XXIX. Don't Make Me Choose

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CAPÍTULO VEINTINUEVE
NO ME HAGAS ELEGIR



Tessa había querido ser quien se enfrentará a DeVoe para dejarle claro que si le hacía algo a Barry no habría nada que la parara de matarle, pero ella estaba al mando, todos tenían sus ojos puestos en ella para que les dirigiera. Tenía que pensar con cabeza y dejar atrás sus sentimientos. Tenía que seguir su entrenamiento de estrategia militar.

—¡Ay! ¡No me fastidies!—exclama Cisco llamando su atención—

Sin pensarlo, Tessa se levanta de la silla del escritorio principal del cortex y camina hacia él, quien intentaba arreglar unos cables del panel del satélite.

—¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?—le pregunta preocupada—

—Veras, el satélite busca la energía de la fuerza veloz y la señal de crioenergía de Caitlin, así que los limitadores se sobrecalientan—le explica acercándose a uno de los escritorios—

—Bueno, es lo que pasa cuando confías en maquinas en vez de en un gran detective—comenta Ralph colocándose junto a Tessa, frente al escritorio de Cisco—He llevado muchos casos de estos. Una vez hubo una mujer que había fingido su muerte y vivía en Arizona.

—¿Dices que Barry ha fingido su muerte y está en Arizona?—inquiere Cisco, frunciendo el ceño con incredulidad—

—Pues... no.

—Entonces cierra la boca—le pide irritado—

—Genial—suspira Tessa con sarcasmo mientras se da la vuelta para ver cómo Julian y Harry entraban al cortex—Dime que tenéis algo.

—Nada—niega Julian en respuesta—Registramos la casa de DeVoe y está limpia. Jay y Joe se han ido al lugar donde se llevaron a Barry.

—Tuve un caso de una mujer que no encontraba a su marido y resultó que tenía amnesia. Estaba en casa, pero no lo reconocía. Aún así me pago. Dos veces.

—Ralph, por favor, cierra la boca—le pide Cisco con irritación—

—¿Hay algo que quieras decirme, Ramon?—inquiere frunciendo el ceño—

—Si. Si, hay algo que quiero decirte, Ralphy—le responde con obviedad mientras camina para colocarse delante de él—Han secuestrado a Caitlin. Claro que nunca habría estado en el Jitters si tú no te hubieras portado como un cerdo. Pero, como no, al más puro estilo Ralph Dibny, la espantaste con tu ¡maldita bocaza!

—¡¿Y si trasformó mi mano en un maldito puño?!—inquiere cabreado—

—¡Eh, eh! ¡Chicos, tranquilos!—exclama Tessa colocándose entre ellos antes de que comiencen a pelear—Dos personas que queremos están en peligro y no sabéis comportaros, ¿de verdad?

—De acuerdo—suspira Cisco sabiendo que ella tenía razón, no era momento de pelear—Estaré en mi laboratorio.

—Y yo estaré en... la sala que esté más lejos de eso—señala Ralph una vez Cisco se a alejado de ellos siendo seguido por Julian, quien pretendía ayudarle con lo del satélite—

—Sala de velocidad—le informa Harry—

—Gracias.

—De nada.

Ralph sale del cortex haciendo que Tessa suelte un suspiro lleno de frustración.

—¿Qué diablos les pasa?—se queja—

—Tú—le responde Harry con obviedad. Tessa se da la vuelta para mirarle, confusa—

—¿Perdón?

—Tú eres lo que les pasa. Eres la líder del equipo. Debes tomar decisiones difíciles.

—Lo sé, y lo hice—le asegura—¿Crees que no me gustaría haber salido por esa puerta con todas mis armas para ir a torturar a DeVoe hasta que me dijera donde esta Barry y entonces matarle? Pero no lo hice. Deje que fuerais vosotros.

—Lo sé, no me refiero a eso.

—¿Y entonces a qué te refieres?

—A que no podemos buscar a los dos. No es una opción, Tessa—le responde con firmeza—Saturamos nuestros recursos porque no te enfrentas a la dura realidad. Y esa es que no podemos hacerlo. Solo podemos buscar a uno.

—¿Quieres que elija entre la vida de mi marido y la de mi amiga?—le pregunta incrédula—No puedo hacer eso.

—Debes hacerlo. Y sé que lo sabes—le contesta—No eres tonta, fuiste entrenada por los mejores guerreros de esta Tierra. Octavia, las Amazonas, Diana, Oliver, Sara, Nyssa, Malcolm... Sé que sabes que esta no es la mejor estrategia, pero estás dejando que tus sentimientos te cieguen. Y este no es el momento para eso. Debes seguir tu entrenamiento. Pensar con la cabeza fría. O si no, los perderás a ambos. Tienes que escoger.


Barry insistía en intentar salir de aquel lugar, con miedo a que DeVoe le hubiese hecho algo a Joe y a sus amigos.

—Conseguirás hacerte daño—habla Marlize, la mujer de Clifford, llamando su atención. Barry suspira, deja de vibrar sus manos y se deshace de los guantes de su traje—Correr más rápido que el sonido, atravesar paredes, incluso lanzar rayos... Nada puede destruir esta barrera.

Le asegura mientras se acerca a su ordenador.

—Sabes mucho de mis poderes—observa Barry—¿Por eso estoy aquí? ¿DeVoe quiere mis poderes?

Ella le observa durante unos segundos, pero no responde a su pregunta.

—No tienes porque hacer esto—vuelve a hablar Barry—Sea cuál sea su plan, no tienes que ayudarle.

—Su ayudante, ¿eso crees que soy?—inquiere dándose la vuelta para mirarle—¿Un pobre esbirro que cumple los deseos de su amo? ¿Una especie de malvada secretaría?

—Tú sabras—le contesta—

—No, señor Allen. Ahora soy, y siempre seré, la compañera de mi marido—declara volviendo a girarse hacia su ordenador—

—Te entiendo—comenta Barry entonces—No eres la única persona que ha prometido apoyar a la persona que más ama para bien y para mal. En la salud y en la enfermedad—observa su anillo de casado—¿No ves que si sigues por ese camino con DeVoe te arriesgas a sacrificar todo lo que habéis hecho juntos? Vuestro matrimonio.

—Tú no lo entiendes—le asegura caminando hacia él—Estoy dispuesta a sacrificarlo todo por mi matrimonio. Te preguntaría si harías lo mismo, pero no lo necesito. Mi marido ya lo sabe. Su cuerpo será humano, pero su cerebro es mejor que el tuyo.


—Encuentra a Caitlin y a Barry. ¡Vamos, perezosa! ¡Hazlo! ¡Qué lo hagas!—exclama Ralph mirando la pantalla de información del satélite situada en el cortex—

—¿Le gritas a mi satélite?—inquiere Cisco al entrar en la sala—

—No, la estaba animando. Aunque Sally no parece que quiera que la animen.

—A ver—suspira Cisco—Uno, no se llama Sally. Dos, lo siento. A Barry y a Caitlin ya los perdimos una vez, y... era como si acabasen de volver. Así que perdona por ser un idiota.

—No eres un idiota. Yo lo soy, me lo dicen mucho. Tú solo estabas siendo sincero. Si no fuera por mi, Caitlin estaría aquí con nosotros y con Sally.

—No se llama Sally.

—La verdad es que... hace tiempo que no tengo amigos—admite—Te costara creerlo, dado mi atractivo y mi gran personalidad.

—Aja.

—Pero... estoy desentrenado. Soy malísimo como amigo. Ahora la navidad se a fastidiado, todo el mundo está secuestrando y... es por mi culpa.

—Estas aquí—señala Cisco—Y nos ayudas.

—Si, tal vez animar al satélite haga que funcione—comenta Julian entrando el cortex—Porque ahora mismo solo un milagro haría que nos diera sus posiciones. Esta muy sobrecargado.

Cisco le observa y suspira sabiendo que tenía razón. En ese instante Tessa aparece en el cortex llamando la atención de los tres.

—Caitlin esta muy vulnerable ahora mismo. Y Barry sabe cuidarse—comenta la castaña al sentir la mirada de los tres sobre ella. Estaban esperando una orden—Apagad el satélite de la fuerza veloz. Iremos a por Caitlin.

—Hecho—le responde Julian—

—Vayamos a por nuestra chica—comenta Cisco compartiendo una mirada con Ralph—

Tessa suspira esperando que su decisión hubiese sido la correcta.

Cisco se acerca a su ordenador y reprograma el satélite para que no busque a Barry. Tras eso, él, Tessa y Ralph se colocan sus trajes.

—El satélite a captado la señal de crioenergía de Caitlin—anuncia Julian cuando los tres vuelven al cortex—

—¿Donde está?—le pregunta Tessa—

—En el hospital St Alexander—le responde—Hace años que está cerrado.

