07. Fiesta de fraternidad | 𝗣𝗮𝗿𝘁 𝗼𝗻𝗲

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

𝐓𝐀𝐍 𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐄𝐒 𝐔𝐍𝐀 𝐅𝐈𝐄𝐒𝐓𝐀, me obligué a recordar. Sí, debía de hacerlo. Mi nerviosismo aumentaba cada vez que me acercaba a aquella mansión llena de luces, gente bailando y la música con un volumen excesivamente elevado como para romper los tímpanos de inmediato.

Tampoco había vecinos cerca por si pasaba algo, era bosque, bosque y más bosque pero la facultad estaba a quinientos metros aproximadamente así que optamos por venir en bicicletas alquiladas. No me atrevía a traer el coche en una noche donde había más borrachos que búhos al acecho.

Dalton estaba igual que yo aunque se esforzaba por no verse asustado, aproveché antes de entrar para sacarnos una foto. No me gustaba hacerlas pero el hecho de que estuviera Lambert también me produjo una sensación de confianza.

Para el recuerdo una foto no estaría mal. No es que me viera guapa ni mucho menos, pero Chris había hecho un trabajo magnífico a la hora de maquillarme. Yo no tenía mano para el maquillaje, espantaría a todo el mundo si me atreviera a pintarme la cara.

—¿Una foto para el recuerdo? —le pregunté mientras nos acercábamos a la mansión; aunque lo suficientemente lejos para tener privacidad, al menos antes de que viniera Chris. Dalton titubeó pero finalmente aceptó. Tampoco estaba acostumbrado a sacarse fotos y menos en compañía. Este chico era tan yo.

Como nuestro punto de encuentro con mi amiga era en esa zona me demoré un poco en buscar la cámara con dedos temblorosos. No quería imaginar lo que me encontraría dentro de la fiesta, solo la mera idea de pensarlo me ponía los pelos de punta.

Puse la cámara y la enfoqué a nosotros. Dalton estaba algo serio, no me sorprendió.

—Sé que no sonríes mucho pero haz al menos el intento. Piensa que el móvil es... la cara de tu padre llorando —Creo que me pasé.

—Tampoco soy tan cruel —susurró él mientras suspiraba de cansancio pero se esforzó lo suficiente como para sonreír pese a los nervios—. ¿Así?

Su sonrisa estaba un poco distorsionada. Era una de esas sonrisas que pones cuando sabes que tu mascota se ha comido tu comida favorita pero te hace gracia ver su hocico manchado y lleno de migas y piensas al mismo tiempo que ya no tienes dinero para comprarla de nuevo hasta el próximo mes.

—Está... perfecta —carraspeé y sonreí. Mi sonrisa era una de esas también—. Sí, perfecta.

Cuando cogí el móvil para ver nuestros rostros me reí a carcajadas. Parecíamos dos ladrones inexpertos con la misma expresión que tendrían al ser descubiertos en el jardín trasero tras terminar una acción casi perfecta. Incluso las luces de la mansión giraban a nuestra dirección. Dalton observó también la foto y se le contagió la risa.

—Parece que estamos estreñidos —bromeé. Nuestra risa se acentuó.

Cuando paramos, Dalton me miró con una gran mueca de felicidad dibujada entre sus labios. Esta vez no era una sonrisa causada por la risa: era una sonrisa producto de la alegría, la emoción y la seguridad.

—Me alegra haber venido aquí, Sher. Me alegra haberte conocido. No estaba pasando por un buen momento en mi vida y necesitaba... necesitaba a alguien como tú —Era la primera vez que decía mi nombre abreviado. Mi piel se erizó al ver lo cerca que estaba de mí. Quería decirle que no se preocupara, que para eso estaban los amigos pero no podía. Y estaba lo otro también, él no se atrevía a acercarse y yo tampoco pero, sin embargo, sabía que con tan solo mirarme, pese a la oscuridad de la noche y las luces lejanas, notaba mi rojez en las mejillas. Yo también notaba las suyas. Nos quedamos un momento en silencio mientras nos mirábamos. Sin decir nada pero contándonos al mismo tiempo todo lo que no decíamos con palabras.

—¡Hey, chicos! —La voz de Chris hizo que el silencio del momento desapareciera. Nuestras miradas se rompieron y desviamos la vista el uno del otro, avergonzados.

—¿Dónde estabas, Chris? —carraspeé con una falsa molestia en mi voz—. Llevamos... mucho tiempo esperando.

