12.

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No pude detener los sollozos que rastrillaban mi pecho.

¿Por qué tuvo que pasarme a mí?

La peor sensación era cómo TaeYeon me había mirado con tanto disgusto. Ella era mi superior, pero más que eso, había sido mi amiga. La única mujer a la que admiraba y eso me mató por lo que literalmente me había expulsado de su oficina.

La mirada acusadora que me había pasado.

Confiaba en mí, pero definitivamente había una sombra de duda en la que se preguntaba si podría traicionar su confianza.

Saqué los pañuelos de papel y me limpié la nariz furiosamente, todavía llorando.

Si viera a Jennie frente a mí ahora mismo, la mataría con mis propias manos.

Escuché un sonido a unos cuantos cubículos del mío.

Cuando entré en el baño, no había prestado suficiente atención para notar si alguien estaba usando los otros baños porque pensé que era obvio que nadie lo haría.

A propósito, entre en el baño de damas que pertenecía al ala vieja, que estaba situada cerca del ala nueva pero separada del resto por un pasillo y una escalera que bajaba. Había un ala entera que actualmente estaba abandonada por el hospital y, en su mayoría, solo la usaba el personal a veces.

Nadie venía aquí.

Así que cua do escuché otro sonido, pensé que mi mente solo estaba jugando conmigo.

Si realmente había alguien allí aparte de mi, entonces me habían oído llorar. Y si me hubieran escuchado llorar, tendría que inventar una excusa para explicar por qué lloraba.

Con cautela, abrí la puerta y noté que no había nadie en el baño.

Fui y me paré junto al fregadero. Abrí el grifo y salpique un poco de agua sobre mi cara.

Cuando terminé, salí de los baños.

El largo pasillo se extendía ante mí.

Oscuro, y desierto.

Cuando lo atravesé antes de aislarme en el cubículo, no había pensado mucho en eso porque estaba herida y mi mente estaba preocupada.

Ahora que mi cabeza estaba en un estado claro, el camino a través del pasadizo me asustó. Las luces de arriba se apagaron, y sabía que eso no significaba nada, pero comencé a imaginar todas las escenas de películas.

Caminé dos pasos y salí corriendo.

Cuando doblé una esquina, tropecé con algo y caí al suelo.

Era la enfermera Joy.

Su cuerpo tirado en el suelo en un ángulo retorcido, sus ojos estaban vacíos, mirando hacia arriba.

Ella no estaba viva.

Ella estaba muerta.

Me levanté, corrí por el pasillo y salí del ala abandonada.

Estaba asustada y temblando cuando llegue a la oficina de TaeYeon. Ni siquiera toqué la puerta cuando irrumpí en la habitación.

TaeYeon levantó la vista de sus papeles. — Has estado perdiendo el juicio, supongo que también estás perdiendo algunos modales.

Ignore el comentario. — TaeYeon, el... el ala abandonada. — tartamudeé.

Todo mi cuerpo estaba temblando.

—¿Qué pasa? ¿Por qué estás actuando como si hubieras visto un fantasma?

—Enfermera SooYoung. Joy... la vi tirada en el suelo. Estaba muerta. — dije.

TaeYeon saltó de su silla. — ¿¡Qué!?

—¡La vi! — dije.

TaeYeon me siguió afuera y hacia el ala abandonada.

La llevé al lugar donde había visto el cuerpo y jadeé, con la mano volando hacia mi boca.

El pasillo estaba vacío.

No había cuerpo ahí.

No había rastro de nada, ni siquiera una gota de sangre.

—TaeYeon, no estaba mintiendo. Vi el cuerpo allí. Ella estaba muerta.

TaeYeon suspiró. — Ya es suficiente, Roseanne. — puso sus manos sobre mis hombros. — Solo estás estresada por todo lo que está pasando y estás viendo cosas.

—¿Entonces no me crees?

—Dijiste que había un cuerpo aquí, no veo nada. ¿Cómo se supone que debo creerte?

Pero había visto el cuerpo.

¿Cómo se las arregló para desaparecer tan rápido?

¿Realmente había empezado a alucinar?

No discutí más con TaeYeon y regresé a casa.

JiMin no estaba a la vista, así que asumí que estaba fuera con sus amigos.

Esa noche llamé a LaLisa y le conté cómo me habían entregado la carta de suspensión. Ella se sorprendió y dijo que TaeYeon estaba siendo muy severa y que no fue mi culpa.

Me sentí bien hablando con ella al final de la llamada.

Ella dijo que algunas enfermeras iban a tomar algo este fin de semana a un club con una fiesta temática.

El tema es: "The Dark Side".

Se supone que todos debían vestirse como monstruos, villanos o calaveras.

Lisa me pidió que me uniera, pero rechacé la oferta.

Unos días después, dije que se jodiera la vida y decidí irme.

Abrí mi armario y saqué un vestido morado. Era satinado y sexy, totalmente digno de un club. Además de que fue mi vestido de Halloween del año pasado.

Me puse un poco de maquillaje y supe que había hecho un buen trabajo, parecía una bruja.

Una bruja sexy.

Me puse un par de tacones que no había usado en mucho tiempo y me empapé de perfume, estaba lista para la fiesta.

Necesitaba tiempo para aclararme la cabeza con todas las locuras que sucedían, especialmente con Jennie.

Eso parecía una buena excusa.

El club no estaba tan lleno como pensé que estaría.

Por supuesto, habíamos llegado un poco antes de la hora. La mayoría de las personas no aparecieron hasta después de media noche.

Me encontré con las chicas cerca del bar, Lisa estaba vestida como Harley Quinn y la enfermera Nayeon estaba vestida como un vampiro.

Las otras enfermeras no habían ido. Me alegré mucho de que no lo hicieran porque realmente no estaba muy familiarizada con ellas.

—Los hombres te están mirando como si fueses un trofeo de oro al final de un maratón. — Lisa comentó, tomando un bocado de sus papas fritas. — Ha pasado mucho tiempo desde que te acostaste con alguien por última vez.

Rodé los ojos. — Estoy bien, gracias.

—Oh, vamos, Rosé. Necesitas algo de acción. — Lisa dijo. — Soy tu mejor amiga, solo quiero ayudarte.

—¿Por qué no tomas tu propio consejo y buscas a alguien?

Lisa se echó a reír. — Acabo de hacerlo... anoche. ¿Recuerdas a JungKook?

JungKook era uno de los mejores amigos de mi hermano JiMin.

—Sí, ¿qué pasa con él? ¿Te acostaste con él?

Lisa hizo una mueca. — ¿Me juzgarás?

—Depende de lo que me vayas a decir.

—Bueno, JungKook me llamó anoche y me dijo que necesita a alguien que cuidara a su hermana pequeña, así que acepté inocentemente. Ya sabes que él no es mi tipo y fue bastante evidente desde nuestro primer momento, así que decidimos ser amigos. — ella explicó.

Tenía que haber una trampa.

Le lancé una mirada inquisitiva.

Ella continuó. — Puse a Yuna a domir y luego SunMi llegó a casa.

La miré fijamente durante un minuto entero, solo nos miramos la una a la otra.

SunMi era la madre de JungKook.

—¿Lo hiciste con ella?

—Lo sé. Lo sé. — dijo Lisa, nada de vergüenza o disculpa. — Quiero decir, solía pasar mucho tiempo con JungKook en su casa antes, y ahí fue cuando conocí a SunMi. Estaba en la Marina y tiene un cuerpo sexy, y tiene mucha experiencia en áreas en las que desearía que las mujeres de nuestra edad tuvieran. Y el padre de JungKook está muerto, así que... ¿qué importa?

Suspiré. — No te estoy juzgando, Lisa, pero ella es la madre de JungKook y es veinte años mayor que tú. Además, si JungKook descubre que estás durmiendo con su madre, él va a enloquecer.

Lisa tomó un sorbo de su bebida. — Lo manejare.

Se veía soñadora.

Si fuera un personaje de dibujos animados, podría ver corazones por sus ojos.

—SunMi es tan seria y agradable. Realmente no es el tipo de mujer mayor que te juzgan hasta por respirar. — miró a lo lejos y me di cuenta de que sus ojos estaban vidriosos.

Puse mi mano sobre la de ella. — Oh, Lis.

Ella negó con la cabeza. — Desearía que la vida no fuera tan complicada, Rosé.

Ella pidió un tequila y bebió.

LaLisa no tuvo problemas de mami, pero sabía que nunca disfrutaba salir con mujeres de nuestra edad. Ella estaba interesada en las más tranquilas, las mayores y atractivas, al igual que la madre de JungKook.

—Si ambas se gustan, y si ella te hace feliz, está bien. — le sonreí.

De repente, volvió a ser juguetona de nuevo. — Al menos me gustan las mujeres mayores, pero... ¿qué hay de ti? Conozco tu fetiche, señorita Park.

—¿Mi fetiche? ¿Y puedo saber cuál es?

Ella me lanzó una mirada burlona. — Tu fetiche por los malos, asesinas en serie y malos en general, hombres y mujeres.

—Cállate, LaLisa. — dije, mis mejillas se calentaron. Comencé a jugar con un montón de pañuelos de papel en la barra.

—Oh, vamos. Sé que tienes algo con ellos. Estás prácticamente obsesionada, niña.

Ignoré su comentario, porque aunque no quería admitirlo, en el fondo sentía interés por todas las personas malas. Por supuesto, no justificaba los atroces crímenes que cometían, pero mis obsesiones se habían ido a otro nivel, tanto que empecé a avergonzarme de mí misma, de la misma forma en que me avergonzaba que estuviera pensando en Karina más de lo que debería, especialmente porque ella se había escapado del hospital. Casi me entristecía no verla.

Iba a dar otra réplica cuando Lisa cambio su postura, hasta que me di cuenta de que miraba a la distancia.

A alguien.

—Ese tipo nos está mirando. Oh no, te está mirando a ti.

Seguí su mirada para encontrar a un hombre de mediana estatura con cabello verde mirándome. Su cara estaba pintada como el Joker y me di cuenta de que aún era bastante guapa aún con todo ese maquillaje aterrador. Llevaba un traje morado idéntico al personaje y la sonrisa bromista pintada.

Su aparición me puso la piel de gallina.

Quería dejar de mirar, pero no pude y luego el chico comenzó a acercarse a nuestros asientos.

Lisa se aclaró la garganta y saltó del asiento. — Necesito usar el baño. — ella dijo.

—¡Espera! — ella me dio un pulgar hacia arriba antes de precipitarse entre la multitud, dejándome sola con este extraño.

—Tienes una buena amiga. — comentó el Joker.

—Sí, ella puede ser amable cuando quiere serlo. — dije.

—¿Puedo pedirte una bebida?

Tiene que estar ciego si no puede ver el vaso de bebida justo delante de mí. Y era una tercera bebida, por lo que no había forma de que pusiera más alcohol en mi sistema.

—Gracias, pero realmente no acepto bebidas de extraños. Sin embargo, puedes pedir palitos de mozzarella. Escuché que tienen los mejores palitos de mozzarella de la ciudad.

Dejando que una extraña ordenara palitos de mozzarella para mí, ¿qué diablos estaba mal conmigo hoy?

Él sonrió y ordenó una.

¿Y por qué tuve la sensación de haberlo visto en alguna parte?

—¿Te conozco? — yo pregunté.

—No lo creo. No nos hemos conocido antes. — dijo simplemente. — Te ves muy sexy de bruja.

—Gracias. — dije.

—¿Te gustaría bailar?

Tragué de una sola vez el tercer vaso y sonreí. — Claro, ¿por qué no?

Y luego el Joker me llevó a la pista de baile. Y ni siquiera le había preguntado su nombre.

Deslizó su mano alrededor de mi cintura y me acercó más y no protesté, era un solo baile después de todo.

Podía sentir su aliento abanicándose sobre mi oreja.

Y luego su mano se deslizó hasta mi trasero.

Me retiré. — ¿Qué estás haciendo?

No debería haber bebido esa bebida porque ahora me estaba volviendo loca.

Él sólo se rió. — Mi mano simplemente se resbaló.

Me agarró de nuevo y le di una palmada en la mano. — Oh, vamos.

—¡Déjame sola! — dije.

Pero él me agarró de la muñeca y gritaba sobre la música cuando vi una sombra caminar detrás suyo.

Esta puso su mano en el hombro del Joker y la apretó. — ¿Mi novia te está causando algunos problemas?

Era una mujer alta, unos centímetros más alta que el Joker. Llevaba una chaqueta de cuero negra sobre una camiseta negra y un jean negro rasgado.

Su rostro estaba pintado en una calavera.

Ella sonrió al Joker. — Ella es un problema cuando está borracha, lo siento si te puso las manos encima por error.

El Joker tragó y sacudió la cabeza.

La cara sonriente de la mujer se contorsionó en una mirada grotesca. Agarró el cuello del Joker en un apretón de muerte, sus dedos esculpidos también estaban pintados como huesos del esqueleto. — Tratas de meterte con algo que es mío y te voy a picar en pequeños cubitos de carne y los enviaré al supermercado más cercano. ¿Lo entiendes?

Él asintió, y se alejó, estaba bastante segura de que iba a correr a su auto.

Esa voz y esa amenaza.

Conocía a alguien que dominaba el arte de amenazar a la gente.

La mujer esqueleto caminó hacia mí y ahuecó mi cara con la suya, acercó su cara a la mía.

—Oh, Anne, cuánto te extrañé. ¿También me extrañaste?

—Jennie, ¿qué estás haciendo aquí? — yo pregunté.

—Tengo algunos asuntos pendientes, preciosa.


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