—Abriré una brecha—habla Cisco—¿Listos?

—Nací listo—le asegura Ralph—

Cisco rueda los ojos y abre una brecha frente a ellos.

Al llegar al lugar que Julian les había indicado, los tres pudieron ver a Caitlin y a un chico intentando escapar mientras Amunet les disparaba con su puño de trozos de hierro, los cuales controlaba gracias a sus poderes de metahumana.

Tessa corrió delante de ellos y les protegió usando su escudo de metal.

—Eso no está nada bien, señora—habla Ralph haciendo que su puño se agrandara para poder golpearla—

Amunet cae al suelo varios metros atrás.

—¿Viajas en el tiempo?—le pregunta Cisco—Porque esas rastas vienen directas de los 90.

Abre una brecha a su lado para que todos la atraviesen y así volver a los laboratorios.


Los segundos se hacían horas al mirar las pantallas esperando que el satélite les diera la posición del velocista. Tessa no supo cuándo tiempo había pasado allí sola, en el cortex, esperando a que el ordenador le diera una respuesta, cuando una brisa sacudió su pelo. Se dio la vuelta rápidamente, encontrándose a su marido, malherido, apoyado en una de las paredes del pasillo de entrada al cortex.

—¡Barry!—exclama corriendo hacia él—

Él la recibe dolorido, pero aún así no puede evitar envolverla en un abrazo. Ella se aferra a él, aliviada porque estuviese allí, junto a ella, a salvo. Barry cierra sus ojos, absorbiendo el aroma de su pelo y el calor de su cuerpo. Con ella se sentía en paz. Y tras la paliza que DeVoe le había dado al pasearle por toda la ciudad con su silla voladora, golpeándole contra edificios y tirándole al agua, lo que más necesitaba era paz.

—¿Estás... estas bien?—cuestiona Tessa al separarse, preocupada—¿Qué ha pasado?

—Un alarga historia—le responde haciendo una mueca de dolor, mientras se sujetaba el pecho con una de sus manos—Creo que tengo varias costillas rotas.

—Ven—le indica ella agarrándole el brazo para colocarlo sobre sus hombros y ayudarle a caminar hasta la sala médica—

Tras ayudarle a sentarse en la camilla, Tessa agarra una de las tablet-escáner de Caitlin.

—Te pondrás bien. Son dos costillas rotas, pero tus poderes te curarán—le asegura tras ver las imágenes—¿Quieres algo para el dolor?

—No—niega apretando sus ojos al sentir una punzada de dolor. Tessa le mira dudosa, sabía que le estaba doliendo—Ven.

Barry estira su brazo hacia ella, quien no duda en agarrarle la mano, dejando que él la acerque hacia su cuerpo para volver a abrazarla.

Tras unos segundos Tessa se separa un poco y le sujeta de las mejillas para unir sus labios en un beso.

—Creo que el dolor ha disminuido—murmura Barry cuando sus labios se separan—

—¿Si?—inquiere Tessa con diversión—

—Aja. Si me das uno más tal vez me cure del todo.

—Eres un idiota—sonríe. Barry ríe observándola con ternura. Por fin podía llamarla su esposa y eso le hacía la persona más feliz del mundo—Anda, ven aquí.

Tessa lleva sus manos hacia su pelo, entrelazando sus dedos con su cabello y vuelve a unir sus labios. Esta vez de forma más profunda. Su tacto era delicado, pero aún así el beso no era suave. Ambos estaban aliviados de que el otro estuviera a salvo. Y estaban felices de volver a estar juntos.


—Ni rastro de DeVoe—anuncia Jay entrando en el cortex—

—La casa está vacía y no podemos detectarle ni a él ni a su mujer—informa Joe a su lado—

—El satélite no dice nada—agrega Julian girando su silla para poder mirarles—

—¿Entonces se a ahogado?—inquiere Caitlin, pues el rio donde Barry había caído era el lugar donde el mismo velocista le había visto por última vez, cayendo al agua con su silla—

—O a vuelto al lugar donde tenía a Barry—comenta Harry—

—Que, con nuestra suerte, será lo más seguro—suspira Tessa a su lado—

—¿Por qué crees que te secuestro, Allen?—inquiere Julian poniéndose en pie para unirse al círculo que ellos habían formado alrededor del escritorio principal del cortex—

—La verdad, no estoy seguro—le responde Barry—Pero creo que le interesan mis poderes.