—Anda, calla. No mientas. Si se te estaba cayendo la baba —confesó ella, lo cual era mentira pero me provocó risa. Miré de reojo a Dalton pero estaba nervioso, sobre todo cuando Chris lo observó. Intuyendo qué locura podía decir de él—. Qué guapetón estás. ¿Listo para ligar?

—Yo... —Dalton no sabía qué decir—. Ahora vuelvo, dejé en mi bicicleta las llaves del apartamento. —Sabía que era mentira porque las tenía yo como también sabía que quería despejarse un poco antes de entrar. Esto le costaba—. Ahora vuelvo.

Chris lo miró con curiosidad pero no hizo amago de detenerlo. Se acercó a mí con una sonrisa burlona. Ella no llevaba ningún traje, su estilo era muy variable y tenía una camisa corta y un pantalón holgado del mismo color. Dos trenzas largas jugueteaban de un lado a otro sobre su esbelto torso mientras caminaba.

—Ese chico, Dalton. —Empezó a decir Chris sin quitar la mueca burlona—. ¿Te atrae, no?

La pregunta me tomó por sorpresa.

—No —le dije sin pensarlo—. No me gusta. —Incluso alguien que no mirara mi rostro sonrojado sabría que estaba mintiendo—. No lo conozco mucho, hemos estado poco tiempo juntos.

—Déjate de excusas. —Chris no estaba sorprendida pues ya intuía cuál iba a ser mi respuesta—. Eso no significa nada, te puede atraer de igual forma. No te pregunté si estabas enamorada o si te gusta, te he preguntado si te atrae. Son cosas distintas. La ley de atracción se basa en la sensación que te da una persona al conocerla, no en el amor a primera vista. Eso no existe.

—Bueno —carraspeé de nuevo y los nervios se apoderaron de mí—. No sé, es que... —Chris rodó los ojos—. Yo... supongo.

—Suponiendo el caso de que no lo has negado y has tartamudeado más que un gallo en celos, pensaré que la respuesta es un sí, totalmente evidente. He visto cómo lo has mirado...

Miré por los alrededores algo asustada por ver si Danton estaba cerca, no había ni rastro de él.

Suspiré.

—¿Lo piensas por eso? Lo miro como te miro a ti, como lo hago con todas las personas que me caen bien y me hacen sentir segura —confesé mientras intentaba relajarme pero a Chris rara vez se le podía engañar—: ¿Por...? ¿por qué piensas eso?

Chris se me acercó más mientras sonreía. Esta vez su sonrisa era tierna, como la que le da una madre a su hija cuando por primera vez su retoño siente algo por alguien más allá de la amistad y empieza a descubrir nuevos sentimientos, antes ajenos a ella.

—Dalton es lindo pero he notado que también es inteligente y con una mente abierta, ya sabes, no es el típico chico con el cerebro de un guisante, que los hay y muchos... Tiene esa pintilla de chico rebelde pero porque es solitario, no rebelde. Además contigo se abre más y es carismático, comportamiento que no tiene con los demás por su sequedad o timidez, como quieras llamarlo —hizo una pausa y sin dejar de mirarme, me puso las manos en mis hombros. Su contacto me hizo sentirme más aliviada—. Y tú en cierta parte te comportas igual que él y para con él. Puedes ser tú misma y comparten gustos muy similares. ¡Hagamos una lista! Le gusta investigar, leer, ¡dibujar! —Me sacudió los hombros frenéticamente—. ¡Es muy creativo como tú! ¡Tiene mucha imaginación! ¡Son de letras! ¡Ah! ¡Podrían tener muchos hijos juntos y hablarles sobre dragones y mazmorras en los cuentos para dormir!

¿Y qué pasa si también acaban flotando tras quedarse dormidos?

—Eh, me parece que estás exagerando un poco —le dije con sequedad pero sí es verdad que tenía razón. Excepto la última parte, no me imaginaba teniendo hijos, bueno, no hasta que apareció Dalton. Pero igualmente, ¿yo con hijos? Era una barbaridad.

—Pues no sé, es que...

—Es que, es que, es que... —Chris me imitó con una pose muy dramática—. No te lo pienses dos veces y pasa más tiempo con él.

—Es lo que intento hacer, por eso lo invité a la fiesta, pesada —confesé a media voz. El insulto fue con cariño.

Chris me fulminó con la mirada, bromeando.

—A solas, no rodeada de gente bebiendo y haciendo vete tú a saber qué cosas. Dalton y tú no estáis acostumbrados a este mundillo. Debisteis haber empezado por algo más soft. ¿En serio te parece este el lugar idílico para dos jóvenes tímidos sin experiencias que les parece incluso un mundo darse un pequeño beso con alguien en ropa? —Señaló levantando ambas manos hacia la mansión. En ese momento un chico con el torso completamente desnudo salió corriendo para vomitar entre las flores altas.

Desde luego que no lo era pero no lo confesé en voz alta. El vómito me horrorizó tanto que me quedé sin palabras. Sí, fue una idea completamente estúpida.

—Puaj... —Oí decir a Chris mientras lo contemplaba a lo lejos.

El silencio se hizo entre nosotras.

—Ya he vuelto. —Dalton apareció detrás nuestra, haciendo que Chris gritara y se diera la vuelta precipitadamente. Yo me ahogué el grito pero tampoco lo había escuchado, mi corazón estaba latiendo con fuerzas debido al susto.

—¡Ay, joder! ¡Qué susto! —exclamó Chris—. Agreguemos a la lista que aparece cuando menos te lo esperas sin ser detectado como lo haces tú la mayoría de las veces.

Y cuánta razón tenía.

—¿Qué lista? —preguntó Dalton medio confuso.

—No, nada —Me adelanté a decir antes de que la lengua de Chris hablara por sí sola—. Cosas de chicas. Nada importante.

—Oh, vale, perdón, no quise entrometerme —se disculpó Dalton con una media sonrisa.

Chris le pasó la mano por encima del hombro. Noté que Dalton se puso un poco confuso por el contacto cercano.

—¡En fin, vámonos ya! —exclamó la morena empujándome hacia ella con su mano libre. Me hizo lo mismo que a Dalton. Luego se dirigió a este—: ¿Quieres entrar por la puerta principal o pegarles un susto de muerte a todos mientras haces de Casper y te cuelas flotando por la ventana dándoles el factor sorpresa que casi me hace explotar el corazón hace menos de un minuto?

Yo moví la cabeza hacia delante hasta clavar la vista en él, Dalton hizo lo mismo y nos reímos por lo que Chris acababa de decir. Nuestra amiga en medio de ambos, nos observaba confusa, me miró a mí y luego a él y repitió la acción pero viceversa.

—¿He dicho algún chiste malo y no me he enterado? —Dalton y yo no contestamos pero seguíamos riéndonos por ese pequeño secreto compartido—. En fin, loquitos paranoicos, ¡vamos que nos vamos! Yo pago la primera cita al terapeuta por si la necesitáis al salir de la fiesta. ¿Estáis preparados? Podéis dar marcha atrás y...

—Hemos cogido las bicis y recorrido la mitad del trayecto con un calor de muerte para venir a esta fiesta —le dije a sabiendas—. Si necesitamos marcharnos Casper nos ayudará y flotaremos con él hasta la facultad sin ningún tipo de problemas. —Era una broma pero lo peor de todo es que me preguntaba si Dalton, por alguna razón, se quedaba dormido en medio de la fiesta a altas horas de la madrugada, podría llegar a proyectarse y llevar su alma hacia el Más Allá. Incluso yo fruncí el ceño al pensarlo. Chris me miró como si estuviera loca, no sé si por mi expresión anonadada, por una mera reacción producto de mis propios pensamientos o por lo que acababa de decir. La cara de Dalton era otro chiste. Impresionado, asustado pero sobre todo, curioso. Quizá incluso albergaba la curiosidad de querer proyectarse astralmente después de tanto tiempo.

—¿Te has confundido y en vez de beber agua has bebido alcohol, Sher? ¿O te has enamorado de Pennywise y tú también quieres flotar con él? —preguntó Chris entre la broma y la preocupación—. ¡No a la embriaguez en soledad! —exclamó mientras nos empezaba a arrastrar hacia la fiesta—. ¡Ya sentirás que flotarás si te pasas bebiendo más de ese tipo de agua que has consumido! De esa hay mucha en esta fiesta. —Ninguno de los dos hizo amago de detenerla, continuamos entre sus brazos, los tres juntos, pero sentía que Dalton y yo éramos pequeños corderitos yendo a una casa repleta de leones peligrosos, lanzados y muy, muy hambrientos.

Jóvenes adultos.

❤️ ¡Espero que os haya gustado! ❤️

✨Muchas gracias por el apoyo, los votos y los comentarios.
Entre más interacciones haya, más seguidas serán las actualizaciones.✨

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro