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La primavera había llegado al pequeño pueblo, y esta, fue recibida con el gran festival que usualmente los habitantes realizan cada año. Millones de platillos, luces y música son los que acompañan a estas celebraciones.

Aquel día, Han Gil había madrugado para ir a la pequeña plaza y ayudar con la decoración, por otro lado, su abuela prefirió quedarse en casa para preparar una deliciosa tarta de chocolate.

La tarde paso con mucha tranquilidad, los ancianos y niños miraban el espectáculo con mucha emoción, mientras que unas cuantas mujeres se movían al ritmo de la música.

Vestidos largos, coronas de flores y unos listones de colores eran parte de la vestimenta. Han Gil sonreía junto a su abuela, sin soltar su brazo.

El ambiente era muy cómodo hasta que todo se tornó borroso. Su cabeza había empezado a doler, por lo que no dudo en llevarse las manos hasta ella y darse unos cuantos masajes.

La anciana lo miró preocupante y se acercó hasta él para decirle si quería volver a casa, pero el chico negó. Lo que menos deseaba era estropearle la noche a una de las pocas personas que tenía, y que tanto amaba.

Solo le sonrió y regresó la vista al frente, ignorando por completo su horrible dolor de cabeza.

🗻

El chico caminaba sin ningún apuro mientras admiraba la hermosa vista, los pequeños pájaros cantaban libremente y las hojas de los enormes troncos apenas estaban saliendo.

Faltaban quince minutos para que la campana del instituto sonara y así, dieran comienzo a las clases. Tan solo debía caminar unos cuatro campos de cultivo y llegaría a su destino.

El dolor había desaparecido, pero lo que quedó de la noche no logró que el bajo durmiera correctamente. Sólo pudo conciliar el sueño en pequeños ratos, pues a los pocos minutos era despertado por la gran presión en su cabeza.

Sin duda, había pasado una de sus peores noches. Y anhelaba que esto no volviera a ocurrir.

Es una tortura, es lo único que podía llegar a pensar.

—¡Tierra llamando a Han Gil! —Canturreó el castaño.

—Min Ki. —Sacudió la cabeza. —¡Me alegra verte! —Lo recibió con una brillante sonrisa.

—Tampoco exageres, el único que se desaparece es Chin Hwa.

—Te escuche, idiota. —Maldijo el rubio, por lo que Han Gil dió un pequeño brinco del susto.

—¿Desde cuándo vienen siguiéndome?

—Mhm. —Se llevó la mano a la barbilla y miró el cielo confundido. —Hace dos minutos. —Asintió. —Deberías de poner más atención, ni siquiera te detuviste cuanto te llamamos.

—Lo siento —dijo arrepentido. —Estaba pensando.

—Siempre lo haces, no me sorprende que la mayoría del tiempo pongas tu cara de asustado —contestó el mayor, por lo que Min Ki soltó una carcajada.

—Si no mueven ese trasero llegaremos tarde —Los tomó del brazo y aceleró el paso.

—Ya escuchaste Chin Hwa, muévelo —Volvió a reír.

—También se dirigió a ti —respondió con calma.

—Lo digo porque eres un maldito perezoso.

—Pero por lo menos si tengo un poco de nalgas, no como otros. —Sonrió y su amigo se quedó totalmente callado.

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—¿Tienes alguna noticia de él?

—Aún no. —Suspiró cansado y se dejó caer en el sofá. Estaba devastado.

—¿No crees que ya es hora de parar con todo esto?

—Jung Hee, he pasado estos dos últimos años buscándolo como un loco, ¿No sabes el dolor que me causa al no encontrarlo? Cada día pido una llamada, solo una, para que me den alguna noticia de Han Gil. No puedo detenerme.

—Entiendo todo tu sufrimiento, pero... —Tragó duro. —Él ya está declarado como muerto.

Dong Sun negó y se levantó furioso. No lo podía aceptar, su amado aún se encontraba con vida y solamente necesitaba un poco más de tiempo para llegar a él.

—¿También les crees?

—Todos lo hemos aceptado. —El alto se le acercó y lo tomó de los hombros. —Solo faltas tú.

—No puedo. —Sus ojos se llenaron de lágrimas y estas no tardaron en salir. —Todo es una mentira.

—No dejes que esto te hunda. Puedes salir adelante si te lo propones.

—¿Cómo lo haría? —Preguntó desesperado. —Si en todo momento lo tengo en mi cabeza.

—Un viaje. —Sonrió cálidamente, Dong Sun levantó la mirada y lo vió sorprendido.

—¿V-viaje?

—¿Qué tal, Japón?

—Eso es demasiado lejos.

—Te acompañaré. —Apretó su agarre, pero el peli-negro no le tomó importancia. —El campo resulta muy cómodo, podrás tener algo de espacio y pensar con claridad.

—No lo sé —dijo con temor.

—Hazlo por todas las personas que te aman, y lo más valioso, por ti.

Tal vez su amigo tenía razón, era hora de olvidarse de aquel chico. Pero ni siquiera sabía cómo empezar, tan solo quería tenerlo entre sus brazos y repetirle cuanto lo amaba.

Pero la historia era otra, su chico ya no estaba con él.

🗻

—Tu abuela se lució con el postre. —Le guiñó un ojo y el chico se sonrojó de inmediato.

—No emociones al niño.

—No te metas, talquito de bebé.

—¿Podrían dejar de pelear? Debemos terminar el trabajo —dijo furioso.

—¿Trabajo? —El rubio frunció el ceño. —¿Cuál?

—Idiota. —Murmuró Min Ki.

—No tenemos mucho tiempo, los demás ya han terminado y somos los únicos retrasados sin tener puesto el título.

—Retrasados con estilo.

—Sí, sí, como sea. —Rodó los ojos.

—Un momento, no has terminado de hablar.

—¿Ahora de que hablas?

—En el festival no te sentías muy bien, ¿No es así, talquito de bebé?

—¡No me digas así! —Gritó enfadado.

—Ni mi digis isi.

Han Gil se encogió los hombros y miró la escena incómodo. No pensó que lo llegarían a ver en aquel estado.

—¿No vas a abrir la boca?

—¿Recordaste algo?

Cuando el castaño sufre de aquellos dolores es porque algún recuerdo viene a su cabeza, pero aquella noche no estaba seguro.

Unas cuantas personas no paraban de reír y una hermosa melodía resonaba en toda la sala, se sentía muy cómodo, pero las ganas de ver con más claridad se lo impedían.

Todo le resultaba borroso y confuso.

Era consciente de que había perdido la memoria y que su familia (en japón) no era de sangre, pero se sentía muy feliz de tener a una mujer tan maravillosa como su abuela, un hermano cariñoso y unos amigos, a los cuales, podía reír con ellos todo el día.

Lo que menos deseaba era recordar su vida pasada, realmente no lo necesitaba, pero cada recuerdo que viene a su mente es una nueva pieza del rompecabezas. Sin embargo, tenía mucho miedo de conocer su antigua vida.

HyunJack.

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