ʀᴏᴄᴇꜱ ᴅᴜʟᴄᴇꜱ

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

No le gustaban los eventos tan extravagantes sin embargo ahí estaba, de pie en su balcón mirando a los invitados. A diferencia de él, sus hermanos les agradaba darles la bienvenida a cada uno, aún que sabía sus claras intenciones. Chaeyoung buscando a su futura pareja y Jin-young un compañero de noche.

Hubiese pensado que la charla que escucho por error de su padre con su mano derecha era una broma. El descendiente del líder de la manada Battaglione d'oro estaba esperando su respuesta, dispuesto a ofrecer lo que el líder de su manada; su padre, necesitaba de ellos. Estaría presente en el evento para escuchar la respuesta. Harald estaba ahí, sonriendo como un idiota a los invitados y cuando cruzaron miradas se sintió furioso de ver esa sonrisa.

No, no, no. Él no quería casarse por el bien de su manada, su manada podría buscar otro proveedor de recursos, Harald no era el único que ofrecía embarcaciones. Además de que lo conocía desde su niñez, un completo alfa idiota que siempre trataba de rebajarlo.

Mi sueño es ser líder de la manada Warrior wolves y si debo casarme contigo para conseguirlo no veo otra opción más que aceptarlo.

Lo dijo sin importar qué donde se encontraban era en su territorio, su hogar y el nido donde su madre lo había construido junto con su padre. Harald parecía no importarle que él ya tenía un alfa quisquilloso, cuidándole. Jeon Jungkook.

Jamás sintió que algo le hacía falta, una amorosa madre, un padre que hacía lo necesario para mantenerlos a salvo, y un novato alfa bajo la lluvia esperando a que oscureciera para tener de nuevo un encuentro. Desde que pisó el hogar Park en busca de refugio, prometió a cambio su lealtad y así terminó convirtiéndose en el guardaespaldas personal de su padre después de duros entrenamientos, y eventualmente, en un perro que haría lo que fuera.

Desde el primer día que los presentaron sintió una electrizante sensación recorrer su cuerpo, convirtiéndose en curiosidad por su vida pasada y que había pasado con sus padres. Jungkook tenía sólo doce años cuando comenzó a estar al lado de su padre, aún que era muy joven su comportamiento reservado lo hacía lucir bastante maduro para hacerse responsable de las futuras elecciones que se le dejarían.

¿Era ese duro comportamiento que le llamó la atención del resto de los jóvenes alfas de su edad? ¿O su amor por las flores? Siempre lo veía con aburrimiento cuando estaba fuera de la casa tratando de mantener con vida los claveles que una vez su madre planto, o mantener todo en perfecto orden mientras el señor Park no estaba. Dejo de ser un guardaespaldas a ser el cuidador bajo las sombras de su padre.

Extrañamente su comportamiento de un peligroso alfa se convertía en un niño al estar con los tontos cláveles y los cachorros menores. Justo ahora lo ve siendo un completo desconocido, un alfa reservado con los invitados. Recordando las veces que lo veía estar así con los demás, un lobo cuidando de que todo esté estúpidamente en orden. Pero cuando trataba de hablarle se volvía tímido.

Jeon Jungkook siempre fue lindo a espaldas de su padre con él y un aterrador alfa cuando estaba cerca de su padre.

—¿No debería bajar joven Park? Harald está aquí, su pretendiente. —habla su sirviente.

—Bajaré en un momento. —dice, abandonando el balcón cuando Jungkook lo comenzó a mirar sonriente.

¿Por qué no podía alejarse de él, sacarlo de su cabeza? Negó tomando su móvil para ver los mensajes del castaño diciendo que lo extrañaba.

Aquel jovencito de catorce años ahora se volvió en un perro fiel de él. Sorprendiéndose que jamás se negó a ningún mando, incluso cuando una tarde bajo chantajes lo llevó hasta su habitación y le dijo en broma "bésame, tienes mi permiso" sin esperar su reacción temblorosa y sumisa. ¿Dónde quedó ese alfa con una mirada matadora y aterradora o esa personalidad dura?

