𝐨𝐜𝐡𝐨

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

La humanidad y los titanes, solo uno perseverará.

Antes de todo, antes de estar detenida frente a estas inmensas líneas de soldados. Yo caí fuertemente. Estuve en el aire, estaba tendida mientras que el aire me hacía flotar. Reabría mis ojos, pero, todo parecía estar al revés. Me abrume, tomando conciencia y una gran bocanada de aliento. El gancho de mis equipos de maniobras tridimensionales estaban enganchados contra la pared del muro. No sabía cómo, solo se que estaba tendida y no había manera de poder desengancharme sin caerme bruscamente, podría actuar rápido, pero en esta posición y estado aún inconsciente, no era lo correcto. Podía ver boca abajo, cómo yacían escombros delante de aquella puerta interior. Abrí mis ojos grandemente, era imposible. Parecía ser, que en un parpadeo, algo estruendoso pasó. Recuerdo el destello, el gran destello de luz. Los ojos de Eren parecían apuntar lo que era un amargo recuerdo, porque cuando me giré, tenía de frente un horrible presagio del pasado que me azoto fuertemente con su vapor. El titán colosal quebró la puerta, la quebró en un solo parpadeo.—¡Ainara!—no podía esclarecer mi vista, solo se que mi cuerpo fue impulsado hacia arriba con fuerza, y cuando pude ver, me estaba sosteniendo del cuerpo de Connie con fuerza, aún aturdida por el leve golpe que sufrí. Connie se impulsaba, iba bastante rápido hacia otros tejados, pero todo parecía ser bastante irreal. Me sostuve de su cuerpo, cayendo en el tejado.

Ahora, mi cuerpo yacía frente a un mural de próximos soldados para una batalla contra titanes. Lo que parecía algo irreal, se convirtió en una viviente pesadilla. Temblaban, muchos cadetes a mi lado temblaban, podía sentirlo, porque yo también estaba helada. Intentaba de mantenerme con la frente en alto, pero, ¿estábamos preparados para esta pelea contra los titanes que lograron colarse en la abertura? Observando a mi alrededor, podía presentir las terribles bajas que ejecutaríamos en unos próximos momentos. Todo paso tan rápido, no dejaba de preguntarme, ¿como no lo vimos venir? El hecho de haber estado ahí, de estar enganchada en ese tejado donde apareció en un parpadeo, me hace preguntarme y cuestionarme, ¿en qué no estuve atenta? Baje la cabeza, fue un destello proveniente del cielo, como hace cinco años. Significa, que ese titán se desarrolla y no perdura como los otros titanes que se encuentran en rotaciones por los terrenos fuera de las murallas. Era extraño que fuese así, como un fantasma que tan solo se esclareciera cuando fuese necesario, pero, ¿por qué ese titán tumbaría tan conscientemente la puerta? Mi cabeza dolía, empezaba a doler, tanto que apretaba mis dientes de una manera pensativa. Entonces, él sabía que éramos un tipo de presa, debía tener conciencia propia. ¿Acaso eso era posible? Denegué, removiendo mi cabeza. Quizás los que veían a mi alrededor tenían que pensarlo, pensar que me estaba volviendo loca del miedo, porque no estaríamos en una simulación de entrenamiento, íbamos a matar titanes.

—¡Estarán en escuadrones igual que en el entrenamiento! ¡Y obedecerán a las tropas de guarnición! ¡Darán información, abastecimiento y mataran a todos los titanes que puedan!—pedia ese capitán de las tropas de guarnición, mirándonos a todos fríamente.—¡En las van guardias estarán las tropas de guarnición! ¡En la guardia media estarán los escuadrones de cadetes! ¡Y en la retaguardia están todas las unidades élites de la guarnición! ¡Nos acaban de informar que una parte de la van guardia ha sido aniquilada!—indico, por lo cual suspire aún lado de Eren, quien yacía inquieto.—¡La puerta está destruida, los titanes ya invadieron la ciudad, prepárense! ¡El titán acorazado aparecerá en cualquier momento! ¡Sabemos que su objetivo principal es romper la siguiente muralla!—comento, creando bullicio entre los otros cadetes.—¡Silencio! ¡Sigue luchando lo que queda de la van guardia! ¡Tenemos un objetivo en esta operación, debemos proteger la muralla Rose hasta que hayan sido evacuados todos los civiles!—articulaba.—¡Escuchen! En caso de que lo hayan olvidado, desertar es un delito capital. ¡Todos ustedes consagraron sus corazones, despliéguense!—nos aviso, fríamente.

—¡Si!—afirmamos todos, llevando nuestra mano derecha al centro del corazón, como honra a la élite.

—Aún lado.—nos pidió él, pasando por el lado con una fría actitud.

—Oye Jean, ¿qué demonios te ocurre?—le preguntó Eren, apretando su brazo para detenerle.

—¿Qué me ocurre? ¡Eso es muy fácil de deducir, malditos maniáticos suicidas!—exclamo, apretando a Eren por el cuello.—Siempre han querido unirse a la legión de exploración, ustedes ya están preparados para ser la comida de esos monstruos. ¡Pero yo iba ser transferido...— no pudo culminar, porque ante ver como sujetaba a Eren, dirigí mi mano para apretar su brazo con fuerza.

—Suéltalo Jean, todos estamos angustiados.—musité yo, viendo como arqueaba su rostro de dolor ante mi apretón, viéndose obligado a soltar a Eren.

—¡¿Esperas que acepte la muerte tan tranquilamente?!—se preguntó, dirigiéndose a mí de una manera brusca, pero Eren fue quien a mi defensa lo empujó con brusquedad ante una columna.

—¡No, Jean!—le dijo.—¡Soportamos tres años de sudor y sangre! Muchas veces, estuvimos apunto de morir. Perdimos a unos cuantos compañeros, algunos escaparon, otros cuantos fueron expulsados. Pero, nosotros sobrevivimos a eso. ¿No es así? Porque aquí también, sobreviviremos. Puedes sobrevivir hoy, e ir al interior mañana.—culminó en decirle Eren con una firme voz, dejando a Jean anonadado contra el muro, pero esas palabras de igual manera me habían tocado.

—Maldición. Vamos Daz, ¡y ya deja de llorar!—exclamó este, sobresaliendo de aún lado de nosotros, mirándome de reojo.—Tengo que buscar a Marcó.—expresó, aislándose.

—Eren, si la batalla se vuelve más caótica, ven a buscarme.—mire atrás, observando cómo Mikasa se acercó a Eren, mirándole con detenimiento.

—¿Qué? Estamos en diferentes escuadrones.—le recalcó él, desconcertado ante la petición de Mikasa.

—Cualquier cosa puede ocurrir, y si sale algo mal, yo iré a protegerte.—le dijo, haciendo que Eren frunciera el ceño molesto por lo que decía.

—¿Quién diablos te crees...

—¡Cadete Ackerman!—un líder de escuadrón providente a las tropas de guarnición interrumpió a Eren, quien observó al hombre con detenimiento.—Estás en el escuadrón de la retaguardia, es una orden.—decía este.

—¡Ainara!—me giré sobresaltada, observando a Reiner llegar hasta ese pasillo del patio agitado.—Dime, ¿estás bien?—me preguntó en cuanto me acerqué a él, pero en un fuerte impulso, lo abracé.

—Reiner, si no sobrevives hoy, juro que te voy a sobre matar.—le musité, sintiendo como me abrazó con delicadeza, a diferencia de mi.

—Venía decirte exactamente lo mismo.—indicó, distanciándome de él, por lo cual vi como parecía pasmado, mirando a otro lado.—Oye Marcó, ¿a donde vas cobarde?—dirigí mi mirada hacia donde él, viendo como Marcó se acercaba a nosotros temblorosos.

—Siento que quiero vomitar.—expresó, sujetándose de mi, estaba aterrado.—No quiero morir, tengo miedo. No se burlen de mi, por favor.—nos contó en medio de esa petición, por lo cual sonreí, viéndole sus mejillas pecosas sonrojadas.

—¡No digas estupideces!—le pedí, dándole un fuerte golpe en su hombro.—No vas a morir hoy.—dije, viendo como me miró en medio del pánico, por lo cual de lado lo abracé.—Mira hacia allá, todas esas personas te recordaran por haber luchado contra los titanes. Serás un líder de la policía militar a quien admiraran.—comentaba, señalándole a las personas a su alrededor.—Dime Marcó, ¿en serio quieres morir sin haber peleado?—le pregunté, sintiendo como él denegaba.

—¡No!—me respondió, por lo cual me acerqué a él, dándole un fuerte beso en la mejilla, dejándolo anonadado.

—¡Y yo no quiero que mueras, así que sigue adelante!—le pedí, viendo como él me asentía con una sonrisa pasmada, por lo cual sonreí viendo como se alejaba.—Maldición, estoy embarrada del miedo... no creas que no es así... —dije abrumada en cuanto vi cómo se alejaba de mi.

—¡Ainara, vámonos!—me pidió Eren, extendiendo su mano para que me acercase.

—Aquí nos separamos, floja.—indicó Reiner, por lo cual ambos chocamos nuestras manos, separándonos simultáneamente.—¡Buena suerte! ¡No mueran!—pidió, por lo cual denegué, corriendo hacia Eren.

—¡Mikasa, buena suerte!—le desee a mi amiga, quien yacía apartada de nosotros y cabizbaja.—Eren, ¿estás bien?—le pregunté en cuanto llegue a su lado, viéndole pensativo y con el ceño fruncido.

