Otro día.

Otra vez la misma rutina.

Ya era un hábito para ella escribir, pero desde que él desapareció no deja de hacerlo, como si su vida dependiera de ello.

En cada cajón de sus muebles se encontraba por lo menos una carta que había escrito para su amado, el único ser dueño de sus suspiros, y también el que rompió en cientos de pedacitos su frágil corazón.

Ni siquiera se esforzaba en sonreír porque casi no salía de casa.
Se podría decir que él fue su perdición, en toda la extensión de la palabra.

Se marchitó todo lo que logró estando a su lado porque él ya no se encontraba con ella. Gracias a él aprendió a amarse y también por el ahora se sentía como el peor ser humano.

Realmente no encontraba las palabras para explicar su sentir. Estaba agonizando, se desvanecía poco a poco pero escribía. Aunque le faltará el aire escribía todo lo que desearía decirle si estuviera a su lado.

Pero a pesar de todo el mal que le causó lo que él hizo, lo seguía extrañando.

¡Claro que lo hacía!

Si no fuera porque lo siguió jamás se habría enterado de sus pensamientos, ni mucho menos de su cobarde actuar.

Porque para JiSoo él fue un cobarde al no confiar en ella, su pareja por más de cuatro años.

Una lastima...

Sacó una hoja de su ya gastado cuaderno y entre lágrimas tomó un lápiz para vaciar en el papel sus sentimientos.

Como cada día.

Su mano se deslizaba con delicadeza por la hoja y lágrimas caían sobre esta, pero no le importaba, seguía escribiendo.

Un nudo había en su garganta, un vacío en su corazón. No sabía cómo continuaba con vida. Quizá el único motivo que la mantenía en pie eran las decenas de cartas que escribía a diario para el mismo chico.

Una lastima que nadie pudiera leerlas...

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Holas!
Otra historia porque si.
Esto se me ocurrió durante una clase de matemáticas (que random).
Dudo que alguien lo vaya a leer pero de igual manera disfrútenlo.💜