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La indiferencia jamás había sido el fuerte de Jeno, pero Renjun parecía no notarlo y seguir con un rostro inmutable y una actitud que ni siquiera él aguantaba, no se veían todos los días, de vez en cuando Jeno se ofrecía a ayudarle a Renjun con sus tareas y este no podía negarse, ya no era como antes, sentían que nada lo seria despues de tanto tiempo alejados, se había creado una enorme grieta que ninguno conseguía cerrar.

Pero no todo está perdido, aún quedan pequeños gestos que los hacen sonreír, algunos recuerdos que mencionan y provocan que el ambiente sea más llevadero, quizás es solo una chispa, algo que queda más como un recuerdo, pero sin duda hace feliz a ambos y los distrae de lo que ocurre realmente. El tiempo perjudica pero a la vez ayuda, o al menos así lo siente Jeno, porque Renjun poco a poco va dejando de lado esa mala actitud. Le recuerda a los días cuando lo conoció, cuando Renjun no lo soportaba a pesar de que Jeno lo tratara de la mejor manera, cuando eran apenas unos niños, eso le causa una sonrisa cada vez que lo recuerda, y piensa que ocurre lo mismo con Renjun cada vez que lo ve sonreír de la nada.

—Te quiero —Le dice un dia que lo abraza con fuerza, no es algo serio, a Jeno le encanta hacer enojar a Renjun y sabe que aquello le alteraba, sonríe cuando encuentra respuesta, Renjun intenta alejarlo con una mueca de fastidio y Jeno lo suelta, se rie y regresa su atención a los problemas matemáticos, para él son difíciles porque no logra comprenderlos—. No entiendo —murmura.

Renjun se inclina para echar un vistazo, se queda viendo los apuntes y hace una mueca, quizás es porque ninguno entiende que el cuaderno es cerrado y dejado de lado. Pueden hablar sin interrupciones como antes, pueden reir y pueden quitar la barrera momentánea que les impide tocarse, eso es un avance que Jeno adora porque ama abrazar a Renjun en cada oportunidad, quizás las costumbres no se van en seis meses, solo se quedan en pausa.

—Estoy perdonado ¿verdad? —dice Jeno cuando esta oscureciendo y se tiene que ir, Renjun se encoje en hombros, es normal una respuesta asi a tal pregunta, es normal porque conoce muy bien a Renjun y sabe que no esta decidido. Tiene el valor para hacer algo que no ha hecho en años; se inclina y acerca su mejilla con una sonrisa—. Tienes que darme un beso de despedida.

Aquello es una broma, porque ya no son niños y Renjun ya esta por cumplir los trece años, es algo para que deje de nuevo la seriedad. Jeno no espera un beso, es por eso que se sorprende cuando lo recibe.

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