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❛Porque es tú don, Shoto.❜
OMNISCIENTE
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—¡Los dieciséis estudiantes de los cuatro equipos que pasaron a la ronda final lucharán entre sí en un torneo, uno contra uno!—había anunciado Present Mic, presentando las tablas de los asignados para todos los televidentes.

Sin duda, era uno de las pruebas más esperadas para los alumnos, quienes fueron asignados contra sus contrincantes, aunque la mayoría se había retirado para honrar a esos que se esforzaron en la última prueba, muchos no desistieron y aceptaron el gran reto. Kai esquivó las plantas verdosas, esas que rasgaron su traje por las espinas que tenía. Su pelea fue la primera en presentarse, así que todos estaban de pie para observar a la hija de una profesional esforzarse en el campo de arena contra una de las alumnas pertenecientes a otra de las clases. Era más serena y sutil que Kai, la chica de cabello verde se esforzaba en retenerla al lanzarle varias plantas que la hicieran retroceder hasta la línea de afuera. Las gotas de sudor bajaban, Kai sentía la sensata necesidad de ella misma bañarse en su agua para poder refrescarse. Miles de espectadores la veían, así que estaba apunto de colapsar por una crisis nerviosa mezclada con la adrenalina que le impedía caer fuera de esa maldita línea. Espero los ataques para examinarlo, eran demasiado eficaz y no fallaban, esa chica era muy buena.

Ibara Shiozaki es de la clase 1B. Su actitud era humilde y demasiado cortes, una luz a diferencia de Kai, quien era más firme y prepotente. Kai dio una media vuelta en el aire cuando las planchas que lanzó Ibara fueron a alcanzarla. Kai cayó al suelo, deduciendo que próximamente Ibara emergería plantas que quebrarían sin duda el campo donde estaban, así que plasmó su mano contra el duro cemento para abrirse paso. El hielo trascendió de su mano, entrelazando a esa joven chica y sus plantas. Levantándose, Kai levantó su mano izquierda y la fuerte presión de agua tomó desprevenida a la chica, llevándola fuera de la línea. Los aplausos resonaban fuertemente en aquel estadio. Las peleas habían sido desastrosas, tanto que se veían las líneas divididas de los alumnos escogiendo a sus favoritos. La joven de cabello blancuzco estaba entre las principales. El público se levantó aplaudiendo en cuanto denotaron que en menos de diez minutos, la joven Nakamura, aquella que la clase 1B veía con gran recelo, había enfrentado a su oponente con suma facilidad.

—¡Nakamura, pero que tenaz!—expresó Present Mic, para así ver a Kai tomar aire, viendo a la chica de cabello verdoso fuera de la línea.—¡Pasa a la próxima ronda!—articulo, en medio del bullicio que le aplaudían con emoción a Kai.

—¿Estás bien?—se preguntó Kai, acercándose a ella cuando salió de la arena, procurándola.

—Fue un gusto haber peleado contra ti. Que extraordinario poder.—musitó Shiozaki, exhausta y agradecida, retirándose sonriente.

Si, espero poder vencerlo.—pensó Kai, mirando a la pantalla, donde veía el nombre de Iida.—Si logra ganar con su oponente, él irá conmigo.—artículo ella, mirando a Iida en la lejanía, porque no será fácil derrotarlo a él.

Kai restregó agua fría en su rostro. Alejada del bullicio que se alarmaba más para las próximas peleas. Debió haberse quedado en las gradas, quizá alardear a sus compañeros, pero no quería. Aunque pudiera una ventaja, no podía pensar en saber que debía enfrentarse con nada más y nada menos que Iida. Las próximas peleas serían tensas, un deleite para disfrutar un buen rato. Afuera, en ese campo de arena, sus compañeros se esforzaban al máximo, incluso su amigo, el joven Midoriya que se oponía a perder en contra de uno de los alumnos que provenía de la class 1B. Ella restregó su rostro, quedando sentada en el vestíbulo donde dejaba su cuerpo repostar luego de una fuerte derrota de Bakugo contra Uraraka. Desde donde estaba la joven de cabello blancuzco, oía el bullicio. La razón principal por la cual ella no quería ver a sus compañeros pelear, era porque ellos se estarían esforzando así como Kai lo haría en esa arena. Temía tenerles compasión, un sentimiento que le impidiera querer ganar o desistir de eso. Ella era fuerte de emociones, demasiado orgullosa y reacia a sentir debilidad, aunque fuera débil.

Se avecina una próxima pelea. Midoriya contra Todoroki.—Kai leyó aquel mensaje, proveniente de su madre, a quien dejó leído.

—Que molesta. No me interesa.—masculló Kai, sin darse cuenta que su cuerpo solo se había dirigido hasta fuera del pasillo, donde una bruma de calor la azoto, hasta inmovilizarla.

—Increíble batalla.—la frío voz de Endeavor se dirigió reacia hacia Kai, quien se quedó inmóvil en medio del pasillo donde estaban.—Curioso. Te perdiste todas las peleas, pero parece que irás a la próxima.—recito, haciéndola desconcertar.

Su ojo es igual de turquesa como el de su hijo. Aunque el semblante frío también parece hereditario, me dejó inmóvil con su presencia.—pensó ella, examinando al gran hombre delante suyo.—Dudo mucho que usted quiera perderse la pelea de su hijo, señor Todoroki.—respondió Kai, respetuosamente ante él.

—Por supuesto que no.—afirmó él, con esa bruma de llamas alrededor de su traje, era tan llamativo que no se perdería en ese gran estadio.—Mi hijo se convertirá en el mejor.—artículo, con esa convicción ambiciosa y arrogante.—No necesita distracciones.—añadió.

Si. Es muy molesto, puedo entenderte, Shoto.—musitó Kai para sí misma cuando Endeavor pasó por su lado, sin nada más que decirle.

—¡Ambos han tenido un excelente desempeño, parece que que veremos a dos grandes rivales enfrentándose!—anunciaba Present Mic, mirando a los dos jovenes que yacían frente a frente en aquel combate de arena.—¡Ahora, Midoriya contra Todoroki! ¡Empiecen!—alentó, creando una tensión inexplicable.

—Kai.—la joven Uraraka la llamó, cuando la vio casi salir fuera de los pasillos para ver la pelea, con sus ojos hinchados miró a Kai, quien se detuvo.—Creí que esperarías a tu próxima pelea.—indicó.

—No puedo perderme esta pelea. Fue una declaración de guerra.—respondió Kai, mirando sutilmente a Uraraka.—Se que perdiste, pero mi madre dijo que lo hiciste muy bien.—comentó, mirando los ojos de Uraraka brillar.—Tus padres deben estar muy contentos.—añadió.

—¡Muchas gracias!—agradeció ella, para restregar sus ojos llorosos.—Quizás no me esforcé al máximo, pero al menos llegué muy lejos.—indicó, justificando.

—Que envidia, peleaste contra Bakugo.—comentó Kai, cabizbaja.—Lo que hubiera dado por darle una paliza.—añadió con convicción.

—Si ganas, podrás hacerlo. Confío en ti.—expresó Uraraka, levantando su dedo pulgar para Kai así asentirle por la confianza que le derivó Uraraka para su combate próximo.

La brisa removió el cabello de Kai cuando salió fuera de los pasillos. Se recostó del barandal, mientras que su madre en gradas más arriba la veía. Aún estaba esa tensión en ella que las ha separado desde la proponente conversación que tuvieron ambas días atrás. La joven de cabello blancuzco veía con detenimiento las facciones de sus compañeros, quienes yacían enfrente. No era de esperarse que el joven bicolor mantuvieran una expresión fría y difícil de examinar, pues su distancia y frialdad era lo que provocaba confusión en sus compañeros, él era como una caja de misterio que nadie podría abrir. Sin embargo, el rostro del joven de cabello verdoso lucía más relajado, pese a que estuviera muriendo del miedo por dentro, había dado un paso adelante para contraatacar el golpe tan frío de su oponente. Habían tantos pensamientos azotando la cabeza de Shoto, que le era incapaz de concentrarse al máximo. Sin pensarlo, plasmó su pie contra el suelo para atraer un gran hielo que le impidiera a Izuku un ataque, pero con el poder que tenía, logró con su dedo trascender una fuerte brisa que lo quebró por completo en cuestión de segundos.

Se sentía tensa. Kai estaba sintiendo esa tensión de ambos cuando Shoto volvió a atacar de la misma manera, creando un igual contraataque de Izuku. Las palabras que oyó, esa confesión tan fría como la brisa del viento que había en este lugar, hacían sentir a Kai más abrumada que él. Su familia tampoco fue perfecta, de hecho, su familia siempre fue una mentira desde el comienzo y oír la historia de alguien más, la hizo recapacitar y quizás sentirse agradecida de que su madre pudiera quedarse con ella. Los ataques continuaban, al igual que los contraataques. El cuerpo de Shoto parecía enfriarse más, como también su hielo hacerse débil. Necesitaba su temperatura izquierda para mantener balance. En la lejanía, Katsuki se mantenía cruzado de brazos, observando detenidamente la pelea. La sangre sobresalía de los dedos de Izuku, creando que Shoto caminara entre su hielo para acercarse en busca de un combate. Kai tenía sus ojos abiertos, ver la determinación de su amigo en soportar los ataques continuando con su esfuerzo luego de dañarse, era digno de admirar. Izuku escapó de un agarre de hielo, rompiendo el hielo que ocasionó enfriar todo el lugar.

—¿Qué pasa? ¿Te lastimaste usando solo tu don?—se preguntó Shoto, arrogante.—Mis disculpas, pero gracias Midoriya, parece muy furioso y es gracias a ti.—artículo, mirando a su padre desde las gradas envuelto en llamas.

Ya casi no podía más. Al igual que Shoto, su cuerpo empezaban a congelarse, también todo su rostro. Temblaba. Fue algo que Kai observó desde la lejanía. Él era fuerte, en sus movimientos y decisiones. El hijo del segundo mejor héroe sin duda tenía la potencia de un profesional, su padre la había entrenado de una manera tenaz y eficaz, aunque marcándolo de por vida con una cicatriz que nadie podía ver. Esto era demasiado personal. Por eso, Shoto volvió atacar con su frió hielo contra Izuku para evitar su movilidad. Su poder era increíble y gigante, pero volvió a quebrarse cuando Izuku con un contraataque utilizando su dedo fracturado para casi llevarlo a la línea de salida. Se estaba esforzando tanto, pero tanto, que Kai tenía su cabeza baja para ya no ver más esos ataques. Eran feroces, se estaban destrozando el uno al otro. Los dones eran habilidades físicas, hay un límite. El cuerpo de Shoto no podía soportar tanto frío, fue algo que Izuku descubrió mediante los ataques que sin duda su compañero ignoró para oír cómo Midoriya le pedía que le diera aún más de lo que daba.

—¿"Todo lo que tengo"? ¿Acaso mi padre te convenció o algo así?—le cuestiono Shoto, ofendido.—¡Ya me enoje!—afirmó para correr contra Izuku, pero estaba lento, su cuerpo ya no soportaba el frío.

—¡Un golpe directo, tenemos algo de acción!—decía Present Mic, cuando Izuku golpeó el abdomen de Shoto, aislándolo.

—¿Por qué te esfuerzas tanto?—le preguntó en un mascullo Shoto, levantándose de un golpe que recibió fuertemente.

—¡Quiero cumplir con las expectativas, quiero poder sonreír y responderles... ser un gran héroe, eso es lo que quiero!—le respondió Midoriya, acercándose herido y sin fuerzas.—¡Por eso todos se están esforzando al máximo!—articulo, golpeándolo fuertemente.—No puedo conocer tu situación, o lo que te motiva, pero querer ser el número uno sin esforzarte al máximo solamente para que así puedas rechazar a tu padre, ¡no tienes derecho, deja los juegos!—pidió, fríamente para abrirle una caja de amargos recuerdos a Shoto.

—¡Cállate!—le pidió a Izuku entre dientes, recordando a su madre abrazarlo fuertemente.—¡Yo no quiero ser como papá, no quiero ser una persona que te maltrate mamá!—recordaba él.—Es por eso que no puedo quererla. Porque no quiero lastimarla como él la lastimaba a ella.—masculló, haciendo que Izuku abriera los ojos cuando entendió a quien se refería.

—¡Es por eso que yo ganaré!—exclamó Izuku, golpeándole fuertemente el abdomen a Shoto, haciéndolo desvanecer en el aire mientras recordaba ese día donde el agua hirvió te cayó en su lado izquierdo.

—Voy a rechazar el poder de mi padre. Porque no voy a lastimar a nadie como él, no quiero lastimar a Kai, por más que quiera tenerla cerca de mi, no quiero ser como él.—artículo entre dientes, para Kai era inaudible, pero para Izuku no, él pudo oír.

—¡No, es tu poder!—arremetió Izuku contra Shoto, para dejar un silencio entre ellos dos envuelto en la frialdad de su tensión.

—¿Así quieres ganar? Maldición. Ayudar a tu enemigo. ¿Quién es el que anda con juegos ahora? Yo también quiero ser un héroe, yo también quiero querer.—decía Shoto sonriendo entre dientes mediante el calor que arremetió su cuerpo, estaba encendido en llamas.

Los aplausos iniciaron, al igual que el bullicio luego de que Endeavor no pudiera creer lo que veía. Su hijo realmente estaba utilizando ese lado izquierdo que tanto deseo rechazar, pero fue incapaz de hacerlo con esas palabras de aliento. Era increíble. Todo el estadio estaba sin palabras, viendo como el gran hijo del segundo mejor héroe utilizaba sus dos dones de una manera tan perfecta y tenaz contra Izuku. Kai estaba boquiabierta, no podía creer lo que sus ojos veían. Sus mejillas estaban sonrojadas desde que vio la sonrisa de Shoto, pero lo hubiera estado aún más si hubiese oído lo que él joven le confesó a su compañero respecto a ella. ¿Ahora entendían esa actitud tan extraña? ¿Esa actitud bipolar? Era más que justificable cuando el chico que lo tuvo todo, tenía miedo de querer a alguien que pudiera lastimar por las marcas de su pasado, pero ahora no había miedo, solo unas ganas inmensas de cumplir sus expectativas. El combate fue interrumpido mediante el poder de Cementos, una fuerte brisa opaco a todo el estadio, dejando desconcertados a miles. El cabello de Kai estaba alborotado, pero no dejaba de sonreír.

—¡Midoriya salió del escenario! ¡Todoroki gana, pasa a la tercera ronda!—anunció Midnight, mientras que las gotas de sudor bajaban por su frente y cuerpo semi desnudó por el calor del fuego, Shoto miró a Izuku desmayado en el suelo e inconsciente.

—Midoriya.—nombró Kai, alejándose de la baranda hasta que chocó con un cuerpo, y cuando miró sus ojos, la amargura se aferró a ella por completo.

—Es tu turno.—afirmó su madre, señalando la pantalla que hizo a Kai tambalear.—Yo iré a verlo. Tú encárgate de ganar.—esas apalabras no fueron frías, pero fue como una obligación que hizo la espalda de Kai pesar.—¡Es mentira! Así sonaría ese idiota de ahí.—indicó, señalando a Endeavor en las gradas de arriba.

—Tú eres igual a él.—exclamó Kai, aislándose de su madre fríamente para ver también a Iida haberse levantado de sus asientos, más lejos de donde estaba.

—¿Entrarás en tu fase rebelde?—le preguntó Hikari, mirándola con tristeza.—Ya dije que lo sentía.—indicó, llevando sus manos a su pecho cabizbaja.

—No estoy en mi fase rebelde. Estoy molesta de que me hayas subestimado y que por eso, me tuvieras que mentir. Te voy a demostrar en esa arena, que tú, ni nadie puede subestimarme, menos los que me ven como la hija de un villano.—articulo fríamente, para apretar sus puños e irse a su dirección.

—Las pagaré muy cara.—expresó Hikari, mirando a Kai darle la espalda e irse lejos, para suspirar gruesamente en la desilusión.

—¡Ahora, en la segunda ronda, vienen uno de nuestros favoritos!—anunciaba Present Mic, mientras que Kai respiraba hondo, viendo como arreglaban el campo de batalla.

Desearía poder estar con Deku.—pensó, apretando aún más sus nudillos.—Peleó demasiado bien. Ojalá los profesionales logren reclutarlo.—añadió, cabizbaja.

—¡La hija de una de nuestras gran profesionales, proveniente del agua y el hielo, fusión de dos dones extraordinarios, de la clase 1A, Kailani Nakamura!—presentó Present Mic, haciendo que todos sus compañeros abrieran la boca grandemente por oír ese nombre.

—¿Kailani?—se preguntó Kaminari, mirando Kirishima quien igual se sorprendió.—¡Que hermoso nombre!—añadieron.

—Cállense. O los mato.—artículo fríamente Bakugo, mirando como Iida al igual que Kai caminaban para colocarse frente a frente, esperando el inicio de la pelea.

—Por fin.—mediante el televisor que veía, Naoto se acomodó en su silla al oír el nombre de su pequeña hermana resonar en la televisión como una gran oponente.

Era su turno. Estaba tensa, de por si las otras peleas hicieron que Kai perdiera todo su enfoque e intentaba recuperarse cuando encaminó fríamente hacia el escenario. El estadio parecía querer caerse por el bullicio, pues Kai no solo era la hija de un villano, si no la hija prodigio de una profesional que el país sin duda alguna admiraba. Las otras peleas habían sido intensas, no esperaban menos de esta, que se sentía pesada y con tensión cuando viejos amigos cruzaron miradas como si un día no se estrecharon las manos para ayudar a levantarse, pero esos recuerdos para Kai estaban demasiados borrosos, sin embargo, Iida los recordaba con demasiado añoro. Deseando que pudieran volver a vivirlos, como antes. En las gradas, donde nadie pudiera verlo ni siquiera su padre, Shoto ponía todo su peso en las barandas de metal. Aún pensativo y desconcertado por su combate con el joven Midoriya, como sus compañeros, él no quería perderse este combate. Iida también caminaba hacia allá. Ambos quedaron casi frente a frente, mirándose con ese recelo. En la enfermería, sin fuerzas el joven Midoriya esperaba levantarse con la esperanza de ver a su amiga combatir.

—¡Nakamura contra Iida, comiencen!—alentó haciendo que ambos compañeros y alumnos crujieran sus dientes.

Su corazón estaba palpitando muy rápido. Habían tantas personas mirándola, tantas personas buscando un alta expectativa de la hija de un villano que se mantenía fielmente en el camino del bien, de ese donde el ochenta por ciento de la humanidad que sostenía dones quería estar. Para Kai, ser un héroe tenía un significado más especial desde que su padre y hermano se fueron, siendo titulados como villanos en menos de veinticuatro horas que cometieran sus actos. ¿La gente les había dado oportunidad para contar su versión? No, pero ella jamás cuestionaría la ideología humana en la que vivía, a menos que fuera necesario, Kai seguiría avanzando hasta que la miraran a los ojos y no vieran solamente la hija de un villano, si no la chica que vino de la resilencia y se convirtió en una gran héroe. Apretó sus puños, así que avanzó valientemente cuando Iida también lo hizo. Ella se deslizó por entre medio de sus piernas cuando él no utilizó su don para avanzar. El bullicio inició en cuanto le dio la espalda, creando una capa de hielo atrás de ella para impedirla sacar del campo.

—¡¡Nakamura se abre paso!!—anuncia Present Mic, mirando como ella rodeaba toda su parte trasera de hielo.

—No. Estudia los posibles ataques que le darían una ventaja para derrotar a su oponente.—esclareció Aizawa, mirando a sus alumnos con detenimiento.—Nakamura es estratégica, su primer paso contra un oponente siempre será observar su desventajas. Es eso lo que la ha hecho ganar contra ellos.—artículo.

Es cierto. Iida era rápido, con su poder podría ser capaz de sacar a Kai fuera de la línea solo contrayéndola fuertemente fuera de este, pero él no podía esperar menos de Kai cuando también creó un leve charco de agua en el suelo que sin duda alguna le sería imposible usar su don sin resbalarse antes de llegar a ella. Maldijo, pero se arriesgó sin usar su don, chocando con las manos de Kai. Ambos resistían el agarre, aunque Kai tenía esa extraordinaria habilidad de poder caminar sobre el agua si quería, empezó utilizando bastante potencia de su don que Iida observó. Se empujaban entre sí, fuertemente, tanto que las venas en los brazos de Iida se empujaban. Kai no sería tan resistente, así que empezó a retroceder. Levantó su mano izquierda, haciendo que Iida mirara de reojo la gran presión de agua que no tardó en esquivar, rompiendo contacto con Kai cuando desapareció la presión de agua. El suelo estaba húmedo, había suficiente calidez del sol para evaporarlo, pero eso tomaría demasiado tiempo. Kai tenía un objetivo, congelar los motores de Iida para presionarlo a salir.

—¿Por qué te esfuerzas tanto?—le preguntó Iida, reteniéndola casi en el borde, solo faltaba un poco más y ganaría.

—¡Porque mi hermano mayor también me está mirando!—exclamó ella, aguantando con todas sus fuerzas mientras todos sus amigos veían como no sobresalía el borde.

—¡No, no es eso!—denegó Iida, mirando detenidamente los cristalinos ojos de Kai alumbrar cómo una luna.—¿Por qué te esfuerzas tanto en alejarme?—cuestiono.

—¡Porque éramos amigos!—respondió ella, con su voz agitada y llena de adrenalina.—¡Y tú me abandonaste cuando más te necesitaba Iida, los amigos nunca se abandonan!—refutó Kai, con más furia, sin Iida ver como el brazo de ella empezaba a cambiar.

—¡Lo lamento Kai, tenía mucho miedo ese día, lo lamento!—expresó Iida, haciendo que Kai abriera sus ojos grandemente cuando oyó eso que tanto quiso oír por años.

—¿Qué es eso? ¿Qué está sucediendo?—se preguntaba Present Mic, levantándose del asiento al igual que Hikari desde las gradas para abrir sus ojos.

—No puede ser.—musitó All Might, una bocanada de aire sobresalió de su boca cuando presenció esa majestuosidad adelante.

—¡Un héroe me dijo que no puedes ser uno, si no puedes salvar a un amigo!—exclamó ella cuando toda la mitad de su cuerpo izquierdo se convirtió en agua pura, traspasando por el lado de Iida.

—¡¡Increíble, la joven Nakamura, no puedo creerlo utilizando la técnica de su madre para escapar del oponente!!—grito Present Mic en medio de los gritos alentadores.

—¡Wao! ¿Desde cuando puede hacer eso?—se preguntó Kaminari, exhalando aire de la emoción cuando lo presenció.

—¿Y eso?—Endeavor se giró, mirando a Hikari sonreír ampliamente mientras que Shoto veía la pelea desde más arriba, solo.

—Esa es mi hija y ella está utilizando su don, como nunca antes.—afirmó la adulta, sosteniéndose de la baranda.—¡Eso es Kai!—grito, viéndola.

—¡Kenny!—Naoto, en la lejanía de ese lugar se levantó de su asiento, con los ojos abiertos grandemente.—¿¡Estás viendo a tú querida hija!?—se preguntó al aire, sin que nadie pudiera responderle.

—Que increíble es esa niña.—decía una persona las afueras del estadio, mirando la televisión en una tienda como todos, mientras que un hombre adulto con larga barba y capucha miraba con sus ojos humedecidos a la chica que combatía.

—¡Es la hija de Illusion y Thundermen!—expresó uno, orgulloso y sin enmarcar a Kai como la hija de un villano.—Tiene dones increíble. Será una gran profesional.—añadía, para así el hombre encapuchado caminar e irse.

—¡No seré la hija de un villano a la que todos subestimaran porque tienen miedo de mi don, si no puedo ser la numero uno, entonces quiero que me recuerden por estar entre las mejores y sobrepasar mi pasado!—exclamo, enfurecida en un gran ciclo de rencor interminable.

Iida estaba anonadado. Toda la mitad izquierda del cuerpo de Kai estaba convertida en agua. Ni siquiera ella misma sabe cómo lo hizo, porque jamás lo había hecho antes, pero se sintió épico en conjunto de esos aplausos y exclamaciones que la hicieron más fuerte. Cuando traspaso por su lado de una manera brusca para evitar que no la sostuviera más. Iida sintió por un momento su corazón salir del pecho cuando casi cae fuera de la línea de la que tanto huía, pero antes de que pudiera Kai congeló sus pies inmovilizando. Continuó inclinada en el suelo, desabotonando su camiseta la cual amarró fuertemente contra el motor derecho. Los gritos se volvieron más eufórico cuando la joven se mostró en un sujetador deportivo que hizo a sus compañeros levantarse del asiento, en medio de la furia de Bakugo que le arrancó una pelota pegajosa a Mineta cuando Kaminari le cubrió los ojos, evitando su pervertida locura. Ella retrocedió para poder presionar la espalda de Iida contra su agua, la cual desapareció de su lado izquierdo. Su cuerpo empezaba a manifestar esa debilidad, empezaba a cansarse.

Iida se desprendió del hielo bruscamente, sin poder utilizar su don cuando la camiseta se había amarrado y quedado inmóvil, pues Kai la congeló, pero olvidó que en sus piernas Iida transportaba dos motores, no solamente uno. Kai levantó su mano derecha e izquierda para fusionar el agua contra el hielo, creando una cristalización de endurecimiento más fuerte. Lo hizo, bloqueándole el paso a Iida y un gran silencio se creó en todo el estadio. Todos los que estaban sentados se levantaron de sus asientos, las expresiones decayeron por completo cuando los que estaban desde sus casas vieron a través de la pantalla como Iida había tomado altitud desde el aire y emergió toda su potencia en la pierna izquierda que dirigió al abdomen de Kai. Su cuerpo no soportó la velocidad, tampoco el calentón de aquel extraordinario don que la hizo sobresalir de la tarima con los mil suspiros de los televidentes, como también de los presentes. El cuerpo de Kai cayó contra la pared del estadio que se quebró, dejándola tirada en el suelo sin casi un aliento para levantarse.

—No puede ser.—musitó Kaminari, casi fuera del barandal.—Kai... perdió.—afirmó cuando la vieron tirada en el suelo, boca abajo.

Una fuerte tristeza recorrió todo el estadio, pero fue más fuerte la de Kai. Era peor el dolor que había en cada parte de sus huesos, en su espalda baja e incluso en sus costillas. Sus brazos temblaron cuando intentó levantarse y cuando sintió el verdoso césped, sus ojos se humedecieron y el temblor en sus labios no tardó en producirse cuando su corazón empezó a palpitar fuertemente. Las manos de Midnight acariciaron su espalda con delicadeza, la hija de su amiga tenía toda la mejilla raspada y ensangrentada como también posiblemente fracturas severas que deberían de atender lo antes posible. Nadie en el estadio hablaba, ni siquiera los presentadores que se levantaron de sus asientos con un trago amargo en su garganta. Kai se había esforzado tanto, pero tanto que les pareció ilógico verla caer tan fácilmente. Ella empezó a levantarse, pero cayó en los brazos de la adulta lujuriosa que la sostuvo con fuerza para impedir su caída.

—¡Nakamura ha salido de la línea, Iida es el ganador!—anunció Midnight, sin azotar su látigo, pero el estadio volvió a recobrar energía y los aplausos se dirigieron hacia un decaído Iida quien miraba a su compañera levantarse sin casi fuerza y ojos lagrimosos.

—¡Ese infeliz! La hizo llorar.—comentó Bakugo, apretando sus dientes en sintonía de sus puños de una manera impotente.

—Amigo, cálmate.—le pidió Kirishima cuando noto el humo de sus detonaciones salir de las palmas de sus manos.

—¡Que gran batalla, aunque tenía mis expectativas, Iida lo ha hecho de maravilla!—comentó Present Mic, entusiasmando al público nuevamente hasta que un silencio se sostuvo cuando Kai se levantó.

—Muy bien Iida.—Iida abrió sus ojos grandemente y una sonrisa se esbozó cuando vio a Kai levantar su pulgar en forma de aprobación, él sonrió con su corazón latiente.

—Kai.—la llamo, casi lloroso cuando la joven cayó exhausta en los brazos de Midnight después de una buena batalla que culminó sin duda en un perdón confortador.

Kai dejó caer sus lágrimas en el suelo, había perdido y eso era un amargo trago, pero al menos demostró que podía poner en práctica lo que los demás le decían. Las palabras de Bakugo habían hecho un gran efecto en ella ese atardecer, fue por lo que le dijo que ella pudo soltar esa carga que tenía en su espalda contra aquellos que la abandonaron y dejaron atrás. Kai sollozo, Midnight la veía con pena y aceptaba su comportamiento cuando la sacaban fuera del festival. Todo lo que le dio miedo, todo lo que le pesaba desapareció en una derrota inesperada. La brisa removió el cabello del joven Todoroki, quien quedó anonadado por la gran derrota de su compañera. Ver cómo ella decayó contra aquella pared y sus huesos crujieron, fue más amargo para él que cualquier otra persona. La bruma calurosa de su padre se dirigía a él, pero el bicolor no tardó en bajar las gradas para irse por los pasillos. El bullicio continuó, aunque los héroes profesionales cuestionaban la determinación de Kai, otros aprobaban sin duda su fortaleza y manera tan estratégica de actuar. Sus compañeros estaban gratis de haber visto tal pelea.

—¡Kai!—la llamó su madre al adentrarse a la enfermería, viendo como Recovery Girl la vendaba.—¡¿Por qué hiciste eso?! ¿¡Querías morir!?—le cuestiono preocupada, acercándose a ella para verla llorar.

—Mamá.—nombró Kai, levantando sus ojos cristalinos humedecidos.—Ya no estoy molesta con Iida.—indicó, apretando su pecho para bajar su cabeza en gratitud al perdón que tanto más deseaba oír.

—Lo hicieron excelente.—afirmó Hikari, mirando a su hija en un desolado momento de esperanza y resilencia que la abrazaba.—Estoy orgullosa de ti.—añadió, acariciando su espalda.

Abrazo a su madre con fuerza, llorando de una felicidad que no sentía hace mucho. Tenía que aceptar que si ella era fuerte y determinada, se debía al esfuerzo de su madre en criarla de esa manera repleta de confianza y seguridad. Aunque no tenía nada más que su madre, pareció ser suficiente en ese abrazo donde dejaba caer todas sus tristezas y miedos. Siempre haría falta algo, una palabra o gesto que te ayudará a volver al camino cuando te sentías perdido en la oscuridad. Para Kai habían sido las palabras de Katsuki en aquel atardecer, el aliento de Izuku para convertirla en una mejor persona y las disculpas de Tenya para hacerla sin duda cambiar su esencia. Mediante eso, la esencia de alguien más se sentía diferente. Mientras el estadio aclamaba la próxima pelea, Shoto caminaba por aquel pasillo, mirando su mano izquierda y recordando las palabras de su compañero antes de caer derrotado frente a él. Shoto continuó caminando, en busca de esos ojos cristalinos llorosos que desaparecieron luego de su inesperada derrota. Él sabía que Kai no se quedaría en la enfermería.

—Shoto. ¿Qué estás haciendo?—le cuestiono su padre, mientras lo seguía, Endeavor examinaba el comportamiento de su hijo, el cual identificaba como rebeldía.

—Que molesto. Ya déjame.—pidió Shoto, ignorando el celaje de su padre detrás suyo, endureciéndole.

—¿Por qué vas a la enfermería? No me digas que... —Endeavor dejó de hablar cuando su hijo abrió aquella puerta de la enfermería, donde el cuerpo de Kai cayó encima del de Shoto, casi inconsciente.

—Lo sabía. Eres muy orgullosa como para quedarte aquí.—opinó él, llevando sus manos hasta los brazos de Kai.

—No es eso.—indicó ella, con su rostro estampado en el pecho de Shoto, donde oía su corazón palpitar rápidamente.—Es que quería verte.—afirmó ella, Shoto miró adelante y observó que ya nadie estaba en la enfermería, la dejaron descansando ahí, sola.

—¿Qué diablos estás haciendo? ¡Esa niña no puede sostenerse, déjala en la enfermería!—pidió Endeavor en un tono frío y alto cuando Shoto deslizó a Kai en sus brazos.

—La llevaré a donde pueda verme.—respondió con frialdad, mirando los vendajes en el rostro de Kai y como tenía una camiseta nueva.

—Que imprudente eres.—masculló Endeavor, quedándose detenido en seco, mirando a su hijo darle la espalda e irse con ella, mientras que al final del pasillo Hikari veía.

—Eres muy orgullosa.—volvió a recitar él.—Para mi, tú ganaste.—indagó, pensando en la gran determinación que ella demostró en la pista de combate.—Solo quería venir a decírtelo, sentía la necesidad de que también supieras que si tenía miedo, pero él me hizo entender que no soy como mi padre y si es así, entonces puedo ser capaz de querer.—pensaba, mirando a Kai exhausta.—El problema es... que solo te quiero a ti desde que te vi entrar a la maldita escuela. Pero debo analizarlo, porque aún no sé cómo tratar a una chica y me da miedo lastimarte como él la lastimo a ella.—afirmó, dejando de caminar cuando vio la salida hacia las gradas.

—¿Por qué me trajiste?—le preguntó Kai cuando Shoto la dejo en las escaleras, viéndola detenidamente, como ella a él.

—Aquí estarás más segura que sola en la enfermería.—respondió, de una manera serena con su fina línea en los labios.—Hablaremos cuando esto acabe.—informó, girándose hasta que ella tomó su brazo.

—Se que ganarás.—indicó ella, sujetando su brazo sutilmente, su brazo derecho al que Shoto miró con recelo.

—Me conviene más perder.—expresó cuando Kai lo soltó con sutilidad, haciendo que ella denegara, desconcertada.—Si pierdo, podrás contarme todo lo que quiera sobre ti. Me lo debes.—detalló, haciéndole bajar a Kai su cabeza algo sonrojada.

—No importa si pierdes, te contaré todo lo que quieras saber.—afirmó, haciendo que él asintiera levemente para así estirar su mano y esconder el flequillo suelto de Kai detrás de su oreja, aquel tacto tan cálido la hizo tensar.

—¡Kai!—ella se giró, observando como su amigo aparecía con sus brazos vendados detrás de ella, Kai sonrió, pero cuando volvió a mirar a Shoto, este ya no estaba.

Aunque quiso buscar a Shoto nuevamente, se abstuvo para poder quedarse con sus compañeros. Todos la halagaban. Incluso la vieron sonreír llorosa cuando Iida se presentó. No hubo un abrazo grupal, tampoco un apretón de manos, pero si hubo resilencia y un perdón envuelto en ella. Fue algo que All Migh disfrutó ver desde donde estaba sentado. Una niña que perdió todo, un joven que nació sin un don y otro que nació con todo. Hoy vio la unión. Vio la unidad que hizo el amor y la amistad, el esfuerzo de un camarada y un oponente. All Might bajo la cabeza, oyendo en el fondo la risa de Kai sobresalir con las expresiones de Kaminari y Kirishima, quienes se sonrojaron cuando la oyeron. Aunque Iida recibiera una amarga llamada, el duelo continuó en los últimos contrincantes que disfrutaron su victoria, como también su derrota, pero si algo aprendieron era que siempre debían esforzarse al máximo y valorar esos momentos como grandes tesoros. Porque de aquí a un tiempo, alguno de ellos ya no estará y ahí, All Might volvió su vista a Kai quien abrazaba a Izuku de lado y sonreía. Fue esa sonrisa la que no pudieron proteger, ni siquiera su amor más grande, el joven Shoto Todoroki.

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