Aquella tarde todos salieron y el joven alfa estaba a cargo de cuidar la reliquia valiosa de la familia. Park Jimin. Y ese encuentro casual donde Jimin se transformó en un gran dominante sobre el sumiso alfa en su habitación, eventualmente se convirtieron en una costumbre entre los dos.

Un alfa actuando sumisamente no era nada común, jamás había escuchado algo sobre ello a su corta vida. Todo alfa era representado con orgullo como un líder nato, un hombre soberbio con un ejemplar comportamiento orgulloso. Jungkook era diferente, fácilmente se terminaba convirtiendo en un perro ante sus caricias y elogios sin mucho sentimiento. Eso le hizo preguntarse, ¿qué tipo de entrenamiento estuvo dando su padre a sus perros? Es decir... ¿a Jungkook? Es como si no tuviera idea que aquello solo era pasajero, sin compromiso y que no debía aferrarse cada día a sus falsas promesas, o ¿es qué jamás recibió amor antes?

Le fastidiaba cuando se portaba en un cachorro manso bajo su mano pero inevitablemente le encantaba cuando lo miraba a los ojos con lágrimas al permitirle tomar su mano. Maldecía exaltado cada vez que sus barreras de desplicente se quebraban al verlo sonrojarse y temblar bajo su tacto. Y aquello lo motivaba a no ponerle fin, subiéndose encima suyo, acariciando su cuello; sintiendo una mezcla de emociones que iban desde el morbo, pasando por el placer, hasta llegar a la frustración. Jungkook sabía excitarlo.

Suspiro eufórico. Salió por la puerta detrás de su sirviente que le dijo sobre la orden de su padre. ¿Realmente esto estaba pasando? Harald jamás dejó de fastidiarlo con el futuro y ahora ese futuro estaba más cerca que nunca. Su valiente corazonada se había esfumado, solo estaba un Jimin aterrado por lo que le esperaba ahora.

No se había sentido así como aquel día cuando miró por primera vez en el pasillo al equipo de trabajo de su padre y detrás de ellos estaba Jungkook con un rostro tenso pero cuando sus indagadores ojos se posaron en él se transformaron en dos pequeñas medias lunas. En ese momento su corazón palpitaba rápidamente al ver cómo su mano se acercaba a su cabellera para acariciarla. Y su lobo se cohibió al escuchar la grave voz de su padre preguntar "¿qué crees qué haces Jungkook?" Sus pensamientos negativos sobre lo que probablemente pasaría después se esfumaron cuando Jungkook se alejó sonriendo aún y convenció a su padre que su deber era mantener a salvo a su reliquia y solo trataba de relajar al pequeño Jimin asustado.

¿Dónde quedó el Jungkook tímido? ¿Y dónde quedó el Jimin valiente? Él no se consideró un dominador pero cuando el castaño mostraba sus mejillas coloradas y ese comportamiento corporal le hacía creer ciegamente que tenía el control. Que tenía atado a Jungkook.

Terminó de bajar las escaleras y visualizó a su padre hablando con unos colegas, se notaba tenso buscando algo a su alrededor. Creyendo tontamente que no se toparía con Jungkook, percatándose segundos después que él se encontraba en ese círculo supervisando cómo siempre a los alrededores.

—Puedo seguir por mi propio rumbo desde ahora Ji-hu.

Inhalo profundamente antes de soltar todo el aire de sus pulmones, apretó los puños y continuó caminando en dirección a esos hombres clasistas. Su sorpresa para él fue que no notó la presencia de Harald quién tan pronto lo vio su fastidiosa sonrisa no tardo en aparecer, también su padre estaba ahí que al mirarlo solo mostró una pequeña sonrisa burlesca.

—Hijo, ven aquí. —le dice su padre apuntando con el dedo el espacio reservado.

—Me dijo Ji-hu que me buscabas. —se posicionó en dónde su padre le indicó.

—Así es, es solo para presentarte Harald y a su padre. Es claro que ya los conoces, salúdalos.