—Genial—suspira Cisco con sarcasmo—Y tenemos a la malvada Mary Poppins recolectando metas.

—Si, y Amunet nunca se rendirá—le asegura Caitlin—

—Nada como una amenaza para sentir el espíritu navideño—suspira Harry—

—Hablando de eso. Con lo de DeVoe y Cecile de viaje, no he tenido tiempo de adornar la casa—les informa Joe—¿Seguís querido celebrar la navidad?

—Si, claro. Tenemos mucho que celebrar—señala Barry posando su mirada en Tessa, quien le dedica una sonrisa—

—¿Os importa que invite a Dominic? El meta que hemos salvado—inquiere Caitlin—

—Claro que no—le asegura Joe—

—Que corra el ponche—declara Cisco saliendo del cortex junto a ellos, Julian, Jay y Harry—

—Todo a salido bien, ¿eh?—comenta Barry apoyándose en el escritorio una vez él y Tessa se quedan a solas—

—Si, supongo—suspira ella en respuesta—

—Hey, ¿Que pasa?

—Hoy he tenido que elegir, Barry. He tenido que elegir entre Caitlin y tú—le explica—Los últimos años me he entrenado para momentos como este, pero hasta ahora nunca he sido la líder, otros tomaban las decisiones difíciles por mi. Y cuando yo tenía que hacerlo la mayoría de decisiones involucraban a personas que no conocía. Si algo así vuelve a pasar... Barry, necesito que entiendas que debo tomarlas con la cabeza fría. Sin sentimientos. Porque si los siguiera... sabes que quemaría el mundo por ti, ¿verdad?

—Tess, lo has hecho muy bien hoy. Confío en ti. Todo el equipo lo hace. Eres la mejor líder que podríamos tener—le asegura—Y si, sé que harías lo que fuera por mi. Aún rompiendo todas las reglas, morales y no morales del mundo. Y yo lo haría por ti. Pero hoy, gracias a ti, Caitlin y yo estamos a salvo. Estoy orgullo.

Tessa asiente con una leve sonrisa en sus labios.

—Yo quiero ponche—comenta tras unos segundos. Barry sonríe—

—Pues vamos—le indica antes de darle un pequeño beso en los labios—


Al llegar a casa de Joe todos se sorprendieron al ver que se encontraba completamente decorada.

—¿Qué es esto?—inquiere Joe confuso, pues él no había hecho eso—

Sin embrago el culpable de aquello era claro, pues Ralph les esperaba vestido de Santa Claus.

—Ho, Ho, Ho—les saluda—

—Ralph, ¿qué es todo esto?—inquiere Barry con una sonrisa—

—Joe mencionó que no había tenido tiempo de decorar y yo quería tener un detalle con mis amigos—les explica—Sé que no suelo decir o hacer lo correcto, así que solo quería decir, lo siento.

—La verdad es que esta genial. Gracias—le responde Tessa—

—Si, mola bastante—comenta Jay a su lado—

—Me alegra que os guste—sonríe—Hay ponche.

—¡Uh, ponche!—celebra Tessa caminando hacia el comedor junto a Barry, Jay y Julian—

Joe y Harry no tardan en seguirles, pero Caitlin de queda en el salón hablando con Ralph, quien quería disculpase por su comportamiento hacia ella aquella mañana.

—Oye, Cisco, casi se me olvida, a llegado un regalo para ti por una brecha—comenta Julian entregándole una extraña caja—

—Vaya, parece que Gypsy a cumplido al final—comenta al agarrar el regalo—Espera, esto es un cubo de ruptura.

—Creía que os iba bien—comenta Jay confuso—

—Pues ya somos dos.

—No es un cubo de ruptura—niega Harry—Deberías abrirlo solo.

—No, no, no. Si va a romper conmigo quiero oír por qué.

—No, Ramon, espe...

Cisco no le hace caso y activa el cubo, el cual se enciende mostrando un pequeño holograma de Gypsy vestida de forma bastante sexi.

—Cisco. Me han dicho que has sido un niño muy malo este año. ¿Por qué no vienes y me tocas las campanillas?

—Madre mía de mi vida—murmura Cisco con asombro mientras intenta apagarlo de forma desesperada—

—Es ese botón—le señala Harry—

Cisco lo aprieta rápidamente.

—Joe, ¿te importa si....?—inquiere el latino señalando hacia el piso de las habitaciones—

—¿Te llevas eso a tu casa?—inquiere completando sus palabras—

—Si. Vale.

En ese momento alguien llama a la puerta. Joe se acerca para poder abrir la puerta.

—Dominic, has venido—sonríe Caitlin al verle—Pasa. Este es Joe.

El chico sonríe y entra en la casa saludando a todos los presentes.

—Está casa es...

—¿De puta madre?—inquiere Tessa completando sus palabras—

—Festiva—le corrige—

—Gracias por el cumplido, pero... ¿quien diablos eras tú?—le pregunta Ralph—

—Es el meta al que acabas de salvar, el que puede leer la mente—le responde Julian con obviedad—

—Ah, bien, entonces sabra que estoy pensado que solo hay sitio para un nuevo y ese soy yo.

Barry y Tessa sonríen escuchando su conversación desde el comedor, pero entonces el teléfono del velocista vibra con la entrada de una notificación.

—¿Qué ocurre?—inquiere Tessa al ver la mueca en su rostro—

—La alarma de casa—le responde—Sera porque han llegado más regalos. Ahora vuelvo.

Desaparece de allí con su velocidad.

Al llegar al piso, y tras apagar la alarma, una llamada entró en su teléfono.

—¿Diga?

—Hola, señor Allen—habla un hombre la otro lado de la línea—

—¿Dominic?—inquiere confuso—

—Tienes un sistema de detección muy agudo y mucho ingenio, pero como te dije, señor Allen, eres incapaz de ver la amplitud de mis maquinaciones—le contesta—

Aquellas palabras, su forma de hablar... Solo podía ser una persona.

—DeVoe.

—Deberías haber escuchado a tu profesor.

—¿Como es posible?—inquiere confuso—

—Vera, Señor Allen, hace tres meses saliste de la fuerza veloz renacido y para que tú y el mundo sufráis mi plan yo también necesitaba volver nacer—le responde sin entrar en detalles—

—Como le hagas daño a mi familia...

DeVoe, en el cuerpo de Dominic, posa su mirada en el grupo, el cual jugaba a las películas en el salón de la casa West. Todos sonreían, pero sin duda Tessa era la que más lo hacía. Ese juego era una tradición familiar Merlyn. Ella y Tommy siempre lo jugaban en navidad, y cuando era más pequeña hasta su padre se les unía. Esas eran sus noches favoritas, y ahora por fin tenía otra familia con la que compartirlas.

—No tengo ningún interés en tu familia—le asegura—No en toda, al menos.

—Si tocas un solo pelo de Tessa...—le advierte, pero DeVoe le interrumpe—

—Tranquilo. Otras personas la harán sufrir por mi. Aunque no niego que te echara de menos mientras no estés.

Barry frunce el ceño.

—¿Qué has hecho?

—Simplemente he dejado algo para ti. Un regalo reciclado, digamos. A mi ya no me sirve.

Barry frunce el ceño, pero entonces sus ojos encuentran un pequeño chaco de sangre en el suelo de su salón. Camina hacia allí, confuso, y tras el sofa se encuentra con lo que menos podía esperarse. Se trataba del cuerpo de DeVoe, el verdadero, apuñalado con el cuchillo que aquella mañana él y Tessa habían recibido como regalo.

Tenía sus huellas, pero también tenía las de ella.

—¡Allen!—exclaman al otro lado de la puerta de su casa. Se trataba del Capitán de policía Singh—¡Policía! ¡Abre la puerta!

Como no respondía, los policías iban a derribar la puerta.

No tenía mucho tiempo. Solo unos segundos. Podía usar sus poderes, pero sabía que no era lo correcto y tampoco tenía el tiempo suficiente para limpiarlo todo. Iban a pillarle, DeVoe se aseguraría de eso. O tal vez sería peor. El cuchillo tenía sus huellas, pero también las de Tessa. Si la culpaban a ella no dudarían en meterla en la cárcel. Hija de un asesino, posiblemente implicada con el justiciero de Star City... ¿Su única opción? Entregarse y asegurarse de que le culpaban a él y no a ella.

—Las manos donde pueda verlas—le indica Singh al entrar en la casa—

Barry levanta sus brazos dejando que le esposen.

—Barry Allen, quedas detenido por el asesinato de Clifford DeVoe—le informa Singh al colocarle las esposas—

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