𝐜𝐢𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐬𝐢𝐞𝐭𝐞

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


27 de julio de 2007

¡No me puedo creer que acabe de conocer a Oasis! —Dijo Emma emocionada después de volver de hablar con algunos famosos.

Abanicaba su rostro con rapidez e intentaba no sudar demasiado.

Estaban en el lanzamiento del segundo disco de Angel's Garden. Ese segundo disco había evolucionado pasando del típico pop (la única canción de rock del primero era Rompe mi corazón) a un disco de en su mayor parte rock-pop. Eso había hecho que muchas más bandas y artistas acudieran esa tarde. Anna y Emma habían conseguido más fama y estaban recibiendo mejores críticas aún. Parecía que a la gente le estaban gustando las nuevas canciones y les gustaba ese estilo, ellas también se sentían más cómodas en él.

—Yo acabo de hablar con el productor de Pink Floyd —le dijo William con los ojos muy abiertos.

—Esto es más grande que el primer lanzamiento —decía ella con nerviosismo—. ¿Crees que piensen que somos dos niñas tontas ignorantes que se creen unas estrellas?

—Probablemente —rió y agarró la mano de su chica, para después besar la mano sin romper el contacto visual—, pero yo sé que no lo eres.

—No ayudas, Will.

—Escúchame, sólo soy sincero. Ellos pensarán eso, pero vosotras podéis demostrarles lo contrario.

Emma suspiró y apoyó su frente en el pecho de William. El lanzamiento se estaba celebrando en un local muy grande y famoso de Londres, mucha gente había acudido y ahora comían canapés y bailaban mientras les presentaban a gente con canciones de Angel's Garden de fondo. Era un sueño hecho realidad.

—Estoy aquí, contigo —murmuró William—. Todo saldrá bien. Tranquilízate.

—Te quiero, Will.

—Esto ya se está poniendo demasiado empalagoso —Comentó Skandar detrás de ellos, rompiendo la magia del momento.

Los dos se giraron para mirar al moreno, que tenía una expresión de asco, sujetando una cerveza en la mano.

—Skandy —Habló Emma con una sonrisa falsamente inocente—, ¿por qué no te piras un rato?

—No sé con quién hablar —Skandar se encogió de hombros—. Ben se ha ido a fumar con Rowan, y los demás han desaparecido. Además, me siento intimidado entre tantos famosos.

Emma rió y se acercó a él para pasar su brazo por los hombros del chico, y el otro brazo por los hombros de William.  Les  dio un beso en la mejilla a cada uno, ellos la miraron con confusión.

—¿Estás borracha? —preguntó Skandar.

—No, simplemente os quiero hacer saber que os quiero mucho.

—Qué bien, me largo.

Skandar se soltó del agarre de Emma y se fue. William la miró con el ceño fruncido, pero sonriendo un poco.

—Y así es como se espanta a Skandar Keynes —dijo ella, haciendo una reverencia. William soltó una carcajada.

—Tengo que admitir que eso ha sido inteligente, espantando a Skandar teniendo contacto físico con él.

—Bueno, dale un par de horas y cuando haya bebido un poco puede que hasta nos abrace —Ella entrelazó sus dedos con los de William.

Él sonrió de lado cuando vio que ella se acercaba a él y le besó con delicadeza. William puso su mano en la nuca de Emma para atraerla más a él, agarrando algunos mechones de su cabello. Emma posó su mano en el torso de William, abriendo su boca para darle paso a que aumentara la intensidad del beso.

Estaban en una esquina apartada, pensando que ahí tendrían más intimidad.

Pero se equivocaban.

Un flash saltó y los dos miraron hacia allí enseguida. Se trataba de uno de los fotógrafos que se habían contratado ese día para hacer los recuerdos del día. Les sonrió y alzó su pulgar como si no le estuvieran mirando con enfado. Después les enseñó la foto y les comunicó que salían increíbles.

—Si por increíbles se refiere a besugos que parecen querer comerse el uno al otro... —bromeó Anna llegando hasta ellos.

Sonreía un poco y tenía los brazos cruzados. Ese día estaba preciosa y parecía radiante ante tanta expectación por parte de la gente que había acudido al lanzamiento.

—No seas una zorra envidiosa —Respondió Emma después de sacarle la lengua infantilmente.— Por cierto, ¿te he dicho que vas preciosa?