Él fue el único que escuchó el gruñido de Jungkook cuando su padre pronunció el nombre del legítimo heredero y su recién pretendiente. No había visto su rostro así desde que le ordenó entrar a su habitación he hincarse delante de él. Esa semana comenzaba su evento previo de celo.

—¿Y por qué no tomas una parte de mi? —dijo, mirando a Jungkook como un bicho raro.

—No... no estoy listo para eso. Lo siento. —desvió su mirada mientras sus mejillas se teñían.

—Eres un perro asustadizo Jungkook. No puedo creer que eres el guardaespaldas de mi padre. —dijo burlándose, era la primera vez que se negaba a su orden y trataba de irse—: Supongo que debería tomarme las cosas con calma pero no puedo evitarlo. No cuando estás de rodillas frente a mi, solo mírate.

No podía negarlo, lucía muy bonito he inocente en esa posición.

—Nunca podré acostumbrarme a tus repentinos cambios Jimin. —fruncía las cejas, enojándose consigo mismo al sonrojarse tan pronto.

—¿Y por qué tan difícil con lidiar a un chico como yo? Le comes la boca. Eso es lo has estado haciendo estos días. ¿No es por eso qué te gustó? —frota su cabello.

—No digas eso en voz alta por favor. Y no, no es la única razón por la que estoy a tu lado. ¿Acaso no es obvio Jimin? Es por que tú me g-

—¿Yo qué? Esto se está poniendo aburrido. Volvamos a lo estábamos haciendo, perro.—Era gracioso que para ese entonces Jungkook todavía no sabía usar su lengua correctamente cuando se besaban. Sus manos temblaban cuando lo obligaba a que lo tocara.

Sin embargo, esa tarde se deslizó hacía él con fluidez sin oponerse a quedar debajo mientras usaba el collar que una vez se lo regalo dónde decía Vernaya sobaka, Jimin se encargaba de jalar de la correa con persistencia a que ese beso que lo inició no terminara a menos que se lo ordenara. Una maldición salió de sus labios cuando por primera vez Jungkook utilizó su fuerza para atraerlo abajo con él, mientras sus manos trabajaban con lentitud sobre su cintura.

Por primera vez se comportaba como un malcriado. Esa noche después de ser obligado a charlar con Harald, Jungkook por fin tuvo la iniciativa de besarlo y por primera vez tener el control. Particularmente sus azulados ojos se volvieron naturalmente en un rojo vivo bajo la oscuridad, demostrando la autoridad suficiente para hacerlo temblar. Por primera vez lo vio seguro en sus pasos sin tropezar, respiró hondo al verlo cerrar con llave la puerta susurrando cosas sin sentido y utilizar ese sucio lenguaje que a su parecer le gustaba.

Permítame callarle esa sucia boca, joven amo.

Jimin despertó de aquella frustración sexual con la respiración agitada. Había pasado bastante tiempo desde que revivió ese momento en su cabeza y todo gracias a las sensaciones que se formaron en todo su ser después de presenciar accidentalmente un acto locamente lujurioso.

Jimin en ese momento tomó una respiración profunda, tratando de sacudirse los nervios el ver a la distancia cómo el señor Jeon tomaba el control de la situación, sobre ese jovencito sin titubear, y sacando a relucir esos ojos rojizos. Verlos de nuevo después de tanto tiempo le sorprendió, atragantándose con su propia saliva.
No había visto antes ese comportamiento desde ese tímido arrebato de beso después de que Harald se atrevió en presencia del escondido Jungkook a robarle un beso esa misma noche en el jardín.

Jeon Jungkook sólo era un hombre. Sólo un hombre, que ya ha conocido. Muy bien, quizás los cinco años que se alejaron lo habría cambiado, pero aún así. Después de todo, sabía que esa loca necesidad que tenía de tenerlo cerca suyo aún no desaparecía.

Suspiró y siguió andando hacia la entrada de su institución. Era la primera vez que el señor Jeon no se encargaba de llevarlo y por supuesto, no le preocupaba. De todas formas creía necesitar espacio entre ambos.

Se aferró a la correa de su mochila al mirar al pequeño grupo. Debería sentirse feliz de encontrarse con Seong-jin, el chico popular de su instituto que no se mostraba todos los días. Un chico amable y activo en variedades como el fútbol, béisbol, voleibol y básquetbol. Su amor platónico. A todo el mundo le agrada y a diferencia de él, Seong-jin era seguro de sí mismo.

Estaba en medio del pasillo sonriendo con las chicas que lo rodeaban. Una jodida sonrisa que ha flechado el corazón de su lobo hace un tiempo, y lo hace babear al ver su melena moverse con la brisa. Eso le hizo dudar, ¿Seong-jin solo le gustan las omegas, o también los omegas? Parecía un alfa con una sola dirección. Las chicas.

Sin embargo, los rumores de que Seong-jin le detuvieron su andar. Trato de ignorar aquello pero sonaba tan realista que le hacía dudar. De acuerdo a las lenguas de aquel rumor, aseguran que pasaba la tarde con chicos en las regaderas después de un partido de fútbol. Eso suena tan común pero Ha-neul, una chica que forma parte de la clase de biología, aseguró ver cómo besaba a otro miembro del equipo sin asegurarse que la puerta esté cerrada.

¿Seong-jin besándose con un chico? Parece demasiado fantasioso para ser real. Solo lo vio tener novias. Imaginarlo tener un skinship con otro chico no le era posible. Parece demasiado feliz justo ahora como Clara trataba de pellizcarle las mejillas sin conseguirlo por su altura para solo imaginar que también era feliz estando por las tardes con chicos a escondidas.

Se acercó y saludó a todos, sin ánimos de unirse a una charla que solo halagaba al maravilloso Seong-jin, sin perder tiempo se apresuró a recorrer el pasillo para entrar a su salón.

—Llegaste tarde, ¿por qué?—Seong-jin estaba detrás de él, agitado, como si hubiera huido del grupo.

Se giró para mirarlo, ¿no estaba en una agradable plática sobre sus pectorales grandiosos? Además podía escuchar como Clara lo llamaba desde el pasillo.

—Me levante tarde. —dejó su mochila en el pupitre.

—¿No dormiste bien acaso? —tomó asiento a un lado suyo—: ya veo, no necesitas responderme. ¿Es por el trabajo en equipo? ¿Debí quedarme hasta tarde contigo para ayudarte?

—Claro que no Seong-jin, no tienes tiempo con tu trabajo de medio tiempo y yo-

—¿Y lo terminaste?

—Aún no, tuve mis clases de violín y danza ayer. Lo siento. —se rascó la nuca.

—Deberías medir tus tiempos entonces Jimin, si queremos sacar la mayor nota debes esforzarte, ¿no lo crees?

—Eso haré Seong-jin.

La primera clase comenzó con naturalidad. Su corazón no palpitaba frenéticamente al saber que Seong-jin estaba al lado suyo, simplemente era porque todos estos días estuvo ahí. Pero también ayudaba a que hoy está más tranquilo ya que no a tratado de conversar con él o pedirle prestado un bolígrafo. Solo estaba rayando las esquinas de su cuadernillo mirando a la nada.

Inglés es la materia más difícil para él. ¿Cómo qué ¿you are ready?" está mal y tiene que ser "are you ready?" ? Frustrado comenzó a hacer sus notas. El profesor inició una lectura previamente en inglés, y él inició a hacer garabatos en la última hoja de su cuaderno para concentrarse. La punta del lapicero inicia a dar forma a lo que en un principio son círculos, terminando de escribir el nombre de Jungkook , no se sorprendió después de todo es lo único que tiene en su cabeza.

El momento exacto que azoto contra la pared al otro sujeto, sus fuertes brazos dirigiéndose hacía su cuello se había convertido en un bucle, se repetía una y otra vez. No podía creer que de todos los comensales fuera el único que dirigió la vista a esa escena exótica, y que hubiese agudizado la vista para notar cómo apretaba la mandíbula seguido de balbucear. Solo sintió a su lobo aullar y rápidamente sus piernas temblaron. De repente le dieron curiosidad. ¿Qué tipo de sexo le gusta? ¿Sería sádico o sorprendentemente no?

