CAPÍTULO 45

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Alisa miraba a su abuelo, la mayor de las gemelas estaba asustada, había visto de lo que su hermana era capaz y temía que aquello volviera a suceder. A ambos lados estaban los reyes de Antaño, los cuales seguían procesando la información.

-¿Y que podemos hacer?- Preguntó Susan rompiendo el silencio.
-Nada, fingir que no ha pasado nada. Si Alana descubre aquello pensara que es peligrosa y que pretende hacernos daño, lo cual supondrá que se aleje de Narnia y de ella.- Comentó Alisa seriamente.
-Deberíais ir a buscar a Arturo de inmediato. En su isla debe de haber algo que pueda decir algo de Acheron, y el motivo por el cual Alana a manifestado el poder. Por suerte no volverá a suceder, el collar que lleva bloqueara ese instinto asesino.- Aclaró Aslan seriamente.
-Pero no podemos irnos. Se acordó que tras regresar sería la coronación, es necesario hacer el rito, sino, tendremos que esperar otro solsticio, lo que supondrá otro año mas.- Comentó Alisa mirándole.
-Es cierto. He podido ver como Narnia comienza a marchitarse. Y se que no ha sido por Alana, aunque puede que eso haya influido.- Comentó el león.

Desde el exterior Alana escuchaba aquella conversación, se mantuvo en la puerta, mientras su expresión cambiaba, rápidamente se dirigió a su habitación, se sentó en el suelo e inspiró hondo. Debía de tranquilizarse, estar serena, porque entonces su lado oscuro volvería a surgir, ahora sabia que no debía de quitarse el medallón, pero si ella lo sabia, también su lado oscuro.

Alana cogió el pequeño cuaderno y le abrió, en él había nombres, pero al final de él había una llave, la cogió y abrió el otro libro que estaba oculto. Al ver aquella letra, las palabras que estaban escritas, los recuerdos regresaron a Alana de inmediato, en aquellas paginas había escrito todo lo que la habían hecho, haciendo que la poca cordura que tenia perdurase en algún lugar. Cogió el diario y le dejo sobre su cama, y sin decir nada, cogió sus armas, una capa y se dirigió al bosque, necesitaba alejarse de todos por unas horas.

Alisa entró en la habitación de su hermana buscándola, sobre la cama vio un libro, se acerco a él y le cogió, mientras comenzaba a leerle.

Ya he perdido la cuenta de cuando llevó aquí, estas dos brujas no paran de hablar de un gran poder, el cual le traerán dos gemelas. Yo en cambio estoy perdiendo la cordura, ya no solo por los maltratos físicos, sino, por los experimentos que están haciendo conmigo. Ya no se porque sigo escribiendo, tal vez sea para no perder mi humanidad, tal vez por creer que saldré de aquí, que volveré a casa. Pero ya no tengo casa, mis padres murieron, Evi es una Bruja y podemos hacernos daño entre nosotras, y el abuelo..., él no me dejaría que me pasará esto, ¿acaso es un castigo por su parte? ¿Se ha olvidado de mi? Ya no lo se, ahora solo tengo que esperar a que me maten, o a que yo me suicide, pero no soy capaz. Se que la sangre de Bruja que me introducen es mala, y que me tiro todas las noches vomitandola, pero se que si salgo, las haré pagar.

Al leer aquello, Alisa salió corriendo en busca de su abuelo, no tardó en encontrarle ya que seguía en la biblioteca.

-¡Como permitiste que la hicieran eso!- Gritó Alisa enfadada.
-¿A que te refieres?- Preguntó el león.
-¡Ten, leelo, solo he leído una pagina y ya estoy enfadada, como para leerle entero. Solo tenia diez años, era una niña!- Gritó Alisa mirando al león.

Este leyó la pagina por la que estaba abierto el libro, al leerlo, la mirada del león fue empañada por las lágrimas que consiguió que no salieran.

-No lo sabía. No tengo control pleno fuera de los dominios de Narnia. Alana siempre ha querido parecer valiente y segura, y lo ha conseguido, pero ahora se esta derrumbando. Lo sucedido anoche indica que toda aquella ira, tristeza y soledad la están consumiendo. ¿Crees que no intente hacer nada para ayudarla?- Alegó Aslan seriamente.
-No se si lo hiciste o no. Pero todo lo que esta ahí escrito me dice que lo hace por una razón. No volverse sanguinaria ni mala. Me sorprende que no os deis cuenta, ¿cuando Alana hace las cosas con una única finalidad?- Alegó Alisa seriamente.
-¿A que te refieres?- Preguntó Caspian mirándola.
-La búsqueda de los legendarios, su lucha contra Jadis, todo. Era por un único fin, perder sus poderes y querer poner fin a esto sin involucrar a nadie. Cree que nos protege, y al mismo tiempo quiere demostrarnos que no necesita de nuestra protección. Abuelo, tú la enseñaste que debe de proteger a Narnia, que sobre ella esta su pueblo y su reino, que su deber era protegerles y servirles. Alana quiere proteger aquello que no pudo cuando era pequeña.- Explicó Alisa tomando un suspiro. -Si queréis ayudarla, dejar de tratarla como a una niña. Por lo leído, dejo de ser una niña a muy temprana edad.- Añadió Alisa marchándose.

Mientras aquello sucedía en el castillo, Alana caminaba por el bosque mientras su mente era atormentada por lo que había escuchado. Estaba atormentada, pero sabia que no debía de dajarse guiar por aquello. Debía de reaccionar y moverse. Alana llegó hasta un árbol, allí se arrodilló y observó las hermosas vistas que había desde allí.

-Hola.- Dijo Edward acariciando su cabeza.
-¿Edward? ¿Eres humano? ¿Como?- Preguntó confundida Alana.
-Una maldición. No os preocupéis, Rowena me esta ayudando.- Rió él.
-¿Rowena? Vaya, así que estáis juntos.- Alegó ella riéndose.
-¿Porque afirmáis eso?- Preguntó el Narniano.
-Lo he notado en tu voz, a la hora de decir su nombre, saboreas cada palabra como si estuvieras con ella.- Explicó Alana con una sonrisa.
-Vaya, sois alguien muy lista para no haberos enamorado.- Comentó el guerrero.
-En realidad si me enamore. Dos veces, uno de ellos fue un gran dolor, una desilusión. Y el segundo tuve que olvidarle porque no pertenecía a Narnia. Se lo que es el amor, Edward, se que eres feliz, y se que lo seras. Si necesitas ayuda con Rowena, con lo que sea, no dudes en decírmelo.- Comentó Alana mirándole con una sonrisa.
-Nunca supe aquello. ¿Porque no me lo dijisteis?- Alegó él.
-No necesitaba decirlo. Mi vida sentimental la deje de lado hace años. Comprendí que si me enamoraba sufriría, y eso dañaría a Narnia. Ahora soy feliz, no necesito de ellos aunque siga enamorada.- Aclaró Alana con tristeza. -Persigue y lucha por tu amor con Rowena.- Añadió Alana marchándose.
-Deberías de hacer lo mismo. A veces si no lo hacemos nos arrepentimos, no cometáis ese error. No antepongas tu felicidad sobre la de Narnia. Por una vez se egoísta y piensa en ti.- Dijo Edward mirándola.

Alana no respondió y se marcho, adentrándose en la maleza, mientras pensaba en lo que él había dicho. No podía ser feliz con quien ella quería, ya que Peter no la recordaba, tal vez ese era el precio por tener a su familia, la perdida de su único amor, y por el que realmente mataría, ya no solo por su familia, su pueblo o su propia vida. Sino por un amor que ahora, ella no podía tener porque era improbable, no imposible, porque sabia que si él la recordaba iría en su busca. El que una vez había sido rey de Narnia era impulsivo y ella lo sabía.

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