CAPÍTULO 66

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Despuntada ya la aurora, Narnia despertó. Todo el reino estaba ajetreado debido a la inminente llegada de los habitantes de Calormen. Alisa estaba en el patio, dando vueltas sin cesar, mientras su hermana pequeña limpiaba sus armas.

-¿Puedes estar quieta?- Preguntó Alana dejando sobre la hierba su Sai.
-Estoy nerviosa.- Rió Alisa mirándola.
-Ya, ya se que estas nerviosa. Pero, por favor, estate quieta.- Pidió su hermana menor.
-Lo siento.- Dijo Alisa sentándose.

Las dos hermanas entraron dentro del castillo. Todos dentro de él, iban de un lado a otro acelerados, debido a la llegada de los habitantes de Calormen. Alana se dirigió a su habitación, junto a su hermana, cuando de lejos empezó a escuchar un piano. La menor de las hermanas comenzó a caminar atraída por la melodía, ella sabía que la había escuchado, la recordaba, pero no sabia donde. Alisa siguió a su hermana, mientras los reyes de Antaño, se unían a Alisa.

-¿A donde va?- Preguntó Caspian mirando a Alisa.
-No lo se. Simplemente a comenzado a caminar. He intentado hacer que reaccionará, pero no hace caso.- Aclaro la mayor de las gemelas.
-Puede que este sucediendo lo mismo que cuando fuimos en busca de Arturo.- Comentó Lucy mirando a Alisa.
-Creo que tienes razón. Pero lo que la esta llamando no es Arturo. Es algo mas fuerte.- Alego Alisa mientras Alana entraba en una habitación.

Todos la siguieron, y vieron que la habitación estaba vacía, salvo por un polvoriento piano que sonaba sin que nadie le tocara.

-Vale, ahora hay fantasmas.- Se burlo Edmund mirando a su alrededor.

Alana se quedo estática, mientras miraba al piano. Solamente ella escuchaba la canción, aquella canción que escuchaba de niña en sus sueños. La que cuando se iba a dormir su madre entonaba, pero únicamente la melodía. De repente, la menor empezó a decir números.

-¿Que significan esos números?- Preguntó Peter.
-Bienvenidos.- Dijo una voz masculina.
-¿Quien anda ahí?- Preguntó Susan mirando a su alrededor.
-Soy Acheron.- Respondió él.
-¿Acheron? Pero estas muerto, ¿como es posible?- Dijo Caspian confundido.
-Las sombras, a través de ellas puedo comunicarme con el mundo de los vivos. Por ello uso a Alana, posee el poder de la oscuridad.- Explicó el brujo.
-Tu la guiaste hasta Arturo. Por eso siempre veía un rastro de oscuridad.- Alego Alisa mirándole.
-Necesito preveniros.- Alego alarmado Acheron.
-¿Prevenirnos de que?- Preguntó Lucy mirándole.
-Hay una profecía, muy antigua, mas que la vuestra, en ella decía que luz y oscuridad se enfrentaran. Uno por amor y el otro por odió. Tener cuidado. Pues el que se enfrente por odio se unirá al mal.- Explicó Acheron mirando a Alisa.
-¿Pretendes decir que Alana y yo nos enfrentaremos? ¿Porque motivos?- Preguntó Alisa preocupada.
-No se sabe. Únicamente os enfrentaréis.- Explicó Acheron.
-¿Existe alguna forma de evitarlo, o por lo menos que a la hora de enfrentarnos nuestros poderes no estén involucrados?- Preguntó Alisa mirándole.
-Debeis de iros.- Pidió Acheron.

Los reyes de Antaño se fueron, dejando allí a Alana todavía en el estado de trance, a Alisa alarmada y a Acheron preocupado.

-Sí, existe una forma de que vuestros poderes no estén involucrados, pero yo no puedo obligaros a llevar ese objeto siempre. Lo bueno, es que podre fusionar vuestros anillos con las dos piedras. Ten cuidado, pues si Alana se une al lado oscuro, no habrá nada que detenga la destrucción.- Dijo Acheron mientras chasqueaba los dedos.
-¿Pero que demonios....? Alisa, ¿que pasa?- Dijo Alana mirando a su hermana.
-Nada.- Mintió ella. -Acheron nos va a dar algo para evitar que algo malo sucediera si nos pasara algo. Además de que tendrán la misma función que los que ya tenemos.- Añadió ella con una falsa sonrisa.
-Vale.- Alego Alana desconfiada.
-Juntar los puños donde tenéis el anillo.- Pudio Acheron.

Las dos hermanas obedecieron, segundos después Acheron empezó a decir una serie de palabras. Los dos anillos brillaron, y cambiaron de forma y de color. Ambos adquieron una forma redonda y con un dibujo de una estrella de doce puntas. En cada esquina con una pequeño hueco donde había una piedra negra, y en el centro una piedra mas grande. La de Alisa fue blanca, mientras que la de Alana fue roja.

-Vaya, son increíbles.- Dijo Alisa.
-Haran lo mismo que los anteriores junto a lo de proteger vuestro poder. El tuyo Alisa, es blanco por la piedra que tenias. Mientras que el tuyo, Alana, es roja porque fuiste una Elemental, y así te recordara lo que hiciste. Algo de lo que nunca te debes de avergonzar.- Explicó Acheron desapareciendo.

Alana miro a la oscuridad y se quedo pensando en lo que Acheron había dicho, sabia que su hermana la ocultaba algo, sabía que aquella información era importante, pero no se la podía sonsacar a la fuerza, si en verdad confiaba en ella se lo diría. Las dos hermanas salieron fuera de la sala y se dirigieron a sus habitaciones para prepararse. En menos de una hora ellos vendrían y debían de estar listas. Alana se metió en su habitación y suspiro.

"¿Por cuanto podre seguir con la farsa? Siento a la oscuridad, esta dentro de mi, ya no hay nada para evitar que salga. Espero poder controlarla, podre hacerlo. Lo conseguiré." Pensó Alana mientras se ponía un vestido de color azul claro con dibujos en dorado. Tras estar lista, Alana se recogió el pelo en una trenza. Y salió fuera de la habitación junto a su espada y sus Sais.

-Ya están llegando.- Dijo Shiary desde una ventana.
-¿Habies puesto los estandartes?- Pregunto Alisa poniéndose al lado de su hermana.

Alisa llevaba un vestido de manga corta de color azul oscuro con dibujos en dorado.

-Sí, pero no entiendo porque quieres ponerlo.- Alego Shiary.
-Los estandartes se quitaron cuando nuestros padres murieron, las Brujas pretendían meternos miedo, haciendo que Aslan se olvidara. Poniéndoles, demostramos no tener miedo y que nosotras estamos aquí.- Explicó Alana mirando a la elfa.
-¿Pretendeis que nos ataquen?- Preguntó Shiary mirándola.
-Bueno, si de esa forma se van...- Alego pensativa Alisa.
-Ni se te ocurra. No se irán, creeme.- Alegó Alana comenzando a caminar.
-¿Y crees que tu plan funcionara?- Pregunto su hermana menor.
-Mas les vale. No pueden desobedece la ley de un rey muerto.- Alegó Alana cruzándose de brazos.

Las dos hermana se dirigieron a la sala donde estaba el consejo. Las dos hermanas ocuparon sus respectivos asientos. Junto a los nuevos representantes del consejo.

-¿Y ahora que?- Pregunto Dominic.
-Esperar.- Respondió Alisa.

Alana mantuvo la mirada puesta en el anillo, mientras comenzaba a jugar con él dándole vueltas.

-¿Creeis que Jadis atacara?- Preguntó Lucy rompiendo el incomodo silencio.
-No, todavía esta débil. Dejo libre a Evangeline para mandarnos un mensaje. A sacado de ella todo lo que necesitaba. Ahora, va en busca de su nuevo objetivo, el cual puede ser cualquiera de Narnia.- Respondió Alana seriamente.
-Pero tiene un séquito se estrellas, ¿que mas puede querer?- Alego Caspian confundido.
-Una victoria asegurada.- Respondió Alisa mirando de reojo a su hermana.
-Y para controlar a Allende. Teniéndole bajo su poder, no habrá ser que la pueda detener, ni profecías ni guardianes ni hechiceros ni tan siquiera Aslan.- Prosiguió Alana con tranquilidad.
-¿Y Acheron? ¿No se le podría traer de la muerte, o que sus conocimientos les tuvierais?- Pregunto Shiary mirando a las hermanas.
-Traer a alguien que murió hace siglos es un riesgo, porque no sólo le puedes traer a él, sino a cosas peores y mas peligrosas que Jadis. El Tártaro esta habitado por sombras, fantasmas y demonios. Todos con diferentes poderes y diferente apariencia. Entrar en el Tártaro y rescatar a alguien es una locura.- Alego Alana mirando hacia un pinto fijo.
-Pero una locura posible.- Alego Alisa mirándola.
-¿Que estas planeando, Alisa?- Preguntó Peter mirándola.
-Podríamos entrar y sacar a alguien que puede ayudarnos.- Aclaró ella.
-Para entrar al Tártaro se necesita sangre de la muerte, del Emperador, una gota de oscuridad y la maldad recogida en un recipiente de luz. Buena suerte si planeas entrar. De todos los ingredientes el único que puedes tener es la sangre de Allende.- Dijo Alana mirando a su hermana.
-¿Y la gota de oscuridad? ¿No me ayudarías a tenerla?- Preguntó su hermana menor.
-Claro que no. No pienso ayudarte a que entres ahí. Si quieres tener una muerte asegurada hazlo mas fácil y enfrenta a Jadis. Además, el Tártaro esta custodiado por doce almas malditas y cancerbero. Un perro de tres cabezas y del tamaño de un gigante. ¿Como pretendías enfrentarlo?- Alego Alana.

Alisa no respondió y se cayo. Estaba claro que la mayor quería descender al Tártaro, pero Alana no quería que eso ocurriera. Ella mejor que nadie sabia que había dos formas de entrar. La primera obteniendo todo aquello que había dicho, y la segunda, usando ella el poder de la oscuridad, aquel que estaba ligado al reino de los muertos.

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