⏳CAPÍTULO UNO⏳

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Todo comenzó con una anemia mal tratada que evolucionó a cancer. No me pregunten cómo fue porque ni yo mismo tengo la menor idea, lo único que sé es que mis uñas se quebraban, al igual que mi cabello. En ocasiones olvidaba tomar el fumarato ferroso y bueno, ahora me encuentro aquí, en la sala de espera del hospital con los resultados abrumadores que confirman que tengo cancer y que me queda muy poco tiempo de vida porque incluso hice metástasis.

¿Cómo podré darle la noticia a mi esposo? Él me insistía en incontables ocasiones que tomara mis vitaminas y siempre lo olvidaba, ahora, me encuentro entre la espada y la pared porque tal vez me regañe o tal vez se le rompa el corazón ante mi abrumadora enfermedad.

Me puse de pie avanzando hacia el Mini Cooper rojo que Jungkook me obsequió en navidad. Al sentarme en el volante no pude evitar llorar.

Sollozos incontrolables y abrumadores invadieron el pequeño vehículo de tres cilindros. Me contuve cuando el médico me dio los resultados, incluso cuando la psicóloga a cargo de mi caso me estuvo explicando los motivos de la vida que para ser sincero no le presté mucha atención. Ahora estando en soledad, no pude contenerme porque me queda poco tiempo, porque me tengo que ir de este mundo antes de lo esperado y porque no quiero irme, no quiero morir.

Cuando terminé de llorar me miré en el espejo, mis ojos hinchados eran imposibles de ocultar, por eso rebusqué en la guantera hasta encontrar mis gafas de sol. Esas me ayudarían a que Jungkook no note lo mal que me siento.

Mi querido esposo. ¿Cómo voy a ser capaz de irme de este mundo cuando tenemos tanto por vivir?

Encendí el motor de Mini Cooper yendo directo a mi hogar, al estacionar miré a mi amado bebiendo jugo de naranja recién exprimido mientras trabajaba en su MacBook. Tan divino, tan alejado de la realidad que golpearía nuestra pequeña familia de tres.

Y digo de tres porque teníamos un chihuahua de bolsillo que adoptamos el mes pasado.

—¿Trabajando? —pregunté al bajar del auto.

—Ajá —contestó concentrado en su proyecto—. ¿Qué te dijo el médico?

—Me gustaría hablarlo en la cena...

—¿No puedes hacerlo ya? —preguntó sin despegar la vista de la pantalla.

—Me gustaría que fuera en la cena.

—Hoy tengo que presentar el proyecto. ¿Lo olvidaste?

—No me olvidé de eso, pero olvidé que sería hoy.

—Entonces dime. ¿Qué te dijo el médico?

—Nada importante. —Suspiré entrando a la casa.

Al entrar el cachorro corrió a mis brazos haciendo ruidos escandalosos, lo cargué llevándolo a mi habitación, encerrándome al mismo tiempo que encendía el mini split para ver series coreanas y distraerme del mundo, distraerme de la realidad.

Al paso de las horas fui a la habitación encontrándome con Jimin dormido le di un tierno beso en la frente, estoy feliz porque se encuentra bien de salud. Siempre me he preocupado por él. Tomé los documentos que me faltaban de la mesita de noche de la habitación y me fui a la reunión para mostrar el proyecto que finalmente había finalizado.

Cuando entré a la sala de reuniones, los rostros familiares de Changbin, Yoongi y HuengKai me saludaron con sonrisas. Eran mis compañeros más cercanos en el trabajo, y nuestra amistad se había forjado a lo largo de innumerables presentaciones de proyectos. Juntos habíamos superado obstáculos, celebrado éxitos y compartido secretos. Ese día, sin embargo, sentí una energía diferente en el aire.

La presentación comenzó sin contratiempos. Mi proyecto, meticulosamente preparado, fluía con naturalidad. Changbin asentía con entusiasmo, HuengKai tomaba notas en su tableta y Yoongi, siempre el más sereno de todos, evaluaba cada palabra con una mirada crítica. Cuando el director general finalmente aprobó el financiamiento y estampó su firma en el contrato, sentí un alivio profundo. Habíamos cruzado la línea de meta juntos.

Después de la reunión, decidimos celebrar en el karaoke. Las luces parpadeantes y el sonido atronador nos envolvieron mientras cantábamos nuestras canciones favoritas. Changbin, con su voz potente, se atrevió con baladas románticas, mientras Yoongi y HuengKai se sumergían en éxitos de K-pop. Yo, por mi parte, me dejé llevar por la música, liberando tensiones y risueños secretos.

La noche no terminó ahí. Nos dirigimos a la acogedora casa de Changbin, donde el soju fluía como agua. Las risas se volvieron más estridentes, las confesiones más sinceras. HuengKai reveló su miedo a las arañas, y Changbin confesó que había estado enamorado en secreto de una compañera de trabajo, pero no nos quiso decir su nombre. Yoongi, siempre el observador, escuchaba con una sonrisa irónica. Pero yo guardaba mi propio secreto: Mi corazón latía más rápido cada vez que veía a Changbin, y no solo como amigo.

La noche se desvaneció en la madrugada, y mientras los demás se tambaleaban hacia sus habitaciones, Yoongi me detuvo con una mirada seria.

—Eres casado, Jungkook.

—¿Por qué me dices eso? —pregunté apretando el mentón, claramente molesto.

—¿Crees que no me doy cuenta de la manera en la que miras a Changbin? —Alzó las cejas.

—Oh bueno, no sé de qué manera piensas que lo veo pero... —Estás en lo cierto, pensé—. Te equivocas. —dije con firmeza.

—Si no quieres a tu esposo dímelo, yo podría hacerlo feliz.

—¡No digas tonterías, Min Yoongi! —lo empujé molesto.

Huengkai se paró en medio de los dos como si fuera un réferi, colocando una mano en mi pecho y otra en el pecho del entrometido de Yoongi.

—Somos amigos —dijo Kai y Asentí, agradecido por su amistad.

—Creo que es mejor que se marchen —dijo Changbin tratando de ponerse de pie sin lograrlo porque estaba tan ebrio que no pudo levantarse del asiento.

—Bien —masculló Yoongi.

HuengKai lo siguió pues vivían en el mismo edificio. Ambos se marcharon, pero yo me quedé mirando a Changbin valiendo madres en el asiento. Así que le ayudé a limpiar el desastre que hicimos al beber.

Mientras aseaba, supe que nuestra amistad iba más allá de los proyectos y las presentaciones. Realmente veía a Changbin con otros ojos, realmente lo veía como el apuesto hombre sensual e imponente que era.

Pero... ¿Qué había de Jimin? Él me esperaba en casa, llevaba un anillo con su nombre en mi dedo anular, hice los votos frente a cientos de personas dos años atrás e incluso le prometí la luna y las estrellas. No podía fallarle, no podía serle infiel.

Sin embargo, también debía sopesar mis sentimientos hacia Changbin. La amistad puede ser un terreno resbaladizo, especialmente cuando se mezcla con atracción y confusión. ¿Qué es lo que realmente deseaba? ¿Qué significaba para mi esa conexión con Changbin? Reflexiona sobre mis emociones y considera hablar con alguien de confianza para aclarar mis pensamientos estaba fuera de la ecuación porque cualquiera me diría que estaba diciendo disparates, porque todos mis amigos sabían que estaba casado con Jimin, porque desde que lo conocí en preparatoria había gritado a los cuatro vientos que lo amaba, que era el hombre de mi vida...

Luego de limpiar el desastre en la casa de mi amigo sacudí la cabeza, tomé las llaves de mi automóvil y avancé a la puerta para regresar a casa. Tenía que hablar con Jimin acerca del revoltijo de sentimientos que estaba teniendo. Él me conocía y entendía mejor que nadie, por eso era a la única persona en quien confiaba plenamente para decirle lo que pensaba.

Al abrir la puerta para salir sentí un par de manos en mis hombros.

Era Changbin.

—¿De qué manera me miras, Jungkook? —preguntó mi amigo con voz ronca.

Sentí que mi piel se erizaba ante su toque, todo en ese momento se tornó carnal, pasional, lujurioso. No quiero decir que fue todo culpa de mi estado de embriaguez, pero le adjunto un porcentaje de culpa al alcohol.

—Changbin, regresa al sofá, estás muy borracho.

—Te juro que no lo estoy. —Suspiró—. Hace rato cuando les dije que me gustaba una chica de la oficina mentí.

—¿Ah sí?

—Sí, es que... Me gusta alguien de la oficina, pero no es una chica.

Tragué saliva, yo sabía la respuesta a la pregunta que iba a hacer. Y probablemente no debía hacerla porque eso desencadenaría los sucesos de los que me arrepentiría horas más tarde.

—Entonces. ¿Quién es?

—Tú.

Giré mi cuerpo lentamente, encarando a mi amigo con una sonrisa nerviosa. Me veía con esos ojos negros y profundos que parecían ver hasta el alma. Sus mejillas sonrojadas y sus labios rojos, invitándome a acercarme. El calor de su mirada me envolvía, haciéndome sentir seguro y protegido. Así que sin dudarlo, me abalancé directo a sus labios, sintiendo el calor de su lengua y la suavidad de sus belfos.  El deseo me consumía, lo único que anhelaba era arrancarle la ropa y hacerlo mío.

Lo empujé al sofá, después me bajé el cierre del pantalón revelando mi miembro erecto que deseaba con todas sus fuerzas penetrar el lindo trasero del hombre sentado frente a mí.

NO JUNGKOOK QUE HACESSSSS???!!!!

MÍRAME, TÚ NO ERES ASÍ!!!😫😭🤌🏻

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