Era jueves por la tarde y el ambiente era más agradable de lo que fue durante el día. Me encontraba sentada en la terraza del edificio en el cual vivía, disfrutando de un té y de la bonita vista junto a mi gata blanca, Eunni.

Escuché la puerta abrirse a mis espaldas y seguidamente unos pasos acercarse hacia mi. Sonreí inconscientemente al imaginar de quién se trataba y lo que significaba su presencia.

A través del ravillo de mi ojo la vi acomodándose a mi lado izquierdo adoptando una pose algo infantil sobre la silla, como cuando un niño quiere pedirle algo a su madre y necesita convencerla cueste lo que cueste.

Y, en efecto, sabía que era lo que me pediría.

─Junie ─habló, llamándome por el apoyo que usualmente utilizaba cuando necesitaba algo de mi, luego de un largo silencio.

La miré esperando a que continuara.

─¿Vas a ir conmigo a la...

─No.

Tomé un largo sorbo de la bebida dándole fin a la misma, mientras disfrutaba de las muecas y quejas que hacia mi prima. Ver enojada a Seulki era cine en su máximo esplendor. Nunca se daba por vencida aunque significará colmar toda su paciencia y tranquilidad. La conocía perfectamente y sabía cuáles eran sus intenciones al invitarme a la fiesta de su mejor amiga.

Usarme de excusa para escaparse de su novio. Siempre era así.

─Por favor, sal conmigo ─suplicó.

─¿Qué obtengo a cambio?

Ella formó una fina línea con sus labios y llevo su mirada hacia otro lado, supongo que estaba pensando en que proponerme.

─Seré tu sirvienta por una semana.

Abrí mis ojos con sorpresa ante su propuesta. Jamás esperé tal proposición de su parte. Realmente deseaba ir a esa fiesta que estaba tan dispuesta incluso a servirme, pero ¿Por qué estaba tan interesada?

─¿Qué opinas? ─me preguntó con una ceja levantada─. Vamos, será sólo una fiesta, te vas a divertir.

Suspiré profundamente antes de hablar. Tal vez me arrepentiría pero realmente necesitaba una sirvienta está semana.

─De acuerdo, iré.

La rubia sonrió victoriosa de haber logrado su objetivo, pero la duda me perseguia.

─¿Por qué estás tan ansiosa de ir a la fiesta?

Seulki me miró con el seño fruncido.

─¿Por qué es el cumpleaños de mi mejor amiga tal vez?

Negué de inmediato.

─Nunca me invitaste a una fiesta de tu mejor amiga antes ─concluí. Ella frunció las cejas sin comprender─. Quiero decir ambas sabemos la razón detrás de tus invitaciones.

─¿Qué insinuas? ¿Por qué estas diciendo cualquier idiotez, Hyunjung? Te invito porque eres mi prima y me deprime saber que no tienes amigas ni un novio para salir por eso te invito.

Suspiré hondamente pensando en que responderle, aguantandome decir cosas de más. Era mi prima ante todo, la adoraba. No debía, no, no quería pelear con ella por cosas sin importancia.

─Lo lamento mucho, no quise ofenderte ─me disculpé. Ella me abrazó por sorpresa.

─No pasa nada, debemos buscar cosas para mañana ya que es una fiesta-pijamada ─me comentó con una sonrisa traviesa.

Asentí ante sus palabras pero de inmediato recapacite y me repetí lo que dijo. Algo no me cuadro.

─Espera... ¿Significa que dormiremos en la casa de tu mejor amiga?

Seulki asintió reiteradas veces con una sonrisa enorme.

─Entonces no cue...

─Ya no puedes negarte ─me señalo amenazante─. Hicimos un trato, Yang. Y sabes que en la familia los tratos son sagrados.

Suspiré profundamente. Tenía razón, nuestra familia podría parecer normal hasta ciertos puntos, ya que tenía sus curiosidades, pero si había algo inquebrantable eran los tratos. Incluso si se hiciera un trato con el diablo debíamos de cumplir lo tratado sino seríamos una deshonra, increíble ¿No?

─Ya entendí. Un trato es un trato.

Seulki sonrió a gusto ante lo que dije.

¿Dónde me he metido?

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