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—¡Jungkook!—bramó Taeha, casi quedándose sin aire—. ¡Responde, Jungkook!

La mujer estaba muy asustada, tenían que encontrarlo si o sí. La culpa la carcomía puesto que era muy probable que algo así fuera a ocurrir, conocía a Yuqi y realmente no le agradaba pero su hijo le tenía cierto aprecio a pesar de todo; esperaba que ahora Taehyung se diera cuenta de que ya no podían ser amigos.

—Por favor, Kookie. Sal de dónde estés —el peli-castaño le pidió a la nada, cansado de caminar por la estación sin poder encontrarlo.

Llevaban casi una hora buscándolo. Seokjin, la señora Kim, Taeha y Taehyung. Llamar a la policía no había sido opción, al menos por el momento, después de todo la única familia del chico era aquella vieja mujer y lo menos que necesitaban era darle un susto. Además, se suponía que Jungkook estaba en la casa de los Kim, no en la interminable estación de trenes.

—Quizá si nos separamos sea mejor—sugirió Seokjin, alternando la mirada entre las mujeres y su amigo—, no puede haber ido muy lejos, se cansa muy rápido cuando pasan situaciones así. Jungkook solía... Esconderse en la escuela cuando lo molestaban: pasillos, armarios, alguna cafetería...

—Bien—asintió la señora Kim—, todos a su mano derecha. Y si alguien lo encuentra, llaman por celular.

Sin decir mucho más, cada quien comenzó a moverse a su derecha según la posición en la que estaban parados. Taeha regresó hacia los trenes, Seokjin hacia las boleterías, la señora Kim a las tiendas ubicadas del otro extremo, y Taehyung caminó hacia la salida de la estación de trenes.

Sentía que ya no podía gritar, su garganta dolía, por lo que su única opción era usar la vista.
Todos caminaban de un lado a otro en sus respectivas zonas, sin embargo, Taehyung se sentía agotado. Necesitaba cinco minutos de soledad para tomar aire y procesar todo lo que en un corto lapso de tiempo había ocurrido.

Taehyung aún sentía cómo la sangre le quemaba las entrañas. La rabia que emanaba hasta por los poros no terminaría hasta poder encontrarlo.

Buscando unos minutos de paz mental, aún si era inventada por si mismo, el peli-castaño caminó con la cabeza gacha hacia un callejón. Parecía ser que del otro lado había un restaurante, el aroma que la suave brisa traía era delicioso.

Por estar pensando en cualquier cosa menos en el camino, que cada vez se volvía más sombrío, tropezó con unas botas negras. Se asustó por un segundo, pero reconoció de inmediato a su dueño.

—¿Jungkookie?—murmuró, abriendo los ojos adrede al no poder verlo por completo debido a la falta de luz. Sin esperar nada más se dejó caer de rodillas al lado del cuerpo que temblaba como una hoja de papel, tocándolo con desesperación por el abdomen hasta que el mayor le tomó de las manos—. Esta vez si la golpeé, Kookie, ¡la pateé en el suelo, le pegué mucho! No estaba la maestra para decirme que no lo hiciera. Y está mal, pero disfruté que tragara tanta tierra como yo.

El peli-negro no había notado aquél detalle, pero literalmente el menor tenía restos de tierra en su ropa y seguramente algunos raspones en el rostro. Jungkook continuaba pensando que aún con todo aquello, él se veía precioso.

Y a penas fue consciente de aquellos brazos que le envolvían con firmeza. Pensaba que no quedaba nada de aquél pequeño Kim Taehyung, pero ese que se aferraba a su cuerpo como si su vida dependiera de ello, seguía siendo aquél niño pequeño de hace cinco años que él sentía la necesidad de cuidar.

—Tae... Siento mu-mucho todo lo que pasó. Sé q-ue debí decírtelo e-en cuanto te vi la primera vez, en la mu-mudanza. P-pero si-simplemente no p-pude.

—Ahora no hablemos de eso—siseó—. Quiero intentar...

Jungkook observó expectante como el menor se acomodaba sobre su regazo gracias a que la luz de un viejo farol parpadeante alcanzaba a iluminar parte de su cuerpo. Colocó las manos en sus mejillas dejando suaves caricias, acercando su rostro peligrosamente a sus labios. ¿Qué intentaba? Jeon no tenía la menor idea; sin embargo, todo pensamiento fue despejado de su mente en cuanto sintió los labios temblorosos de Kim sobre los suyos.

Un beso que rozaba lo inocente, lo puro. Tan puro como lo era Taehyung, y por segundos se transformaba en una pureza mezclada con un anhelo inexplicable de sentirse, de probarse.

De recordar.

» —Podría hasta olvidar mi nombre—susurró pegando su coronilla con la del mayor y acarició su mejilla una vez más, sintiendo un par de lágrimas en su mano que le fueron contagiadas—, pero la sensación d-de tus labios con los míos me ha p-perseguido desde el día en que perdí algo i-importante y no sabía qué.

Jungkook escondió la cabeza en la curvatura del hombro derecho del menor, abrazándolo por la cintura mientras se deshacía en lágrimas, recibiendo las caricias de Taehyung en su espalda y cabello.

Con la otra mano, ágilmente, Kim dió aviso por mensaje a su madre de que había encontrado a Jungkook, y que en unos minutos les estarían esperando en el cruce de salida/entrada a la estación.

—Tenemos que ir a casa, hyung—le dijo despacio, pero el chico sacudió la cabeza en forma de negación sin despegarse—. Se está haciendo muy tarde, pero, ¿te sientes bien, puedes caminar? Le puedo pedir a mamá que venga a buscarnos a pie... El padre de Yuqi vino por ella, si es lo que te preocupa.

El cuerpo del peli-negro se destenzó. No quería verla, al menos por el momento.

—Está-está b-bien—murmuró, saliendo de su escondite.

Apreció el rostro de Taehyung, sintiendo a su corazón acelerado, latiendo fervientemente. Dió unos golpecitos suaves en las piernas del menor, indicándole en silencio que si no se ponía de pie primero, el tampoco iba a poder.

—A-ah, sí, lo o-olvidé—se rió nervioso, levantándose de un brinco. Extendió una mano para el mayor, y no se soltaron hasta llegar a la entrada donde les esperaba el auto de TaeHa.

Jungkook tenía la esperanza de que no volverían a soltar sus manos entrelazadas otra vez. Que todo iba a ir mejor a partir de ese momento.

Falta un capítulo más y llegamos al final, quiero llorar 😭

©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5

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