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❛Hay algo que no encaja, algo muy malo.❜
KAI
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La emoción por ir al centro comercial en grupo me hizo levantar temprano en la mañana, buscando un atuendo casual y cómodo ante el sol de verano que alumbraba. El verano no era mi estación favorita, por mi peculiaridad derecha, intentaba siempre de mantenerme fresca y bebía grandes cantidades de agua fría. Decidí ponerme una camiseta blanca, de una textura bastante favorable para el ambiente caluroso. Hice juego con las medias que llegaban hasta mis tobillos, me subí por mis piernas un pantalón corto que era de un término grande, ajustándolo en mi cintura con una correa negra que hizo conjunto a las botas de agujetas del mismo color. Peine mi cabello, dejándolo suelto y con el flequillo por fuera. Me miré al espejo con detenimiento, no me había dado cuenta de cómo había cambiado mi cuerpo en estos últimos meses. Pero, me sonroje. Cubrí mis pechos cuando crucé mis brazos, que vergüenza, estaban desarrollándose y tenía muchas hormonas revueltas en mi. Lo supe cuando lleve las yemas de mis dedos hasta los labios, acariciándolos lentamente.

El insaciable deseo de sentir los labios de Shoto en los míos, se avecinó en mis pensamientos. Mordí mis labios. Se sentía tan bien cada vez que lo tenía cerca que al saber que hoy no estará con nosotros en el centro comercial, me hacía querer ir a donde estaba, pero no. Debía pasar tiempo con mis amigos. Busque mi celular, aquel que vibró, había un mensaje suyo y no pude evitar sonreír. Me dirigí al espejo nuevamente, levante el celular para tomar una foto en el mejor ángulo. Después de varios intentos, logré enviarle una. No podía dejar de sonreír, más cuando pude ver en el chat, los emoticones de corazones y caritas con estos en los ojos. ¿Y esto? Esta sensación, se sentía tan bien, era como una llama. Shoto me hacía vivir un sentimiento lleno de fuego que jamás había sentido. Mis ojos brillaron cuando reenvió una imagen suya, vestido de manera casual. Él era hermoso. Demasiado atractivo, pero más atractivo me parecían sus brazos y esos ojos con heterocromía que quería siempre buscar cuando me sintiera perdida. Lleve mi celular hasta el pecho, exhalando el aire que él me quitaba, del enamoramiento.

—¿Quién es el afortunado?—abrí los ojos pasmada, llevando mis manos hasta la espalda para ocultar mi celular.

—Señora Inko.—la llame apenada, sonriendo con la dentadura hasta achinar mis ojos para ocultar la vergüenza de su presencia.

—Mamá, te dije que no la espíes.—detrás de la puerta abierta apareció Deku, vestido y con una mochila en su espalda, estaba listo.

—¡Lo siento!—se disculpó ella cuando se acercó a mi, acariciando mi cabello, yo era más alta, al igual que Deku, la sobrepasábamos.—Luces tan hermosa. ¡De seguro ese chico está encantado!—articulo ella, abrazándome de lado.

—¿Usted cree?—le pregunté, sujetándome a ella para así sentir su pellizco en mis mejillas, asintiéndome varias veces, afirmando lo que dijo anteriormente.

—Por favor Izuku, tengan cuidado en el centro comercial. No te despegues de Kai en ningún momento.—pidió ella cuando nos encaminamos hacia la salida, mirándonos.

—Yo creó que ella me cuidara más a mi, que yo a ella, mamá.—comentó Deku apenado, rascando su nuca, yo denegué.

—Él me cuida muy bien. Es todo un héroe.—opine, abrazando por el hombro a Deku para ver el brillo de los ojos en su madre, Inko se sintió muy enorgullecida por eso.

—¡Adiós niños, no gasten mucho!—pidió ella, estirando su mano para despedirse mientras que Deku y yo salíamos de su casa.

Desde hace unas semanas, dejé de mirar hacia el apartamento donde viví. Estaba consiente de que en algún momento, desalojarían todo, en caso de que la policía ya no lo sostenga como parte de investigación. Han pasado meses desde que ella se fue. Hay un agobio muy grande en mi corazón, pero seguí con la frente en alto y sonriendo para todos los que se preocupaban por mi. Era lo menos que quería, preocuparlos. Yo pase mucho tiempo aislándome del mundo, fue una manera de protegerme para que nada me lastimara de nuevo. Y ahora, tenía esa dichosa oportunidad de la que un día mi madre habló. Mi versión de antes jamás habría salido de mi hueco con alguien al centro comercial, jamás habría aprendido a sentir lo que era estar enamorado ni a confiar en las personas y ahora que lo hacía, al menos se sentía bien. Levante el celular, caminando por la acera me quede observando la imagen de fondo en la pantalla. Era la mejilla de Shoto y la mía unidas, enmarcando un corazón que hicimos con un labial rojo. Se lo quitamos a Fuyumi, nunca se percató de eso. Y me alegraba por completo.

—Es una linda foto, Kai.—baje el celular, girando mi rostro para evitar que Deku mirara mi rostro sonrojado, otra vez, dos veces en un día me descubrían.—¿Qué? No tiene nada de malo.—excusó él, queriendo calmarme.

—Es solo que no me acostumbro.—admití, respirando hondo para mirar el camino adelante.—Han pasado seis meses desde que ingresamos a la UA. Parece que fue ayer.—añadí.

—Eso estaba pensando cuando anunciaron el campamento de verano.—artículo con una sonrisa.—Estoy demasiado emocionado por ver cómo nos va. De seguro aprenderemos mucho, ¿no lo crees?—me preguntó.

—¿Sabes? Se que no lo he dicho, pero estoy muy orgullosa de cómo has ido manejando tu don. Desde la pasantía que tuviste con Gran Torino, tu manera de utilizarlo ha sido más segura. Me alegra no tener que ir a verte en la enfermería.—comente, mirándolo sonreír cabizbajo.

—Si, así es.—afirmó.—De pasar a ser un fan invisible, a un sucesor. Es como un sueño, como una historia salida del cómic.—expresó, emocionado ante sus propias palabras.—Eso me recuerda que hace mucho no subimos al techo del condominio para hablar sobre esas cosas.—indicó, mirándome.

—Y comer helado.—añadí, animándolo.—Aunque deberá ser después, la próxima semana me iré a la expedición de la I-Island.—mencione.

—¡Es cierto!—exclamo, asombrado.—Es una pena que no pueda acompañarte, pero la pasarás genial, ¡te lo aseguro!—animaba.

—Al principio no iba aceptar.—admití, mirando la acera.—Con todo lo que ha pasado, la verdad me he sentido muy mal. No importa cuando quiera ocultarlo, extraño a mis padres e incluso al idiota de mi hermano.—musité, mirando el centro comercial adelante de nosotros, habíamos llegado.

—Quizás no debería insistir con algo tan personal, ¿pero no crees que tu padre pueda tener las respuestas?—me preguntó, dejándome pensativa.

—¡Y aquí estamos, con la mayor cantidad de tiendas! ¡Es el nuevo y más avanzado centro comercial!—el anuncio de Ashido cuando todos nos reunimos se fue muy lejos, ante mis pensamientos abrumadores.

Encontrarme con mis compañeros fuera de la academia parecía ser un tipo de medicina, porque realmente estaba feliz y cómoda con que estuvieran aquí, juntos. Me quede detenida en seco, aún lado de Iida y Tokoyami. Veía las tiendas, había mucha gente que podía reconocernos aquí, pero tan solo saqué mi celular para buscar la lista de cosas que me había enviado Shoto en la mañana. La miré, analizando lo que debía comprarle, incluso pensé en todo lo que podía necesitar para un campamento de verano que iniciaría. Pero, no me concentre. Los ojos ámbar de mi padre llegaron hasta mi mente, la pregunta de Midoriya no tardó en reproducirse sin parar. Desde que mi madre desapareció, desistí de seguir mi investigación con él, pero ahora que lo pensaba tenía demasiada lógica. ¿Y si sabía dónde estaba mi madre? No lo sé. Tanto Iida como Tokoyami me hablaban, les sonreía y asentía, sin realmente oírlos. Era como si me hubiese ido en blanco, mirando incluso a la cantidad de personas pasar adelante. Todos empezaban a analizar lo que querían, así que se dispersaron ante eso. Y de pronto, tan solo quede entremedio de dos enamorados.

—¿Y qué necesitas tú Uraraka? Yo quiero unas muñequeras y pesas más grandes.—decía Deku, mirando a Uraraka aún lado suyo, quien le miró.

—Bueno, yo necesito repelente.—respondió ella, hasta enrojecer por completo.—¡Si, repelente de insectos!—exclamo, removiéndose con brusquedad.

—¿Soy un insecto?—se cuestionó Deku cuando ella tan solo se fue, así sin más, dejándonos solos.

—Eso... eso fue muy obvio.—musité, quedando frente a él para así mirar las tiendas alrededor.

—Oh, un estudiante de la UA, genial.—una voz me hizo alejarme de Deku cuando un hombre encapuchado se le fue encima, abrazándolo.—Dame tu autógrafo. Eres el que acabó todo golpeando en el festival, ¿no?—se preguntó, curioso.

—Si.

—¿Y no son uno de los que pelearon con el asesino de héroes en Hosū? Eso es asombroso.—levante una ceja, quedándome desconcertada, era una información confidencial.—Vaya, no puedo creer lo que está pasando. Quien diría que volvería a verlos. Me hace pensar que debe haber alguna razón. No, no. Parece que es el destino.—abrí mis ojos grandemente cuando oí aquella fría afirmación.

—Oye.—llame, apretando los dientes para estirar mi mano e intentar acercarme a Deku cuando note la terrible situación en la que nos veíamos.

—Yo también quiero un autógrafo.—me inmovilice, Deku y yo nos miramos, temblorosos y con las gotas de sudor amenazando por deslizarse en nuestra frente.

—Naoto.—llamo Deku, entre dientes y tembloroso levantó su mano, pero aquel tenebroso hombre a su lado lo detuvo de inmediato.

—Deku, no te muevas.—le pedí desesperada al notar el daño que podían hacerle, si se trataba de mi o él, lo escogería a él.

—Sígueme. Y no intentes nada hacer nada, o todo resultara mal para el vecino.—indicó la voz de Naoto, gruesa e intimidante, trague saliva y asentí, removiéndome con él.

—Kai.—me llamo Deku, con impotencia y miedo, veía las gotas de sudor bajar por toda su frente, pero pase por su lado, como si nada.

—Ya se quien te dio ese brazalete.—mencione en un susurro, caminando tensa entre la gente que no se percataba de nada.

—No importa que lo sepas. No recuerdan nada de nosotros, porque yo lo decidí.—artículo con frialdad y me mantuve aturdida ante esas palabras, recordando lo que la hermana de Shoto había dicho aquel día.

"Pero, no se donde está el otro. No recuerdo si se lo di a alguien". Su don. Yo nunca entendí muy bien su don, ni lo poderoso que podía ser, pero si la memoria era un factor de este, ¿había una posibilidad de que manipulara los recuerdos? Intente buscar el aire. Nos seguíamos moviendo. Tenía miedo, mucho miedo. ¿A donde iríamos? ¿Qué sucedería con Deku? ¿Acaso alguien se percataba de lo que estaba sucediendo aquí? No. Todos caminaban con una sonrisa, no se daban cuenta de que él me tenía agarrada por la nuca y me incitaba a mover fuera del centro comercial. No podía dejar de temblar, la intimidante presencia de mi hermano en este lugar me hacía sentir insegura. No pude hacer nada, solo ver cómo salíamos fuera del centro comercial y nos aislábamos a un callejón donde habían montón de basura con moscas alrededor. Bruscamente me pegó a la pared, haciéndome ver sus ojos azulados y como se quitaba la mascarilla. Su rostro estaba limpio. Ver el brillo y destello de su ser verse tan oscuro, me deprimía hasta humedecer mis ojos. Era mi hermano quien yacía frente a mi, con su cabello puntiagudo como el de Kacchan, pero Yam oscuro como su frío corazón.

—¿Dónde está mamá?—le pregunté, detenida en seco en aquel callejón fuera del centro comercial.—Tú te la llevaste.—afirme, mirándolo.

—Ella huyó.—dijo, dejándome anonadada ante eso.—La liga de villanos la busca. Por eso estoy aquí.—artículo él, llevando su mano a mi mentón para apretarlo fuerte y levantarlo, buscando mi mirada fija.—Estás jugando un juego que no vas a soportar. Vine a advertirte.—afirmó.

—¿De qué hablas?—le pregunté, sintiendo ese apretón en mi mentón, viéndolo mirarme de una manera fría y sería.

—Deja de buscarlo.—me pidió, enfurecido.—No sabes lo que está en riesgo. Deja de buscarlo, no importa si él está igual de desesperado por llegar a ti.—detallaba, sin él saber que ya había dejado de buscar.

—Suéltame.—le pedí, pero denegó rápidamente cuando me vio levantando la mano, pues me pausé cuando mi celular empezó a vibrar, hasta ocasionar un zumbido.

—Que lindos.—él recogió mi celular, mirando la foto de pantalla que salía en la llamada, de solo ver que era él quien estaba llamándome, mi pecho se apretaba.—Ay Dabi, deja que te cuente.—levante una ceja desconcertada ante eso, él cubrió mi boca para retenerme contra la pared y recibir la llamada.

¿Kai?—oí cuando lo puso en alta voz, podía ver la foto de pantalla donde salía Shoto comiendo su comida favorita y despistado.

—Shoto Todoroki.—nombró mi hermano, un silencio se esbozó en la llamada en cuanto habló.—Dime, ¿tú padre esta bien?—le preguntó, sonriendo.

¿Quién habla? ¿¡Donde está Kai!?—la voz de Shoto se volvió intensa, como también furiosa en un solo momento.

—Esa no es manera de hablarle a tu cuñado.—respondió mi hermano, se oyó un gruñido, era como si pudiera imaginar a Shoto tenso e inmóvil.

¿¡Dónde está!? ¿¡Qué quieres!?—cuestionaba Shoto, dándome cuenta que mi localización empezó a resonar, él me estaba buscando y mi hermano se echó a reír al percatarse.—¡¡No le hagas daño!!—pidió, enfurecido.

—Que romántico. Es hermoso ser joven y disfrutar esos placeres, pero nunca duran tanto.—dijo, mirándome detenidamente.—Dile a tu padre que el nombre de "Liz Ito" vivirá en su cabeza como una pesadilla cuando te arrebate lo que él me arrebató a mi.—artículo, rompiendo mi celular en mi rostro.

Caí arrodillada ante el impacto y cubrí mi rostro, donde los añicos del vidrio se incrustaron en mi mejilla. Aunque todo lo que vi después, fue una gran oscuridad que me abrazó. Algo me pasó ese día, algo que aún no he podido descifrar. Recordaba la voz de mi hermano y como él me hablaba, inclinado frente a mi me sostenía por el hombro y me hacía mirar sus ojos azules. Lo oía, pero no recordaba lo que me decía y cuando su voz ya no fue borrosa, todo mi mundo decayó en las palabras que me dijo. Estaba aturdida, estaba tan asustada que no podía moverme cuando recitó aquello. Mi cuerpo se quedó solo en aquel callejón, mirando la luz del sol caer. Mi celular yacía quebrado en el suelo y mi mejilla con varias raspaduras. La voz de Midoriya se atoró en mis oídos, removía mi cuerpo bruscamente para hacerme pasar el espanto, pero no podía. Y tampoco tenía el valor de decirle a alguien lo que mi hermano me dijo, porque tenía miedo. Lleve la mano a mi cien cuando me levanto, sus ojos verdosos buscaban que pudiera retenerme en él, pero solo veía los azules ojos de mi hermano en todas partes.

—Joven.—parpadeé, sentada en aquella silla donde frente a mi yacía aquel oficial de la policía.—¿No hay nada más que su hermano le haya dicho?—cuestiono Tsukauchi, buscando mi mirada.

—Solo eso.—musité, mirando la mesa.—Que dejara de buscar a mi padre.—recite, mintiendo.——Ella hizo todo esto. Es una trampa.—musitó Naoto, mirándome a los ojos con los suyos humedecidos.—Y debo detenerla, antes de que también te destruya.—añadió.—No me dijo nada más. Tampoco detalló sobre la liga de villanos.—insistí.

—Está bien.—afirmó, levantándose de su silla delante de mi.—Vayamos afuera, parece que ya han venido por usted y el joven Midoriya. En si, anunciáremos sobre este suceso. Ya el centro comercial fue cerrado.—decía, posando su mano en mi espalda para impulsarme a caminar.

—Joven Nakamura.—la voz del símbolo de la paz se adentró a mis oídos cuando salí de aquella habitación, pero tan solo me acerqué a Deku quien yacía detrás de él para revisarlo.

—¿Estás bien?—pregunté de inmediato, sabiendo que era yo quien tenía vendajes en el rostro, de nuevo.

—Ahora que estás aquí, si.—afirmo, por lo que ambos nos abrazamos, viendo a All Might poner sus manos en nuestros hombros, consolándonos.

—Andando.—nos incitó a caminar, por lo que nos desprendimos del abrazo, dirigiéndonos hacia afuera.

—¡Izuku!—la voz de la señora Midoriya se avecinó tan pronto salimos de la estación policial, aquel auto detenido que la atrajo, se quedó estacionado frente a nosotros.—¡Oh hijo, mi corazón de madre no lo soporta!—exclamaba ella, llorosa cuando llegó a él.—Kai, ven aquí mi niña.—pidió y cuando la abracé, recordé nuevamente las agrias palabras de mi hermano picándome con el veneno de alguna araña.

—¿Joven Todoroki?—con mis ojos llorosos miré en medio de aquel abrazo como la mención de All Might hizo que Midoriya se desprendieran del agarre de su madre, abriendo sus ojos.

—Todoroki, estás aquí.—afirmó Midoriya aún lado de mi, la mano de Inko agarraba la mía cuando vimos cómo aquel chico se asomó en esa entrada, agitado.

—Midoriya, gracias por llamarme.—agradeció Shoto, y tan solo sus brazos me acorralaron sin dejarme respirar.—Maldición. Estaba muy preocupado.—afirmó, dejándome anonada por su presencia.

—Estoy bien. Estoy bien.—afirme, intentando de no temblar y decaer por mis principios, sabiendo que sin duda alguna no estaba bien y tenía mucho miedo.

—Estoy aquí.—indicó él, abrazándome fuertemente.—Estoy aquí Kai.—volvió a recitarme.

¿Y como no enamorarme? Como no sentir cada uno de mis músculos aflojarse ante su calidez. Deje caer mi cabeza en su hombro, mirando llorosa los verdosos ojos de Deku mirarme. Algo rondaba por mi cabeza y él lo sabía. Me conocía como si hubiéramos estado relacionándonos por años, pero solo han pasado seis meses desde que nuestra amistad inicio y aún así, él sabía que algo estaba sucediendo, que yo estaba mintiendo. Abracé fuertemente a Shoto, los adultos nos miraban y me sorprendía el hecho de que fuera así, sabiendo que su postura es fría y distante, más cuando hay adultos presentes, queriendo demostrar una actitud firme e incluso prepotente para que nadie pudiera notar su sentir. Lo abracé, porque en esas palabras que mi hermano me dijo, en ese tacto donde sus ojos me mostraron algo, vi la imagen de un pequeño Shoto extendiéndome la mano al interior de su casa. Si era cierto, si entonces la memoria era un factor del don de mi hermano significaba solo una cosa. Shoto y yo ya teníamos historia, y el destino se encargó de volver a juntarnos. La única pregunta es, ¿por qué mi hermano nos hizo olvidarlo?

80 votos para el próximo capítulo.
Próximo capítulo: La isla de la ciencia.

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