—Sí, una media de diez veces en unas horas. —Anna rió—Al final voy a pensar que te gusto mas que William.

William alzó una ceja mirándola, retador. Emma rió al ver que Anna lo miraba de la misma manera, posando su mano en su cadera. Parecían dos mujeres a punto de agarrar el último bolso de rebajas, y en ese momento ella era el bolso en rebajas.

—Es que me da envidia (sana) cuando te veo así. —dijo cuando pararon de comportarse de esa manera cómica.

—Pero si vas preciosa -Anna la miró con confusión-. Al final eres más insegura de lo que pareces.

Emma se encogió de hombros. William miraba ceñudo a Emma, repentinamente molesto porque ella se sintiera así en ese momento. Iba a decirle algo al respecto cuando Alaric apareció frente a ellos.

—Todos dicen que este disco es cien veces mejor. –anunció dando su famosa palmada–. Dicen que este rollo os pega más.

—¿El rock-pop?— preguntó Anna, Alaric asintió— Claro que les gusta más. El disco anterior era más comercial.

—Y también me han dicho que están pensando en utilizar una de las canciones en una película. Aún no me dicen el nombre por si acaso, porque todavía no está grabada por completo.

Anna y Emma se miraron con los ojos muy abiertos. Eso era un gran paso también. Si se utilizaba tu música, en Hollywood por ejemplo, eso era un gran método para publicitar la canción, y en general, el álbum.

Ese día habían invitado a Landon y a Oak, pero no habían podido asistir por problemas de viajes de avión, así que les mandaron unas flores con una carta que ellas agradecieron inmensamente.

Después de que Anna y Alaric se marcharan de allí, fue Georgie la próxima que se acercó. Emma quizá debería estar hablando con productores, famosos y demás, pero prefería estar bailando y bromeando con William. Se sentía más cómoda así.

—Me han hecho fotos —les dijo Georgie, abrazándolos a los dos al mismo tiempo—. Si salgo bien, se las enseñaré a toda mi clase.

—Me parece una buena idea. Siempre está bien generar envidia —Le dijo William riendo.

—Por cierto —Georgie miró con una ceja alzada una sonrisa pícara a Emma—, he estado componiendo. He hecho canciones muy chulas, si Alaric las escucha seguramente os deje tiradas por mi.

Emma alzó una ceja también, con expresión retadora, como la que William había adoptado minutos atrás con Anna.

—Eso me gustaría verlo.

—Oh, lo harás.

—Qué mala —Bromeó Emma, y después agarró la cara de Georgie para darle un beso sonoro en la mejilla—. Toma.

— Me quedaré un rato con vosotros —Les comunicó Georgie—. Freddie se ha traído a su nuevo hámster en su jaula y todo. No hace más que mirarlo y me aburro.

Los tres miraron hacia Freddie, que ignoraba por completo a Chris Martin.

Ben apareció poco después junto con Daisy, vestido con un esmoquin de color verde oscuro. Le quedaba como anillo al dedo. Tanto él como Benjamin —que se estaba volviendo un adolescente muy apuesto—, como William y Skandar se habían ganado muchas miradas por parte de la gente que había acudido a la fiesta. Emma se había percatado de que varias veces Anna había mirado con los ojos entornados a chicas que se acercaban a hablar con Ben.

Pero ella también había tenido que lidiar con una chica descarada a la que no parecía importarle que William estuviese con su novia, porque literalmente le había pedido el número de teléfono junto con un guiño. ¡¿Se podía tener menos vergüenza?!

Obviamente Emma había respondido antes y le casi le lanzaba una bebida encima.

—Emma, Benjamin te está buscando —Le dijo Ben al llegar hasta ellos.

—Dame un segundo.

—Ha dicho que inmediatamente.

Emma frunció el ceño, pues no sabía desde cuándo Benjamin le mandaba ir donde él estaba, especialmente inmediatamente.

—¡Ha dicho que le des un segundo! —Exclamó William en respuesta, que tenía sus manos en la cintura de Emma—. ¡Dile a Benjamin que se la guarde en los pantalones!

—Tranquilo, hermanito —Daisy lo miró con diversión.

—Parece que eres tú el que necesita guardársela en los pantalones —fue lo que dijo Ben, contemplando cómo William parecía no querer despegarse de Emma y la pegaba más a él.

Emma y Daisy rieron al escuchar eso. Emma se separó de William, el cual tuvo que soltarla a regañadientes, y se dirigió camino hacia Benjamin. Iba vestido con una camisa azul cielo y unos vaqueros, además de llevar su cabello rubio oscuro peinado de manera un poco rebelde. Sus quince años iban muy bien llevados y de eso se habían percatado las chicas que habían cerca, pues lo miraban de soslayo y soltaban alguna risita que otra. 

—Benjamin —dijo Emma llegando hasta él— ¿qué pasa que tenías tanta urgencia?

—Necesito tu ayuda, Ems.

—Lo que necesites.

Benjamin pasó una mano por su pelo, llevándolo hacia atrás, y soltó un suspiro. Parecía nervioso por alguna razón. Emma frunció el ceño con una pequeña sonrisa.

—Verás... Hay una chica que no me deja en paz. He pensado que si tú vienes y le dices un par de cosas me dejará sólo de una vez por todas.

—¿Qué?

—Es una de las fotógrafas. No me deja. Creo que tiene unos treinta años, podría ser su hijo.

—¿Cuál de ellas?

Benjamin señaló a una mujer que efectivamente aparentaba treinta años. Llevaba un vestido de color rojo junto con tacones de aguja. Tenía un aspecto extravagante y miraba de reojo a Benjamin constantemente. Parecía tener una mirada depredadora. A Emma le entró un escalofrío.

—He pensado que podrías decirle algo, porque eres la cantante y eso... Anna ya ha dicho que no se atreve.

Emma remangó sus mangas invisibles (pues llevaba un vestido de palabra de honor) y frunció los labios para después caminar con rapidez hacia la mujer. Benjamin anduvo detrás de ella tímidamente con las manos metidas en los bolsillos. Se ganaron la mirada de muchos de los presentes, pues Emma estaba caminando de una manera muy extraña hacia esa mujer.

—Perdone —le llamó tocando el hombro de la mujer con su dedo.

La mujer, con un cabello pelirrojo teñido, la miró de arriba a abajo. Emma pensó que eso era muy descarado, en especial teniendo en cuenta que era su fiesta y ella era la que podía mirarle de esa manera despectiva.

—Creo que ha sido usted la que parece estar molestando a mi cuñado.

La mujer miró detrás de Emma, donde Benjamin miraba al suelo. Era extraño verle de esa manera, por lo que Emma pensó que la situación debía estar intimidándole mucho. Eso no podía suceder.

—¿Se puede saber quién es tu cuñado? ¿O quién eres tú?

Emma cogió aire.

—Estás hablando con una de las cantantes cuyo álbum ha generado esta fiesta, por lo tanto, con una de las responsables de todo lo que pase aquí. Lo segundo, mi cuñado es ese chico asustado que tengo detrás por tu culpa.

—¿Por mi culpa?

—Sí. Tengo entendido que estás molestando a ese chico al que le doblas la edad.

La mujer puso una mano en su cadera y hizo una expresión de enfado hacia Emma. Emma la miró de la misma manera.

—¿Qué pasa? Sólo estoy hablando con él, ¿es que no tengo derecho a hablar con la gente sólo porque estoy trabajando?

—No tienes ese derecho cuando estás flirteando con un niño de quince años y haciéndole sentir incómodo.

La mujer miró con sorpresa a Benjamin, dandole un repaso. Parecía haberse enterado en ese instante de que tenía quince años. Tampoco es que aparentara muchos más.

—Mira —habló Benjamin por primera vez—, te he dicho antes que no estoy interesado en hablar contigo. Y tampoco me interesas tú, no tienes oportunidad. Y aún así, te acercas todo el rato a mi y sigues pensando que puedo estar interesado y que tienes una oportunidad.

—Espera, ¿acabas de decir que estás interesado y que tengo una oportunidad? —Preguntó la mujer, riendo, como si fuera la mejor broma de la noche.

Emma frunció el ceño y se sintió imponente porque esa mujer tenía la cara muy dura y era una total sin vergüenza. Se acababa de enterar de que el chico al que había estado acosando sólo tenía quince años y aún así estaba mirándole de la misma manera: como si fuese un pastel que quería devorar.

—No sé si no te has enterado —comenzó a decir Emma, cada vez más furiosa—, pero estás en el lanzamiento de un album, no en una convención de pedófilos, ¿vale?

—¿Perdona?

—Perdonada —Emma sonrió con falsa amabilidad—. Ahora, si no te importa, te agradecería que te marcharas de esta fiesta.

Alaric llamó a los de seguridad y se acercaron a ellas, queriendo saber qué estaba pasando, porque la fotógrafa parecía negarse a entrar.
Emma les explicó que aquella mujer estaba incumpliendo normas y que se negaba a salir, por lo que debía ser echada. Los seguratas, que sabían que Emma era una de las cantantes de la banda protagonista de esa noche, agarraron a la mujer de los brazos y la obligaron a salir de allí.

Emma sonrió, satisfecha. Aunque se sentía un poco violenta por lo que acababa de presenciar. Era realmente asqueroso que aún hubiesen tantos adultos interesados en gente claramente mucho más joven. Jamás entendería esas mentalidades. No era lo mismo estar con alguien diez años más pequeño que tú si esa persona es ya un adulto, que si es todavía prácticamente un niño. Lo encontraba enfermizo.

Algunos se acercaron para hablar con ellos después de que Benjamin le diese las gracias a Emma. Ella, que estaba un poco agitada, agarró un vaso con líquido que llevaba un camarero cerca de ella en es momento.

—Necesito un trago —dicho esto bebió el interior de una.

Supo que era alcohol en el momento en que el líquido comenzó a hacer arder su garganta. Pero fue un buen comienzo.

[...]

Una hora y media después, la fiesta había comenzado a despejarse y en su mayoría se encontraban allí la gente entre veinte (menos los hermanos pequeños) y treinta años. Los padres de los demás se habían marchado ya, pues había gente que quería seguir con la celebración, y la gente más famosa se había quedado –al menos los más jóvenes–.

Emma, como siempre, había comenzado a beber y se le había ido de las manos. Pero no era la única. En ese momento, Skandar, Ben y William bailaban y cantaban la canción de Bajo el mar mientras reían con voces que hacían ver de manera obvia su estado de borrachera.

—¡Skandar, tú eres la sirenita! —le decía Ben, riendo.

—Y tú el cangrejo —Le espetó Skandar, para después tirarse un eructo.

—William es el pez... sí, el pez —Ben se tambaleó y después parpadeó varias veces— ¿cómo se llamaba?

—¿Gastón? —preguntó William con la voz tomada.

—No, idiota, era Mushu —Respondió Skandar.

—¡Ese es de Mulán! —Gritó Ben furioso, separándose de ellos, empujándolos. Skandar y William perdieron el equilibrio y por poco se caían al suelo—. ¡Menudos imbéciles! No sabéis los personajes de Disney... Os debería dar vergüenza.

William y Skandar se miraron sin comprender por qué Ben actuaba así. Parecía realmente indignado, más enfadado que nunca. Daisy y Rowan, que miraban la escena de cerca, ahogaron la risa tratando de no desconcentrarlos de su escena.

—¡El pez se llama Flounder! ¡Flounder! —A Ben le lloraban los ojos. Después se puso a sollozar— Es Flounder, maldita sea.

—Perdón, tío —Skandar se acercó a él y le palmeó la espalda—. No sabía qué Flounder era tan importante para ti.

—¿Qué demonios...? —Preguntó Daisy, mirándolos sin comprender qué estaba ocurriendo. Se notaba que ella era de las únicas que no había bebido.

—Vale, Ben, no es Mushu. Es Flounder. Anotado —Dijo William, apenado.— Me voy con mi novia antes de que... de que me mates.

Agarró su vaso de tequila y comenzó a buscar a Emma por la sala. Pero no había rastro de ella. Mucha gente le saludó, pero él los apartaba y finalmente tuvo que hacerse fotos con algunas chicas que se lo pedían. La gente que asistía a esos lugares normalmente eran hijos de familias ricas que se podían permitir pagar la entrada.

—¿Emma? —Preguntó William al ver a una chica de pelo castaño y con un vestido negro, como el que llevaba Emma esa noche.

La chica se giró. No, no era Emma.

—Ups, lo siento.

Parpadeó seguido y se dio la vuelta de nuevo para después chocarse con Jack, que estaba hablando con Lulu mientras comían algo de una bolsa.

—¡Jack! ¿Dónde está tu hermana?

—Menuda borrachera llevas, hermano —se rió él.— Está con Rachael y Charlize. Creo que le están leyendo las cartas.

—¿Dónde?

—Será mejor que te llevemos nosotros —Lulu chasqueo la lengua, y después agarró a William del brazo para llevarle hasta allí.— ¿Quieres comer algo? Tenemos aros de cebolla.

—No, quiero ver a Emma.

—Vale, enamorado, te llevamos a Emma.

Le llevaron mientras se reían de él. William acabó riéndose también de él mismo al darse cuenta de lo borracho que iba, pero no pareció importarle.

Llegaron hasta una mesa donde Emma hablaba con Rachael y Charlize. Emma parecía muy tocada por el alcohol también, pues no se mantenía quieta y reía sin parar por cualquier cosa que pasaba.

—Emma, ¿te puedo molestar un momento? —Preguntó William sentándose a su lado.

—Tu existencia ya me molesta, pero claro que sí —Bromeó ella.

Jack y Lulu se quedaron comiendo aros de cebolla mientras Rachael comenzaba a exclamar que debían leerle las cartas a los dos juntos. Charlize dio unas palmadas de entusiasmo.

William rió al ver lo emocionada que parecía la pareja de locas. Emma apoyó su cabeza en el hombro de William y él pasó su brazo por los hombros de ella mientras comenzaba a acariciar los cabellos que caían sobre el hombro de la chica.

Rachael barajó las cartas y después puso cinco cartas frente a ellos, al revés para que no pudieran ver lo que significaban. Después giró l primera carta. En ella se podía ver un cielo donde había una luna de color blanco dibujada de manera extraña. Debajo había lo que parecían dos perros mirando hacia la Luna, y en el río que había al final de la carta se podía ver a un escorpión.

—Oh, la Luna —dijo Charlize.

—¿Qué mierdas significa eso?— preguntó William.

—Se acerca un reto que toma la forma de un nuevo proyecto creativo o conflicto en una relación. Vuestra experiencia os guiará a hacer lo correcto —Respondió Rachael.

Emma se encogió de hombros mientras William fruncía el ceño.

Rachael giró la siguiente carta.

—La Reina de Bastos —Dijo Charlize esta vez—. Un amigo que os quiere mucho os dará un buen consejo. Este aliado puede ser una mujer, pero no importa su identidad, recordad demostrar gratitud y devolver el favor.

—A saber.

Entonces escucharon un chillido. Se giraron con rapidez para ver cómo Ben llevaba en sus manos una bola de color blanco. Freddie gritaba detrás de él.

—¡Ben tiene al hámster de Freddie! -Gritó Lulu, riendo.

Ben parecía sujetar la bola con fuerza y Emma pudo ver que, efectivamente, el hámster se encontraba dentro de la bola. Ben estaba loco cuando bebía.

Entonces, todos soltaron un grito ahogado cuando Ben lanzó la bola al aire con mucha fuerza y gritó:

—¡Pikachu, te elijo a ti!

—¡NOO! —Gritó Freddie, aterrorizado.

Skandar fue rápido y se tiró al suelo a la vez que la bola iba directa a éste. Todos aplaudieron cuando Skandar alzó la bola en sus manos. Freddie llegó hasta él y agarró la bola con expresión de miedo. Abrió la bola y sacó a su animal, que tiritaba en sus manos. Pero al menos estaba vivo.

—¡Eres un idiota!—Freddie le gritó a Ben, y después salió corriendo de allí. Estaba a punto de llorar.

Ben puso una mueca, parecía darse cuenta recientemente de lo que podría haber pasado. Anna lo miró con enfado y después salió tras su hermano para consolarle. Skandar llegó hasta Ben y comenzó a regañarle por lo estúpido que había sido al actuar así, porque no conseguiría que Anna lo viese de la misma manera de nuevo.

—Sigamos —dijo Rachael poniendo los ojos en blanco. Miró la próxima carta—. Fuerza... Esto quiere decir que no rechacéis ninguna oferta que venga en el futuro. Tened fe en vuestras propias convicciones y sed lo suficientemente fuertes para confiar en lo que vendrá. En astrología está relacionada con el signo... ¡Leo! Qué casualidad, Emma. Y dice que las fechas clave para esto son del 22 de julio al 22 de agosto.

—Háblanos de nuestros signos. —pidió Emma— eso de la compatibilidad.

—Veo que al final os interesáis por la astrología —Charlize alzó las cejas—. ¿Qué signos sois?

—Leo y Tauro —respondió Rachael por ellos.

—Eso es rápido, me sé todo eso —fijo Charlize, emocionada—. La relación entre un Tauro y un Leo suele ser complicada, y generalmente tienen que poner mucha voluntad para conseguir llevarse medianamente bien. El signo de Leo es capaz de agotar la paciencia de Tauro, él puede sacar de sus casillas a Leo. Cuando hay amor entre ellos... es una odisea. Si coinciden en algo, es por mera casualidad. Mientras permanezcan juntos, compartirán algo en común que puede hacerles felices: un corazón muy grande y noble.

Mientras Charlize hablaba, Emma no se había dado cuenta, pero William había estado mirando a Emma con ojos soñadores. Se había quedado embobado mirando su cara, mientras escuchaba las palabras de la muchacha. Esas palabras le habían hecho pensar en su cerebro borracho del momento, y le habían hecho reflexionar sobre lo que sentía por Emma.

—Lo haces sonar como si se fuesen a casar —comentó Jack con diversión.

Emma rió al escuchar eso y miró a William con cara de "¡Qué tontería!". Pero calló al instante al ver la expresión de William. Y frunció el ceño. La miraba de una manera muy extraña, muy profunda. Él tenía los ojos brillantes.

Y sin previo aviso, William se levantó de una y dio palmadas para después y silbar y pedir que todos le escucharan. Emma frunció aún más el ceño.

—Will, ¿qué haces?

—¡ATENCIÓN! —Gritaba William, y de repente el local quedó en silencio. Hasta bajaron la música.— ¡Quiero que dye is todos atentos, porque voy a decir una cosa muy importante!

Rachel y Charlize se miraron sin comprender nada, aunque unas pequeñas sonrisas comenzaban a formarse en sus rostros.

—Emma, por favor, súbete a la silla. Necesito que se te vea bien. —le dijo William, y le ayudó a levantarse para después ponerse de pie sobre la silla.

Emma miró a todo el público, y vio que algunos habían comenzando a grabar, porque se veían flashes por todas partes. Notó que las mejillas le ardían y empezaban a sonrojarse. No entendía nada, y lo peor es que William estaba agarrando sus manos sin dejar de mirarla a los ojos de esa manera tan extraña.

—Emma, cada vez que estoy contigo y que te veo, me enamoro más de lo que pensaba que podía hacerlo. Hay algo en ti que me da miedo perder porque sé que no lo encontraré en nadie más —Emma abrió mucho los ojos cuando vio que William, sin soltar sus manos, se apoyaba con una rodilla en el suelo. Todos jadearon—. Sentirme amado por ti... Es la mejor sensación.

—¿Qué está pasando? —Preguntó Ben mirando a los dos, tambaleándose.—¿Qué ha hecho Will ahora? ¿Están discutiendo?

—Shhh —le dijo Daisy.

Anna llegó en ese momento y se colocó al lado de Skandar, mirando a Emma y a William con confusión.

—¿Está haciendo lo que creo que está haciendo?

—Tu... tu risa... —William trató de hablar vocalizando por el efecto del alcohol— me hace sonreír, y tus ojos son mi color favorito. Aunque sean color caca, son tuyos y me gustan.

Todos rieron al escuchar eso y Emma simplemente negó con la cabeza, debatiéndose entre reír o gritarle por eso último.

—La manera en que hablas me hace sentir increíble y lo mejor de ti... es que eres mía.

William suspiró y miró a Emma más intensamente. Hablaba con la voz obviando el hecho de que estaba ebrio, pero hablaba con seguridad.

—Por esto, Emma Blair Barnes, ¿me harías el chico más feliz del mundo casándote conmigo?

Hubo un grito ahogado de nuevo en forma de coro por parte de todos los presentes. A Jack casi se le caía la bola de aros de cebolla. Emma casi se desmayaba y se caía de la silla.

Abrió mucho los ojos y se quedó paralizada, mirando a los ojos brillantes y azules de William. ¿Qué estaba pasando? ¿De verdad acababa de decirle eso? ¡No podía ser! ¡No estaba pasando!

—¿Qué?— preguntó Emma con la voz en un hilo.

Todos los que grababan comenzaron a murmurar y de repente comenzaron a gritar y a animarla a decir que sí, que quería.

—Cásate conmigo —Le dijo William, sonriendo un poco.

Emma se sintió derretir cuando vio los hoyuelos que se formaban a los lados de su boca.

Miró a sus amigos y hermanos, todos estaban en shock. Parecían muy sorprendidos. Pero cuando ella los miró, cada uno le dio una reacción diferente.

Jack tenía un aro de cebolla a medio camino hacia su boca.

Lulu tenía la boca abierta por completo.

Benjamin estaba riendo como un loco.

Ben se había caído al suelo y había tirado con él a Skandar.

Daisy le decía que dijera que sí con los ojos muy abiertos. Estaba desesperada porque Emma dijera que sí.

Anna se había apoyado en la mesa porque no tenía fuerzas después de escuchar aquello.

Rachael y Charlize no paraban de susurrar «Di que sí, pedazo de lenta».

Emma miró de nuevo a William y sintió un cosquilleo en el estómago cuando vio que él parecía temeroso al ver la duda en el rostro de ella. Parecía hablar en serio, o al menos todo lo en serio que podía hablar alguien con el grado de alcohol que tenía en su cuerpo. Pero pensó: «Mañana esto se nos ha olvidado y será una anécdota graciosa por la borrachera que pillamos». Así que sonrió y dijo:

—Claro que sí, Will. Sí.

Todos gritaron y vitorearon en respuesta. Se escuchaban todo tipo de comentarios por todas partes. Pero Emma sólo tenía su atención en William que le había ayudado a bajar de la silla y ahora la besaba con pasión.

—¡El anillo! —Gritó Lulu sacando un aro de cebolla de la bolsa de Jack, y se lo entregó a William.

William agarró el aro de cebolla que le habían dado –era el más pequeño del envase– y se lo colocó a Emma en el dedo anular. Ella rió al ver aquel accesorio.

—Esto es una locura —murmuró Anna.

—Oye, Ben no reacciona —Dijo Skandar desde el suelo, agitando la cabeza de un Ben inconsciente en el suelo.

Todos pararon la celebración para correr hacia Ben. Hasta Anna corrió hacia el lugar para ver cómo estaban. La emoción se había transformado en preocupación.

—Estará sangrando internamente —Comentó Benjamin mirándolo desde arriba.

Ben abrió los ojos en ese momento. Todos jadearon.

—Ben, ¿estás bien? —Preguntó Anna con preocupación.

—Sí, sí -murmuró él, y luego rió un poco. Se levantó un poco y todos vieron que le sangraba la nariz.

—¡Ben, estás sangrando! —Exclamó Daisy.

—¿Cuál es tu tipo? —Preguntó Anna, con la desesperación en su voz.

—No creo que Ben necesite sangre, solo se ha dado un pequeño golpe —murmuraba Skandar.

—¿Que cuál es mi tipo? –Ben miró a Anna intentando no cerrar los ojos–. Tú.

Todos rieron un poco al escuchar eso.

— ¿Qué? — Anna parecía confundida.

— ¡Que tú eres mi tipo!

—¡No, Ben! ¿Cuál es tu tipo de sangre? —Anna intentó no reír.

—Oh... Roja.

Anna negó con su cabeza, poniendo la palma de su mano en la frente. Emma, que aún estaba nerviosa por lo recién ocurrido con William, miró al rubio, y William apretó agarró su mano para después besarla.

Ayudaron a levantar a Ben y él los miró a todos sonriendo.

—No estoy tan mal. Benjamin ha dicho que el sangrado es interno. Ahí es dónde debe estar la sangre.

—¿Quién se lo dice? —Preguntó Daisy en general.

Anna corrió a sentar a Ben en un asiento y Ben comenzó a pasar sus dedos por el cabello de Anna. La fiesta volvió a tomar su rumbo de antes, pero ahora todos se acercaban a preguntarles cosas a William y Emma.

Los pensamientos de Emma eran un constante: «Esto no es en serio, ¿verdad?».

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro