21.

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Descansé mucho esa noche y cuando desperté ya era hora de cenar.

Me sirvieron arroz blanco, verduras hervidas, carne dura como una piedra y un poco de salsa al lado.

Cualquier motivación que tenía sobre la vida ya se había esfumado.

No podía imaginarme cómo durante el tiempo que trabaje aquí, les daba está cena todo el tiempo a los pacientes. Sentí simpatía por todas aquellas personas a las que había obligado a comer, día tras día.

Forcé la mayor parte de la comida en mi garganta cuando TaeYeon entró en la habitación.

Tenía una expresión de preocupación en su rostro cuando se sentó al lado de la cama. — ¿Cómo te sientes ahora? — preguntó.

— Mejor. — mentí.

Ella asintió. — Los antibióticos te adormeceran, pero te ayudarán con el dolor.

¿Qué pasa con el dolor punzante en mi corazón?

¿Los antibióticos harán que ese dolor desaparezca también?

— Yo espero que sí. — dije, empujando las zanahorias de un lado a otro en el plato.

No me gustaba la mirada que TaeYeon me estaba dando, estaba llena de tanta lástima.

No quería la compasión de nadie.

Todo lo que quería era que todos me dejarán en paz y no actuarán como si fuera una muñeca de porcelana rota.

De repente dejó su asiento, cerró la puerta de la habitación y volvió. — Roseanne. — TaeYeon dijo en voz baja. — Me he dado cuenta de que has estado muy cerrada desde la mañana en que te despertaste. No pareces la misma...

Si alguien me podía leer bien, era TaeYeon.

Antes de que pudiera abrir la boca y responder, continuó. — Durante la semana que estuviste con Jennie, lo que haya sucedido ahí, si te mantuvo cautiva y te... — se encogió de hombros. — Bueno... te puso en una posición comprometida, lo entendemos. No debes culparte por eso. A menudo las víctimas de violación y abuso se culpan por las situaciones en las que se encontraban... — TaeYeon habló más de su mierda filosófica y ya había dejado de escucharla.

Es como si nadie estuviera tratando de entenderme.

Nadie se había molestado en preguntarme que había sucedido realmente en esa cabaña y habían dejado que su imaginación se volviera loca.

Es cierto, Jennie tenía antecedentes penales, tenía la reputación de ser la paciente más famosa encerrada en el asilo, pero si hubiera querido hacerme daño, si realmente era la persona detrás de esos asesinatos, ya habría muerto.

Todos sospechaban de Jennie sin lugar a dudas, y no se equivocaron al asumirlo.

Había tenido una mentalidad similar antes de ir a su cabaña.

Después de permanecer con ella por más de una semana, supe en mi corazón que Jennie no podía ser la asesina.

— Roseanne, ¿me estás escuchando? — TaeYeon preguntó pareciendo preocupada.

— Lo siento, ¿qué estabas diciendo?

Cerró los ojos y suspiró, cerrando su mano sobre la mía. — Si Jennie te violó, y esa es la razón por la que has estado tan deprimida, entonces necesitas hablar conmigo. Te ayudaré, Rosé.

—No me violó ni me lastimó, TaeYeon. Ya te lo dije antes.

TaeYeon no me creyó. Pasó su pulgar sobre mi puño cerrado. — Ella te amenazó, ¿verdad?

Lo miré con incredulidad.

¿Cómo fue que llegó a esas conclusiones cuando no había dicho ni una palabra?

—Ella amenazó con matarte si nos decías algo. Pero necesitas estar tranquila, ahora estás segura. Jennie no puede hacerte daño aquí. Hay una vigilancia de policías afuera. Nadie puede entrar o salir sin pasar primero por los oficiales. — me aseguró. — Puedes decirnos la verdad. ¿Qué pasó esa noche cuando Jennie te secuestró?

—Nada. — dije tranquilamente. — Me dió una habitación, había mucha ropa en el armario, había una pantalla plana, había comida y todo lo que uno necesita para unas cortas vacaciones.

Fue el turno de TaeYeon de mirarme como si hubiera hablando en chino. — No estoy de humor para bromas en este momento y el sarcasmo no es apreciado.

Me reí. — No estoy siendo sarcástica. ¿Qué esperabas que dijera? ¿Que me ató a una silla en un sótano en mal estado? ¿O que usó mi cuerpo para satisfacer sus impulsos carnales manteniéndome encerrada en dicho sótano? — cuando TaeYeon no contestó, continúe. — Claramente estás consciente de que Jennie no necesita clases cuando se trata de la seducción. Podría tener a cualquier persona que quisiera y no necesitar atarla en un calabozo.

—¿La estás defendiendo de nuevo? — TaeYeon preguntó, y está vez la furia era clara en sus ojos.

—Estoy diciendo la verdad. Nada de lo que ustedes han estado suponiendo sucedió. Viví con ella en la cabaña durante una semana y... — mi garganta se atascó con los recuerdos. — Y no me avergüenza decir que pudieron haber sido los mejores días de mi vida.

Ella estrechó su mirada hacia mí. — ¿Qué te hizo?

—Dije que-

—¿Sabes cómo suenas, Roseanne?

Mantuve contacto visual.

—Suenas como una de sus jodidas víctimas.

TaeYeon, la dulce y angelical Kim TaeYeon jamás había usado la palabra con F.

—Lamento decepcionarte. — dije. — Pero no estoy mintiendo.

—Creo que estás sufriendo una muy mala condición del síndrome de Estocolmo. — ella dijo. — Y, francamente, Roseanne, no creo que sea tu culpa. Solo demuestra lo manipuladora que Jennie es. Ha convertido a una de mis mejores enfermeras en su aliada que está sentada en el mismo hospital en el que ha trabajado y habla como si fuera su abogada.

—Creéme, TaeYeon. — le supliqué. — La primera vez que la conocí creí que era culpable pero ella me demostró que estaba equivocada. Jennie me mantuvo a salvo. Hay alguien más que está cometiendo los asesinatos.

TaeYeon sonrió, sus dientes blancos brillaron con una molestia inminente. — ¿Alguna vez has pensado que te secuestró, te alimentó con una historia de sollozo y trabajó su magia porque quería que esto sucediera? Piénsalo, Rosé, sabía que una vez que regreses aquí harías un gran trabajo defendiendola. ¿Incluso conociste la propiedad mientras estabas allí?

—No lo hice.

—Tal vez si hubieras mirando a tu alrededor, hubieras encontrados algunos cuerpos sentados casualmente allí como maniquíes.

—No lo creo.

La habitación quedó llena de un terrible silencio.

Ojalá pudiera irme a casa lejos de los ojos críticos.

Suavemente, dijo. — JiSoo estará aquí en aproximadamente una hora. Lo creas o no, también parecía preocupada por ti. Mañana, espero que comiences las sesiones con ella.

Aturdida, la mire. — ¿Qué sesiones?

—Asesoramiento. — ella dijo. — JiSoo, aunque todavía es nueva, es buena exorcizando demonios. Devolverá tu mente al marco correcto.

Mis manos estaban apretadas en puños.

—Nunca recibiré lecciones de consejería de nadie, y definitivamente no de Kim JiSoo. Estoy perfectamente bien, y no necesito a una psicoanálista.

—Lo necesitas. — dijo TaeYeon con firmeza. Estaba usando ese tono conmigo otra vez. — Si quieres mantener este trabajo, tomarás estás sesiones con JiSoo.

Esa tarde me dieron de alta del hospital, sin embargo, todavía tenía que ir a la estación policial al día siguiente y recitar la historia completa que probablemente no creyeron.

Si pensaban que estaba mintiendo acerca de Jennie me trató bien, ese era su problema.

JiMin y yo salimos del edificio del hospital y nos dirigimos al estacionamiento y hacia su Camry.

Las nubes habían comenzado a acumularse en el cielo, la sombra de un gris oscuro. Los árboles parecían más verdes de lo habitual, el leve olor a tierra dominaba todos los demás olores.

Instintivamente, mire hacia la ventana.

La ventana de la habitación que Jennie habitaba mientras vivía aquí.

Seguramente no había nadie allí, ¿qué esperaba ver?

¿A Jennie saludándome con la mano?

Probablemente estaba recibiendo la ayuda que necesitaba, o probablemente estaba acostada allí.

¡No!

No quería pensar en eso ahora.

Ella no podía morir.

De repente, recordé algo.

Mi hermano hacia malabares con una taza de café en una mano y un polietileno que contenía mis medicamentos en la otra. Ya estaba sentado en el Camry.

—JiMinnie, acabo de olvidar algo adentro. — le dije.

Él hizo una cara irritada. — ¿Ahora qué?

—Sólo espérame aquí.

Corrí de vuelta hacia el edificio.

Entré en el hospital y camine casualmente por los pasillos.

El doctor Bae llamó mi atención. — Oye, Roseanne, que bueno verte de nuevo.

—Es bueno verlo también, doctor. —sonreí educadamente y lo adelante.

Esperé hasta que me perdiera de vista, di la vuelta y camine directamente hacia la habitación que contenía los botiquines.

Abrí algunos gabinetes de vidrio, mis ojos escaneando los nombres con velocidad.

Alguien se había tomado la libertad de cambiar los lugares para los medicamentos desde que me había ido e incluso los habían nombrado en orden alfabético.

Necesitaba esas pastillas.

Lo último que necesitaba en estos momentos era un embarazo, había demasiadas complicaciones en mi vida para siquiera considerar traer otra vida.

Si la situación fuera diferente y si Jennie me hubiera conocido en un escenario diferente, probablemente habría corrido el riesgo.

Pero esa no era la situación.

Finalmente, después de mucho buscar, las encontré y estaba a punto de guardarlas cuando un brazo tomó el mío.

Tragué nerviosamente mientras miraba un par de ojos azules y un cabello rubio cenizo. Esas pecas rociadas en su nariz hubieran sido lindas si no hubiera tenido un ceño fruncido en su cara durante 365 días.

—¿Qué demonios estás haciendo?

Ese era exactamente el tipo de saludo que esperaría de la doctora Kim JiSoo.


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