—No quiero morir hoy.—musitó, por lo cual extrañada le mire, sin saber cómo responder a lo que había dicho tan inesperadamente.

Me quede caminando a su lado, con ese andar de prisa, viendo detenidamente sus facciones. Su ceño estaba fruncido, sin duda Eren mostraba ese semblante de molestia en su expresión. Él, más que nadie parecía estar conmovido por la facilidad en que las cosas sucedieron delante de todos nosotros, y el que no hayamos podido inmovilizar al titán colosal, pareció bajar las expectativas que Eren se tuvo en estos tres años de arduo entrenamiento. Caminamos a la salida de prisa, con varios soldados a nuestro alrededor. Habían grandes bullicios entre las multitudes que corrían al azar, pasando frente a nosotros, empujándonos inclusive. Se veía el desespero, ese desespero que pude vivir hace cinco años. Se sentía igual, igual de estruendoso y temerario, pero por alguna razón, aquella ves pareció ser peor. Mire adelante, Eren me alentó a seguirle entre la multitud, utilizando su equipo de maniobras tridimensionales, por lo cual le iguale, sujetándome a su misma altitud, para llegar hacia aquel tejado en donde veía a varios de nuestros compañeros, y entre ellos, a Armin. Tan pronto pise el tejado, su mirada y la mía conectaron, fue un impulso el no dejar de mirarle, como si examinara que estuviera bien, pero podía ver en su semblante que intentaba de permanecer relajado. Al igual que los demás, quienes se esparcían entre los tejado, pareciendo escoltar el área.

—Oye Armin, esta es la oportunidad perfecta. ¿No crees?—dirigí mi mirada a Eren, quien de reojo observaba a Armin aún lado de mi.—Si somos capaces de ganar esta primera batalla, antes de ser parte de la legión de exploración, nos ascenderán de puesto. Sin duda subiremos muy rápido.—exclamó Eren, con una sonrisa donde mostraba su dentadura.

—Es cierto, apuesto que así será.—indicó Armin, sonriendo de lado, para así mirarme detenidamente.—¿Cierto Ainara?—me preguntó, mirándome tan fijo, que por alguna razón, no pude responderle.

—Solo para que lo sepan, no eres el único en nuestra clase que quiere unirse a la legión de exploración.—comentó Mina, dirigiéndose a Eren.

—Eren, sabemos que ganaste antes, pero no lo harás hoy amigo.—apoyo Thomas, sonriendo de lado, era como si estuviera retando a Eren.

—Eso suena a un desafío, Thomas.—musitó Eren a mi lado, por lo cual, me crucé de brazos ante escucharles hablar de esa manera en plena situación.

—Quién mate la mayoría de los titanes, gana.—adquirió Thomas, mirándonos a todos con ese rostro, nos estaba retando.

—¡Escuadrón treinta y cuatro, refuercen a la van guardia!—pedían esos líderes de las tropas de guarnición.—¡Cadete Smith, dirígelos!—pidieron, por lo cual abiertamente de ojos, asentí.

—¡Bien, adelante!—pidió Eren en mi lugar, denotando que no podía expresarme de una manera correcta, así que tan solo me puse en frente para expulsarme con mi equipo de maniobras tridimensionales en los otros tejados.

—¿¡Cuantos titanes son!?—se preguntaba Mina, mientras que yo me afeitaba, no podía dudar, no podía temer, solo debía hacer un movimiento ágil junto a las hojas, solo debía hacer eso.

—¡La van guardia ha sido derrotada!—exclamo Thomas, quedándose atrás de mi, apreté mis hojas, mis manos empezaban a temblarme.

—¡Un anormal, deténganse!—grito fuertemente Eren, por lo cual, subí rápidamente de altitud sintiendo como se me escapó una bocanada de aire en cuanto observe fijamente como aquel titán se abalanzó de un tejado a otro encima de nosotros.

—Maldita sea, ¿de donde salió?—me pregunté agitada, colocándome en un tejado, quedando distantes de mi escuadrón, mientras observaba fijamente como aquel titán quedó plasmado en una alta columna, quebrándola.

—¡Ainara!—me llamaron, sabiendo que estaba distante a ellos, pero quede anonadada en cuanto observe cómo aquel titán mostraba haber capturado en su boca, a Thomas.

Abrí la boca grandemente, no podía transmitir un grito, mucho menos algún tipo de movimiento. Lo dude, y me quede ahí, por lo cual, me obligué a observar cómo Thomas aún susurrando por ayuda, fue tragado delante de todos nosotros. Fue la única manera en la que pude moverme ante la sombra de aquel titán esclarecerse atrás de nosotros, no sabía cómo procesar aquel suceso, pero me debía culpar por haber dudado. Enganchada en mis emociones, en ese entrelazo de impotencia, ira y tristeza, me subí de altitud impidiendo que aquel titán me capturara con la mano. Mi cuerpo estaba tenso, sintiendo escalofríos por el pánico que estaba habitando en mi, pero lo recalqué, si dudo perderé, si dudo moriré. Gruñí, logrando tener la ventaja de que aquel titán se quedara enganchado en ese techo por lo cual en una media vuelta, impulsándome como el gas, trascendí mis dos hojas a través de su piel, rasgando parte de su nuca con agilidad. Me resbalé al caer, casi perdiendo la compostura, pero me aguante del borde observando cómo el vapor de esa nuca sobresalía, calentando todo alrededor. Agitada, inclusive asustada por lo que sucedía a mi alrededor, escuché el fuerte grito de impotencia que hizo desgarrar la garganta de Eren en cuanto vio el aislamiento del titán que se comió a Thomas. Aún aturdida, aún teniendo la fría imagen reciento en mi rostro, me levante con pesadez para seguirle.

—¡Espera, no vayas solo!—pedían esos soldados, quienes le siguieron la compostura impulsiva.

—¡Cuidado, aún hay titanes!—les avise, bajando de altitud ante el casi choque tendría con aquel titán, pero podía aniquilarlo, podía hacerlo.—¡Eren, a guarda!—le pedí, impulsándome con mucho gas, para apretar nuevamente mis hojas y trascenderlas en la nuca de aquel titán, debía verlo como en los entrenamientos, debía enfocarme.—¡Eren por favor, concéntrate!—le pedía, deteniéndome en un tejado para limpiar la sangre de aquel titán, percatándome de que mis piernas me estaban temblando, ¿pero por qué? ¡He matado a dos titanes! ¿Por qué no dejo de temblar?

—¡Eren!—desvíe la mirada, él cayó, Eren cayó.—¡Eren!—gritaron en avistamiento a su caída, por lo cual me impulsé con la misma agilidad que él, queriendo llegar hasta el tejado en donde había caído.

—¡Ah!—me tumbe en aquel tejado, escuchando el quejido de Mina, pero desde esta altura donde Eren estaba tirado en el suelo, no podía verla.

—Ay, no, ay no... —mis labios temblaban, viendo la cantidad de sangre que sobresalía de esa gran mordedura donde yacía ausente la pierna izquierda de Eren.—¡Ay no, Eren!—grite aterrada, escuchando gritos estruendosos provenir de otro lado.

—¡Detente, por favor!—gritaban, en un redondel de repeticiones agrias que me hacían cerrar los ojos, estaba perdiendo concentración, estaba dudando nuevamente de lo que debía hacer.—¡Ayuda!—gritaban, mientras que mis manos apretaron con fuerza el cuerpo de Eren, debía levantarlo, debía sacarlo de aquí o moriríamos, pero todo cambió cuando el cuerpo empezó a temblar.

—¡Armin!—grite desgarradoramente, viendo como aquel titán se colocaba justo delante de él.—¡Armin, muévete de ahí!—le pedí, viéndole como aturdido permitía que sujetaran su cuerpo.—¡Lo siento, Eren, lo siento!—murmure, soltando su cuerpo con brusquedad para impulsarme hacia el otro titán.—¡No!—grite, empujando a Armin de ese agarre y en cuanto quise sujetarme, me resbale.—¡Ah!—grite desesperada, intentando de engancharme de aquellos dientes, pero la boca ensalivada me impedía hacerlo, ¿así es que voy a morir?—¡No, por favor, no quiero morir!—exclame con mi corazón apunto de salirse por mi boca, estrechando mi mano a la abertura de aquella gran dentadura abierta, y en cuanto lo hice, mi mano fue sujetada con fuerza.

—¡No vas a morir aquí, no hoy!—mis ojos estaban abiertos grandemente, observando cómo Armin apretaba mi mano, pero era Eren quien con sus dos brazos hacía resistir la mordedura, él me miraba con todo su rostro ensangrentado.—¡No lo permitiré!—grito, dándole espacio a Armin para que se impulsara conmigo al exterior, haciéndome retomar una bocanada de aire mientras que este me sostenía contra su cuerpo.

—¡Eren!—gritamos Armin y yo a la ves, observando cómo su cuerpo temblaba, y en cuanto intente moverme para estrechar mi mano, me resbale en el tejado por la saliva que había en todo mi uniforme.

—¡Me niego a morir en este lugar!—decía, por lo cual me impulsaba a levantarme, pero me quejé eventualmente cuando vi a un titán abajo de mi, un titán que se estaba comiendo fríamente a Mina, quien gritaba.—Escucha Armin, tú me hablaste sobre ello, así que tengo que ver... tenemos que ver el mundo exterior.—decía Eren, pero me solté de mi agarre cuando la boca de aquel titán se cerró, y con eso, la sangre del brazo de Eren, cayendo en mi rostro.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro