✧III: El umbral del encuentro entre la vida y la muerte

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Jungkook observaba cómo la noche caía lentamente sobre la ciudad desde la ventana de su habitación en el hospital. Una de las cosas que más disfrutaba de estar en un piso tan alto era la vista impresionante que tenía a su disposición. Cuando había ingresado al hospital, pasaba gran parte de su tiempo de pie junto a la ventana, sintiendo que esa vista le daba una sensación de grandeza y control en medio de su fragilidad.

Sin embargo, a medida que su enfermedad avanzaba, levantarse se volvía cada vez más difícil y agotador. Ahora, lo único que podía hacer era contemplar la ciudad desde la comodidad de su cama, pero la fascinación que sentía por el exterior no disminuía.

Por eso, el simple hecho de poder estar de pie en ese momento, disfrutando de la vista, era algo que valoraba enormemente. Sin embargo, esa breve alegría se vio interrumpida cuando escuchó la puerta deslizándose, indicando la llegada de alguien. No necesitaba voltearse para saber quién era; lo sabía bien.

—¡Jungkookie! ¿Qué estás haciendo de pie? —exclamó su mejor amigo, acercándose rápidamente para tomarlo del brazo.

—No seas tan dramático, Hobi —dijo Min al entrar a la habitación.

—¿Qué yo qué? —cuestionó ofendido el moreno, observando a su novio, quien rápidamente se encogió de hombros y miró a su mejor amigo en busca de apoyo.

Jungkook rio levemente mientras negaba con la cabeza, permitiendo que Hoseok lo ayudara a regresar a la cama.

—Tranquilo, Hobi, estoy bien. No tienes por qué preocuparte —pidió con una tierna sonrisa, tratando de calmar la preocupación de su amigo.

—Aún así, no deberías esforzarte demasiado.

—No te preocupes, hoy extrañamente me siento con mucha energía.

Jungkook no mentía, pero todo esto le resultaba extraño porque nunca le había ocurrido algo así. En los últimos días, esta era la segunda ocasión que pasaba por una experiencia así, pero esta vez era diferente a la anterior. La primera vez, aunque no sentía más dolor, tampoco experimentó mejoría alguna. Sin embargo, esta ocasión era distinta; casi podría jurar que había recuperado un poco de la vida que se le escapaba.

—¡Te dije que pronto te sentirías mejor! —exclamó Hoseok emocionado—. Será cuestión de tiempo para que salgas de aquí.

En ocasiones, Jungkook se preguntaba si las personas a su alrededor tenían demasiada confianza en la vida o si simplemente adoptaban esa actitud como un mecanismo de autodefensa para escapar de la realidad cuando esta resultaba demasiado dolorosa o difícil de aceptar. Él era consciente de que, sin importar cuántas veces pudiera sentirse mejor, eso no cambiaría nada.

Estaba destinado a morir.

Quizás al principio, aceptar la realidad fue un desafío abrumador. Su vida universitaria apenas había comenzado, y parecía que ni siquiera había tenido la oportunidad de vivir la vida en su totalidad cuando recibió el devastador diagnóstico de cáncer. El médico fue claro y directo: la enfermedad se encontraba en una fase avanzada y no había posibilidad de sobrevivir. Las sesiones de quimioterapia, en lugar de buscar una cura, tenían como único propósito aliviar su dolor y extender su vida dentro de lo posible. Sin embargo, ¿qué diferencia había entre ese dolor y la tortura que experimentaba durante el tratamiento?

Haber sobrevivido casi dos años desde su diagnóstico era, por sí solo, un verdadero milagro. Su cáncer había sufrido mutaciones y se había expandido por gran parte de su cuerpo, dejando poco margen para la esperanza. Reconocía que su tiempo se agotaba, y la cercanía de la muerte le había llevado a una profunda reflexión sobre su vida. A pesar de su relativa brevedad, no consideraba que su vida hubiera sido mala.

Por eso, había llegado a aceptar su destino con serenidad y resignación. Estaba listo para partir en cualquier momento. Deseaba que sus seres queridos comprendieran esto, aunque la despedida fuera inevitablemente dolorosa. Era algo que todos debían enfrentar, tarde o temprano.

Sin embargo, la conciencia debía surgir en sus seres queridos por sí misma. Por eso, Jungkook simplemente le sonrió a Hoseok mientras asentía levemente. Luego, dirigió su mirada a Yoongi, quien lo observaba con una expresión seria y penetrante, como si pudiera leer sus pensamientos más profundos.

Yoongi se acercó y se sentó a su lado, tomando su mano con firmeza. Comenzó a hablar de otros temas, como si comprendiera lo que Jungkook necesitaba en ese momento. Jungkook sintió un profundo agradecimiento por el apoyo y decidió que, aunque su tiempo fuera limitado, se dedicaría a disfrutar de cada momento que se le permitía respirar.

Vante se sentía inquieto, una sensación bastante inusual en él. Algo que no pasó desapercibido por el Rey. Sin embargo, Namjoon, en lugar de abordar de inmediato esta novedad, decidió observar y disfrutar de la situación, intrigado por el comportamiento inusual del contrario.

—¿Entonces? —insistió el moreno al no recibir una respuesta clara.

—Nada —respondió el contrario, esforzándose por mantener la compostura.

—¿De verdad? ¿Y tu encargo? Has estado demorando.

—Pensé que teníamos la libertad de escoger el momento indicado —respondió el menor, encogiéndose de hombros, lo que desató una risa sincera por parte del Rey.

—¡Vaya que me sorprendes, Taehyungie! —exclamó El Rey con diversión. —Como sea, tómate tu tiempo. No te llamé aquí para regañarte. Solo me pareció extraña la demora, pero confío en tu juicio. Entonces, te encargo al chico Jungkook.

Vante asintió, un tanto confundido por la extraña interacción con El Rey. No deseaba prolongar la conversación, especialmente si no estaba destinada a ser una reprimenda.

—De acuerdo —respondió, haciendo una reverencia respetuosa antes de crear un portal con un gesto de su guadaña. Estaba a punto de ingresar en el y desaparecer cuando El Rey agregó un último comentario.

—Solo ten cuidado, porque el tiempo será tu enemigo.

La muerte no comprendió completamente el significado de esas palabras, pero tampoco estaba particularmente interesado en desentrañarlas en ese momento. Sin decir nada más, entró en el portal y desapareció de la presencia del Rey.

Namjoon observó a La Muerte desaparecer frente suyo, se quedó un momento mirando fijamente el lugar por donde el joven se había marchado. Una sonrisa se formó en su rostro mientras analizaba la situación.

—Interesante... —musitó para sí.

—¿Por qué le das tantas libertades? Sabes que esto podría volverse un problema.

Namjoon miró de reojo a la chica que había aparecido junto a él y esbozó una sonrisa intrigante —Oh, mi querida Momo, no te preocupes. Creo que esta es su oportunidad, debe aprovecharla —respondió con calma.

La arpía hizo una mueca de disgusto, mostrando su escepticismo.

—¿Realmente quieres ayudarle o haces esto porque estás aburrido? —cuestionó alzando una ceja, desafiante.

Namjoon se puso de pie con una expresión despreocupada y comenzó a rodear su escritorio mientras hablaba.

—Quizás un poco de ambas cosas —respondió El Rey, como si no le preocupara en lo más mínimo. Luego, se dirigió hacia la puerta de su despacho, donde apareció un portal frente a él. Antes de cruzarlo, se giró levemente para mirar a la pelinegra con seriedad.

—Y Momo... no te involucres en esto —declaró con firmeza antes de atravesar el portal y desaparecer de la habitación.

—Eso ya lo veremos.

La Muerte observaba todo desde lo alto de su torre. Tras el extraño encuentro con Jungkook, no se había atrevido a regresar a la habitación del joven. A pesar de repetirse una y otra vez que lo que ocurrió era imposible y que Jungkook no podía haberlo visto, una sensación de inquietud persistía en su mente.

La curiosidad siempre había sido una parte fundamental de la personalidad de Vante, y esta vez no era la excepción. Su insaciable deseo de respuestas lo llevó a tomar la decisión de abrir un nuevo portal y aparecerse frente a Jeon Jungkook. Era hora de desentrañar el misterio que rodeaba esta extraña situación.

Es por eso que, cuando se dio cuenta de que Jungkook se quedó solo, finalmente reunió el valor necesario para ir.

Vante se viste con su túnica negra y extiende la mano, haciendo a su guadaña ir hacia él en un movimiento ágil. Con ella, crea un portal que se abre frente a él. Observa la placa de madera que brilla en el mismo tono que el portal, la que contiene la información sobre Jungkook y le permite viajar a la Tierra. Suspiró profundamente antes de tomar la decisión de atravesar el portal, sin tener certeza de lo que le depararía.

Tan pronto como el ente se materializa en la habitación, sus ojos se posan en el chico que yace en la cama, inmerso en la contemplación de la ciudad a través de la ventana. Las luces de la urbe se reflejan en las profundidades de sus pupilas, y Vante se siente irremediablemente cautivado. Los ojos de Jungkook resplandecen con vida, a pesar de que esta se le escapa lentamente.

Se acerca con extrema precaución, pero se detiene abruptamente cuando percibe un cambio en las emociones de su persona. Jungkook se frota los brazos, un escalofrío recorriendo su cuerpo, y sus ojos escudriñan la habitación. La Muerte se da cuenta de que él no lo ve, pero de alguna manera, parece sentir su presencia.

¿Podría ser que se deba al poco de su Prana que le ha compartido? La Muerte no está seguro.

—¿Estás aquí, verdad? —le escucha preguntar, y Vante abre los ojos con asombro, intrigado por la situación. —Puedo sentirte —declara Jungkook, confirmando lo que La Muerte sospechaba, aunque el motivo le resulta desconocido. El joven da pasos cautelosos hacia adelante mientras observa al menor examinar la habitación, y La Muerte se da cuenta de que no muestra señales de temor. Luego, escucha un suspiro profundo y ve a Jungkook negando con la cabeza mientras se cubre el rostro con las manos. —Creo que me he vuelto loco.

El ente no puede evitar soltar una risa suave al observar la frustración en el rostro del joven, pero cualquier atisbo de diversión desaparece cuando nota a Jungkook apartando rápidamente sus manos de su rostro.

¿Podría ser que también pudiera escucharle?

Vante se asegura de que su presencia siga bien oculta y se sorprende al ver que efectivamente lo está haciendo. Entonces... ¿Qué demonios está pasando?

—Definitivamente no estoy loco —afirma el menor con más seguridad. —¿Por qué no me dejas verte? Sé que has estado cuidando de mí.

¿Cuidar? Vante no lo describiría de esa manera. En realidad, ha intentado tomar su alma, pero su insaciable curiosidad le ha llevado a prolongar la vida del joven más de lo previsto.

La muerte está en plena reflexión sobre lo que debería hacer, mientras Jungkook continúa esperando una respuesta. Se aproxima lentamente hasta quedar junto a él y, con su dedo índice, ejerce una ligera presión en la mejilla del menor. En cuanto Jungkook siente este contacto, Vante percibe el miedo que se despierta en el pecho del muchacho. Rápidamente se aleja para evitar causarle más escalofríos.

Era evidente que el chico se asustaría. De todas maneras, ¿qué esperaba la muerte de esta situación? ¿Y por qué de repente esto le había desanimado?

Posiblemente sea él quien se ha vuelto loco.

Jungkook siente que el escalofrío disminuye y la sensación de ser observado se desvanece poco a poco. No tiene ni idea de qué está enfrentando, y a pesar del susto anterior por lo repentino que había sido todo, no está dispuesto a quedarse sin respuestas.

—¡Espera! —exclama alarmado, sin saber a dónde dirigir su mirada en la habitación—. No te vayas.

Vante detiene su andar y gira para quedarse frente a la cama de Jungkook, con una mano en su pecho y una sensación de desesperación que lo embarga. Se pregunta por qué Jungkook quiere que se quede si le tiene miedo solo con sentir su presencia. Si supiera realmente quién es él, no le pediría que esperara; en cambio, le rogaría que se fuera.

La confusión lo abruma demasiado.

Finalmente, deja salir un suspiro. —¿Para qué quieres que me quede si vas a asustarte? —murmura para sí mismo mientras niega con la cabeza.

La habitación cae en un silencio incómodo. Vante estaba tan absorto en sus pensamientos que no había notado que estaba siendo observado fijamente. No fue hasta que sintió su pecho palpitar con inquietud que levantó la mirada y se encontró con los ojos de Jungkook clavados en él.

La sensación cambió, y eso lo desconcertó.

Jungkook estaba sonriendo. —Así que eras tú.

Por supuesto, no se quedó en la habitación. Tan pronto como comprendió que Jungkook lo estaba viendo, se retiró velozmente. No obstante, no podía entender cómo era posible que lo hubiera detectado. Vante había revisado meticulosamente que su presencia estuviera completamente oculta; había estado en este oficio durante tanto tiempo que cometer un error de esa magnitud le resultaba inverosímil.

Desde que se le encomendó el alma de Jeon, sus emociones habían resurgido con fuerza. Había llegado a creer que ya no era capaz de sentir nada más que soledad y tristeza, pero aquel joven de ojos redondos le había demostrado que, en el fondo de su ser, aún latía un corazón.

Necesitaba respuestas, o estaba destinado a enloquecer, si es que no ya lo había hecho.

Así que, sin dudarlo, abrió un portal y se dirigió hacia a la única persona a quien podía confiarle la situación.

Entró al despacho del Rey, tras obtener la autorización necesaria, y se acercó apresuradamente a la chica que estaba sentada detrás del escritorio.

—Sana, necesito tu ayuda —dijo con urgencia.

La arpía dejó los papeles que tenía en la mano sobre el escritorio y se acercó preocupada al chico que claramente estaba fuera de sí. La situación era inusual, ya que Vante era conocido por su frialdad y su imperturbabilidad, cualidades que encajaban perfectamente con su naturaleza de entidad de la muerte que los humanos solían describir.

—¿Qué pasa? Es raro verte así.

—Honestamente, no tengo idea de que mierda me está pasando. Todo es culpa de ese humano —bramó frustrado, haciendo que Sana ladeara la cabeza con confusión. La chica tronó los dedos y la guadaña del contrario apareció frente a ella. —¡Oye! —se quejó el ente, pero ella le ignoró.

—Jeon Jungkook... —leyó la placa. —¿Te refieres a él? —preguntó, y el azabache asintió. —¿Es el chico del incidente, no es así? —Vante desvió la mirada—. Supongo que sí. ¿Y bien? ¿Qué ocurre?

—Pues, no lo sé, pero... él me ha visto.

—¿¡Qué!? ¿No ocultaste tu presencia? ¡Sabes que no debes cometer esos errores!

—¡Lo sé, maldita sea! —gritó molesto—. No fue eso, confirmé que la estaba ocultando y todo estaba bien, pero aún así, él pudo verme.

La castaña pareció sumirse en sus pensamientos durante un momento, considerando la extraña situación que jamás había ocurrido en todo el tiempo que había existido el inframundo.

—¿Te vio el rostro? —cuestionó, y el contrario negó con vehemencia.

—Tenía la túnica.

Las túnicas que usaban los entes de la muerte no eran simples prendas de vestir. Tenían la peculiaridad de ocultar completamente a quienes las portaban, impidiendo que los humanos reconocieran a los seres que se ocultaban bajo ellas. Al ponerse las túnicas, sus rostros quedaban en sombras, y las mangas largas cubrían por completo sus extremidades.

Entonces, si Jungkook había sido capaz de verlo, solo habría percibido a un ser vestido de negro frente a él. Sin embargo, la pregunta era... ¿Por qué le había sonreído?

Sana volaba de un lado a otro, tratando de encontrar una respuesta a esta situación inusual. De repente, se detuvo en seco y se plantó frente al azabache.

—Tae... ¿Por qué no has llevado su alma? —cuestionó con seriedad, utilizando su nombre real, lo que indicaba la gravedad de la situación.

—Oh, eso...

—¿No has tenido la oportunidad? —volvió a preguntar, y su tono comenzó a hacer que el chico se sintiera acorralado. —¿Taehyung? Han pasado casi dos semanas desde que te dieron este encargo, y teniendo en cuenta que se trata de un chico con cáncer terminal, a estas alturas ya deberías haber completado tu labor.

La confusión en Sana era evidente, ya que esta no era la forma de ser del Vante que ella conocía.

¿Podría ser debido a que este era su último encargo, su última oportunidad para decidir si cruzar al otro lado o no? Sana recordó el momento en que Taehyung se convirtió en una Muerte y cómo, con el tiempo, lograron forjar una relación cercana a pesar de los cambios que él experimentó.

Le conocía demasiado bien como para creer que realmente estuviese dudando; debía de haber algo más. Esta certeza se hizo más fuerte cuando, en lugar de responderle, simplemente se mantuvo en silencio.

Estuvo a punto de decirle que debía terminar con el encargo de una vez por todas, pero una voz resonó en su cabeza.

"Déjalo", era Namjoon, quien, gracias a la conexión que mantenía con las arpías, tenía la capacidad de saber lo que estaba ocurriendo y comunicarse telepáticamente con ellas.

"¿Qué estás tramando?", respondió ella un poco molesta.

"Luego te lo diré. Por ahora, no le regañes; solo adviértele lo que va a suceder".

La castaña suspiró con fuerza. "Está bien".

—Sea lo que sea que estés haciendo, debes entender que su alma ya se encuentra más en este plano. Esa es la razón de que haya podido verte. No prolongues más esto, Taehyung. Jeon Jungkook debe enfrentar su destino y morir; es parte inherente del flujo de la vida. Nacemos, crecemos y morimos... su tiempo en este mundo se ha agotado; no lo retrases más.

Era la madrugada, y Vante observaba a Jungkook mientras dormía. Las palabras de Sana tenían un profundo sentido; si quería evitar ser descubierto, debía poner fin a esto de inmediato. Era plenamente consciente de la necesidad de actuar, entonces... ¿por qué le resultaba tan arduo dar el paso?

¿Sería su inextinguible curiosidad lo que lo paralizaba? ¿O acaso la falta de respuestas a todas sus preguntas era más abrumadora que su deber de realizar su trabajo de manera adecuada?

Extendió la mano y los fragmentos de la vida de Jungkook se desplegaron ante él. Se detuvo en un recuerdo en el que el castaño estaba sentado bajo un majestuoso árbol, que parecía ser en su universidad. Su mirada estaba completamente concentrada en la lectura, cuando de repente, una fuerte brisa sopló, despeinando su cabello. El chico sonrió mientras cerraba los ojos y se dejaba llevar por la agradable sensación que la brisa en su rostro le proporcionaba.

Ver a Jungkook le llenaba de una extraña sensación de paz que Taehyung no podía comprender del todo. Cerró el recuerdo en el que el chico disfrutaba de la brisa y lo observó mientras dormía plácidamente. Sentía una atracción inexplicable hacia él por lo cual no pudo evitar llevar su mano hasta la mejilla del menor, y a pesar de que la enfermedad había arrebatado mucho de lo que solía ser, Taehyung seguía encontrando algo en Jungkook que le parecía hermoso.

—Bonito —susurró sin poder evitarlo, dejando escapar sus pensamientos en voz alta.

En ese momento, los ojos de Jungkook se abrieron, brillando con vida propia incluso en la penumbra. Sintió el toque frío en su mejilla, el mismo que había experimentado aquella noche en su pecho cuando estaba sufriendo. Y aunque la primera vez se había asustado, esta vez no sintió miedo.

—Volviste... —susurró Jungkook, y cuando La Muerte intentó retirar su mano del rostro del joven, este la detuvo rápidamente aferrándose a la manga de su túnica. Vante no se resistió ni se alejó; simplemente esperó, intrigado por lo que Jungkook fuera a hacer.

Con una expresión de duda en su rostro, Jungkook comenzó a subir la manga de la túnica hasta que dejó al descubierto la mano de Vante. La sorpresa iluminó sus ojos cuando vio una mano humana, quizás encontrarse un esqueleto hubiera sido menos impactante.

Detalló los largos dedos con una mirada intensa, luego, dirigiendo su atención de nuevo hacia el ser frente a él, acercó su mano al rostro, haciendo que este apoyara toda la palma en su mejilla. Jungkook cerró los ojos y se dejó envolver por el tacto, disfrutando del frío que emanaba de aquel contacto.

En ese momento, Vante comprendió que el sentimiento que llenaba su pecho le pertenecía por completo.

Quizás sí, se había vuelto un poco loco.

AAAAAAAAAAAAAAA ya interactuaron asdfggfjklñ es de mis momentos favoritos♥ poco a poco se van acercando, pero la situación se está complicando :c

En estos días estaré subiendo a mi IG imágenes que hice con la IA del fic, por si no me siguen me encuentran como: Andi_kthjjk

Espero que les haya gustado el capítulo, yo me emociono a pesar de que ya sé lo que va a pasar jajaja en fin, volveré mañana temprano. Hasta entonces, manténgase sanos por fi~♥

𝐊𝐢𝐦𝐍𝐢𝐤𝐚𝐫𝐢.

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