𝓢𝓮𝓲𝓼

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A veces creo que carezco de cordura, porque estoy segura que no es normal extrañarte tanto. A veces estoy al borde del llanto y otras simplemente exploto.
Desearía quitar tu rostro de mi mente, la vívida imágen, tu silueta aquí al frente.

Ni siquiera sé el motivo por el que te alejaste, no fuiste siquiera capáz de hablarme.
Mentiría si dijera que no te guardo rencor, tal vez ahora estás en un lugar mejor, pero yo aún sigo aquí esperándote, llorandole a tu imágen.

Sin ti me siento perdida, navego sin rumbo en una noche fría

Pero ya tomé una decisión, pronto dejaré de sentir, mis manos se helaran, mis latidos cesarán y todos mis sentidos se apagarán.

A veces me preguntó hasta que punto he llegado, pero sólo hay una respuesta: aún te amo.

Algunos me trataran de loca, igual eso ya no importa porque pronto estaré contigo...

JiSoo soltó el bolígrafo derramando unas cuantas gotas de tinta sobre la hoja, pero de igual manera no importaba porque estaba consiente que su destinatario nunca llegaría a leerla.

A veces se preguntaba porqué tuvo que amarlo tanto como para llegar a ese punto, realmente ese chico le hizo perder la cabeza.

Soltó un suspiro, el último que tal vez daría y con pereza se levantó de la silla en que estaba con la libreta y el bolígrafo en sus manos.

Ya estaba todo listo, nadie le haría cambiar su decisión porque todo lo que necesitaba para vivir ya no se encontraba en este mundo.

Entonces arrastró con dificultad ambos pies dirigiéndose a su habitación. Estando allí se sentó, y dejo la hoja y el lápiz sobre el velador.
Luego de rebuscar unos cuantos segundos en su cajón, sacó un frasco lleno el cual se encontraba sellado, aguardando el momento en que su cuerpo ya no aguantara y su alma deseara ascender al descanso.


Aún recuerdo tus palabras antes de soltar el último respiro. Me pediste que no llorara por ti como si eso fuera posible, me pediste que no te extrañara aún sabiendo lo mucho que me dolería tu partida. Obviamente yo no hice nada de lo que me pediste porque es imposible no llorarle al adiós de alguien, mucho menos si es a quien más amas en este mundo. Aunque en ese momento jamás pensé que el destino que tanto anhelabas sería lejos de este planeta.

Abrió con la pocas fuerzas que le quedaban el frasco y vació en su diestra casi todo el contenido de este, pequeñas píldoras de colores sobre su mano. Algunas cayeron al suelo, otras permanecían en su palma, entonces comenzó a ponerlas una a una encima de su lengua y a ingerirlas con un vaso de agua que había dejado anteriormente en su velador.


No volveré a verte en esta vida, pero sé que en el más allá si podremos estar juntos.

Sonrió e ingirió la última píldora.


...Y por primera vez desearé que tengas un buen viaje,
Y no lloraré más, porque sé bien que yo intenté quererte...

































porque si tú no puedes venir...





































yo iré a tí, mi amor.❞ ˖ ࣪ . ִֶָ





























Horas después...











Abrió los ojos con dificultad, entonces un techo de blanco intenso quedó frente a sus ojos. No sabía dónde estaba ni mucho menos reconocía el lugar. Recorrió con la mirada su alrededor; todo era del mismo blanco que teñía el encielado, aquel tinte que incomodaba a su visión.

—Donde estoy —preguntó casi en susurro con los ojos entrecerrados. Se percató que tenía ambas manos inmovilizadas en el momento en que trató de levantarse.

Entonces cayó en cuenta de su ubicación cuando el "Beep" de la máquina a su izquierda no cesaba su insoportable sonar.

Oyó susurros a su alrededor de varias personas juntas, pero debido a su posición era incapaz de siquiera vislumbrar a quienes producían aquellas confusas palabras.

Bastaron segundos para que los murmullos se convirtieran en oraciones coherentes en su oír, entonces un hombre con delantal blanco más opaco que el de las paredes se acercó hasta quedar junto a su pequeña cama.

Este revisó algunos números en la máquina de insoportable sonar para luego de escribirlos en la libreta que portaba consigo.

—Estás en el hospital, tu hermana te trajo.

Su mente daba vueltas. Los recuerdos estaban distorsionados a tal punto que no lograba recordar nada de lo ocurrido.

—Ingeriste una gran cantidad de medicamentos, si no fuera por tu hermana la historia sería muy diferente.

JiSoo cerró los ojos intentando recordar hasta que en un momento dió con las memorias correctas y un dolor se instaló en su ya herido corazón.

—No debió traerme —murmuró la pelinegra siendo su hablar de igual manera escuchado por el mayor que se encontraba de pie a su lado.

—Desconozco el motivo que te llevó a atentar contra tu vida pero, muchacha, si es por alguien déjame decirte que no vale la pena, sea quien sea.

La chica soltó un largo y angustioso suspiro y unas cuantas lágrimas se acumularon en sus tristes ojos, de las cuales una escapó prontamente de este.

—Él ya no está, no tiene sentido continuar con mi vida —soltó está vez la totalidad de lágrimas que reprimía.