¿Qué demonios? Está loco.

Solo era una maldita curiosidad. Después de todo aún tenía en su mente esa mirada furtiva inyectada de sadismo. Su voz hipnótica sonaba tan relajante como si anteriormente no hubiera azotado a alguien, y por breves segundos sintió lo que expresaba sobre el arte, se sintió identificado con las obras que amaba. Haciéndole recalcar que el Jungkook de doce años que conoció al principio había desaparecido sin dejar rastro.

—¿Jungkook? —pregunto Seong-jin frunciendo las cejas, releyendo de nuevo para corroborar que no se equivocó.

Entendía ese rostro legiblemente confundido, no existía un chico con tal nombre en la institución a menos que no esté actualizado.

—Un viejo amigo. —dijo, cerrando su cuadernillo para que dejara de husmear.

—¿No es de este instintivo verdad?

—No, —sonrió—: hace bastante tiempo que perdí contacto con él.

¿Por qué su pecho dolía al negarlo? Decía la verdad después de todo ya no conocía al nuevo hombre y se sintió angustiado al respecto.

—Deberías contactarlo.

Eso le gustaría hacer pero el temor angustiante se aferraba a su piel de solo pensar lo que pasaría, lo que haría Jungkook, como reaccionaría al pedirle retomar lo que se detuvo. Un escalofríos recorrió su espina dorsal al solo imaginar esos ojos cristalinos mirándole con seriedad. Trago saliva con dificultad. Volvió a sonreír al serio rostro de Seong-jin sin decir otra palabra, continuó escuchando la narración de Kybalión en un excelente inglés.

—¡O, let not the flame die out! Cherised age after age in its dark cavern —in it's holy temple cherised. Feel by pure ministers of love— let not the, flame die out.

Suspiró. Hubiese salido despavorido por un aperitivo al comedor cuando el profesor de inglés salió, quizá si hubiera accedido a la invitación de Seong-jin. Sin embargo, se quedó ahí guardando sus cosas mientras recordaba que hoy toca clases de anatomía con el profesor Henry, el profesor más caliente de la universidad.

—Su trabajo es castigar a los omegas que se portan mal.

–¡Woow! ¿Cómo dices que se llama?

—¿Qué, lo buscarás? —alza la voz, la mayoría del grupo ya había huido—: ¿y te harás una paja viendo su show?

—¡Cállate Lucas! Y no es de tu incumbencia.

—Solo admítelo, yo no lo negaré. Es mi tipo, solo velo. Desnudó, atado con un arnés y utilizando sádicamente ese látigo sobre su sumiso hace que yo también quiera.

Aquel alboroto le llamó la atención, ¿estaban hablando de una página de adultos en el salón? Rodó los ojos, sus compañeros si que son unos malditos pervertidos calenturientos.

—¡Maldito pervertido!

Rió el pelirrojo—: Su nombre es El Conde Jeoxn, el top diez en el ranking en la plataforma desde la creación de su cuenta.

—Incluso con un antifaz es demasiado atractivo no lo negaré.

–¿Mirando de nuevo al tipo con antifaz? —dijo Susan uniéndose al dúo—: No los juzgare chicos, yo también quiero ser la protagonista que esté hincándose como ese chico ahora.

—¿Y qué te hace pensar que te escogerá? Eres una chica.

—Es bisexual. Si te pusieras a ver sus anteriores transmisiones te darás cuenta que no solo tiene a chicos como sus sumisos sino también a chicas.

¿Atractivo un tipo con máscara qué le gusta comer omegas? Cerró su mochila con cuidado y a pasos suaves se acercó lo suficiente para levantarse de puntitas y mirar la pantalla del móvil del pelirojo.

—Oh Jimin, no deberías escuchar conversaciones ajenas, ¿lo sabias?

No sabía si ese comentario le hizo sonrojarse o ver en la pantalla a un hombre casi desnudo azotando a un chico que lloriqueaba pidiendo más.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro