Hace mucho tiempo, en un castillo en lo profundo del bosque, vivía un hermoso niño.

Siempre estaba solo así que se aburría.
Por eso, un día dejó el castillo para buscar amigos con quiénes jugar.

Les ofreció todo tipo de obsequios maravillosos, pero nadie nunca lo aceptó.

Luego descubrió la razón; el mounstro que traía consigo la sombra de la muerte lo perseguía, eso decía la gente de él.

“¡Es un mounstro!, ¡Un mounstro!

Quedó muy enojado con cada ser vivo del planeta, y necesitaba desquitarse con alguien. Fue un día en el lago mientras pescaba, en que atrapó algo más grande y pesado.

“Un chico.”

Cuando inesperadamente evitó que el chico muriera, la aterradora sombra que siempre lo seguía desapareció.
En su lugar, el chico empezó a seguirlo. Siempre estaba con él, fuera de día o de noche, en las montañas o el campo.

Un brillante día de sol, el pequeño le hizo una pregunta:

“Oye, ¿siempre estarás a mi lado?”

“Claro, nunca me iré”, contestó el chico.

De pronto el hermoso pequeño tomó una mariposa y la partió, diciendo:

“¿Incluso si ves esto?”

El chico asustado, vio alrededor del pequeño cientos de mariposas partidas por la mitad. Temeroso, soltó el ramo de flores que sostenía, y huyó.

El niño volvió a quedarse solo. La sombra de la muerte volvió y le susurró:

“Nunca nadie se quedará a tu lado,
porque eres un mounstro.
No lo olvides, ¿entendiste?”

El pequeño la miró, agachó la cabeza y respondió:

“Sí, mamá”

<3