría haber puesto una espada en tu cuello— espetó Roan, como si fuera algo obvio. Blair vaciló y sonrió con ironía.

—¿Y cómo crees que hubiese quedado tu brazo después de eso?— contestó amenazante la arquera, sacándole una media sonrisa al de Azgeda— Bellamy, él no está chipeado.

—Hay que asegurarse.— afirmó el aludido, y la comandante de la sangre abrió mucho los ojos sabiendo que el pelinegro iba a atacar al hombre como había hecho ella anteriormente.

—Bellamy, yo ya le he hecho...

No pudo continuar sus palabras, porque el mayor de los Blake apretó el gatillo y una bala salió volando hacia el brazo derecho de Roan. El herido se llevó el brazo a la herida de bala, después de haber soltando un gruñido de dolor. El disparo hizo que su postura se desestabilizara un poco, por lo que Blake aprovechó y golpeó su cabeza con su arma, dejándole inconsciente.

—Ya lo tenemos claro.

。・:*:・゚★,。・:*:・゚☆

—Blair.

La voz de Bellamy sacó de sus pensamientos a la arquera, que se giró hacia él con el ceño fruncido. Llevaban unas horas de trayecto hacia Arkadia y ya no quedaba casi nada para llegar. Había anochecido, y hasta ahora la castaña habia estado mirando las estrellas por la ventana del coche. En todo ese rato, nadie había hablado en el Rover, así que a la chica le sorprendió que el pelinegro le hablase tan de repente.

—¿No notas a Jasper algo raro?— preguntó, bajando de forma exagerada su tono de voz. Blair negó una sola vez con la cabeza— Está muy callado para ser él.

—Estará cansado, hemos pasado unos días muy raros y lo último que le apetecerá es hablar— le restó importancia Blair, rescostándose en su asiento. Bellamy asintió, no muy convencido con las palabras de su ex novia.— ¿Tú estás bien?

—Sí.— contestó Blake al cabo de unos segundos, y la copiloto se giró a él con una ceja alzada— ¿Qué?— preguntó, soltando una suave risa.

—¿Esperas que me crea eso?

—Estoy bien, tengo que estarlo— aclaró el pecoso, devolviendo su vista al frente pues iba al volante.

—Estar bien y tener que estar bien son dos cosas muy distintas— le explicó Jusheda, insistiendo en qué le contase que le ocurría. Blair podía ver en la mirada de Bellamy que algo no iba bien— Sé que todos estamos mal y eso, pero, quiero que sepas que si te ocurre algo me lo puedes decir.

—Es que antes casi nos besamos, Blair— soltó de golpe, y la mencionada abrió mucho los ojos por la sorpresa. No estaba muy segura de que quisiera tener una conversación así ahora— No quiero   cagarla tan rápido.

—No tenemos por qué hacer las cosas rápidamente— sugirió la arquera, poniendo sus pies en el asintiento y abrazándose las rodillas.

Bellamy giró su cuello para mirarla con una sonrisa burlona.

—¿Estás diciéndome que quieres ir despacio?— Blair frunció el ceño, sin entender bien su punto pero asintió. La sonrisa de Blake ensanchó— ¿Entonces quieres volver a intentarlo?

Blair no dijo nada. Agachó la cabeza mientras se mordía el labio nerviosa. Mierda. Quizás no debería haber dicho eso. A saber si ahora Bellamy la rechazaba o algo así.

—Yo también quiero— admitió el mayor de los Blake, moviendo un brazo de su volante para tomar de la barbilla a Blair y hacerla alzar la cabeza. Conectaron miradas durante segundos que se los pasaron volando. Bellamy alternó su mirada entre los ojos y los labios de su ex novia. Retiró la mano de su barbilla y volvió a centrarse en el volante— ¿Nunca piensas en el campamento?

—Más de las que me gustaría— confesó,  dibujando en sus labios una sonrisa nostálgica— Ahora lo echo de menos.

Bellamy asintió, y la conversación decayó una vez las puertas de la sala principal de Arkadia se abrieron. Blair deseaba con todas sus fuerzas que todos los que estaban ahí dentro estuvieran sanos y salvos. Por eso, cuando aparcó el vehículo, salió deprisa del Rover. Octavia y Jasper también bajaron. Clarke y Bellamy se encargaron de sacar a Roan del coche, el cual estaba atado y amordazado por los skaikrus.

—Nos estábamos preocupando— sonó la voz de Raven, que no dudó en abrir los brazos en dirección a Blair para que ésta se dejase abrazar. Y eso hizo la castaña. Envolvió a la mecánica con sus brazos un rato, y después se separaron— Me alegro de veros.

—Y yo de ver que estais bien— contestó la arquera, volviéndose hacia Bellamy y Clarke. El primero llevaba a Roan cogido por el brazo para obligarle a caminar.

—¿Y Luna?— interrogó Raven, mirando a los lados extrañada de no ver a la líder de Floukru por ningún lado.

—Ha dicho que no.— respondió Octavia con un tono de decepción. Raven y Monty compartieron una mirada preocupada, pero se limitaron a quedarse callados.

—¿Quién coño es ese?— cuestionó Harper al ver de frente al rey de Azgeda. Blair soltó una carcajada al ver la reacción de Roan cuando no le conocieron. Su sonrisa se desvaneció cuando no localizó por ningún lado a su familia terrestre. Buscó con la vista a Raven, que la dio una mirada tranquilizante después de leerla el pensamiento.

—Es de la nación del hielo— dijo Bryan, al lado de su novio y mirando con temor a su majestad.

—El rey de la nación del hielo, de hecho— agregó Clarke— Y nuestro salvo conducto a Polis.

—Vamos, alteza— bromeó Bellamy en dirección a Roan, haciendo que la arquera sonriera levemente.— Miller, Bryan, seguidme. Voy a encerrarlo.

—¿Quieres usarlo para llegar a Ontari?— preguntó Raven una vez Bellamy se fue con el rey. Clarke asintió.

—Sí.

—¿Qué le ha pasado en el brazo?— interrogó Harper en mención a Roan.

—Bellamy le ha disparado— respondió casi de inmediato Jasper, sin siquiera mirar a su mejor amigo. En ese momento Blair le habría dado la razón a Blake sobre que estaba algo raro.

—Entonces estará encantado de cooperar ahora— ironizó Monty, rodando los ojos.

—Si no lo hace, muere— advirtió Jusheda, dándoles una última mirada a sus amigos antes de ir a los interiores de Arkadia para buscar a los terrestres.

Tampoco es que la apeteciese pasearse sola por los pasillos de Arkadia después de lo que había ocurrido hace unos días con Emerson, pero tenía que encontrar a sus amigos. Para su suerte, pudo divisarles en una sala que utilizaban los guardias del Arca para entrenar. Y eso era lo que estaban haciendo. Blair observó como Rhys luchaba contra Loik, y sonrió al ver que todos parecían bastante felices mientras se burlaban del primero cuando Loik le derribaba. Quizás no debía abrir la puerta. Quizás si entraba ahí dentro arruinaria todo. Pero cuando quiso darse cuenta, ya había tirado de la manilla de la puerta y cuatro miradas habían caído en ella en picado.

—¡Blair!— exclamó Letom, dejando todo lo que estaba haciendo para lanzarse a los brazos de su mejor amiga. La estrujó con tanta fuerza que a la castaña se le dificultó respirar durante unos segundos. Se separaron al cabo de un rato— ¿Estáis todos bien? ¿Cómo ha ido?

—Sí, estamos todos bien— el hermano de Lexa respiró tranquilo al oír aquello— Pero no nos ha ido nada bien, Luna ha dicho que no y los ánimos están bajos entre nosotros.

—¿Y qué vamos a hacer?— interrogó Venus, acercándose a la chica y abrazándola con cariño. En medio del contacto, depositó un beso en el cabello de Blair. Ésta sonrió antes de apartarse.

—Tenemos a Roan— todos se sorprendieron ante sus palabras— y creemos que él nos puede guiar a Polis para ponerle la Llama a Ontari.

—¿Qué?— murmuró Letom— Ella no merece la Llama, Air.

—No hay otra manera— excusó, encogiéndose de hombros mientras Venus y Letom comenzaban a recoger las armas que habían utilizado para su entrenamiento. Loik y Rhys se quedaron examinándola en silencio, pero el segundo avanzó rápidamente y abrazó a su amiga.

—Me alegro de que estés viva, chica celeste— dijo en forma de saludo, con un atisbo de brillo en sus ojos que únicamente Loik pudo notar— ¿Qué te ha pasado en el cuello? Se ha abierto la herida.

—Se ve que ahora toda persona que me ataca tiene que hacer un corte en mi cuello o algo así— bromeó, haciendo a Rhys esbozar una sonrisa tonta.— ¿Habéis estado bien?

—Claro que sí— contestó el terrícola— ¿Y tú como has estado con esos cuatro?

Blair sabía que Rhys no se refería a "esos cuatro", sino más bien a uno sólo de ellos. No quería darle información de más sobre Bellamy, porque sabía que probablemente se molestaría con ella por acercarse demasiado. Y aún más cuando le contase que habían estado a punto de besarse, y que ella se había quedado con las ganas.

—Bien.— forzó una sonrisa— Loik, ¿podemos hablar a solas?

El mencionado frunció el ceño, al igual que los otros tres, pero acabó asintiendo. Dio unos pasos hasta quedar al lado de Blair, y la cogió del brazo para llevarla fuera de la habitación en la que estaban. Entraron en otra sala y cerró la puerta, notando que algo no estaba normal en la chica.

—¿Qué te ocurre?

—Tengo que volver a ser la Jusheda que tú me entrenaste para ser— explicó, jugueteando con sus dedos de forma nerviosa. Loik la miró con pena, preguntándose por qué una chica de tan solo dieciocho años tenía que sentirse obligada a ser algo así— Quiero vengarme. De Alie, de Pike y de mi padre. Necesito tu ayuda para...

—No.— contestó muy decidido su mentor.

—¿Perdona?

—He dicho que no.— reforzó su respuesta, haciendo que Blair bufara— La Jusheda que yo quiero que seas es justo como en la que te estabas convirtiendo. No quiero que dejes de tener sentimientos, o que los ocultes.

—Me entrenaste para eso.

—Te entrené para no mostrárselos al enemigo, no a tu familia— rebatió sus palabras Loik— Quiero que estés bien.

—Lo estaré— murmuró Blair— ... cuando mate a todos los que han hecho daño a la gente que quiero.

—No deberías actuar por impulso— aconsejó su mentor, mirando preocupado a su alumna— La mejor manera de protegernos es sin ponerte en riesgo de forma estúpida.

—No me voy a quedar de brazos cruzados viendo como Clarke confía ciegamente en que Ontari va a dejarse poner la Llama— obvió, con aires molestos al ver que Loik no iba a ceder— Tengo que hacer algo.

—Todos estamos juntos en esto— la recordó, posando una mano en su hombro. Blair negó varias veces con la cabeza— ¿Por qué quieres hacer todo esto sola?

—Porque cada vez que alguien está cerca de mí acaba saliendo herido.

Su respuesta tomó por sorpresa a Loik, que pudo ver a través de los ojos de Blair tristeza y un sentimiento de culpabilidad que solía experimentar la arquera. Atrajo a Blair hacia él y la abrazó, pero la chica ni siquiera reaccionó. Loik no se había dado cuenta de que unas cuantas lágrimas escocían las mejillas de Blair. Aún así, siguió envolviéndola con sus brazos.

—Esoy harta de que cualquiera me diga que todo va a ir bien, Loik— admitió, aún entre sus brazos— Nada va a ir a mejor.

—Tenemos que hablar de todo lo que está ocurriendo— afirmó Loik, una vez se separó de la chica. Blair le miró con el ceño fruncido, y su mentor sonrió para brindarla algo de ánimos— ... cuando matemos a los que hayan hecho daño a la gente que quieres.

Blair le dedicó una sonrisa cargada de agradecimiento.

—Sabía que me ayudarías.

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Bellamy y Clarke habían estado hablando con Roan mientras Blair y Loik buscaban la mejor manera de colarse en la cárcel de Arkadia para poder matar a su padre. El rey de Azgeda había accedido a ayudarles a entrar a Polis, así que no tardó en llegar a la sala principal de Arkadia junto a Octavia.

Blair estaba al lado de Miller, que la había entregado un puñado bastante grande de flechas. Según lo que la arquera sabía, solamente Bellamy, Clarke, Octavia, Roan, Rhys y ella irían a la capital terrestre.

Bellamy llegó hasta donde estaban situados Jusheda y Nathan. El pelinegro esbozó una sonrisa en forma de saludo dedicada a su ex novia.

—Un gas adormecedor.— explicó Miller, enseñándoles unos frascos que contenían gas— De lo mejor del Monte Weather. En cuánto saquen a Ontari, a dormir— lo último lo dijo con una sonrisa burlona en su boca. Bellamy le dio una palmada en la espalda.

—Bien.

—Al estar chipeada, tendréis que darle una descarga como hicisteis conmigo— avisó Raven, entregándole a Blair la máquina que construyó Sinclair en la casa de Niylah.

—Creía que Jaha había destruido todas las pulseras— pensó en voz alta Jasper, un poco más apartado del grupo.

—También él, pero llegué yo— vaciló Raven, haciendo a su mejor amiga sonreí ante su orgullo— Solo había piezas sanas para construir uno, así que utilizadlas bien. También la he mejorado un poco.

Clarke avanzó hasta quedar frente a ella.

—Nada de eso servirá si no puedes meternos en el código de Alie— recordó la rubia.

—Lo hará— afirmó sin pensárselo dos veces Blair, colgando el arco en su espalda.

—Gracias por la confianza.— respondió Reyes con una leve sonrisa. Después se giró a mirar a Clarke— Tú preocúpate de la sangre nocturna. Yo me preocupo de Alie.

Blair dejó de lado la conversación, y fue a despedirse rápidamente de la gente. Al primero que abrazó fue a Letom, que la hizo prometer varias veces que no iba a hacer ninguna tontería que la fuese a llevar a morir. Posteriormente, se despidió de Venus, que la dijo prácticamente lo mismo. Seguida de ella vinieron todos los demás skaikrus. Y por último, Blair se plantó en frente de su mentor. Loik la observó orgulloso de lo valiente que era esa chica.

Vas a conseguirlo— aseguró el hombre, hablando en voz clara en trigedasleng— Mantente centrada, y no te tomes el chip.

—¿Has terminado ya, mamá?— se burló Blair, acercándose para atraer a Loik hacia ella y poder abrazarle rápidamente.— Protegeos.

El terrestre asintió una vez se separó de la chica. No sabía cómo ni cuando, pero había conseguido encariñarse tanto con Blair como para considerarla su hija. La comandante de la sangre le dedicó una última sonrisa antes de ir y sentarse en el asiento del copiloto en el Rover.

Cuando lo hizo Bellamy ya estaba ahí. El pecoso miró a Blair, que observaba mordiéndose la cara interna de la mejilla a sus amigos de triku. Sabía que la arquera estaba comenzando a plantearse mil maneras de que algo fuese mal en Arkadia, les pasara algo a ellos y que ella no pudiese estar ahí.

—Estarán bien— comentó Bellamy, ocasionando que Blair se girarse a él con una sonrisa suave.

Rhys estaba sentado en la parte de atrás del asiento. Mantenía una conversación con la menor de los Blake sobre todo el tema de Alie. Le estaban poniendo al día sobre todo lo que acababa de ocurrir. La vista del terrícola se desvió un segundo a la parte de delante del coche y vio como Blair sonreía a Bellamy, que la miraba como si fuese lo mejor de este planeta. Sintió una punzada de celos en su interior y apartó la mirada.

—Entonces Luna...

—¿Desde cuándo Bellamy y Blair son tan amigos?— cortó a Octavia, que frunció el ceño y sus ojos volaron hacia la ex pareja. Volvió a centrarse en Rhys.

—¿A qué te refieres?

—¿Crees que pueden volver a...?

—Sí— contestó O, sabiendo que sus palabras le dolerían al terrícola, pero sin querer mentirle a la cara— Aunque no sé si le conviene a Blair.

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Había pasado un rato cuando el Rover se detuvo. El camino había sido silencioso. Quizás porque nadie quería soltar información frente a Roan, o porque estaban demasiado centrados. El caso de Blair era el segundo. La chica sostenía su arco entre las manos mientras observaba detalladamente el objeto. Tenía bastantes flechas, pero esperaba no tener que utilizarlas contra su gente chipeada.

El vehículo frenó y Bellamy, Blair, Clarke y Roan bajaron del coche. Era de noche, y desde el punto en el que estaba se podía ver la Torre de Polis. Jusheda tragó saliva, recordando que la última vez que visitó aquel lugar, podía ver a Lexa. Y ahora no.

—Aquí nos dividimos— anunció el rey de Azgeda, caminando hasta quedar al lado de Blair, que frunció el ceño levemente—La entrada al túnel es por allí— habló con voz clara Roan, señalando un sendero no muy lejos de dónde estaban.

—Sabemos donde está— informó Bellamy, hablando con voz seca a su majestad.

—Necesito la Llama— Roan se giró a Clarke, la cual no parecía nada convencida— Esto solo funcionará si mandan a Ontari a por ella. Si no la ven, no la llevarán. Sin cebo no hay trampa.

—No vas a ir solo, campeón— vaciló Blair, dándole una mirada rápida a Clarke— Para qué tener sólo un cebo si puedes tener dos.

—Ni de coña.— respondió Blake al lado de ellos, con los brazos cruzados y mirando muy serio a su ex novia.

—Me parece bien.— contestó Roan, ignorando lo que había dicho Bellamy y tendiendo su mano a la arquera para que ambos las estrecharan. Eso hicieron— Eres su máxima amenaza y Ontari lleva detrás de ti mucho tiempo.

—Ese no es el plan— intervino de nuevo el pelinegro. Roan rodó los ojos.

—Blair no perderá la Llama de vista— aseguró Clarke, posando su mano en el hombro de su amiga y dándola un apretón— Confío en ella. Y además sabe la contraseña. Roan, debes decirles que sin Blair o sin mí, Ontari no ascenderá.

—Te harás pasar por prisionera— advirtió el rey, mirando a la comandante de la sangre con aprobación. Blair asintió.— Vale. Marchémonos.

—Un momento.— les detuvo Blake antes de que pudieran dar un paso. Puso su mano en el pecho de Roan— ¿Nos dejas?

El rey de la nación del hielo le dedicó una mirada burlona antes de retroceder unos pasos.

—Blair.— la llamó el chico, posando sus manos en las mejillas de la chica. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Blair ante su contacto— No puedes confiarle tu vida a ese tío.

—No lo hace— contestó Clarke por ella. Los dos skaikru se giraron a mirarla con el ceño fruncido— Porque nosotros estaremos cubriéndola todo el tiempo. Y Blair confía en nosotros.— hizo una pausa— Os dejo despediros. Voy a avisar a Rhys y a los demás de que te vas.

—Tengo que hacerlo— susurró la castaña una vez Clarke se fue. Las manos de Bellamy seguían posadas en sus mejillas— No me va a pasar nada.

—Siempre dices eso, y siempre acabas herida— reprochó Bell con una sonrisa vacilona— Tienes que entender que no te puedo dejar ir ahí sola.

—Yo te dejé ir a Mount Weather.

—No es lo mismo.

—Sí que lo es— inquirió Blair, elevando las comisuras de sus labios en una sonrisa triste— Voy a volver, Bell. Volveré por ti. Necesito hacer esto. Necesito salvarlos. Necesito hacer esto por Lincoln. Por Lexa.

—¿No puedo convencerte de que te quedes conmigo?— cuestionó con una ceja alzada Bellamy de forma burlona. Blair captó sus intenciones.

—Soy una cabezota— recordó, encogiéndose de hombros — No puedes convencerme con nada.

—¿Ah, sí?— vaciló.

En un abrir y cerrar de ojos, Bellamy enroscó la cintura de la chica con su brazo. Blair soltó una carcajada suave y posó su mano en el pecho del pelinegro, haciendo que las malditas mariposas volvieran a aparecer en el vientre del chico. Blake llevó sus dedos a la nuca de la arquera y la acarició lentamente. Ambos compartieron una mirada ansiosa. Esperando a saber quién sería el primero que daría aquel paso. Tardaron unos segundos en reaccionar, y entonces Bellamy atrajo a la chica. Pero justo antes de que sus labios se rozasen, Roan apareció tras ellos, sobresaltándoles.

—Ugh— fue lo único que dijo, antes de poner una mueca rara— Nos vamos ya, Jusheda. Entrega tus armas y quédate con esa navaja que llevas siempre en la bota.

La chica alzó las cejas sorprendida ante el comentario del rey, pero no la disgustó. Más la había molestado que interrumpiera su momento con Bellamy. Se giró a su ex novio y depositó un beso corto en la mejilla del pelinegro, que se estremeció interiormente ante el contacto. Blair se descolgó el arco, el carcaj, y la espada de Lexa y se los entregó al pelinegro. Cuando fue a darle el último objeto, le dedicó una mirada distinta a las demás.

—No dejes que la pase nada, es demasiado importante— rogó, quizás sonando un poco más desesperada de lo que pretendía. Bellamy sonrió y asintió, antes de acariciarla la mejilla por última vez— Que volvamos a vernos.

—Así será.

Y después de eso, la comandante de la sangre comenzó a caminar hacia Polis junto a Roan, que la estaba dando algunos consejos antes de entrar a la capital terrestre. Al rey de Azgeda parecía caerle bien la arquera, y eso era un punto a favor a skaikru.

—Menudo numerito os habéis montado tu novio y tú— comentó con una sonrisa pícara él.

—No es mi novio.

—Pues no lo parece— respondió con gracia el rey, encogiéndose de hombros y haciendo que la comandante de la sangre esbozara una sonrisa— Hay que tener agallas para ofrecerse a venir aquí, Blair de triku. Eso dice mucho de ti.

—Tú también tienes agallas, Roan— le restó importancia la castaña— No culquiera nos ayudaría después de todo lo que hemos hecho.

—Genial, pues ahora somos dos valientes que están a punto de ser degollados por una IA.

—Veo que el positivismo no se te da muy bien, ¿o me equivoco?

Ambos rieron, sin saber bien a lo que estaban a minutos de enfrentarse.


Vale, antes que nada, SIENTO MUCHÍSIMO NO HABER ACTUALIZADO ANTES 😩

sinceramente no he estado pasando un buen momento y a eso sumale que estoy de exámenes y no puedo más JAJAJAJ pero aquí tenéis un capítulo nuevo!! (Y además he estado planificando cositas de i know places 🤭)

Tenía muchas ganas de que Roan volviera a aparecer en el fic, amo tanto su relación con Air

Also, que opináis de Bell y Blair ahora? Los estoy dejando tranquilos para que disfrutéis, por ahora claro. Cuidado con las cosas que se vienen porque son muyyy fuertes

No tardaré mucho en actualizar a partir de ahora, así que sin mucho más que decir, os quiero dar las gracias por los 500 aquí en wttp. Muchísimas gracias por todo

—nat🫶🏻

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