Ya no se oían más voces, los demás doctores habían abandonado la sala dejando solo al hombre que escribía en su libreta mientras observaba la máquina junto a JiSoo.

—Debes descansar —dijo finalmente el hombre para retirarse también y dejar a la chica sola con sus lágrimas y su ya bastante destrozado corazón.








Seis años más tarde...













Se encontraba rodeada por una gran multitud que esperaba ansiosa la hermosa letra de la pelinegra en la cubierta de su libro.

Su muñeca dolía sin embargo seguía firmando con una genuina sonrisa cada libro que le depositaran sobre la mesa.

Y es que todos esos años los dedicó a escribir, y dejó de lado las cartas para aventurarse en nuevos caminos literarios que prontamente y sin pensarlo, la llevarían a la cúspide del reconocimiento.

Algo bastante loco que JiSoo jamás imaginó luego de aquel episodio en el que se vio envuelta a causa de su amado. Y menos aún se imaginó que sería él quien la llevaría a aparecer junto a los nombres de los escritores más reconocidos del momento.

Una verdadera locura.
Pero sin duda la mejor de su vida.

Abría con cuidado cada libro que era depositado en la mesa, aquel que ella misma escribió mientras pensaba en su amado, quien ahora vivía en su memoria y corazón de una manera que nadie jamás podría.

Porque los momentos vividos con él eran los recuerdos más bonitos que ella atesoraba.

Levantó la vista y luego de firmar el libro le obsequió una genuina sonrisa a la chica frente suyo.

—Es mi libro favorito —comentó ella acariciando la cubierta del escrito, y sonriendo cuando llegó a la pulcra caligrafía de la pelinegra—. Amé el final, me hace muy feliz conocer a mi escritora favorita.

JiSoo sonrío por esto último. ¿Realmente existían personas que deseaban conocerla?
Y es que si es que estaban ahí era únicamente para tener su firma en el libro. Pero JiSoo no terminaba de creer todo el apoyo que estaba recibiendo.

Ella nunca pensó sentirse así nuevamente, era como volver a los brazos de Taehyung, él siempre la hacia sentir segura y ahora tenía a muchas personas tras suyo sólo por un pedacito de su letra.

—Me hace muy felíz oír eso.

—Yo también quiero ser escritora —comento la menor llevando el libro a su pecho, aquel que seguramente protegería el doble que a cualquier otro sólo por tener la firma de la autora—. Usted es mi inspiración para lograr mi sueño.

Una amplia sonrisa asomó en el rostro de JiSoo.

—¿Cómo consiguió la idea de este libro? ¡Es muy buena!

—Uff, es una larga historia.

[...]

Dejó escapar un último suspiro antes de salir y cientos de aplausos y silbidos se comenzaron a oír cuando empezó a caminar.

—Que alegría tenerla con nosotros.

Expresó la conductora del programa.
JiSoo sonrío y tomó asiento en el sofá predispuesto para ella.

—Agradezco mucho la invitación. —Hizo una reverencia en su asiento, intentando ocultar su nerviosismo, porque era imposible no estarlo frente a las cámaras y a cientos de personas viéndola.

Porque a JiSoo no le gustaba ser el centro de atención, y está vez aunque no fuera la excepción, no podía simplemente rechazar una invitación como esa.

—Creo que todos están aquí por una razón. Uff “Lágrimas del ayer” que buen libro. —Expresó la conductora, quien tomó la palabra para referirse al libro que los convocaba allí esa tarde—. Debería empezar por otro tipo de preguntas pero no puedo guardarme la más importante para el final.

JiSoo rio a la par de la mujer.

—Es verdad, a todos nos gustaría saber de dónde surgió la idea para este gran libro. —tomó con la diestra el escrito que se encontraba previamente en la pequeña mesita frente a ambas—. ¿Será algún amor del pasado quién inspiró a nuestra escritora? Vamos a comerciales y seguimos con entrevista a escritores: con nosotros ¡JiSoo! Siga en sintonía, ya volvemos.

La pelinegra soltó un suspiro, pues ninguna cámara la enfocaba.
Vio a la conductora levantarse a hablar con algunos camarógrafos y productores del programa.

¿Realmente estaba ahí?

Miró a un punto fijo mientras recordaba los sucesos ocurridos años atrás.
Las cartas, las cientos de cartas que escribió para su amado ya no estaban a su alcance porque cada que las leía recordaba la vez que actuó sin pensar y se decidió a terminar con su vida. Entonces su hermana prefirió hacerse cargo de todos los papeles.

Una pequeña sonrisa pareció adornar el rostro de JiSoo, la cual se hizo presente al recordar las suaves caricias de Kim.

Y aunque ella actualmente se encontrara en una relación, su primer amor siempre ocuparía un lugar especial en su corazón y mente.
Jamás podría olvidar al primer chico en sacarle sientos de risas y al primero en despertar su lado romántico, aquel que ella antes de conocerlo encontraba bastante cursi y para nada llamativo.

Él le enseño a amar y esas con cosas que jamás se olvidan. Porque ahora era el protagonista de su libro incluso si nadie lo supiera y aunque su corazón ahora esté ocupado, ese espació jamás sería tan extenso como el que le pertenece a su amado Kim Taehyung.

—¡En cinco al aire!

~Fin~

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