▍๑ 𝐓𝐇𝐄 𝐏𝐑𝐄𝐋𝐔𝐃𝐄 𝐎𝐅 𝐀𝐍 𝐎𝐌𝐄𝐍. . .

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CAPÍTULO  UNO

➻    ❛ EL PRELUDUIO
DE UN PRESAGIO


          𝕮𝐎𝐌𝐎 cada mañana que comienza en la capital de Poniente, Aevylin se encontró dentro de la Fortaleza Roja en compañía de un libro y, por supuesto, de su mejor amiga Seline Tully. Era sabido por muchos que la hija menor del rey Viserys Targaryen, Aevylin, amaba la Arboleda Sagrada, hasta el punto de exigir algunos cambios en la decoración del lugar y la plantación de otras especies de flores y plantas dentro de la Arboleda.

Era difícil para cualquier persona que no fuera su Escudo Jurado y su hermana entrar allí durante la estancia de la joven princesa, y en general pasara lo que pasara, era normal que ella se volviera un poco grosera. Su tiempo de lectura era casi sagrado, más aún cuando estaba agitada, era su forma de distanciarse de algunos de los temas que rondaban por su cabeza y la preocupaban.

Como si el sexto embarazo de la reina Aemma Targaryen estuviera llegando a su fin.

— Aevylin - La voz de Seline la hizo volver a la realidad por unos momentos intensos, mirando a una joven de su edad, de cabello muy rojizo. La cabeza de la Targaryen estaba en el cojín justo al lado de Seline, sentada sobre una toalla estampada colocada en el suelo —  Podemos continuar la lectura más tarde.

—No.- ella pidió — Yo te estaba escuchando.

— No, no lo hacias — Seline miró a su amiga, quien permaneció en silencio, parpadeando un par de veces, mirando a través de las hojas rojizas las ramas del árbol detrás de ambas. La Tully cerró el libro y lo dejó a un lado.— Podemos hablar de lo que te preocupa. Has estado así durante meses, Evy.

—Estoy bien.— Era mentira, Aevylin tenía la costumbre de apartar la mirada cuando mentía. Seline se movió por unos momentos y luego se acostó junto a su amiga sobre la toalla.

— Mi madre dice que cuando expresamos nuestros sentimientos en voz alta, resulta más fácil entender lo que sentimos. — Evy miró a Seline lentamente.— A veces eso es todo lo que necesitamos para detener nuestra ansiedad.

— No es ansiedad - respondió la platinada mirando a la pelirroja, hablando finalmente de su angustia — Es como si... Si estuviera sintiendo algo malo. Algo que… — Dudó, hasta que sintió la mano de Seline tocar la suya suavemente, como un gesto de aliento— ... Algo que podría pasar muy pronto.

— La reina Aemma es tu preocupación. — Seline dedujo rápidamente, y ella asintió en silencio. — Aevylin, tu madre es una mujer fuerte, si no la más fuerte que he conocido. Ha pasado por mucho, este embarazo será un éxito y su padre tendrá el heredero varón que siempre quiso. Todo terminará bien.

Nyke ēdan nykea dream (Tuve un sueño) - Murmuró en valyrio, un idioma que le estaba enseñando en secreto a la Tully, donde también podían hablar con seguridad — Nyke dreamed hen issa morghe muñnykeā. (Soñé con mi madre muerta)— Dijo recordando perfectamente cada escena que pasó por su mente durante su sueño. — Konīr istan nykeā nekton va zÿhon iemny, se ao coul ūndegon bona konīr instan daorun yn ānogar iemnÿ ziry. Ziry istan sīr... Real. (Había un corte en su estómago, y se podía ver que no había nada más que sangre dentro. Era tan... Real).

Ziry istan sepār nykeä dream. Everytjhing jāhor mōris sŷrī, aōha muñnykeā jāhor sagon sỹz rūsīr aōha tresy isse zuddlen nesh, ao jāhor ūndegon. (Fue solo un sueño. Todo terminará bien, tu madre estará bien con su hijo en brazos, ya verás) — La pelirroja respondió de inmediato, pero a pesar de que asintió con la cabeza, la preocupación permaneció en lo más profundo de sus pensamientos.

La puerta de la Arboleda Sagrada se abrió y ambas miraron hacia ella, viendo acercarse a Ser Mason Blackwood, el Escudo Jurado y Protector de la princesa más joven.

— Princesa, su hermana pidió entregarselo — Le entregó a la Targaryen un papelito enrollado, el cual ella tomó y se sentó a leer, provocando que Seline hiciera lo mismo a su lado.

— ¿No dijo nada más que eso? — ella cuestionó, confundida.

— No, princesa. Caminó con Lady Alicent hacia sus habitaciones, acababan de salir de la pequeña reunión del consejo. — Puso los ojos en blanco ante la mención de Alicent Hightower, la amiga de su hermana con quien nunca se llevo bien.

— Por supuesto — Seline le dio un codazo y luego señaló al caballero, que todavía estaba presente.—  Por favor, Seline, Ser Mason ya está acostumbrado a mis comentarios sobre Alicent. Ha oído cosas peores.

— ¡Aevylin!— Ella se encogió de hombros, rió y miró a Blackwood, que seguía serio.

— Gracias Ser —. Él asintió haciendo una inclinación ante las dos jóvenes y regresó por el mismo camino que había tomado, dejando la Arboleada Sagrada quedándose en la puerta—  ¿Qué es esto…? — Se preguntó abriendo el papel, viendo la letra de su hermana en un pequeño texto.

— ❝ Evy, le pedí a Ser Mason que te diera esto ya que estaré ocupada con la Septa y Alicent. Nuestro tío Daemon está en la Fortaleza según Ser Harrold y quiere verte antes de ir a hablar con nuestro padre. Él esta en el salón del trono. ❞

Daemon Targaryen se encontraba en la capital, después de unos meses alejado de su rol como Comandante de la Guardia de la Ciudad.

— Mi tío está en el castillo— dijo, Seline frunció el ceño ante la revelación de su amiga.

— ¿Daemon? ¿Cuando llegó? — Aevylin se encogió de hombros y se rió. — Escuché que ya estaban esperando su aparición para el torneo del heredero de tu padre.

- Sí, sí... Ahora vámonos.— Refunfuñó mientras se levantaba, acomodándose el vestido ante la mirada de la Tully, quien tenía una de sus cejas arqueada. — ¿Me ensucié? ¿Que pasó?

— No. No se ensució. — Seline hizo una pausa.— Yo... Esperare aquí. Ve a buscar a Daemon, estaré aquí cuando regreses.

La vacilación de Seline para  conocer a Daemon no pasó desapercibida para Aevylin, pero tampoco entendía exactamente por qué, por lo que prefirió no cuestionarla y puso una sonrisa en su rostro.

- Intentaré ser rápida. — Dejó a Seline con pasos rápidos, al igual que la Arboleda Sagrada, encontrándose con Ser Mason Blackwood en la puerta como se esperaba.

— Princesa. ¿Necesita algo?

— De hecho... Sí, lo hago.— La Targaryen dudó antes de continuar hablando. — Necesito que te quedes aquí... Mientras me ocupo de algo. Seré rápida.

— No puedo dejarla sola, alteza. ¿Algo pasó?  — La joven princesa no respondio — ¿Lady Seline esta en peligro?— preguntó en voz baja.

— ¡No, no es eso! — Ella le aseguró — Yo... La carta que me trajiste de mi hermana exigía que fuera a cierto lugar dentro de la Fortaleza Roja, sin compañía. Sólo me gustaría cumplir con esta solicitud.

— ¿No exigió la princesa Rhaenyra mi presencia? — Él no parecía creer eso, pero ella aun así asintió —  Su Alteza, mi papel como su protector es protegerla y librarla de todas y cada una de las amenazas. Incluso en los terrenos del castillo. No puedo dejarla, lo siento.

Suspiró suavemente y se dio la vuelta, mirando a su alrededor mientras golpeaba la carta en la palma de su mano.

No era nuevo que Ser Mason fuera muy firme en su posición y ella nunca iría en contra de eso, después de todo, su padre lo colocó como su Escudo Jurado precisamente para protegerla, incluso si no hubiera amenazas dentro de la Fortaleza Roja.

Hubo un tiempo en el que el Príncipe Daemon Targaryen era muy cercano a su sobrina menor, lo suficiente como para preocupar a muchas personas que temían lo que podría llegar a ser esa relación en un futuro cercano. El rey Viserys fue uno de ellos, y fue con la aprobación de todo el Pequeño Consejo que Ser Mason Blackwood fue nombrado protector de Aevylin Targaryen cuando ella tenía diez años.

Tenía órdenes claras: evitar cualquier tipo de actitud por parte del Príncipe Daemon, que pudiera afectar la reputación o generar comentarios sobre la hija menor del Rey Viserys, y fue por eso que Aevylin estaba segura de que no le gustaría saber que Daemon, después dos años fuera de la capital estaba de regreso, y quería verla, aunque no fuera sola.

- Entonces... Si vinieras conmigo, podrías quedarte en silencio y... — Ella suspiró — Y no decírselo a nadie. Ni siquiera a el rey- El hombre protestaría, hasta que la Targaryen volvió a hablar. — No te lo pregunto como princesa, sino porque siempre te he considerado un amigo, porque confío en ti y porque creo que no es nada... que ponga mi vida en riesgo.

Él no estuvo de acuerdo de inmediato, le tomó unos segundos, pero finalmente aceptó su pedido.

— ¿A dónde iremos y qué haremos allí?—  Comenzaron a caminar por el pasillo uno al lado del otro.

— La sala del trono — una pausa volvió a hacerse presente en su discurso. — Encontraremos a mi tío, Daemon.

Mason no dejó de caminar, sino que permaneció en silencio durante un rato, hasta que Aevylin miró en dirección al caballero.

— Si recomiendo que regresemos, ¿Aceptaría Su Alteza esa recomendación?

— No.

— Que los dioses sean buenos.

Los dos cruzaron los pasillos y salas de la Fortaleza Roja que harían que cualquier visitante no acostumbrado al edificio se perdiera fácilmente entre ellos, dirigiéndose hacia la sala del trono donde tan pronto como llegaron, Ser Mason abrió una de las puertas dobles y Aevylin ahora podía notar presencia y la cara que tenía su tío dentro del enorme salón.

Ella sonrió y, acompañada del caballero Blackwood, bajó la pequeña escalera para caminar ante el Trono de Hierro donde ya podía ver la familiar silueta del hermano menor de su padre.

¿Skoros issi ao doing sitting va issa kepa's dēmalion? (¿Qué haces sentado en el Trono de mi padre?)—  Preguntó la joven princesa.

Bisa seat could sagon ñuhon mēre tubis. Ziry iksos va moriot sỹz naejot sagon familiar rūsīr aōha own belongings, gīda se ones īlon ŷdra daor already emagon. (Este asiento podría ser mío algún día. Siempre es bueno conocer las pertenencias de uno, incluso aquellas que aún no tenemos)—  Ella sonrió y pudo verlo inclinarse sigilosamente del Trono para mirarla, solo entonces revelando más de su apariencia de lo que ya lo había hecho. — Espero que haber hecho falta por aquí.

- Para mí, todos los días — el Targaryen tenia el cabello platinado y era largo, su rostro estaba un poco envejecido, aún sin barba, algo que ella siempre notaba, odiaba dejarse barba, sus ojos violetas mostraban más de su personalidad familiar. Se levantó y caminó hacia su sobrina.

Fue ella quien tomó la iniciativa de abrazarlo, y el gesto fue correspondido por el mayor. La diferencia de altura hizo que su cabeza llegara a su pecho y sus brazos llegaran a la mitad de su espalda, fácilmente podía abrazar su cintura e incluso levantarla del suelo, lo que Daemon hizo por un breve momento, hasta que soltó a la joven de nuevo.

— Has crecido mucho, sobrina.— La miró de arriba abajo por un momento. — Más de lo que a tu padre le hubiera gustado, creo yo.

— Él finge no hacerlo, pero sé que algunos señores ya están tratando de reclamar mi mano detrás de escena.— Se rió brevemente, pero no fue una risa humorística, sino completamente seca, casi como si no viera el humor que hay en ello. — ¿Cómo está Lady Rhea? No la he visto desde tu boda.

- No lo sé, tampoco la he visto desde la boda. — Ella frunció el ceño ante la información un tanto inesperada - Ser Mason Blackwood - Pareció notar las preguntas que iba a hacer su sobrina, y trató de cambiar rápidamente de tema — ¿Cómo va el Escudo Jurado de mi bella sobrina? Espero que estés cuidando bien de su seguridad.

Su tono burlón era claro y Aevylin se giró para mirar en dirección a Blackwood, quien intentó responder.

— Estoy bien, mi príncipe. Y sí, la seguridad de la princesa se está llevando a cabo con todo el debido cuidado y atención.— No fue sólo de ese monto que el Blackwood y el Targaryen no se llevaran bien, de hecho, era así desde el decreto real dado por el rey Viserys, nombrando a Mason como el protector de la princesa más joven. Desde el punto de vista de Daemon, era ese hombre quien se interponía en su camino para encantar a su sobrina, más de lo que ya la había encantado todos estos años.

— Por supuesto que es. Un error de tu parte y Lord Blackwood tendría que enterrar a otro de sus hijos. — Aevylin miró a Daemon.

— ¡Daemon! — Ella llamó la atención del príncipe quien rápidamente la miró - Detente.

— Bueno... De todos modos, no te quitaré mucho tiempo, sobrina—  volvió a ignorar la presencia de Ser Mason.— Sólo me gustaría decirte que estoy más que feliz de verte y también que te traje algunos regalos. Creo que serán de tu agrado y te quedarán bien.

— Se lo agradezco... ¿Pero dónde están?— Daemon sonrió por un momento, mirando momentáneamente a Ser Mason, antes de volver a hablar.

— En tus aposentos. ¿Dónde más podrían estar?

La suave sonrisa que tenía en sus labios se desvaneció cuando se dio cuenta de que él se había colado en su habitación, y luego de escucharlo reír y que su tío le besara la coronilla, salió de la habitación en completo silencio, con una sobrina frustrada con sus provocaciones impulsivas hacia Ser Mason Blackwood, pero feliz, sabiendo que él tampoco había cambiado tanto como pensaba.

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